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EL ZAHIR
PAULO COELHO
NDICE
Dedicatoria
Soy un hombre libre
La pregunta de Hans
El hilo de Ariadna
El Retorno a Ithaca
Nota del autor
En el coche, le haba comentado que haba puesto el punto y final a la primera versin de mi libro. Al empezar a subir juntos una montaa en los Pirineos, que consideramos sagrada y en la que hemos vivido momentos extraordinarios, le pregunt si quera saber cul era el tema central o el ttulo. Ella respondi que le gustara mucho preguntrmelo, pero que, por respeto a mi trabajo, no haba dicho nada, simplemente se haba puesto contenta, muy contenta.
Le dije el ttulo y el tema central. Seguimos caminando en silencio, y en la curva, omos un ruido; era el viento que se acercaba, pasando por encima de los rboles sin hojas, bajando hasta nosotros, haciendo que la montaa mostrase de nuevo su magia, su poder.
Despus lleg la nieve. Par y me qued contemplando aquel momento: los copos cayendo, el cielo gris ceniza, el bosque, ella a mi lado. Ella, que siempre ha estado a mi lado, todo el tiempo.
Quise decrselo en aquel momento, pero lo dej para que se enterase cuando hojease por primera vez estas pginas. Este libro est dedicado a ti, Cristina, mi mujer.
El Autor
Segn el escritor Jorge Luis Borges, la idea del Zahir procede de la tradicin islmica, y se estima que surgi en torno al siglo XVIII. En rabe, Zahir significa visible, presente, incapaz de pasar desapercibido. Algo o alguien con el que, una vez entramos en contacto, acaba ocupando poco a poco nuestro pensamiento, hasta que no somos capaces de concentrarnos en nada ms. Eso se puede considerar santidad o locura.
Enciclopedia de lo Fantstico, 1953, Faubourg SaintPeres
Ella, Esther, corresponsal de guerra recin llegada de Irak porque la invasin del pas es inminente, treinta aos, casada, sin hijos. l, un hombre no identificado, aproximadamente veintitrs o veinticinco aos, moreno, rasgos mongoles. Ambos fueron vistos por ltima vez en un caf de la calle Faubourg SaintHonor.
La polica fue informada de que ya se haban visto antes, aunque nadie saba cuntas veces: Esther siempre dijo que el hombre cuya identidad ocultaba bajo el nombre de Mikhail era alguien muy importante, aunque jams explic si era importante para su carrera de periodista, o para ella, como mujer.
La polica inici una investigacin formal. Se barajaron las posibilidades de secuestro, chantaje y secuestro seguido de muerte, lo cual no sera de extraar en absoluto, ya que su trabajo la obligaba a estar frecuentemente en contacto con personas ligadas a clulas terroristas, en busca de informacin. Descubrieron que en su cuenta bancaria se retir regularmente dinero en las semanas anteriores a su desaparicin: los investigadores consideraron que eso poda estar relacionado con el pago de informacin. No se haba llevado ninguna prenda de ropa pero, curiosamente, su pasaporte no fue encontrado.
l, un desconocido, muy joven, sin ficha en la polica, sin ninguna pista que permitiese su identificacin.
Ella, Esther, dos premios internacionales de periodismo, treinta aos, casada.
Mi mujer.
Inmediatamente me ponen bajo sospecha y soy detenido, ya que me he negado a decir cul era mi paradero el da de su desaparicin. Pero el carcelero acaba de abrir la puerta y ha dicho que soy un hombre libre.
sPor qu soy un hombre libre? Porque hoy en da todo el mundo lo sabe todo de todo el mundo, slo con desear la informacin, ah est: dnde se utiliz la tarjeta de crdito, sitios que frecuentamos, con quin dormimos. En mi caso, fue ms fcil: una mujer, tambin periodista, amiga de mi mujer, pero divorciada y, por tanto, sin problema en decir que estaba conmigo, se ofreci para atestiguar a mi favor al saber que haba sido detenido. Dio pruebas concretas de que estaba con ella el da y la noche de la desaparicin de Esther.
Voy a hablar con el inspector jefe, que me devuelve mis cosas, me pide disculpas, afirma que mi rpida detencin se llev a cabo bajo el amparo de la ley y que no podr acusar ni procesar al Estado. Le explico que no tengo la menor intencin de hacerlo, s que cualquiera est siempre bajo sospecha y es vigilado veinticuatro horas al da, aunque no haya cometido ningn crimen.
Es usted libre dice, repitiendo las palabras del carcelero. Le pregunto: sno es posible que realmente le haya ocurrido algo a mi mujer? Ella ya me haba comentado que, por culpa de su enorme red de contactos en el submundo del terrorismo, alguna que otra vez senta que sus pasos eran seguidos de lejos. El inspector desva la conversacin. Yo insisto, pero no me dice nada.
Le pregunto si ella puede viajar con su pasaporte, l dice que s, ya que no ha cometido ningn crimen: spor qu no iba a poder salir y entrar libremente del pas?
Entonces, sexiste la posibilidad de que ya no est en Francia?
sCree usted que lo ha abandonado por culpa de la mujer con la que se acuesta?
No es asunto suyo, respondo. El inspector deja un segundo lo que est haciendo, se pone serio, dice que me han detenido porque es el procedimiento de rutina, pero que siente mucho la desaparicin de mi mujer. Tambin l est casado y, aunque no le gusten mis libros (tentonces sabe quin soy! tNo es tan ignorante como parece!), es capaz de ponerse en mi situacin, sabe que es difcil el trance por el que estoy pasando.
Le pregunto qu debo hacer a partir de ahora. Me da su tarjeta, me pide que lo informe si tengo alguna noticia; es una escena que veo en todas las pelculas, no me convence, los inspectores siempre saben ms de lo que cuentan.
Me pregunta si haba visto alguna vez a la persona que estaba con Esther la ltima vez que la vieron. Respondo que saba su nombre en clave, pero que nunca lo haba conocido personalmente.
Me pregunta si tenemos problemas en casa. Le digo que estamos juntos desde hace ms de diez aos y que tenemos todos los problemas normales de una pareja, ni ms ni menos.
Me pregunta, delicadamente, si habamos hablado recientemente de divorcio o si mi mujer estaba considerando separarse. Respondo que esa hiptesis jams existi, aunque y repito, como todas las parejas tuvisemos algunas discusiones de vez en cuando.
sCon frecuencia o de vez en cuando?
De vez en cuando insisto.
Me pregunta ms delicadamente an, si ella desconfiaba de mi aventura con su amiga. Le digo que fue la primera vez y la ltima que nos acostamos. No era una aventura, en realidad, era por la ausencia de obligaciones, el da era aburrido, no tena nada que hacer despus de la comida, el juego de la seduccin es algo que siempre nos despierta a la vida, y por eso acabamos en la cama.
sSe acuesta usted con alguien slo porque el da es aburrido?
Pienso en contestarle que ese tipo de preguntas no forman parte de la investigacin, pero necesito su complicidad, tal vez me sirva ms adelante; despus de todo, hay una institucin invisible llamada Banco de Favores, que siempre me ha sido muy til.
A veces pasa. No hay nada interesante que hacer; ella busca emociones, yo busco aventura, y ya est. Al da siguiente, ambos fingimos que no ha pasado nada, y la vida sigue.
l me lo agradece, me tiende la mano, dice que en su mundo no es del todo as. Hay aburrimiento, tedio e incluso ganas de irse a la cama con alguien, pero las cosas son mucho ms controladas, y nadie hace lo que piensa o quiere.
Tal vez con los artistas las cosas sean ms libres comenta.
Respondo que conozco su mundo, pero no quiero entrar ahora en comparaciones sobre nuestras diferentes opiniones de la sociedad y de los seres humanos. Permanezco en silencio, aguardando el siguiente paso.
Hablando de libertad, puede usted marcharse dice el inspector un poco decepcionado ante el hecho de que el escritor se niegue a hablar con la polica. Ahora que lo conozco personalmente, voy a leer sus libros; en verdad, he dicho que no me gustaban, pero nunca he ledo ninguno.
No es la primera ni la ltima vez que oigo esta frase. Por lo menos, el episodio ha servido para ganar otro lector. Me despido y me voy.
Soy libre. He salido de prisin, mi mujer ha desparecido en circunstancias misteriosas, no tengo un horario fijo para trabajar, no tengo problemas para relacionarme, soy rico, famoso y, si de verdad Esther me ha abandonado, encontrar rpidamente a alguien para sustituirla. Soy libre e independiente.
sPero qu es la libertad?
He pasado gran parte de mi vida siendo esclavo de algo, as que debera entender el significado de esta palabra. Desde nio he luchado para que fuese mi tesoro ms importante. Luch contra mis padres, que queran que fuese ingeniero en vez de escritor. Luch contra mis amigos en el colegio, que ya desde el principio me escogieron para ser vctima de sus bromas perversas, y slo despus de mucha sangre brotada de mi nariz y de la de ellos, slo despus de muchas tardes en las que tena que esconderle a mi madre las cicatrices porque era yo el que deba resolver mis problemas, y no ella, consegu demostrar que poda sobrellevar una paliza sin llorar. Luch para conseguir un trabajo del que vivir, trabaj de repartidor en una ferretera, para librarme del famoso chantaje familiar, nosotros te damos dinero, pero tienes que hacer esto y aquello.
Luch aunque sin ningn resultado por la chica que amaba en la adolescencia y que tambin me amaba; acab dejndome porque sus padres la convencieron de que yo no tena futuro.
Luch contra el ambiente hostil del periodismo, mi siguiente empleo, donde el primer jefe me tuvo tres horas esperando, y no me prest atencin hasta que empec a romper en pedazos el libro que estaba leyendo: me mir sorprendido, y vio que era una persona capaz de perseverar y de enfrentarse al enemigo, cualidades esenciales para un buen reportero. Luch por el ideal socialista, acab en prisin, sal y segu luchando, sintindome hroe de la clase obrera, hasta que escuch a los Beatles y decid que era mucho ms divertido disfrutar del rock que de Marx. Luch por el amor de mi primera, mi segunda, mi tercera mujer. Luch para tener el valor de separarme de la primera, de la segunda y de la tercera, porque el amor no haba resistido, y yo necesitaba seguir adelante, hasta encontrar a la persona venida a este mundo para conocerme, y no era ninguna de las tres.
Luch para tener el valor de dejar el trabajo en el peridico y lanzarme a la aventura de escribir un libro, incluso sabiendo que en mi pas no haba nadie que pudiese vivir de la literatura. Desist al cabo de un ao, despus de ms de mil pginas escritas, que parecan absolutamente geniales porque ni yo mismo era capaz de comprenderlas.
Mientras luchaba, vea a personas hablando en nombre de la libertad, y cuanto ms defendan este derecho nico, ms esclavas se mostraban de los deseos de sus padres, de un matrimonio en el que prometan quedarse junto al otro el resto de su vida, de la bscula, de los regmenes, de los proyectos interrumpidos a la mitad, de los amores a los que no se poda decir no o basta, de los fines de semana en que se vean obligadas a comer con quien no deseaban. Esclavas del lujo, de la apariencia del lujo, de la apariencia de la apariencia del lujo. Esclavas de una vida que no haban escogido, pero que haban decidido vivir porque alguien las haba convencido de que era mejor para ellas. Y as seguan en sus das y noches iguales, donde la aventura era una palabra en un libro o una imagen en la televisin siempre encendida, y cuando una puerta cualquiera se abra, siempre decan: No me interesa, no me apetece.
sCmo podan saber si les apeteca o no si nunca lo haban intentado? Pero era intil preguntar: en verdad, tenan miedo de cualquier cambio que viniese a sacudir el mundo al que estaban acostumbradas.
El inspector dice que soy libre. Libre soy ahora, y libre era dentro de prisin, porque la libertad an sigue siendo lo que ms aprecio en este mundo. Claro que eso me llev a beber vinos que no me gustaron, a hacer cosas que no debera haber hecho y que no volver a repetir, a tener muchas cicatrices en mi cuerpo y en mi alma, a herir a alguna gente, a la cual acab pidiendo perdn, en una poca en la que comprend que poda hacer cualquier cosa, excepto forzar a otra persona a seguirme en mi locura, en mi sed de vivir. No me arrepiento de los momentos en los que sufr, llevo mis cicatrices como si fueran medallas, s que la libertad tiene un precio alto, tan alto como el precio de la esclavitud; la nica diferencia es que pagas con placer y con una sonrisa, incluso cuando es una sonrisa manchada de lgrimas.
Salgo de la comisara y hace un da bonito, un domingo de sol en el que nada encaja con mi estado de nimo. Mi abogado me est esperando fuera con algunas palabras de consuelo y un ramo de flores. Dice que ha llamado a todos los hospitales, depsitos (ese tipo de cosas que siempre se hacen cuando alguien tarda en llegar a casa), pero que no ha localizado a Esther. Dice que ha conseguido evitar que los periodistas supieran dnde estaba detenido. Dice que necesita hablar conmigo para trazar una estrategia jurdica que me permita defenderme de una acusacin futura. Le agradezco su atencin. S que no desea trazar ninguna estrategia jurdica; en verdad, no quiere dejarme solo porque no sabe cmo voy a reaccionar (sme emborrachar y me detendrn otra vez? sMontar un escndalo? sIntentar suicidarme?). Respondo que tengo cosas importantes que hacer y que tanto l como yo sabemos que no tengo ningn problema con la ley. l insiste, pero yo no le doy opcin; despus de todo, soy un hombre libre.
Libertad. Libertad para estar miserablemente solo.
Cojo un taxi hasta el centro de Pars, le pido que pare junto al Arco de Triunfo. Empiezo a caminar por los Campos Elseos en direccin al hotel Bristol, donde acostumbraba a tomar chocolate caliente con Esther siempre que uno de los dos volva de una misin en el extranjero. Para nosotros era como el ritual de volver a casa, una inmersin en el amor que nos mantena unidos, aunque la vida nos empujase cada vez ms hacia caminos diferentes.
Sigo andando. La gente sonre, los nios estn alegres por estas pocas horas de primavera en pleno invierno, el trfico fluye libremente, todo parece en orden, excepto que ninguna de estas personas sabe, o finge no saber, o simplemente no le interesa el hecho de que acabo de perder a mi mujer. sAcaso no entienden cunto estoy sufriendo? Deberan sentirse todos tristes, compadecidos, solidarios con un hombre que tiene el alma sangrando de amor; pero siguen rindose, inmersos en sus pequeas y miserables vidas que slo existen los fines de semana.
Qu pensamiento tan ridculo: muchas de las personas con las que se cruzan tambin llevan el alma hecha pedazos, y yo no s por qu ni cmo sufren.
Entro en un bar a comprar tabaco, la persona me responde en ingls. Paso por una farmacia a buscar un tipo de caramelos de menta que me encanta, y el empleado me habla ingls (en ambas ocasiones pido los productos en francs). Antes de llegar al hotel, me interrumpen dos chicos recin llegados de Toulouse; quieren saber dnde est cierta tienda, han abordado a varias personas, nadie entiende lo que dicen. sQu es esto? sHan cambiado la lengua de los Campos Elseos durante estas veinticuatro horas en que he estado detenido?
El turismo y el dinero pueden hacer milagros: pero scmo es que no me he dado cuenta de eso antes? Porque, por lo visto, Esther y yo ya no tomamos ese chocolate hace mucho tiempo, incluso aunque ambos hayamos viajado y vuelto varias veces durante este perodo. Siempre hay algo ms importante. Siempre hay algn compromiso inaplazable. S, mi amor, tomaremos ese chocolate la prxima vez, vuelve pronto, sabes que hoy tengo una entrevista realmente importante y no puedo ir a buscarte al aeropuerto, coge un taxi, mi telfono mvil est encendido, puedes llamarme si tienes una urgencia, en caso contrario, nos vemos por la noche.
tTelfono mvil! Lo saco del bolsillo, lo enciendo inmediatamente, suena varias veces, cada vez mi corazn da un salto, veo en la pequea pantalla los nombres de personas que me estn buscando, pero no atiendo a nadie. Ojal apareciese un nmero sin identificacin; slo podra ser ella, ya que este nmero de telfono est restringido a poco ms de veinte personas, que han jurado no pasarlo jams.
No aparece, todos son nmeros de amigos o de profesionales muy allegados. Deben de querer saber qu ha pasado, quieren ayudar (sayudar cmo?), saber si necesito algo.
El telfono sigue sonando. sDebo contestar? sDebo verme con algunas de estas personas?
Decido permanecer solo hasta entender bien qu est pasando.
Llego al Bristol, que Esther siempre describa como uno de los pocos hoteles de Pars donde los clientes son tratados como huspedes y no como vagabundos en busca de cobijo. Me saludan como si fuese alguien de la casa, escojo una mesa delante del bello reloj, escucho el piano, miro el jardn all fuera.
Tengo que ser prctico, estudiar las alternativas, la vida sigue adelante. No soy ni el primero, ni el ltimo hombre que ha sido abandonado por su mujer; pero spor qu tena que pasar un da de sol, con la gente en la calle sonriendo, los nios cantando, con las primeras seales de la primavera, el sol brillando y los conductores respetando los pasos de cebra?
Cojo una servilleta, voy a sacarme todas estas ideas de la cabeza y a ponerlas sobre el papel. Vamos a dejar los sentimientos de lado y ver qu debo hacer:
A) Considerar la posibilidad de que realmente haya sido secuestrada, su vida est en peligro en este momento, soy su marido, su compaero de todos los momentos, tengo que mover cielo y tierra para encontrarla.
Respuesta a esta posibilidad: falta su pasaporte. La polica no lo sabe, pero tambin faltan algunos objetos de uso personal y una cartera con imgenes de santos protectores, que siempre lleva consigo cuando viaja a otro pas. Ha sacado dinero del banco.
Conclusin: se estaba preparando para marcharse.
B) Considerar la posibilidad de que haya credo en una promesa que ha terminado convirtindose en una trampa.
Respuesta: ha estado en situaciones peligrosas muchas veces; forma parte de su trabajo. Pero siempre me prevena, ya que yo era la nica persona en quien poda confiar totalmente. Me deca dnde deba estar, con quin iba a entrar en contacto (aunque, para no ponerme en peligro, la mayora de las veces usaba el nombre de guerra de la persona) y lo que deba hacer en el caso de que ella no volviese a una hora determinada.
Conclusin: no tena en mente una reunin con sus fuentes de informacin.
C) Considerar la posibilidad de que haya encontrado a otro hombre.
Respuesta: no hay respuesta. Es, de todas las hiptesis, la nica que tiene sentido. Pero no puedo aceptarlo, no puedo aceptar que se vaya as de esta manera, sin decirme por lo menos la razn. Tanto Esther como yo siempre nos hemos enorgullecido de afrontar todas las dificultades de la vida en comn. Hemos sufrido, pero nunca nos hemos mentido el uno al otro (aunque formaba parte de las reglas del juego omitir algunos casos extraconyugales). S que ella empez a cambiar mucho despus de conocer al tal Mikhail, pero sjustifica eso la ruptura de un matrimonio de diez aos?
Aunque se hubiera acostado con l y se hubiese enamorado, sacaso no iba a poner en la balanza todos nuestros momentos juntos, todo lo que habamos logrado, antes de partir hacia una aventura sin vuelta? Era libre para viajar cuando quisiese, viva rodeada de hombres, soldados que no vean una mujer desde hace mucho tiempo, yo jams le pregunt nada, ella jams me dijo cosa alguna. Ambos ramos libres y nos enorgullecamos de ello.
Pero Esther haba desaparecido. Haba dejado pistas slo para m, como si fuese un mensaje secreto: me marcho.
sPor qu?
sAcaso merece la pena responder a esta pregunta?
No. Ya que en la respuesta est escondida mi propia incapacidad para mantener a mi lado a la mujer que amo. sVale la pena buscarla para convencerla de que vuelva conmigo? sImplorar, mendigar otra oportunidad para nuestro matrimonio?
Parece ridculo: es mejor sufrir como ya he sufrido antes, cuando otras personas a las que am acabaron dejndome. Es mejor lamer mis heridas, como tambin hice en el pasado. Pasar algn tiempo pensando en ella, me convertir en una persona amarga, irritar a mis amigos porque no tengo otro tema de conversacin que no sea el abandono de mi mujer. Intentar justificar todo lo que pas, pasar das y noches reviviendo cada momento a su lado, acabar por concluir que fue dura conmigo, que siempre he intentado ser y hacer lo mejor. Conocer a otras mujeres. Al caminar por la calle, a cada momento me voy a cruzar con una persona que puede ser ella. Sufrir da y noche, noche y da. Esto puede durar semanas, meses, tal vez ms de un ao.
Hasta que cierta maana me despierto, me doy cuenta de que estoy pensando en algo diferente y comprendo que lo peor ya ha pasado. El corazn est herido, pero se recupera, y consigue ver la belleza de la vida otra vez. Ya ha pasado antes, volver a pasar, estoy seguro. Cuando alguien parte es porque otro alguien va a llegar; encontrar otra vez el amor.
Por un momento, saboreo la idea de mi nueva condicin: soltero y millonario. Puedo salir con quien quiera, a plena luz del da. Puedo comportarme en las fiestas como no me he comportado durante todos estos aos. La informacin correr de prisa, y pronto muchas mujeres, jvenes o no tan jvenes, ricas o no tan ricas como pretenden ser, inteligentes o tal vez simplemente educadas para decir lo que creen que a m me gustara or, estarn llamando a mi puerta.
Quiero creer que es genial estar libre. Libre otra vez. Preparado para encontrar al verdadero amor de mi vida, a aquella mujer que me est esperando y que jams me dejar vivir otra vez esta situacin humillante.
Acabo el chocolate, miro el reloj, s que todava es pronto para tener esa agradable sensacin de que formo parte de la humanidad de nuevo. Durante algunos momentos sueo con la idea de que Esther entrar por aquella puerta, caminando por las bellas alfombras persas, se sentar a mi lado sin decir nada, encender un cigarrillo, mirar el jardn interior y me coger de la mano. Pasa media hora, durante ese tiempo me creo la historia que acabo de inventar, hasta darme cuenta de que se trata simplemente de otro delirio.
Resuelvo no volver a casa. Voy a la recepcin, pido una habitacin, un cepillo de dientes y un desodorante. El hotel est lleno, pero el gerente lo arregla: acabo en una bonita suite con vistas a la torre Eiffel, una terraza, los tejados de Pars, las luces que se encienden poco a poco, las familias que se renen para cenar este domingo. Y vuelve la misma sensacin que tuve en los Campos Elseos: cuanto ms hermoso es todo lo que hay a mi alrededor, ms miserable me siento.
Nada de televisin. Nada de cenar. Me siento en la terraza y hago una retrospectiva de mi vida, un joven que soaba con ser un famoso escritor y, de repente, ve que la realidad es completamente diferente; escribe en una lengua que casi nadie lee, en un pas en el que decan que no haba lectores. Su familia lo fuerza a entrar en una universidad (cualquiera sirve, hijo mo, siempre que consigas un ttulo, porque, en caso contrario, jams podrs ser alguien en la vida). l se rebela, recorre el mundo durante la poca hippie, acaba conociendo a un cantante, compone algunas letras de canciones y de repente consigue ganar ms dinero que su hermana, que haba escuchado lo que sus padres decan y haba decidido convertirse en ingeniera qumica.
Escribo ms letras, el cantante tiene cada vez ms xito, compro algunos apartamentos, me peleo con el cantante, pero tengo dinero suficiente para pasar los siguientes aos sin trabajar. Me caso la primera vez con una mujer mayor que yo, aprendo mucho a hacer el amor, a conducir, a hablar ingls, a acostarme tarde, pero acabamos separndonos porque soy lo que ella considera un tipo emocionalmente inmaduro, que vive pendiente de cualquier chica con los pechos grandes. Me caso la segunda y la tercera vez con personas que pienso que me darn estabilidad emocional: consigo lo que deseo, pero descubro que la soada estabilidad viene acompaada de un profundo tedio.
Otros dos divorcios. De nuevo, la libertad, pero es simplemente una sensacin; libertad no es la ausencia de compromisos, sino la capacidad de escoger y comprometerme con lo que es mejor para m.
Contino la bsqueda amorosa, contino escribiendo letras. Cuando me preguntan qu hago, respondo que soy escritor. Cuando dicen que slo conocen mis letras de canciones, digo que eso es simplemente una parte de mi trabajo. Cuando se disculpan y dicen que no han ledo ningn libro mo, explico que estoy trabajando en un proyecto, lo cual es mentira. En verdad, tengo dinero, tengo contactos, lo que no tengo es el coraje de escribir un libro: mi sueo se ha convertido en posible. Si lo intento y fallo, no s cmo ser el resto de mi vida; por eso, es mejor vivir pensando en un sueo que enfrentarse a la posibilidad de verlo irse al traste.
Un da, una periodista viene a entrevistarme: quiere saber lo que significa para m que mi trabajo se conozca en todo el pas, sin que nadie sepa quin soy, ya que normalmente slo aparece el cantante en los medios de comunicacin. Bonita, inteligente, callada. Volvemos a encontrarnos en una fiesta, ya no hay presin del trabajo, consigo llevrmela a la cama esa misma noche. Me enamoro, ella cree que fue algo sin importancia. La llamo, siempre dice que est ocupada. Cuanto ms me rechaza, ms inters siento, hasta que consigo convencerla para que pase un fin de semana en mi casa de campo (aunque fuese la oveja negra, ser rebelde muchas veces compensa, era el nico de mis amigos que a esas alturas de la vida ya haba conseguido comprar una casa de campo).
Durante tres das estamos aislados, contemplando el mar, cocino para ella, ella me cuenta historias de su trabajo y acaba enamorndose de m. Volvemos a la ciudad, empieza a dormir regularmente en mi apartamento. Una maana, sale ms temprano y vuelve con su mquina de escribir: a partir de ah, sin decir nada, mi casa se va convirtiendo en su casa.
Empiezan los mismos conflictos que tuve con mis mujeres anteriores: ellas siempre buscando estabilidad, fidelidad, yo buscando aventura y lo desconocido. Esta vez, sin embargo, la relacin dura ms; aun as, dos aos despus, pienso que es el momento de que Esther vuelva a llevarse para su casa la mquina de escribir y todo lo que vino con ella.
Creo que no va a salir bien.
Pero t me amas y yo te amo, sno?
No lo s. Si me preguntas si me gusta tu compaa, la respuesta es s. Sin embargo, si quieres saber si puedo vivir sin ti, la respuesta tambin es s.
Yo no querra haber nacido hombre, estoy muy contenta con mi condicin de mujer. Al fin y al cabo, todo lo que esperis de nosotras es que cocinemos bien. Por otro lado, de los hombres se espera todo, absolutamente todo: que sean capaces de mantener la casa, de hacer el amor, de defender a la prole, de conseguir la comida, de tener xito.
No se trata de eso: estoy muy satisfecho conmigo mismo. Me gusta tu compaa, pero estoy convencido de que no saldr bien.
Te gusta mi compaa, pero detestas estar slo contigo mismo. Siempre buscas la aventura para olvidar cosas importantes. Vives pendiente de la adrenalina en tus venas y olvidas que por ellas tiene que correr la sangre, y nada ms.
No huyo de cosas importantes. sQu es importante, por ejemplo?
Escribir un libro.
Eso puedo hacerlo en cualquier momento.
Entonces hazlo. Despus, si quieres, nos separamos.
Pienso que su comentario es absurdo, puedo escribir un libro cuando lo desee; conozco a editores, periodistas, gente que me debe favores. Esther es simplemente una mujer con miedo a perderme, se inventa cosas. Digo que basta, que nuestra relacin ha llegado al final, no se trata de lo que ella crea que me hara feliz, se trata de amor.
sQu es el amor?, pregunta ella. Me paso ms de media hora explicndoselo, y acabo dndome cuenta de que no soy capaz de definirlo bien.
Ella dice que, mientras no sepa definir el amor, trate de escribir un libro.
Respondo que entre ambas cosas no hay la menor relacin, que voy a marcharme de casa ese mismo da, que ella se quede el tiempo que quiera en el apartamento; me ir a un hotel hasta que haya conseguido un lugar en el que vivir. Ella dice que por su parte no hay ningn problema, que puedo marcharme ahora; antes de un mes, el apartamento estar libre, empezar a buscar un sitio al da siguiente. Hago mis maletas y ella se pone a leer un libro. Digo que ya es tarde, que me ir maana. Ella sugiere que me vaya inmediatamente, porque maana me sentir ms dbil, menos decidido. Le pregunto si quiere librarse de m. Ella se re, dice que he sido yo el que ha decidido acabar con todo. Vamos a dormir. Al da siguiente, las ganas de marcharme ya no son tantas, decido que necesito pensarlo mejor. Esther, sin embargo, dice que el asunto no est terminado: mientras no lo arriesgue todo por lo que creo que es la verdadera razn de mi vida, volver a haber das como se, acabar siendo infeliz, y ser ella la que me dejar. Slo que, en ese caso, la intencin se convertir inmediatamente en accin, y quemar cualquier puente que le permita volver. Le pregunto qu quiere decir con eso. Buscar otra pareja, enamorarme, responde ella.
Esther se va a trabajar al peridico, decido tomarme un da de descanso (adems de las letras de canciones, por el momento trabajo en una discogrfica). Me instalo delante de la mquina de escribir. Me levanto, leo los peridicos, contesto cartas importantes, cuando se acaban empiezo a contestar cartas sin importancia, apunto cosas que tengo que hacer, escucho msica, doy una vuelta por el barrio, charlo con el panadero, vuelvo a casa Ha pasado todo el da y no he sido capaz de mecanografiar ni una simple frase. Concluyo que odio a Esther, porque me fuerza a hacer cosas que no me apetecen.
Cuando llega del peridico, no me pregunta nada; afirma que no he sido capaz de escribir. Dice que mi mirada de hoy es la misma mirada de ayer.
Voy a trabajar al da siguiente, pero por la noche vuelvo a acercarme a la mesa en la que est la mquina. Leo, veo la televisin, escucho msica, vuelvo a la mquina, y as pasan dos meses, acumulando pginas y ms pginas de primera frase, sin conseguir terminar el prrafo nunca.
Doy todas las disculpas posibles: en este pas nadie lee, todava no tengo el argumento, o tengo un argumento genial, pero estoy buscando la manera correcta de desarrollarlo. Adems, estoy ocupadsimo con un artculo o con una letra que tengo que componer. Otros dos meses, y un da ella aparece en casa con un billete de avin.
Basta dice. Deja de fingir que ests ocupado, que eres una persona consciente de tus responsabilidades, que el mundo necesita lo que ests haciendo, y viaja durante algn tiempo.
Siempre podr ser el director del peridico en el que publico algunos reportajes, siempre podr ser el presidente de la compaa de discos para la que compongo las letras y en la que estoy trabajando, simplemente, porque no quieren que componga letras para otras discogrficas de la competencia. Siempre podr volver a hacer lo que hago ahora, pero mi sueo ya no puede esperar. O lo acepto, o lo olvido.
sPara dnde es el billete?
Espaa.
Rompo algunos vasos, los billetes son caros, no puedo ausentarme ahora, tengo una carrera por delante y tengo que cuidarla. Perder muchas colaboraciones con otros msicos, el problema no soy yo, el problema es nuestro matrimonio. Si quisiera escribir un libro, nadie me impedira hacerlo.
Puedes, quieres, pero no lo haces dice ella. Como tu problema no es conmigo, sino contigo mismo, es mejor que pases algn tiempo solo.
Me ensea un mapa. Debo ir hasta Madrid, donde coger un autobs hacia los Pirineos, en la frontera con Francia. All empieza una ruta medieval, el camino de Santiago: debo hacerlo a pie. Al final, ella estar esperndome, y entonces aceptar todo lo que digo: que ya no la amo, que todava no he vivido lo suficiente como para crear una obra literaria, que no quiero volver a pensar en ser escritor, que todo era un simple sueo de adolescencia, nada ms.
tEs un alucine! La mujer con la que estoy hace dos largos aos verdadera eternidad en una relacin amorosa decide mi vida, me hace dejar mi trabajo, tquiere que cruce a pie un pas entero! Es tan delirante que decido tomarlo en serio. Me emborracho durante varias noches, con ella a mi lado emborrachndose tambin, aunque deteste la bebida. Me pongo agresivo, le digo que tiene envidia de mi independencia, que esta loca idea surgi simplemente porque le dije que quera dejarla. Ella dice que todo empez cuando yo todava estaba en el colegio y soaba con ser escritor. Ahora, basta de retrasarlo, o me enfrento a m mismo, o me pasar el resto de mi vida casndome, divorcindome, contando bonitas historias sobre mi pasado y empeorando cada vez ms.
Evidentemente no puedo admitir que tenga razn, pero s que est diciendo la verdad. Y cuanto ms me doy cuenta de ello, ms agresivo me pongo. Ella acepta las agresiones sin quejarse; simplemente recuerda que la fecha del viaje se acerca.
Una noche, cerca del da sealado, ella se niega a hacer el amor. Me fumo un porro entero de hachs, bebo dos botellas de vino y me desmayo en medio de la sala. Al despertar me doy cuenta de que he tocado fondo y de que ahora lo que me queda es volver a la superficie. Entonces yo, que me enorgullezco tanto de mi coraje, veo lo cobarde que estoy siendo, resignado, mezquino con mi propia vida. Esa maana la despierto con un beso y le digo que voy a hacer lo que me sugiere.
Viajo, y durante treinta y ocho das recorro a pie el camino de Santiago. Al llegar a Compostela, entiendo que mi verdadera jornada empieza all. Decido vivir en Madrid, vivir de mis derechos de autor, dejar que un ocano me separe del cuerpo de Esther, aunque oficialmente sigamos juntos, hablando por telfono con cierta frecuencia. Es muy cmodo seguir casado, sabiendo que siempre puedo volver a sus brazos, y al mismo tiempo disfrutar de toda la independencia del mundo.
Me enamoro de una cientfica catalana, de una argentina que hace joyas, de una chica que canta en el metro. Los derechos de autor siguen entrando, y son suficientes para poder vivir cmodamente, sin tener que trabajar, con tiempo libre para todo, incluso para escribir un libro.
El libro siempre puede esperar al da siguiente porque el alcalde de Madrid ha decidido que la ciudad deba ser una fiesta, ha creado un eslogan interesante (Madrid me mata), estimula la visita de varios bares en la misma noche, inventa el romntico nombre de movida madrilea, y eso no puedo dejarlo para maana, todo es muy divertido, los das son cortos, las noches son largas.
Un bonito da, Esther telefonea y dice que vendr a visitarme: segn ella, tenemos que resolver nuestra situacin de una vez por todas. Separa su pasaje para una semana despus, y as me da tiempo de organizar una serie de disculpas (me voy a Portugal, pero vuelvo dentro de un mes, le digo a la chica rubia que antes cantaba en el metro, que ahora duerme en el aparthotel y sale conmigo todas las noches a la movida madrilea). Ordeno el apartamento, saco cualquier indicio de presencia femenina, les pido a mis amigos un silencio absoluto, mi mujer va a venir a pasar un mes.
Esther baja del avin con un irreconocible y horrible corte de pelo. Viajamos hacia el interior de Espaa, visitamos pequeas ciudades que significan mucho durante una noche y a las que, si tuviera que volver hoy, no sabra dnde estn. Vamos a corridas de toros, bailes flamencos, y soy el mejor marido del mundo porque quiero que ella vuelva con la impresin de que an la amo. No s por qu deseo dar esta impresin, tal vez para que crea que el sueo de Madrid se acabar algn da.
Me quejo de su corte de pelo, ella lo cambia, est guapa otra vez.
Ahora faltan solamente diez das para que sus vacaciones se acaben, quiero que ella se vaya contenta y me deje de nuevo solo con Madrid que me mata, discotecas que abren a las diez de la maana, toros, conversaciones interminables sobre los mismos temas, alcohol, mujeres, ms toros, ms alcohol, ms mujeres y ningn, absolutamente ningn horario.
Un domingo, caminando hacia una cafetera que est abierta toda la noche, ella me pregunta sobre el tema prohibido: el libro que yo deca estar escribiendo. Bebo una botella de jerez, golpeo las puertas de metal del camino, agredo verbalmente a la gente en la calle, le pregunto por qu ha viajado hasta tan lejos si su nico objetivo es hacer de mi vida un infierno, destruir mi alegra. Ella no dice nada, pero ambos entendemos que nuestra relacin ha llegado al lmite.
Paso una noche sin sueos y al da siguiente, despus de quejarme al gerente porque el telfono no funciona bien, despus de decirle a la camarera de habitaciones que no cambia la ropa de la cama desde hace una semana, despus de darme un bao interminable para curar la resaca de la noche anterior, me siento delante de la mquina simplemente para demostrarle a Esther que, honestamente, estoy intentando trabajar.
Y de repente ocurre el milagro: viendo a aquella mujer delante de m, que acaba de preparar el caf, que est leyendo el peridico, cuyos ojos demuestran cansancio y desesperacin, que est all con su gesto siempre silencioso, que no siempre demuestra su cario a travs de gestos, aquella mujer que me hizo decir s cuando quera decir no, que me oblig a luchar por lo que ella crea con razn que era la razn de mi vida, que renunci a mi compaa porque su amor por m era mayor incluso que su amor por s misma, que me hizo viajar en busca de mi sueo; viendo a aquella mujer casi nia, callada, con ojos que decan ms que cualquier palabra, muchas veces amedrentada en su corazn, pero siempre valiente en sus actos, siendo capaz de amar sin humillarse, sin pedir perdn por luchar por su marido, de repente, mis dedos golpean las teclas de la mquina. Sale la primera frase. Y la segunda.
Entonces me paso dos das sin comer, duermo slo lo necesario, las palabras parecen brotar de un lugar desconocido, como ocurra con las letras de las canciones en la poca en que, despus de muchas discusiones, muchas conversaciones sin sentido, mi compaero y yo sabamos que eso estaba presente, listo, y era el momento de ponerlo sobre el papel y las notas musicales. Esta vez s que eso viene del corazn de Esther, mi amor renace de nuevo, escribo el libro porque ella existe, ha superado los momentos difciles sin quejarse, sin verse como una vctima.
Empiezo a contar mi experiencia en lo nico que me ha interesado en los ltimos aos: el camino de Santiago.
A medida que escribo, me voy dando cuenta de que estoy pasando por una serie de cambios importantes en mi manera de ver el mundo. Durante muchos aos haba estudiado y practicado magia, alquimia, ciencias ocultas; estaba fascinado por la idea de que un grupo de personas dispona de un poder inmenso que no poda de ninguna manera ser compartido con el resto de la humanidad, pues sera arriesgadsimo dejar caer ese enorme potencial en manos inexpertas. Particip de sociedades secretas, me envolv en sectas exticas, compr libros carsimos y fuera de mercado, desperdici un tiempo inmenso en rituales e invocaciones. Viva entrando y saliendo de grupos y hermandades, siempre entusiasmado por encontrar a alguien que finalmente me revelase los misterios del mundo invisible y siempre decepcionado al descubrir, al final, que la mayora de esas personas aunque fuesen bienintencionadas simplemente seguan este o aquel dogma, y que muchas de las veces se convertan en fanticos, justamente porque el fanatismo es la nica salida a las dudas que no cesa de generar el alma del ser humano.
Descubr que muchos de los rituales funcionaban, es verdad. Pero descubr tambin que los que decan ser maestros y poseedores de los secretos de la vida, que afirmaban conocer tcnicas capaces de dar a cualquier hombre la capacidad de conseguir todo lo que quisiese, ya haban perdido por completo la conexin con las enseanzas de los antiguos. Recorrer el camino de Santiago, entrar en contacto con la gente comn, descubrir que el universo hablaba un lenguaje individual llamado sealesy para entenderlo bastaba con ver con la mente abierta lo que ocurra a nuestro alrededor, todo eso me hizo dudar de si el ocultismo era realmente la nica puerta para esos misterios. Entonces, en el libro sobre el camino, empiezo a discutir otras posibilidades de crecimiento, y termino concluyendo con una frase: Basta con prestar atencin; el aprendizaje siempre llega cuando ests preparado, y si ests atento a las seales, aprenders siempre todo lo necesario para dar el siguiente paso.
El ser humano tiene dos grandes problemas: el primero es saber cundo comenzar, el segundo es saber cundo parar.
Una semana despus, empiezo la primera, la segunda, la tercera revisin. Madrid ya no me mata, es hora de volver; siento que un ciclo se ha cerrado y necesito urgentemente comenzar otro. Digo adis a la ciudad como siempre he dicho adis en mi vida: pensando que puedo cambiar de idea y volver algn da.
Regreso a mi pas con Esther, seguro de que tal vez sea hora de buscar otro empleo, pero mientras no lo encuentro (y no lo encuentro porque no lo necesito), sigo haciendo revisiones del libro. No creo que ningn ser humano normal pueda sentir un gran inters por la experiencia de un hombre que atraviesa un camino en Espaa, romntico pero difcil.
Cuatro meses despus, cuando voy a hacer la dcima revisin, descubro que el manuscrito ya no est all y Esther tampoco. Cuando estoy a punto de enloquecer, ella vuelve con un resguardo del correo: se lo ha enviado a un antiguo novio suyo, que ahora es dueo de una pequea editorial.
El ex novio lo publica. Ni una lnea en la prensa, pero alguna gente lo compra. Se lo recomienda a otra, que tambin lo compra y se lo recomienda a ms gente. Seis meses despus, la primera edicin est agotada; un ao despus, ya se han publicado tres ediciones. Empiezo a ganar dinero con aquello que nunca so: la literatura.
No s cunto va a durar este sueo, pero decido vivir cada momento como si fuese el ltimo. Y veo que el xito me abre la puerta que esperaba hace tanto tiempo: otras editoriales desean publicar el siguiente trabajo.
Lo que pasa es que no se puede hacer un camino de Santiago todos los aos; entonces, ssobre qu voy a escribir? sAcaso el drama de sentarme delante de la mquina y hacer de todo menos frases y prrafos va a comenzar de nuevo? Es importante seguir compartiendo mi visin del mundo, contar mis experiencias de vida. Lo intento durante algunos das, muchas noches, decido que es imposible. Una tarde, leo por casualidad (spor casualidad?) una historia interesante en Las mil y una noches; all est el smbolo de mi propio camino, algo que me ayuda a comprender quin soy y por qu he tardado tanto en tomar la decisin que siempre ha estado esperndome. Uso dicho cuento como base para escribir sobre un pastor de ovejas que va en busca de su sueo, un tesoro escondido en las pirmides de Egipto. Hablo del amor que queda esperndolo, como Esther me haba esperado mientras yo daba vueltas y ms vueltas en la vida.
Ya no soy aquel que soaba con ser algo: soy. Soy el pastor que atraviesa el desierto, pero sdnde est el alquimista que lo ayuda a seguir adelante? Cuando acabo la nueva novela, no entiendo muy bien lo que est all escrito: parece un cuento de hadas para adultos, pero a los adultos les interesan ms las guerras, el sexo, las historias sobre poder. Aun as, el editor la acepta, el libro es publicado, y de nuevo los lectores lo llevan a la lista de los ms vendidos.
Tres aos despus, mi matrimonio va de maravilla, hago lo que quiero, aparece la primera traduccin, la segunda, y el xito lento, pero slido va llevando mi trabajo a todos los rincones del mundo.
Decido mudarme a Pars, por sus cafs, sus escritores, su vida cultural. Descubro que ya nada de eso existe: los cafs son lugares para turistas con fotos de las personas que se hicieron famosas. La mayora de los escritores estn ms preocupados por el estilo que por el contenido, intentan ser originales, pero todo lo que consiguen es ser aburridos. Estn encerrados en su mundo, y aprendo una expresin interesante de la lengua francesa: Reenviar el ascensor. Esto significa: yo hablo bien de tu libro, t hablas bien del mo, y creamos una nueva vida cultural, una revolucin, un nuevo pensamiento filosfico, sufrimos porque nadie nos entiende, pero al fin y al cabo eso ya sucedi con los genios del pasado, forma parte de un gran artista ser incomprendido en su tiempo.
Reenvan el ascensor y al principio consiguen algn resultado. La gente no quiere correr el riesgo de criticar abiertamente aquello que no entiende. Pero en seguida se da cuenta de que la estn engaando, deja de creer en lo que dice la crtica.
Internet y su lenguaje simple llega para cambiar el mundo. Surge un mundo paralelo en Pars: los nuevos escritores se esfuerzan para que sus palabras y sus almas sean entendidas. Me uno a esos nuevos escritores en cafs que nadie conoce porque ni ellos ni los cafs son famosos. Desarrollo mi estilo solo, y aprendo con un editor lo que tengo que aprender sobre la complicidad entre los hombres.
sQu es el Banco de los Favores?
Ya sabe. Todo ser humano vivo lo conoce.
Puede ser, pero todava no he conseguido entender qu es.
Se menciona en un libro de un escritor americano. Es el banco ms poderoso del mundo. Est presente en todas las reas.
Vengo de un pas sin tradicin literaria. No podra hacerle un favor a nadie.
Eso no tiene la menor importancia. Puedo darle un ejemplo: yo s que usted es alguien que va a progresar, tendr mucha influencia algn da. Lo s porque ya he sido como usted, ambicioso, independiente, honesto. Hoy ya no tengo la energa que tena antes, pero pretendo ayudarlo porque no puedo o no quiero quedarme quieto, no sueo con la jubilacin, sueo con esta lucha interesante que es la vida, el poder, la gloria.
Empiezo a hacer depsitos en su cuenta estos depsitos no son en dinero, sino en contactos. Le presento a tal persona y a tal otra, facilito ciertas negociaciones, siempre que sean lcitas, claro est. Usted sabe que me debe algo, aunque yo jams llegue a cobrar nada.
Y un da
Exactamente. Un da, le pido algo. Usted puede decir que no, pero sabe que me lo debe. Har lo que le pido, yo seguir ayudndolo, los dems sabrn que es usted una persona leal, harn depsitos en su cuenta; siempre contactos, porque este mundo est hecho de contactos, y nada ms. Tambin le pedirn algo algn da, usted respetar y apoyar a quien lo ayud, al pasar el tiempo usted tendr su red extendida por todo el mundo, conocer a todos los que tenga que conocer, y su influencia aumentar cada vez ms.
Pero puedo negarme a hacer lo que usted me pide.
Claro. El Banco de Favores es una inversin de riesgo, como cualquier otro banco. Puede negarse a hacer el favor que le he pedido, creyendo que lo he ayudado porque se lo merece; es usted el mejor, todos nosotros tenemos la obligacin de reconocer su talento. Bien, yo se lo agradezco, se lo pido a otra persona en cuya cuenta he hecho depsitos, pero a partir de ese momento todo el mundo sabe, sin necesidad de decir nada, que usted no merece confianza.
Puede progresar hasta la mitad, pero no progresar todo lo que pretende. En un momento dado, su vida empezar a declinar, habr llegado hasta la mitad, pero no hasta el final, est medio contento y medio triste, no es ni un hombre frustrado, ni un hombre realizado. No es fro ni caliente, es usted templado y, como dice algn evangelista en algn libro sagrado, las cosas templadas no afectan al paladar.
El editor hace muchos depsitos contactos en mi cuenta del Banco de Favores. Aprendo, sufro, los libros son traducidos al francs, y como manda la tradicin del pas, el extranjero es bien recibido. No slo eso: tel extranjero tiene xito! Diez aos despus tengo un apartamento con vistas al Sena, soy querido por los lectores, odiado por la crtica (que me adoraba hasta que vend mis primeros cien mil ejemplares, pero a partir de ah dej de ser un genio incomprendido). Pago siempre al da los depsitos hechos y en seguida empiezo a hacer prstamos (contactos). Mi influencia aumenta. Aprendo a pedir, aprendo a hacer lo que los dems me piden.
Esther consigue permiso para trabajar como periodista. Aparte de los conflictos normales de cualquier matrimonio, estoy contento. Me doy cuenta por primera vez de que todas mis frustraciones con los noviazgos y los matrimonios anteriores no tenan nada que ver con las mujeres que conoc, sino con mi propia amargura. Esther, sin embargo, fue la nica que entendi algo muy simple: para poder conocerla a ella, primero tena que conocerme a m mismo. Estamos juntos desde hace ocho aos, creo que ella es la mujer de mi vida, y aunque de vez en cuando (mejor dicho, con bastante frecuencia) acabe enamorndome de otras mujeres que se cruzan en mi camino, en ningn momento considero la posibilidad del divorcio. Nunca me pregunto si ella sabe de mis aventuras extraconyugales. Nunca dice ni hace ningn comentario al respecto.
Por eso me quedo absolutamente sorprendido cuando, al salir de un cine, me dice que ha pedido permiso a la revista donde trabaja para hacer un reportaje sobre una guerra civil en frica.
sQu me ests diciendo?
Que quiero ser corresponsal de guerra.
Ests loca, no lo necesitas. Trabajas en lo que deseas. Ganas dinero, aunque no necesitas ese dinero para vivir. Tienes todos los contactos necesarios en el Banco de Favores. Tienes talento y el respeto de tus colegas.
Entonces, digamos que necesito estar sola.
sEs por mi culpa?
Hemos construido nuestras vidas juntos. Amo a mi espos y l me ama, aunque no sea el ms fiel de los maridos.
Es la primera vez que hablas de eso.
Porque para m no tiene importancia. sQu es la fidelidad? sEl sentimiento de que poseo un cuerpo y una alma que no son mos? Y t, screes que jams me he ido a la cama con otro hombre en todos los aos que llevamos juntos?
No me interesa. No quiero saberlo.
Pues yo tampoco.
Entonces, squ historia es esa de la guerra en un lugar perdido del mundo?
Lo necesito. Ya te he dicho que lo necesito.
sNo lo tienes todo?
Tengo todo lo que una mujer puede desear.
sQu hay de malo en tu vida?
Justamente eso. Lo tengo todo, pero soy infeliz. No soy la nica: a lo largo de todos estos aos, he convivido o entrevistado a todo tipo de personas: ricas, pobres, poderosas, resignadas. En todos los ojos que se han cruzado con los mos, vi una amargura infinita. Una tristeza que no siempre era aceptada, pero que estaba all, independientemente de lo que me decan. sMe ests escuchando?
Estoy escuchando. Estoy pensando. Segn tu opinin, snadie es feliz?
Algunas personas parecen felices: simplemente no piensan en el tema. Otras hacen planes: voy a tener un marido, una casa, dos hijos, una casa en el campo. Mientras estn ocupadas con eso son como toros en busca de torero: reaccionan instintivamente, siguen adelante sin saber dnde est el objetivo. Consiguen su coche, a veces hasta un Ferrari, creen que el sentido de la vida est en eso y no se hacen jams la pregunta. Pero a pesar de todo, sus ojos muestran una tristeza que ni ellas mismas saben que llevan en el alma. sT eres feliz?
No lo s.
No s si todo el mundo es infeliz. S que estn siempre ocupados: haciendo horas extras, cuidando a los hijos, al marido, la carrera profesional, el ttulo, qu hacer maana, qu hay que comprar, qu hay que tener para no sentirse inferior, etc. En fin, pocas personas me dijeron: Soy infeliz. La mayora dice: Estoy de maravilla, he conseguido todo lo que deseaba. Entonces les pregunto: sQu lo hace feliz? Respuesta: Tengo todo lo que una persona podra soar: familia, casa, trabajo, salud. Pregunto de nuevo: sYa se ha parado a pensar si eso lo es todo en la vida? Respuesta: S, eso lo es todo. Insisto: Entonces, el sentido de la vida es el trabajo, la familia, los hijos que van a crecer y a dejarlo, la mujer o el marido que se convertirn ms en amigos que en verdaderos amantes apasionados. Y el trabajo, que se acabar algn da. sQu va a hacer cuando eso suceda?
Respuesta: no hay respuesta. Cambian de tema.
En verdad, responden: Cuando mis hijos crezcan, cuando mi marido, o mi mujer, sea ms amigo que amante apasionado, cuando me jubile, tendr tiempo para hacer lo que siempre he soado: viajar.
Pregunta: sPero no ha dicho que ya era feliz ahora? sNo est haciendo lo que siempre ha soado? Ah s, dicen que estn muy ocupados y cambian de tema.
Si yo insisto, siempre acaban descubriendo que les faltaba algo. El dueo de empresa todava no ha cerrado el negocio con el que soaba, al ama de casa le gustara tener ms independencia o ms dinero, el chico enamorado tiene miedo de perder a su novia, el recin licenciado se pregunta si escogi l la carrera o si la eligieron por l, el dentista quera ser cantante, el cantante quera ser poltico, el poltico quera ser escritor, el escritor quera ser campesino. E incluso cuando encuentro a alguien que hace lo que ha escogido, esa persona tiene el alma atormentada. No ha encontrado la paz. Por cierto, me gustara insistir: seres feliz?
No. Tengo a la mujer que amo. La profesin que siempre he soado. La libertad que todos mis amigos envidian. Los viajes, los homenajes, los elogios. Pero hay algo
sEl qu?
Creo que, si paro, la vida pierde el sentido.
Podras relajarte, ver Pars, cogerme de la mano y decir: he conseguido lo que quera, ahora vamos a aprovechar la vida que nos queda.
Puedo ver Pars, puedo cogerte de la mano, pero no puedo decir esas palabras.
En esta calle por la que estamos caminando ahora, puedo apostar que todo el mundo est sintiendo lo mismo. La mujer elegante que acaba de pasar se pasa los das intentando parar el tiempo, controlando la balanza, porque cree que de eso depende el amor. Mira hacia el otro lado de la calle: una pareja con dos nios. Viven momentos de intensa felicidad cuando salen a pasear con sus hijos, pero al mismo tiempo el subconsciente no deja de aterrorizarlos: piensan que pueden quedarse sin empleo, que puede surgir una enfermedad, que el seguro mdico no cumpla las promesas, que uno de los nios sea atropellado. Mientras intentan distraerse, buscan tambin una manera de librarse de las tragedias, de protegerse del mundo.
sY el mendigo de la esquina?
se, no s; nunca he hablado con ninguno. l es el retrato de la infelicidad, pero sus ojos, como los ojos de cualquier mendigo, parecen estar disimulando algo. En ellos la tristeza es tan visible que no acabo de crermela.
sQu es lo que falta?
No tengo la menor idea. Veo las revistas de famosos: todo el mundo re, todo el mundo est contento. Pero como estoy casada con un famoso, s que no es as: todo el mundo se re o se divierte en ese momento, en esa foto, pero de noche o por la maana, la historia siempre es otra. sQu voy a hacer para seguir saliendo en la revista? sCmo disimular que ya no tengo el dinero suficiente para mantener el lujo? sCmo administrarme para tener ms lujo, para que destaque ms que el de los dems? tLa actriz con la que estoy en esta foto riendo, de fiesta, maana podra robarme el papel! sEstar mejor vestida que ella? sPor qu sonremos si nos detestamos? sPor qu vendemos felicidad a los lectores de la revista si somos profundamente infelices, esclavos de la fama?
No somos esclavos de la fama.
Deja de ser paranoico, no estoy hablando de nosotros.
sQu es lo que crees que pasa?
Hace aos le un libro que contaba una historia interesante. Supongamos que Hitler hubiese ganado la guerra, liquidado a todos los judos del mundo y convencido a su pueblo de que realmente existe una raza superior. Los libros de historia empiezan a cambiar, y cien aos despus, sus sucesores consiguen acabar con los indios. Trescientos aos ms, y los negros son completamente diezmados. Tarda quinientos aos, pero finalmente la poderosa mquina de guerra consigue eliminar de la faz de la Tierra a la raza oriental. Los libros de historia hablan de remotas batallas contra brbaros, pero nadie lee con atencin porque no tiene la menor importancia. Entonces, dos mil aos despus del nacimiento del nazismo, en un bar de Tokio habitada hace casi cinco siglos por gente alta y de ojos azules, Hans y Fritz toman una cerveza. En un momento dado, Hans mira a Fritz y le pregunta:
Fritz, st crees que todo ha sido siempre as?
sAs cmo? quiere saber Fritz.
El mundo.
Claro que el mundo siempre ha sido as, sno es eso lo que hemos aprendido?
S, claro, no s por qu he hecho esta pregunta idiota dice Hans. Terminan su cerveza, hablan de otras cosas y olvidan el tema.
No es necesario ir tan lejos en el futuro, basta con retroceder dos mil aos al pasado. sPodra llegar a gustarte una guillotina, una horca o una silla elctrica?
Ya s adonde quieres llegar: al peor de todos los suplicios humanos, la cruz. Recuerdo haber ledo en Cicern que era un castigo abominable, que provocaba sufrimientos horribles antes de que llegase la muerte. Y, sin embargo, hoy en da la gente la lleva en el pecho, la cuelga en la pared de la habitacin, la identifica con un smbolo religioso; han olvidado que es un instrumento de tortura.
O tambin: pasaron dos siglos y medio antes de que alguien decidiese que era preciso acabar con las fiestas paganas que se celebraban en el solsticio de invierno, fecha en la que el sol est ms apartado de la Tierra. Los apstoles, y los sucesores de los apstoles, estaban demasiado ocupados en divulgar el mensaje de Jess, y jams se preocuparon del natalis invict Solis, la fiesta mitraica del nacimiento del sol, que ocurra el 25 de diciembre. Hasta que un obispo decidi que esas fiestas del solsticio eran un peligro para la fe, ty ya est! Hoy tenemos misas, belenes, regalos, sermones, bebs de plstico en pesebres de madera y la conviccin, tla absoluta y completa conviccin de que Cristo naci este da!
Y tenemos el rbol de Navidad: ssabes cul es su origen?
No tengo la menor idea.
San Bonifacio decidi cristianizar un ritual dedicado a honrar al dios Odn cuando era nio: una vez al ao, las tribus germnicas dejaban regalos alrededor de un roble para que los nios los encontrasen. Crean que con eso alegraban a la divinidad pagana.
Volviendo a la historia de Hans y de Fritz: screes que la civilizacin, las relaciones humanas, nuestros deseos, nuestras conquistas, todo eso es fruto de una historia mal contada?
Cuando escribiste sobre el camino de Santiago, llegaste a la misma conclusin, sno es verdad? Antes creas que un grupo de elegidos saba el significado de los smbolos mgicos; hoy en da sabes que todos nosotros conocemos ese significado, aunque est olvidado.
Saberlo no mejora nada: la gente se esfuerza al mximo para no acordarse, para no aceptar el inmenso potencial mgico que poseen, ya que eso desequilibrara sus universos organizados.
Aun as, todos tenemos capacidad, sno es cierto?
Absolutamente cierto. Pero falta coraje para seguir los sueos y las seales. sVendr de ah esa tristeza?
No lo s. Y no estoy afirmando que soy infeliz todo el tiempo. Me divierto, te amo, me encanta mi trabajo. Pero de vez en cuando, siento esta tristeza profunda, a veces mezclada con culpa o con miedo; la sensacin desaparece, siempre para volver ms adelante, y volver a desaparecer. Como nuestro Hans, me hago la pregunta; como no puedo responderla, simplemente olvido. Podra ir a ayudar a los nios hambrientos, fundar una asociacin de apoyo a los delfines, empezar a intentar salvar a la gente en nombre de Jess, hacer cualquier cosa que me proporcione la sensacin de ser til, pero no quiero.
sY por qu esta historia de irte a la guerra?
Porque creo que, en la guerra, el hombre est al lmite; puede morir al da siguiente. Quien est al lmite se comporta de manera diferente.
sQuieres responder a la pregunta de Hans?
S
Hoy, en esta hermosa suite del Bristol, con la torre Eiffel brillante durante cinco minutos cada vez que el reloj completa una hora, la botella de vino cerrada, el tabaco que se acaba, la gente saludndome como si realmente no hubiera sucedido nada grave, yo me pregunto: sfue ese da, al salir del cine, cuando empez todo? sTena yo la obligacin de dejarla ir en busca de esa historia mal contada o debera haber sido ms duro, decirle que olvidase el tema porque era mi mujer, y necesitaba mucho su presencia y su apoyo?
Tonteras. En ese momento yo saba, como lo s ahora, que no tena otra posibilidad ms que aceptar lo que ella quera. Si le hubiese dicho escoge entre tu idea de ser corresponsal de guerra y yo, estara traicionando todo lo que Esther haba hecho por m. Incluso sin estar convencido de su objetivo ir en busca de una historia mal contada, conclu que ella necesitaba un poco de libertad, salir, vivir emociones fuertes. sQu haba de malo en eso?
Acept, aunque no sin antes dejar bien claro que ella estaba haciendo un gran saqueo al Banco de Favores (pensndolo bien, tqu ridculo!). Durante dos aos, Esther cubri varios conflictos de cerca, cambiando de continente ms de lo que cambiaba de zapatos. Siempre que volva, yo crea que esa vez desistira, no es posible vivir mucho tiempo en un sitio en el que no hay comida decente, bao diario, cine o teatro. Le preguntaba si ya haba respondido al interrogante de Hans, y ella siempre me deca que estaba en el camino correcto, y yo tena que conformarme. A veces pasaba algunos meses fuera de casa; al contrario de lo que dice la historia oficial del matrimonio yo ya empezaba a utilizar sus trminos, esta distancia haca crecer nuestro amor, demostrar lo importantes que ramos el uno para el otro. Nuestra relacin, que cre que haba llegado a su punto ideal cuando nos mudamos a Pars, iba cada vez mejor.
Por lo que entend, conoci a Mikhail cuando necesitaba un traductor que la acompaara a algn pas de Asia Central. Al principio me hablaba de l con mucho entusiasmo: una persona sensible, que vea el mundo como era de verdad y no como nos haban dicho que deba ser. Era cinco aos ms joven que ella, pero tena una experiencia que Esther calificaba de mgica. Yo escuchaba con paciencia y educacin, como si aquel chico y sus ideas me interesasen mucho, pero en verdad estaba distante, mi cabeza recorra las tareas que tena que hacer, las ideas que podan surgir para un texto, las respuestas a las preguntas de los periodistas y los editores, la manera de seducir a determinada mujer que pareca interesada en m, los planes para los viajes de promocin de los libros.
No s si ella lo not, pero yo no me di cuenta de que Mikhail fue poco a poco desapareciendo de nuestras conversaciones, hasta desaparecer por completo. Y el comportamiento de Esther fue cada vez ms radical: incluso cuando estaba en Pars, empez a salir varias veces por semana, alegando siempre que estaba haciendo un reportaje sobre los mendigos.
Pens que estaba teniendo una aventura. Sufr durante una semana, y me pregunt: sdeba expresarle mis dudas o fingir que no suceda nada? Decid ignorarlo, partiendo del principio ojos que no ven, corazn que no siente. Estaba absolutamente convencido de que no haba la menor posibilidad de que me dejase; haba trabajado mucho para ayudarme a ser quien soy, y no sera lgico dejar escapar todo eso por una pasin efmera.
Si realmente hubiera tenido inters en el mundo de Esther, debera haber preguntado, por lo menos una vez, qu haba sucedido con su traductor y su sensibilidad mgica. Debera haber sospechado de este silencio, de esta ausencia de informacin. Debera haberle pedido que me dejase acompaarla por lo menos a uno de esos reportajes con mendigos.
Cuando ella, alguna que otra vez, preguntaba si me interesaba su trabajo, mi respuesta era la misma: Me interesa, pero no quiero interferir, deseo que seas libre para seguir tu sueo de la manera que has escogido, igual que t me ayudaste a m.
Lo cual no dejaba de ser una total falta de inters, est claro. Pero como la gente siempre cree en lo que quiere creer, Esther se quedaba contenta con mi comentario.
De nuevo me viene a la cabeza la frase dicha por el inspector en el momento en el que sal de prisin: Es usted libre. sQu es la libertad? sEs ver que a tu marido no le importa ni un poco lo que haces? sEs sentirse sola, sin tener con quien compartir los sentimientos ms ntimos, porque en verdad la persona con la que te casaste est concentrada en su trabajo, en su importante, magnfica y difcil carrera?
Veo de nuevo la torre Eiffel: ha pasado otra hora porque vuelve a brillar como si estuviese hecha de diamantes. No s cuntas veces ha sucedido eso desde que estoy aqu en la ventana.
S que, en nombre de la libertad en nuestro matrimonio, yo no me di cuenta de que Mikhail haba desaparecido de las conversaciones de mi mujer.
Para reaparecer en un bar y desaparecer otra vez, esta vez llevndosela consigo, y dejando al famoso y popular escritor como sospechoso de un crimen.
O, lo que es peor, como un hombre abandonado.
En Buenos Aires, el Zahir es una moneda comn de veinte centavos; marcas de navaja o de cortaplumas rayan las letras N T y el nmero dos; 1929 es la fecha grabada en el anverso. (En Guzerat, a fines del siglo XVIII, un tigre fue Zahir; en Java, un ciego de la mezquita de Surakarta a quien lapidaron los fieles; en Persia, un astrolabio que Nadir Shah hizo arrojar al fondo del mar; en las prisiones de Mahd, en 1892, una pequea brjula que Rudolf Cari von Slatin toc
Un ao despus me despierto pensando en la historia de Jorge Luis Borges: algo que, una vez tocado o visto, jams se olvida, y va ocupando nuestro pensamiento hasta llevarnos a la locura. Mi Zahir no son las romnticas metforas con ciegos, brjulas, tigre, ni la moneda.
Tiene un nombre, y su nombre es Esther.
Poco despus de lo de la crcel, sal en varias portadas de revistas sensacionalistas: empezaban sugiriendo un posible crimen, pero para evitar un proceso judicial, terminaban siempre el asunto afirmando que yo haba sido absuelto (sabsuelto? tSi ni siquiera haba sido acusado!). Dejaban pasar una semana, comprobaban si la venta haba sido buena: s, lo haba sido, yo era una especie de escritor que estaba por encima de cualquier sospecha, y todos queran saber cmo un hombre que escribe sobre espiritualidad tena un lado tan tenebroso que esconder.
Entonces volvan a atacar, afirmaban que ella haba huido de casa porque yo era conocido por mis aventuras extraconyugales: una revista alemana lleg a insinuar una posible relacin con una cantante, veinte aos ms joven que yo, que deca que nos habamos reunido en Oslo, Noruega (era verdad, pero la reunin haba sido por el Banco de Favores; un amigo mo me lo haba pedido, y estuvo con nosotros durante la nica cena a la que asistimos juntos). La cantante deca que no haba nada entre nosotros si no haba nada entre nosotros, spor qu haban puesto nuestra foto en la portada? y aprovechaba para decir que estaba lanzando un nuevo disco. Tanto la revista como yo habamos sido utilizados para promocionarla, y hasta hoy no s si el fracaso de su trabajo fue consecuencia de este tipo de promocin barata (por cierto, su disco no era malo; lo que lo estrope todo fueron las notas de prensa).
Pero el escndalo con el famoso escritor no dur mucho: en Europa, y principalmente en Francia, la infidelidad no slo es aceptada, sino que incluso es secretamente admirada. Y a nadie le gusta leer cosas sobre algo que puede sucederle a uno mismo.
El tema dej las portadas, pero las hiptesis continuaban: secuestro, abandono del hogar por culpa de los malos tratos (foto de un camarero diciendo que discutamos con mucha frecuencia: recuerdo que realmente un da discut all con Esther, furiosamente, sobre su opinin sobre un escritor sudamericano, que era completamente opuesta a la ma). Un tabloide ingls aleg aunque sin grandes repercusiones que mi mujer haba entrado en la clandestinidad, apoyando a una organizacin terrorista islmica.
Pero en este mundo repleto de traiciones, divorcios, asesinatos y atentados, un mes despus, el asunto haba sido olvidado por el gran pblico. Aos de experiencia me han enseado que este tipo de noticia jams afectara a mi lector fiel (ya haba sucedido en el pasado, cuando un programa de televisin argentino sac a un periodista diciendo tener pruebas de que yo haba tenido una cita secreta en Chile con la futura primera dama del pas, y mis libros siguieron en la lista de los ms vendidos).
El sensacionalismo fue hecho para durar slo quince minutos, como deca un artista americano. Mi gran preocupacin era otra: reorganizar mi vida, encontrar un nuevo amor, volver a escribir libros y guardar, en el pequeo cajn que se encuentra en la frontera entre el amor y el odio, cualquier recuerdo de mi mujer.
O mejor dicho (tena que aceptar ya el trmino): de mi ex mujer.
Parte de lo que haba previsto en aquella habitacin de hotel acab sucediendo. Me pas un tiempo sin salir de casa; no saba cmo enfrentarme a mis amigos, mirarlos a los ojos y decir simplemente: Mi mujer me ha dejado por un hombre ms joven. Cuando sala, nadie me preguntaba nada, pero despus de beber algunos vasos de vino yo me senta obligado a sacar el tema, como si pudiese leer los pensamientos de todos, como si creyese que no tenan otra preocupacin ms que saber lo que estaba sucediendo en mi vida, pero fuesen lo suficientemente educados como para no decir nada. Dependiendo de mi humor ese da, Esther era realmente la santa que mereca un destino mejor o la mujer prfida, traidora, que me haba envuelto en una situacin tan complicada, a punto de haber sido considerado un criminal.
Los amigos, los conocidos, los editores, los que se sentaban a mi mesa en las muchas cenas de gala que me vea obligado a frecuentar, me escuchaban con alguna curiosidad al principio. Pero, poco a poco, not que intentaban cambiar de tema; el asunto les haba interesado en algn momento, pero ya no formaba parte de sus curiosidades cotidianas. Era ms interesante hablar sobre la actriz asesinada por el cantante, o sobre la adolescente que haba escrito un libro contando sus aventuras con polticos conocidos.
Un da, en Madrid, me di cuenta de que las invitaciones a eventos y a cenas haban empezado a escasear: aunque le sentase muy bien a mi alma desahogar mis sentimientos, culpar o bendecir a Esther, comenc a entender que era peor que un marido traicionado: era una persona aburrida que a nadie le gusta tener a su lado. A partir de ah resolv sufrir en silencio, y las invitaciones volvieron a inundar mi buzn de correo.
Pero el Zahir, en el cual yo pensaba con cario o irritacin al principio, segua creciendo en mi alma. Empec a buscar a Esther en cada mujer que conoca. La vea en todos los bares, cines, paradas de autobs. Ms de una vez mand parar al conductor del taxi en el medio de la calle o que siguiese a alguien, hasta que me convenca de que no era la persona que estaba buscando.
Como el Zahir empezaba a ocupar todo mi pensamiento, necesitaba un antdoto, algo que no me llevase a la desesperacin.
Y slo haba una solucin posible: buscarme una novia.
Conoc a tres o cuatro mujeres que me atraan, acab interesndome por Marie, una actriz francesa de treinta y cinco aos. Ella fue la nica que no me dijo tonteras del tipo me gustas como hombre, no como una persona a la que todos sienten curiosidad por conocer, o preferira que no fueses famoso, o peor an el dinero no me interesa. Fue la nica que estaba sinceramente contenta con mi xito, ya que ella tambin era famosa, y saba que la fama cuenta. La fama es un afrodisaco. Estar con un hombre sabiendo que l la haba escogido a ella aunque podra haber escogido a muchas otras era algo que le sentaba bien a su ego.
Nos vean con frecuencia en fiestas y recepciones. Se especul sobre nuestra relacin, ni ella ni yo confirmamos ni afirmamos nada, el tema qued en el aire, y todo lo que les quedaba a las revistas era esperar la foto del famoso beso (que nunca lleg, porque tanto ella como yo considerbamos vulgar ese tipo de espectculo pblico). Ella se iba a sus rodajes, yo tena mi trabajo; cuando yo poda, viajaba hasta Miln, cuando ella poda, nos veamos en Pars, nos sentamos unidos, pero no dependamos el uno del otro.
Marie finga que no saba lo que pasaba en mi alma, yo finga que tampoco saba lo que suceda en la suya (un amor imposible por su vecino casado, aunque ella fuese una mujer que pudiese conseguir a cualquier hombre que desease). ramos amigos, compaeros, nos divertamos con los mismos programas, me arriesgara a decir que hasta haba espacio para un determinado tipo de amor, aunque diferente del que yo senta por Esther o ella por su vecino.
Volv a participar en mis tardes de autgrafos, volv a aceptar invitaciones para conferencias, artculos, cenas benficas, programas de televisin, proyectos con artistas que estaban empezando. Haca de todo, menos aquello que debera haber estado haciendo: escribir un libro.
Pero eso no me importaba, en el fondo de mi corazn, crea que mi carrera de escritor se haba acabado, ya que aquella que me haba hecho comenzar ya no estaba conmigo. Haba vivido intensamente mi sueo mientras dur, haba llegado donde pocos haban tenido la suerte de llegar; ahora poda pasar el resto de mi vida divirtindome.
Pensaba en eso todas las maanas. Durante la tarde, me daba cuenta de que lo nico que me gustaba hacer era escribir. Cuando llegaba la noche, all estaba yo, intentando convencerme otra vez de que ya haba realizado mi sueo y de que deba probar algo nuevo.
El ao siguiente fue un ao santo compostelano; sucede siempre que el da de Santiago de Compostela, el 25 de julio, cae en domingo. Una puerta especial permanece abierta durante trescientos sesenta y cinco das; segn la tradicin, el que entra en la catedral de Santiago por esa puerta recibe una serie de bendiciones especiales.
Haba varias conmemoraciones en Espaa, y como la peregrinacin haba sido tremendamente gratificante, decid participar por lo menos en un evento: una palestra, en el mes de enero, en el Pas Vasco. Para salir de la rutina intentar escribir libro / ir a fiesta / aeropuerto / visitar a Marie en Miln / ir a una cena / hotel / aeropuerto / internet / aeropuerto / entrevista / aeropuerto, escog hacer los mil cuatrocientos kilmetros solo, en coche.
Cada lugar incluso aquellos en los que jams haba estado antes me recuerda mi Zahir particular. Pienso que a Esther le encantara conocer esto, que sentira un gran placer comiendo en este restaurante, caminando por esta orilla del ro. Paro a dormir en Bayona, y antes de cerrar los ojos, pongo la tele y descubro que hay aproximadamente cinco mil camiones parados en la frontera entre Francia y Espaa, debido a una violenta e inesperada tempestad de nieve.
Me despierto pensando en volver a Pars: tengo una excelente disculpa para cancelar el compromiso, y los organizadores lo entendern perfectamente (el trfico est imposible, hay hielo en el asfalto, tanto el gobierno espaol como el francs aconsejan que nadie salga de casa este fin de semana, pues el riesgo de accidentes es grande). La situacin es ms grave que anoche: el peridico de la maana dice que hay diecisiete mil personas bloqueadas en otra parte, Proteccin Civil est movilizada para socorrerlos con alimentos y abrigos improvisados, ya que el combustible de muchos coches se ha acabado y ya no hay posibilidad de mantener la calefaccin encendida.
En el hotel me explican que, si tengo que viajar, si es un caso de vida o muerte, puedo coger una pequea carretera secundaria, hacer un camino que prolongar dos horas ms el recorrido, aunque nadie pueda garantizar el estado del pavimento. Pero, por instinto, decido seguir adelante: algo me empuja hacia adelante, hacia el asfalto resbaladizo y las horas de paciencia en los embotellamientos.
Tal vez el nombre de la ciudad: Vitoria. Tal vez la idea de que estoy demasiado acostumbrado a la comodidad y he perdido mi capacidad de improvisar en situaciones de crisis. Tal vez el entusiasmo de la gente que en este momento intenta recuperar una catedral construida hace muchos siglos y, para llamar la atencin sobre el esfuerzo que hacen, invitan a algunos escritores a conferencias. O tal vez aquello que decan los antiguos conquistadores de las Amricas: Navegar es preciso, vivir no es preciso.
Y navego. Despus de mucho tiempo y de mucha tensin, llego a Vitoria, donde gente ms tensa todava me est esperando. Comentan que hace ms de treinta aos que no hay una nevada como sa, agradecen el esfuerzo, pero a partir de ahora es preciso cumplir el programa oficial, y eso incluye una visita a la catedral de Santa Mara.
Una joven, con un brillo especial en los ojos, empieza a contarme la historia. Al principio era la muralla. Despus, la muralla sigui all, pero una de las paredes se utiliz para la construccin de una capilla. Pasadas decenas de aos, la capilla se transform en una iglesia. Un siglo ms, y la iglesia se convirti en una catedral gtica. La catedral conoci sus momentos de gloria, surgieron algunos problemas de estructura, fue abandonada por un tiempo, sufri reformas que deformaron su estructura, pero cada generacin crea que haba resuelto el problema, y rehacan los planos originales. As, en los siglos que siguieron erguan una pared aqu, demolan una viga all, aumentaban refuerzos de este lado, abran y cerraban las vidrieras.
Y la catedral lo resista todo.
Camino por su esqueleto, viendo las reformas actuales: esta vez, los arquitectos garantizan que han encontrado la mejor solucin. Hay andamios y refuerzos de metal por todas partes, grandes teoras sobre los pasos futuros y algunas crticas a lo que se hizo en el pasado.
Y de repente, en medio de la nave central, me doy cuenta de algo muy importante: la catedral soy yo, es cada uno de nosotros. Vamos creciendo, cambiando de forma, nos abordan algunas debilidades que deben ser corregidas, no siempre escogemos la mejor solucin, pero a pesar de todo seguimos adelante, intentando mantenernos erguidos, correctos, de modo que honremos no a las paredes, ni a las puertas o las ventanas, sino al espacio vaco que est all dentro, el espacio en el que adoramos y veneramos aquello que nos es querido e importante.
S, somos una catedral, sin ninguna duda. Pero squ hay en el espacio vaco de mi catedral interior?
Esther, el Zahir.
Ella lo llen todo. Ella es la nica razn por la cual estoy vivo. Miro a mi alrededor, me preparo para la conferencia y entiendo por qu me enfrent a la nieve, a los embotellamientos, al hielo de la carretera: para recordar que todos los das necesito reconstruirme a m mismo y para por primera vez en toda mi existencia aceptar que amo a un ser humano ms que a m mismo.
De regreso a Pars ya con condiciones meteorolgicas mucho mejores, estoy en una especie de trance: no pienso, slo presto atencin al trfico. Cuando llego a casa, le pido a la asistenta que no deje entrar a nadie, que duerma en el trabajo durante los prximos das, que haga el desayuno, la comida y la cena. Piso el pequeo aparato que me permite conectarme a internet y lo destruyo por completo. Pongo mi telfono mvil en un paquete y se lo envo a mi editor, pidindole que no me lo devuelva hasta que yo vaya a recogerlo personalmente.
Durante una semana, camino a orillas del Sena por la maana, y a la vuelta de las caminatas, me encierro en mi despacho. Como si estuviese escuchando la voz de un ngel, escribo un libro; mejor dicho, una carta, una larga carta a la mujer de mis sueos, a la mujer que amo, y que amar siempre. Tal vez algn da este libro llegue a sus manos, pero aunque eso no suceda, yo ahora soy un hombre en paz con mi espritu. Ya no lucho contra mi orgullo herido, ya no busco a Esther en todas las esquinas, bares, cines, cenas, Marie, noticias del peridico.
Al contrario, estoy satisfecho de que exista; me ha demostrado que soy capaz de un amor que yo mismo desconoca, y eso me deja en estado de gracia.
Acepto el Zahir, dejar que me lleve a la santidad o a la locura.
Tiempo de romper, tiempo de coser, ttulo basado en un verso del Eclesiasts, se public a finales de abril. En la segunda semana de mayo estaba ya en el primer lugar de las listas de los ms vendidos.
Los suplementos literarios, que nunca haban sido gentiles conmigo, esta vez redoblaron el ataque. Recort algunas de las frases principales y las puse en el cuaderno en el que estaban las crticas de los aos anteriores. Bsicamente decan lo mismo; slo cambiaban el ttulo del libro:
una vez ms, en los tiempos tumultuosos en que vivimos, el autor nos hace huir de la realidad a travs de una historia de amor (como si el hombre pudiese vivir sin eso)
frases cortas, estilo superficial (como si las frases largas significasen estilo profundo).
el autor ha descubierto el secreto del xito: marketing (como si yo hubiese nacido en un pas de gran tradicin literaria y tuviese una fortuna para invertir en mi primer libro).
aunque va a vender como siempre ha vendido, eso prueba que el ser humano no est preparado para enfrentarse a la tragedia que nos rodea (como si ellos supieran lo que significa estar preparado).
Algunos textos, sin embargo, eran diferentes: adems de las frases de arriba, aadan que me estaba aprovechando del escndalo del ao anterior para ganar todava ms dinero. Como siempre suceda, la crtica negativa divulg an ms mi trabajo: mis lectores fieles lo compraron, y aquellos que ya se haban olvidado del caso volvieron a acordarse y adquirieron sus ejemplares, pues deseaban saber mi versin de la desaparicin de Esther (como el libro no trataba de eso, sino que era un himno al amor, deben de haberse sentido decepcionados y habrn dado la razn a los crticos). Los derechos fueron inmediatamente vendidos a todos los pases en los que se publicaban mis ttulos. Marie, a quien le haba entregado el texto antes de enviarlo a la editorial, result ser la mujer que yo esperaba que fuese: en vez de ponerse celosa o de decir que no deba exponer mi alma de aquella manera, me anim a seguir adelante y se alegr muchsimo del xito. En aquel perodo de su vida, estaba leyendo las enseanzas de un mstico prcticamente desconocido, que citaba en todas nuestras conversaciones.
Cuando la gente nos elogia, debemos tener cuidado con nuestro comportamiento.
La crtica nunca me ha elogiado.
Hablo de los lectores: has recibido ms cartas que nunca, acabars creyendo que eres mejor de lo que piensas, te dejars dominar por un falso sentimiento de seguridad, que puede ser muy peligroso.
Pero, en verdad, despus de la visita a aquella catedral, creo que soy mejor de lo que pensaba ser, y eso no tiene nada que ver con las cartas de los lectores. He descubierto el amor, por ms absurdo que eso parezca.
Genial. Lo que ms me agrada del libro es que no culpas en ningn momento a tu ex mujer. Y tampoco te culpas a ti mismo.
He aprendido a no perder mi tiempo con eso.
Qu bien. El universo se encarga de corregir nuestros errores.
sTe ests refiriendo a la desaparicin de Esther como una especie de correccin?
No creo en el poder curativo del sufrimiento y de la tragedia; suceden porque son parte de la vida, y no deben ser afrontados como castigo. Generalmente, el universo nos indica que estamos equivocados cuando nos quita lo ms importante: a nuestros amigos. Y eso te ha sucedido a ti, si no me equivoco,
He descubierto una cosa recientemente: los verdaderos amigos son aquellos que estn a nuestro lado cuando nos suceden las cosas buenas. Nos apoyan, se alegran de nuestras victorias. Los falsos amigos son los que slo aparecen en los momentos difciles con esa cara triste, de solidaridad, cuando en verdad nuestro sufrimiento les sirve para consolarse en sus vidas miserables. Durante la crisis del ao pasado, aparecieron varias personas que no haba visto nunca y que venan a consolarme. Detesto eso.
A m tambin me pasa.
Agradezco que hayas aparecido en mi vida, Marie.
No lo agradezcas tan de prisa, nuestra relacin an no es lo suficientemente fuerte. Sin embargo, ya empiezo a pensar en mudarme a Pars o pedirte que vayas a vivir a Miln: tanto en tu caso como en el mo, no supone una gran diferencia para nuestro trabajo. T siempre trabajas en casa y yo siempre trabajo en otras ciudades. sQuieres cambiar de tema o seguimos discutiendo esa posibilidad?
Quiero cambiar de tema.
Entonces hablemos de otra cosa. Tu libro ha sido escrito con mucho coraje. Lo que me sorprende es que, en ningn momento, citas al chico.
l no me interesa.
Claro que te interesa. Claro que, alguna que otra vez, te preguntas: sPor qu lo habr escogido?
No me lo pregunto.
Mientes. A m me gustara saber por qu mi vecino no se divorci de su mujer nada interesante, siempre sonriente, siempre cuidando de la casa, de la alimentacin, de los nios, de las cuentas que hay que pagar. Si yo me lo pregunto, t tambin te lo preguntas.
sQuieres que diga que lo odio por haberme robado a mi mujer?
No. Quiero or que lo has perdonado.
No soy capaz.
Es muy difcil. Pero no hay eleccin: si no lo haces, pensaras siempre en el sufrimiento que te ha causado, y ese dolor no cesar nunca.
No estoy diciendo que tenga que gustarte. No estoy diciendo que tengas que buscarlo. No estoy sugiriendo que lo veas como un ngel. sCmo se llama? Un nombre ruso, si no me equivoco.
No importa su nombre.
sVes? Ni su nombre quieres pronunciar. sEs alguna supersticin?
Mikhail. Ya est, se es el nombre.
La energa del odio no te va a llevar a ningn sitio; pero la energa del perdn, que se manifiesta a travs del amor, conseguir transformar positivamente tu vida.
Ahora pareces una maestra tibetana, diciendo cosas que son muy bonitas en la teora, pero imposibles en la prctica. No olvides que ya me han herido muchas veces.
Por eso todava llevas dentro de ti al nio que llor a escondidas de sus padres, que era el ms dbil del colegio. Todava tienes las marcas del chico esmirriado que no era capaz de conseguir una novia, que nunca fue bueno en ningn deporte. No has conseguido alejar las cicatrices de algunas injusticias que han cometido contigo a lo largo de tu vida. Pero sde qu te vale?
sQuin te ha dicho que me ha pasado eso?
Lo s. Lo muestran tus ojos, y eso no te vale de nada, de nada en absoluto. Slo un constante deseo de tener compasin de ti mismo porque fuiste vctima de los que eran ms fuertes. O todo lo contrario: vestirte como un vengador preparado para hacer todava ms dao que el que te lastim. sNo crees que pierdes el tiempo?
Creo que mi comportamiento es humano.
Realmente es humano. Pero no es ni inteligente, ni razonable. Respeta tu tiempo en esta tierra, recuerda que Dios siempre te ha perdonado; perdona t tambin.
Mirando a la multitud reunida para mi tarde de autgrafos en unos grandes almacenes de los Campos Elseos, yo pensaba: scuntas de estas personas habrn tenido la misma experiencia que yo con mi mujer?
Poqusimas. Tal vez una o dos. Aun as, la mayora se identificaban con el texto del nuevo libro.
Escribir es una de las actividades ms solitarias del mundo. Una vez cada dos aos, me pongo frente al ordenador, miro hacia el mar desconocido de mi alma y veo que hay algunas islas en l, ideas que se han desarrollado y estn listas para ser exploradas.
Entonces cojo mi barco llamado Palabra y decido navegar hacia la que est ms prxima. En el camino me enfrento a corrientes, vientos, tempestades, pero sigo remando, exhausto, ahora ya consciente de que me he apartado de mi ruta, la isla a la que pretenda llegar ya no est en mi horizonte.
Aun as, ya no puedo volver atrs, tengo que seguir como sea o me perder en medio del ocano (en este momento me vienen a la cabeza una serie de escenas terrorficas, como pasar el resto de mi vida comentando los xitos pasados o criticando amargamente a los nuevos escritores, simplemente porque ya no tengo valor para publicar libros nuevos). sMi sueo no era ser escritor? Pues debo seguir creando frases, prrafos, captulos, escribiendo hasta la muerte, sin dejarme paralizar por el xito, por la derrota, por las trampas. En caso contrario, cul es el sentido de mi vida: spoder comprarme un molino en el sur de Francia y dedicarme a cuidar el jardn? sPonerme a dar conferencias, ya que es ms fcil hablar que escribir? sRetirarme del mundo de manera estudiada, misteriosa, para crear una leyenda que me costar muchas alegras?
Movido por estos pensamientos aterradores, descubro una fuerza y un coraje cuya existencia desconoca: me ayudan a aventurarme por el lado oscuro de mi alma, me dejo llevar por la corriente, y acabo anclando mi barco en la isla a la que he sido conducido. Me paso das y noches describiendo lo que veo, preguntndome por qu me comporto as, diciendo en todo momento que no vale la pena el esfuerzo, que ya no tengo que demostrarle nada a nadie, que ya he conseguido lo que quera y mucho ms de lo que soaba.
Noto cmo el proceso del primer libro se repite cada vez: me despierto a las nueve de la maana, dispuesto a sentarme frente al ordenador justo despus del desayuno; leo los peridicos, salgo a caminar, voy hasta el bar ms cercano a hablar con la gente; vuelvo a casa, miro hacia el ordenador, descubro que tengo que hacer varias llamadas, miro el ordenador, ya es la hora de comer; como pensando que debera estar escribiendo desde las once de la maana, pero ahora necesito dormir un poco; me despierto a las cinco de la tarde, finalmente enciendo el ordenador, compruebo el correo electrnico y recuerdo que destroc mi conexin a internet; no me queda ms remedio que salir e ir hasta un sitio a diez minutos de casa donde puedo conectarme. Pero, antes, sno podra, slo para liberar mi conciencia de este sentimiento de culpa, escribir por lo menos media hora?
Empiezo por obligacin, pero de repente eso me posee y ya no paro. La asistenta me llama para cenar, le pido que no me interrumpa; una hora despus vuelve a llamarme. Tengo hambre, slo una lnea ms, una frase, una pgina. Cuando me siento a la mesa, el plato est fro, ceno rpidamente y vuelvo al ordenador; ahora ya no controlo mis pasos, la isla se va descubriendo, soy empujado a travs de sus senderos, y me encuentro con cosas que nunca haba pensado ni soado. Tomo caf, tomo ms caf, y a las dos de la maana, finalmente, dejo de escribir, porque mis ojos estn cansados.
Me acuesto, paso una hora ms tomando notas de cosas que voy a utilizar en el prrafo siguiente y que siempre resultan ser totalmente intiles; slo sirven para vaciar mi cabeza, hasta que viene el sueo. Me prometo a m mismo que al da siguiente empezar a las once sin falta. Y al otro, sucede lo mismo: paseo, conversaciones, comida, dormir, culpa, rabia por haber roto la conexin a internet, forzar la primera pgina, etc.
De repente, han pasado dos, tres, cuatro, once semanas, s que estoy cerca del final, me posee un sentimiento de vaco, de alguien que ha acabado poniendo en palabras aquello que debera haberse guardado para s mismo. Pero ahora tengo que llegar hasta la ltima frase, y llego.
Antes, cuando lea biografas de escritores, crea que intentaban adornar la profesin al decir que el libro se escribe, el escritor no es ms que el mecangrafo. Hoy s que eso es absolutamente cierto, nadie sabe por qu la corriente los llev a determinada isla y no a aquella a la que soaban llegar. Empiezan las revisiones obsesivas, los cortes y, cuando ya no soporto seguir leyendo las mismas palabras, envo el manuscrito al editor, que lo revisa una vez ms, y lo publica.
Para mi constante sorpresa, otras personas iban en busca de aquella isla, y la encuentran en el libro. Unos se lo cuentan a otros, y la cadena misteriosa se expande, y aquello que el escritor crea ser un trabajo solitario se transforma en un puente, en un barco, en un medio por el que las almas caminan y se comunican.
A partir de ah, ya no soy un hombre perdido en la tempestad: me encuentro conmigo mismo a travs de mis lectores, entiendo lo que he escrito cuando otros tambin lo entienden. En algunos raros momentos, como el que est a punto de suceder dentro de poco, consigo mirar a algunas de esas personas a los ojos, comprender que tampoco mi alma est sola.
A la hora sealada, empec a autografiar libros. Un rpido contacto visual, pero sensacin de complicidad, alegra y respeto mutuo. Manos que se aprietan, algunas cartas, regalos, comentarios. Noventa minutos despus, pido diez minutos de descanso, nadie se queja. Mi editor, como ya es tradicional en mis tardes de autgrafos, manda servir un vaso de champn a todos los que estn en la fila (he intentado que esta tradicin se adoptase en otros pases, pero siempre alegan que el champn francs es muy caro y acaban dando agua mineral, lo que tambin demuestra respeto hacia el que est esperando).
Vuelvo a la mesa. Dos horas despus, al contrario de lo que deben de estar pensando los que observan el evento, no estoy cansado, sino lleno de energa; podra seguir trabajando hasta bien entrada la noche, sin embargo, la tienda ya ha cerrado las puertas, la fila se va acabando, dentro quedan cuarenta personas, que se convierten en treinta, veinte, once, cinco, cuatro, tres, dos Y de repente, nuestros ojos se tocan.
He esperado hasta el final. Quera ser el ltimo porque tengo un recado.
No s qu decir. Miro hacia un lado, editores, representantes de venta y libreros estn hablando entusiasmados, dentro de poco iremos a cenar, beber, compartir un poco la emocin de ese da, contar historias curiosas ocurridas mientras yo estaba firmando.
Nunca antes lo haba visto, pero s quin es. Cojo el libro de su mano y escribo: Para Mikhail, con cario.
No digo nada. No puedo perderlo; cualquier palabra, cualquier frase, cualquier movimiento sbito puede hacer que se vaya y no vuelva nunca. En una fraccin de segundo, entiendo que l, y solamente l, me salvar de la bendicin o de la maldicin del Zahir porque es el nico que sabe dnde se encuentra, y por fin podr contestar a las preguntas que durante tanto tiempo me he repetido a m mismo.
Quera que supiese que ella est bien. Y, posiblemente, haya ledo su libro.
Editores, representantes de ventas y libreros se acercan. Me abrazan, dicen que ha sido una tarde especial. Ahora vamos a relajarnos, a beber, a hablar sobre la noche.
Me gustara invitar a este lector digo. Estaba al final de la fila, representar a todos los lectores que han estado aqu con nosotros.
No puedo. Tengo otro compromiso. Y girndose hacia m, un poco asustado: Slo he venido a dar un recado.
sQu recado? pregunta uno de los vendedores.
tl nunca invita a nadie! dice mi editor. tVenga, vamos a cenar juntos!
Se lo agradezco, pero participo en una reunin todos los jueves.
sA qu hora?
Dentro de dos horas.
sDnde?
En un restaurante armenio.
Mi chofer, que es armenio, pregunta exactamente en cul, y dice que est a tan slo quince minutos de distancia del lugar al que vamos a cenar. Todos quieren agradarme: piensan que, si invito a alguien, esa persona debe de sentirse contenta y alegre con el honor, cualquier otra cosa puede quedar para otro da.
sCmo te llamas? pregunta Marie.
Mikhail.
Mikhail veo que Marie lo ha entendido todo, vendrs con nosotros por lo menos durante una hora; el restaurante al que vamos a cenar est aqu cerca. Despus, el chofer te llevar a donde quieras. Pero, si lo prefieres, cancelamos nuestra reserva y vamos todos a cenar al restaurante armenio; as estars ms cmodo.
No me canso de mirarlo. No es especialmente guapo, ni especialmente feo. Ni alto, ni bajo. Va vestido de negro, simple y elegante; y por elegancia entiendo la total ausencia de marcas o de etiquetas.
Marie agarra a Mikhail por el brazo y camina hacia la salida. El librero dice que todava tiene un montn de libros de lectores que no han podido venir y que yo debera firmar, pero prometo pasar al da siguiente. Mis piernas estn temblando, mi corazn est disparado, y sin embargo intento fingir que todo va bien, que estoy contento con el xito, que me interesa este o aquel comentario.
Cruzamos la avenida de los Campos Elseos, el sol se est poniendo por detrs del Arco de Triunfo, y, sin explicacin alguna, entiendo que aquello es una seal, una buena seal.
Siempre que yo sepa manejar la situacin.
sPor qu deseo hablar con l? El personal de la editorial sigue hablando conmigo, respondo automticamente, nadie se da cuenta de que estoy lejos, sin entender muy bien el hecho de invitar a la misma mesa a alguien a quien debera odiar. sDeseo descubrir dnde se encuentra Esther? sDeseo venganza contra ese chico, tan inseguro, tan perdido, y que aun as ha conseguido apartar de m a la persona que amo? sDeseo demostrarme a m mismo que soy mejor, mucho mejor que l? sDeseo sobornarlo, seducirlo, para que convenza a mi mujer de que vuelva?
No s responder a ninguna de estas preguntas, pero eso no tiene la menor importancia. Hasta ahora la nica frase que he dicho ha sido: Me gustara invitar a este lector. Haba imaginado muchas veces la escena: encontrarlos a los dos, agarrarlo por el cuello, darle un puetazo, humillarlo delante de Esther, o llevarme una paliza, y hacerle ver que estaba luchando, sufriendo por ella. Imagin escenas de agresin, o de indiferencia fingida, de escndalo pblico, pero jams se me pas por la cabeza la frase: Me gustara invitar a este lector.
Nada de preguntas sobre lo que har a continuacin, todo lo que tengo que hacer es vigilar a Marie, que camina algunos pasos por delante de m agarrada al brazo de Mikhail, como si fuese su novia. Ella no puede dejar que se marche y, al mismo tiempo, me pregunto por qu me ayuda de esta manera, sabiendo que el encuentro con este chico tambin puede significar descubrir el paradero de mi mujer.
Llegamos. Mikhail procura sentarse lejos de m; tal vez desee evitar conversaciones paralelas. Alegra, champn, vodka y caviar. Veo el men y descubro horrorizado que slo en las entradas el librero se est gastando unos mil dlares. Conversaciones superficiales, le preguntan a Mikhail qu le ha parecido la tarde, l dice que le ha gustado; le preguntan por el libro, l dice que le ha gustado mucho. Despus es olvidado, y las atenciones se dirigen a m: si estoy contento, si la fila fue organizada como yo quera, si el equipo de seguridad funcion bien. Mi corazn sigue disparado, pero logro mantener las apariencias, dar gracias por todo, por la perfeccin con la que fue concebido y realizado el evento.
Media hora de conversacin, muchos vodkas despus, y percibo que Mikhail est relajado. No es el centro de las atenciones, no tiene que decir nada, basta con que aguante un poco ms y luego se puede ir. S que no minti respecto al restaurante armenio, y ahora tengo una pista. Entonces, tmi mujer sigue en Pars! Tengo que ser amable, intentar ganarme su confianza, las tensiones iniciales han desaparecido.
Pasa una hora. Mikhail mira el reloj y veo que va a marcharse. Tengo que hacer algo inmediatamente. Cada vez que lo miro me siento ms insignificante, y entiendo menos cmo Esther me cambi por alguien que parece tan fuera de la realidad (ella deca que l tena poderes mgicos). Aunque sea muy difcil fingir que estoy cmodo, hablando con alguien que es mi enemigo, tengo que hacer algo.
Sepamos algo ms de nuestro lector le digo a la mesa, que se queda inmediatamente en silencio. Est aqu, tendr que irse dentro de poco, casi no ha hablado de su vida. sQu haces?
Mikhail, a pesar de los vodkas que se ha tomado, parece recuperar la sobriedad.
Organizo reuniones en el restaurante armenio.
sQu quiere decir eso?
Que cuento historias en el escenario. Y dejo que la gente del pblico tambin cuente sus historias.
Yo hago lo mismo en mis libros.
Lo s. Ha sido eso lo que ha hecho que me acercase
tVa a decir quin es!
sHas nacido aqu? pregunta Marie, interrumpiendo; inmediatamente la frase ( que me acercase a su mujer).
Nac en las estepas de Kazajstn.
Kazajstn. sQuin ser el valiente que pregunte dnde est Kazajstn?
sDnde est Kazajstn? pregunta el representante de ventas.
Bienaventurados los que no tienen miedo de esconder aquello que no saben.
Ya me esperaba esa pregunta ahora los ojos de Mikhail muestran una cierta alegra. Siempre que digo que nac all, diez minutos despus estn diciendo que soy de Pakistn o de Afganistn. Mi pas queda en Asia Central. Son slo catorce millones de habitantes en una superficie muchas veces mayor que Francia, con sus sesenta millones.
O sea, un lugar en el que nadie protesta por la falta de espacio comenta mi editor, riendo.
Un lugar en el que, durante el siglo XX, nadie tena derecho a quejarse por nada, aunque quisiese. Primero, cuando el rgimen comunista acab con la propiedad privada, el ganado qued abandonado en las estepas y el 48,8 % de los habitantes murieron de hambre. sEntienden? Casi la mitad de la poblacin de mi pas muri de hambre entre 1932 y 1933.
El silencio se hace en la mesa. Como las tragedias entorpecen la celebracin, uno de los presentes decide cambiar de tema. Sin embargo, yo insisto en que el lector siga hablando de su pas.
sCmo es la estepa? pregunto.
Gigantescas planicies casi sin vegetacin, ya debe de saberlo usted.
Ya lo s, pero era mi turno de preguntar algo, mantener la conversacin.
He recordado algo sobre Kazajstn dice mi editor. Hace algn tiempo, recib un manuscrito de algn escritor que vive all, en el que describa las pruebas atmicas que se han realizado en la estepa.
Nuestro pas tiene sangre en su tierra y en su alma. Cambi lo que no debera haber cambiado, y pagaremos el precio durante muchas generaciones. Fuimos capaces de hacer que un mar entero desapareciese.
Es el turno de Marie:
Nadie hace desaparecer un mar.
Tengo veinticinco aos, y slo se tard este tiempo, una simple generacin, para que el agua que estaba all haca miles de aos se convirtiera en polvo. Los gobernantes del rgimen comunista decidieron cambiar el curso de dos ros, Am Dari y Syr Dari, de modo que pudiesen irrigar algunas plantaciones de algodn. No consiguieron su objetivo, pero era demasiado tarde: el mar dej de existir y la tierra cultivada se transform en desierto.
La falta de agua afect por completo al clima local. Hoy en da, gigantescas tempestades de arena esparcen ciento cincuenta mil toneladas de sal y de arena todos los aos. Cincuenta millones de personas de cinco pases se vieron afectadas por la decisin irresponsable pero irreversible de los burcratas soviticos.
La poca agua que qued est contaminada y es foco de todo tipo de enfermedades.
Anoto mentalmente lo que dice. Podra ser til para alguna de mis conferencias. Mikhail contina en su tono que nada tiene de ecolgico, sino de trgico.
Cuenta mi abuelo que el mar de Aral antiguamente se llamaba mar Azul, por el color de su agua. Hoy ya no est all, pero aun as la gente no quiere dejar sus casas y mudarse a otro sitio: todava suean con las olas, los peces, todava guardan sus caas de pescar, y charlan sobre barcos y cebos.
Pero las explosiones atmicas, sson de verdad? insiste mi editor.
Pienso que todos los que han nacido en mi pas saben lo que sinti su tierra, porque todo kazaco lleva la tierra en la sangre. Durante cuarenta aos, las planicies fueron sacudidas por bombas nucleares o termonucleares, con un total de 456 hasta 1989. De estas explosiones, 116 se hicieron en espacio abierto, sumando una potencia dos mil quinientas veces mayor que la que fue lanzada en la ciudad japonesa de Hiroshima durante la segunda guerra mundial. El resultado es que miles de personas se contagiaron de radiactividad, contrajeron cncer de pulmn, mientras nacan otros miles de nios con deficiencias motoras, ausencia de miembros o problemas mentales.
Mikhail mira el reloj.
Si me permiten, tengo que irme.
La mitad de la mesa se lamenta, la conversacin se estaba poniendo interesante. La otra mitad se alegra: es absurdo hablar de cosas tan trgicas en una noche tan alegre.
Mikhail se despide de todos haciendo un gesto con la cabeza y me abraza. No porque sienta un afecto especial por m, sino para poder susurrarme:
Como le he dicho antes, ella est bien. No se preocupe.
tNo se preocupe, me ha dicho! sPor qu iba a estar preocupado, por una mujer que me ha abandonado, que hizo que me interrogase la polica, que saliese en la primera pgina de los peridicos y las revistas sensacionalistas, que sufriese das y noches, que casi perdiese a mis amigos y?
Y escribir Tiempo de romper, tiempo de coser. Por favor, somos adultos, con experiencia, no nos engaemos: claro que te gustara saber cmo est.
Y voy ms lejos todava: quieres verla.
Si lo sabes, spor qu has facilitado mi encuentro con l? Ahora tengo una pista: se presenta todos los jueves en ese restaurante armenio.
Muy bien. Sigue adelante.
sNo me amas?
Ms que ayer y menos que maana, como dice una de esas postales que se compran en las papeleras. S, te amo. En verdad, estoy perdidamente enamorada de ti, empiezo a pensar en cambiar y venir a vivir aqu, a este enorme y solitario apartamento, y siempre que toco el tema, el que cambia eres t de asunto. Aun as, olvido mi amor propio e insino lo importante que sera que vivisemos juntos, escucho que todava es pronto para eso, pienso que tal vez sientas que puedes perderme como perdiste a Esther o que todava esperas su regreso, o que te vers privado de tu libertad, tienes miedo de quedarte solo, y tienes miedo de estar acompaado; en fin, una completa locura, esta relacin nuestra. Pero ya que me lo has preguntado, sta es la respuesta: te quiero mucho.
Entonces, spor qu has hecho eso?
Por que no puedo vivir eternamente con el fantasma de la mujer que se march sin explicaciones. He ledo tu libro. Creo que, hasta que la encuentres, hasta que resuelvas este asunto, tu corazn no podr ser realmente mo.
Fue eso lo que pas con mi vecino: lo tena lo suficientemente cerca para ver que fue cobarde con nuestra relacin, que jams asumi lo que l tanto deseaba, pero que crea demasiado peligroso tener. Has dicho muchas veces que la libertad absoluta no existe; lo que existe es la libertad de escoger cualquier cosa, y a partir de ah comprometerse con esa decisin. Cuanto ms cerca estaba de mi vecino, ms te admiraba a ti: un hombre que acept seguir amando a una mujer que lo abandon, que ya no quiere saber nada de l. No slo lo aceptaste, sino que decidiste hacerlo pblico. ste es un prrafo de tu libro que me s de memoria: Cuando no tuve nada que perder, lo recib todo. Cuando dej de ser quien era, me encontr a m mismo. Cuando conoc la humillacin y aun as segu caminando, entend que era libre para escoger mi destino. No s si estoy loco, si mi matrimonio fue un sueo que no consegu entender mientras dur. S que puedo vivir sin ella, pero me gustara volver a verla para decirle lo que nunca le dije mientras estbamos juntos: te amo ms que a m mismo. Si pudiera decirle eso, entonces podra seguir adelante, en paz, porque este amor me ha redimido.
Mikhail me ha dicho que Esther debe de haberlo ledo. Es suficiente.
Aun as, para poder tenerte, es preciso que la encuentres y se lo digas cara a cara. Tal vez sea imposible, puede que ella no quiera volver a verte, pero lo habrs intentado. Yo me librar de la mujer ideal, y t ya no tendrs la presencia absoluta del Zahir, como t lo llamas.
Tienes valor.
No, tengo miedo. Pero no tengo eleccin.
A la maana siguiente, me jur a m mismo que no iba a intentar saber el paradero de Esther. Inconscientemente, durante dos aos prefer creer que se haba visto forzada a marcharse, secuestrada o chantajeada por un grupo terrorista. Pero ahora que saba que estaba viva, pasndolo muy bien como me haba dicho aquel chico, spor qu insistir en volver a verla? Mi ex mujer tena derecho a buscar la felicidad, y yo deba respetar su decisin. Este pensamiento dur poco ms de cuatro horas: al final de la tarde, fui hasta una iglesia, encend una vela, y de nuevo hice una promesa, esta vez de manera sagrada, ritual: intentar encontrarla. Marie tena razn, ya era lo suficientemente adulto como para seguir engandome, fingiendo que no me importaba. Yo respetaba su decisin de marcharse, pero la misma persona que tanto me haba ayudado a construir mi vida casi me haba destruido. Siempre haba sido valiente: spor qu esta vez haba huido como un ladrn en medio de la noche, sin mirar a su marido a los ojos y explicarle la razn? ramos lo suficientemente adultos para actuar de un determinado modo y aguantar las consecuencias de nuestros actos: el comportamiento de mi mujer corrijo: ex mujer no era propio de ella, yo necesitaba saber por qu.
Todava faltaba una semana una eternidad para la obra de teatro. En los das que siguieron, acept dar entrevistas que no haba aceptado
nunca, escrib varios artculos para el peridico, hice yoga, meditacin, le un libro sobre un pintor ruso, otro sobre un crimen en el Nepal, escrib dos prefacios e hice cuatro recomendaciones de libros a editores que siempre me lo pedan, y a lo que yo siempre me negaba.
Aun as, todava quedaba mucho tiempo, y aprovech para pagar algunas cuentas del Banco de Favores, aceptando invitaciones para cenar, rpidas conferencias en colegios en los que estudiaban hijos de amigos, visita a un club de golf, autgrafos improvisados en la librera de un amigo en la avenida de Suffren (cuya divulgacin se hizo con un cartel en el escaparate durante tres das, y que consigui reunir como mximo a veinte personas). Mi secretaria dijo que deba de estar muy contento, ya que haca tiempo que no me vea tan activo: le respond que tener el libro en la lista de los ms vendidos me estimulaba para trabajar an ms.
Slo hay dos cosas que no hice durante aquella semana: la primera fue seguir sin leer manuscritos; segn mis abogados, haba que devolverlos inmediatamente por correo, pues si tardaba corra el riesgo de que alguien dijese que me haba aprovechado de una historia suya. (Nunca he entendido por qu la gente me enviaba manuscritos, despus de todo, yo no soy editor.)
La segunda cosa que no hice fue buscar en el atlas dnde quedaba Kazajstn, aunque supiera que, para ganarme la confianza de Mikhail, necesitara saber un poco ms sobre sus orgenes.
La gente espera pacientemente la apertura de la puerta que lleva al saln, al fondo del restaurante. Nada del encanto de los bares de SaintGermain des Prs, nada de caf con un pequeo vaso de agua, gente bien vestida y bien hablada. Nada de la elegancia de las salas de las obras de teatro, nada de la magia de los espectculos que se sucedan en toda la ciudad, en pequeos bistrs, con artistas que siempre dan lo mejor de s mismos, con la esperanza de que entre el pblico est algn famoso empresario que se identifique al final del show, afirme que son geniales y los invite a presentarse en algn importante centro cultural.
En verdad, no entiendo por qu el local est tan lleno: jams he visto ninguna referencia en las revistas especializadas en entretenimiento y eventos artsticos de Pars.
Mientras espero, hablo con el dueo y descubro que est planeando usar todo el espacio de su restaurante dentro de poco.
El pblico aumenta cada semana dice. Al principio, acept porque me lo pidi una periodista, que a cambio me prometi publicar algo sobre mi restaurante en su revista. Acept porque el saln rara vez se usa los jueves. Ahora, mientras esperan, aprovechan para cenar, y tal vez sea la mejor receta financiera de la semana. Slo tengo miedo de una cosa: que sea una secta. Como usted sabe, las leyes aqu son muy estrictas.
S, lo saba, y hasta hubo quien insinu que mis libros estaban ligados a una peligrosa corriente de pensamiento, a una confesin religiosa que no se ajustaba a los valores comnmente aceptados. Francia, tan liberal con prcticamente todo, tena una especie de paranoia respecto al tema. Recientemente se haba publicado un extenso informe sobre el lavado de cerebro que ciertos grupos practicaban en la gente incauta. Como si la gente supiese escogerlo todo colegio, universidad, pasta de dientes, coches, pelculas, maridos, mujeres, amantes, pero, en materia de fe, se dejasen manipular fcilmente.
sCmo se hace la divulgacin? pregunto.
No tengo la menor idea. Si lo supiese, utilizara a la misma persona para promocionar mi restaurante.
Y tan slo para sacarlo de dudas, ya que no sabe quin soy:
No se trata de ninguna secta, se lo puedo garantizar. Son artistas.
Se abre la puerta del saln, la multitud entra, despus de dejar cinco euros en una pequea cesta en la entrada. All dentro, impasibles en el escenario improvisado, dos chicos y dos chicas, todos con faldas blancas, muy anchas y rgidas, forman una gran circunferencia alrededor del cuerpo. Adems de los cuatro, veo tambin a un hombre de ms edad, con un atabaque en las manos, y a una mujer, con un gigantesco plato de bronce lleno de adornos; cada vez que ella golpea sin querer su instrumento, omos el sonido de una lluvia de metal.
Uno de los jvenes es Mikhail, ahora completamente diferente del chico al que conoc en mi tarde de autgrafos: su mirada, fija en un punto vaco del espacio, tiene un brillo especial.
La gente se va acomodando en las sillas esparcidas por la sala. Chicos y chicas vestidos de una manera que, si me los encontrara por la calle, creera que pertenecen a un grupo enganchado a las drogas duras. Ejecutivos o funcionarios de mediana edad, con sus esposas. Dos o tres nios de nueve o diez aos, posiblemente con sus padres. Algunas personas mayores, que deben de haber hecho un gran esfuerzo por llegar hasta aqu, ya que la estacin de metro ms prxima se encuentra a casi cinco manzanas de distancia.
Beben, fuman, hablan en alto, como si la gente del escenario no existiese. Poco a poco, las conversaciones son cada vez ms altas, se oyen muchas carcajadas, el ambiente es de alegra y de fiesta. sSecta? Slo si es una asociacin de fumadores. Miro ansiosamente de un lado a otro, creo ver a Esther en todas las mujeres que estn all, pero siempre que me acerco se trata de otra persona, a veces sin ninguna semejanza fsica con mi esposa (spor qu no me acostumbro a decir mi ex mujer?).
Le pregunto a una mujer bien vestida qu es eso. Ella parece impaciente por responder; me mira como si fuese un principiante, como a una persona que necesita ser educada en los misterios de la vida.
Historias de amor dice ella. Historias y energa.
Historias y energa. Mejor no insistir, aunque la mujer tenga un aspecto absolutamente normal. Pienso en preguntarle a otra persona, pero finalmente decido que es mejor permanecer callado; dentro de poco lo descubrir por m mismo. Un seor a mi lado me mira y sonre:
He ledo sus libros. Y claro, s por qu razn est aqu.
Me asusto: sacaso l conoce la relacin entre Mikhail y mi esposa tengo que corregirme otra vez, la relacin entre Mikhail y mi ex esposa?
Un autor como usted conoce a los tengri. Tienen una relacin directa con lo que usted llama guerreros de la luz.
Claro respondo, aliviado.
Y pienso: nunca he odo hablar de eso.
Veinte minutos despus, cuando el aire de la sala es casi irrespirable a causa del humo de los cigarrillos, se oye el ruido del plato de metal con adornos en sus bordes. Las conversaciones cesan como por arte de magia, el ambiente de completa anarqua parece ganar una aura religiosa: tanto el escenario como el pblico estn en silencio, el nico ruido que se oye procede del restaurante de al lado.
Mikhail, que parece estar en trance, y sigue con la vista fija en un punto invisible, empieza:
Dice el mito mongol de la creacin del mundo:
Apareci un perro salvaje que era azul y gris, cuyo destino era impuesto por el cielo. Su mujer era una corza.
Su voz es otra, ms femenina, ms segura.
As empieza otra historia de amor. El perro salvaje con su valor, su fuerza, la corza con su dulzura, su intuicin y su elegancia. El cazador y la presa se encuentran, y se aman. Conforme a las leyes de la naturaleza, uno debera destruir al otro, pero en el amor no hay bien ni mal, no hay construccin ni destruccin, hay movimientos. Y el amor cambia las leyes de la naturaleza.
Ella hace un gesto con la mano y los cuatro giran sobre s mismos.
En las estepas de donde vengo, el perro salvaje es un animal femenino. Sensible, capaz de cazar porque ha desarrollado su instinto, pero al mismo tiempo, tmido. No usa la fuerza bruta, usa la estrategia. Valiente y cauteloso, rpido. En un segundo cambia de un estado de relajacin total a la tensin de saltar sobre su objetivo.
sY la corza?, pienso, ya que estoy acostumbrado a escribir historias. Mikhail tambin est acostumbrado a contarlas, y responde a la pregunta que estaba en el aire:
La corza tiene los atributos masculinos: velocidad, conocimiento de la tierra. Ambos viajan en sus mundos simblicos, dos imposibilidades que se encuentran, y superando sus naturalezas y sus barreras hacen que el mundo tambin sea posible. As es el mito mongol: de las naturalezas diferentes, nace el amor. En la contradiccin, el amor gana fuerza. En la confrontacin y en la transformacin, el amor se preserva.
Tenemos nuestra vida. Ha costado mucho que el mundo llegase hasta donde est. Nos organizamos de la mejor manera posible; no es la ideal, pero podemos convivir. Sin embargo, falta algo, siempre falta algo, y es por eso por lo que estamos aqu reunidos esta noche: para que cada uno de nosotros ayude a los otros a pensar un poco en la razn de su existencia. Contando historias que no tienen sentido, buscando hechos que no encajan en la manera general de percibir la realidad, hasta que, tal vez en una o dos generaciones, podamos descubrir otro camino.
Cuando el poeta italiano Dante escribi La Divina Comedia, dijo: El da en que el hombre permita que el verdadero amor surja, las cosas que estn bien estructuradas se transformarn en confusin y harn que se tambalee todo aquello que creemos que es cierto, que es verdad. El mundo ser verdadero cuando el hombre sepa amar; hasta entonces, viviremos creyendo que conocemos el amor, pero sin valor para afrontarlo tal y como es.
El amor es una fuerza salvaje. Cuando intentamos controlarlo, nos destruye. Cuando intentamos aprisionarlo, nos esclaviza. Cuando intentamos entenderlo, nos deja perdidos y confusos.
Esta fuerza est en la Tierra para darnos alegra, para acercarnos a Dios y a nuestro prjimo: y aun as, de la manera que amamos hoy, tenemos una hora de angustia por cada hora de paz.
Mikhail hace una pausa. El extrao plato de metal suena otra vez.
Como hacemos todos los jueves, no vamos a contar historias de amor. Vamos a contar historias de desamor. Vamos a ver lo que est en la superficie, y entenderemos lo que est por debajo: la base de nuestras costumbres, nuestros valores. Cuando consigamos agujerear esa base, veremos que all estamos nosotros. sQuin empieza?
Varias personas levantan la mano. l seala a una chica de apariencia rabe. Ella se gira hacia un hombre solo, al otro lado de la sala.
sSe ha quedado usted impotente con alguna mujer?
Todo el mundo re. El hombre, sin embargo, evita la respuesta directa.
sPregunta usted eso porque su novio es impotente?
Todo el mundo vuelve a rer. Mientras Mikhail hablaba, yo sospechaba que una nueva secta se estaba formando, pero imagino que en las reuniones de sectas nadie fuma, bebe, ni hace preguntas embarazosas sobre la actividad sexual del prjimo.
No responde la chica con voz firme. Pero ya le ha pasado. Y s que, si usted se hubiese tomado mi pregunta en serio, la respuesta sera s, ya me ha pasado. Todos los hombres, en todas las culturas y los pases, independientemente del amor o de la atraccin sexual, se han quedado impotentes, muchas veces con la persona que ms desean. Es normal.
S, es normal, y el que me haba dado esa respuesta era un psiquiatra, cuando crea que tena un problema.
La chica contina:
Sin embargo, la historia que nos han contado es la siguiente: todos los hombres consiguen tener una ereccin siempre. Cuando no lo consiguen, creen que son incapaces, y las mujeres se convencen de que no son lo bastante atractivas como para atraerlos. Como el asunto es tab, l no habla con sus amigos sobre eso. Le dice a su mujer la famosa frase: Es la primera vez que me pasa. Siente vergenza de s mismo, y la mayor parte de las veces se aleja de alguien con quien podra tener una excelente relacin, si se hubiera dado una segunda, una tercera o una cuarta oportunidad. Si confiara ms en el amor de sus amigos, si dijera la verdad, descubrira que no es el nico. Si confiara ms en el amor de su mujer, no se sentira humillado.
Aplausos. Cigarrillos que se encienden otra vez, como si mucha de esta gente mujeres y hombres sintiese un gran alivio.
Mikhail seala a un seor con aire de ejecutivo de multinacional.
Soy abogado, llevo casos de separacin por va contenciosa.
sQu significa por va contenciosa? pregunta alguien de la audiencia.
Cuando una de las dos personas no est de acuerdo responde el abogado, irritado por haber sido interrumpido y con aire de quien cree absurdo desconocer un trmino tan simple.
Contine dice Mikhail con una autoridad que yo jams sera capaz de reconocer en el chico que haba conocido en mi tarde de autgrafos.
El abogado obedece:
Hoy he recibido un informe de la firma Human and Legal Resources, ubicada en Londres. Dice lo siguiente:
A) Dos tercios de los empleados de una firma tienen algn tipo de relacin afectiva. tImagnense! En una oficina de tres personas, eso significa que dos acabarn teniendo algn tipo de contacto ntimo.
B) El 10 % acaban dejando el empleo por culpa de eso; el 40 % tienen relaciones que duran ms de tres meses, y en el caso de ciertas profesiones que exigen mucho tiempo fuera de casa, por lo menos ocho de cada diez personas acaban teniendo una relacin. sNo es increble?
tTratndose de estadsticas, habr que respetarlo! comenta uno de los jvenes vestidos como si formase parte de un peligroso grupo de delincuentes. tTodos nosotros creemos en las estadsticas! tEso significa que mi madre debe de estar traicionando a mi padre, y la culpa no es suya, es de las estadsticas!
Ms risas, ms cigarrillos encendidos, ms alivio, como si aqu, en esta audiencia, la gente estuviese oyendo cosas que siempre ha temido or, y eso la liberase de algn tipo de angustia. Pienso en Esther y en Mikhail: Profesiones que exigen mucho tiempo fuera de casa, ocho de cada diez personas.
Pienso en m y en las muchas veces que eso tambin ha sucedido. Despus de todo, son estadsticas, no estamos solos.
Se cuentan otras historias celos, abandono, depresin, pero ya no presto atencin. Mi Zahir ha vuelto con toda la intensidad; estoy en la misma sala que el hombre que me ha robado a mi mujer, aunque durante algunos instantes haya credo que simplemente estaba haciendo terapia de grupo. Mi vecino, el que me haba reconocido, me pregunta si me est gustando. Por un momento, me distrae de mi Zahir y me alegro de responder.
No entiendo el objetivo. Parece un grupo de autoayuda, como alcohlicos annimos o consejeros matrimoniales.
Pero slo que est oyendo no es real?
Puede ser. Pero repito: scul es el objetivo?
sa no es la parte ms importante de la noche; es simplemente una manera de no sentirnos solos. Contando nuestras vidas delante de todos, acabamos descubriendo que la mayora de la gente ha vivido lo mismo.
sY el resultado prctico?
Si no estamos solos, tenemos ms fuerza para saber dnde nos hemos desviado y cambiar de rumbo. Pero como he dicho, no es ms que un intervalo entre lo que dice el chico al principio y el momento de invocar la energa.
sQuin es el chico?
La conversacin es interrumpida por el sonido del plato de metal. Esta vez es el viejo, que est delante del atabaque, el que est hablando.
La parte del raciocinio est terminada. Pasemos al ritual, a la emocin que todo lo culmina y que todo lo transforma. Para aquellos que estn hoy aqu por primera vez, esta danza desarrolla nuestra capacidad de aceptar el amor. El amor es lo nico que activa la inteligencia y la creatividad, algo que nos purifica y nos libera.
Apagan los cigarrillos, el ruido de los vasos cesa. El extrao silencio desciende de nuevo sobre la sala, y una de las chicas hace una plegaria.
Seora, danzaremos en tu honor. Que nuestra danza nos haga volar hasta lo alto.
Ha dicho seora, so he odo mal?
Ha dicho seora seguro. La otra chica enciende cuatro candelabros con velas, las luces se apagan. Las cuatro figuras vestidas de blanco, con sus faldas anchas, bajan del escenario y se mezclan con el pblico. Durante casi media hora, el segundo chico, con una voz que parece salir de su vientre, entona un canto montono, repetitivo, pero que curiosamente me hace olvidar un poco el Zahir, relajarme, sentir una especie de somnolencia. Incluso uno de los nios, que corra de un lado a otro durante toda la parte de recontar el amor, ahora est quieto, mirando fijamente hacia el escenario. Algunos de los presentes tienen los ojos cerrados, otros contemplan el suelo, o un punto fijo, invisible, como haba visto hacer a Mikhail.
Cuando deja de cantar, empiezan los instrumentos de percusin el plato de metal con adornos y el atabaque, con un ritmo muy semejante al que estaba acostumbrado a ver en las ceremonias de religiones venidas de frica.
Las figuras vestidas de blanco giran sobre s mismas, y el pblico en aquel lugar lleno de gente abre espacio para que las faldas tracen movimientos en el aire. Los instrumentos aceleran el ritmo, los cuatro giran cada vez ms de prisa, dejando escapar sonidos que no forman parte de ninguna lengua conocida, como si estuviesen hablando directamente con ngeles o con la Seora, como se ha dicho.
Mi vecino se ha levantado, y tambin ha empezado a danzar y a murmurar frases incomprensibles. Otras diez u once personas del pblico hacen lo mismo, mientras el resto asisten con una mezcla de reverencia y admiracin.
No s cunto tiempo dur aquella danza, pero el sonido de los instrumentos pareca seguir los latidos de mi corazn, y tuve un inmenso deseo de entregarme, de decir cosas extraas, de mover mi cuerpo; fue precisa una mezcla de autocontrol y de sentido del ridculo para no ponerme a girar como un loco sobre m mismo. Sin embargo, como nunca antes, la figura de Esther, mi Zahir, pareca estar ante m, sonriendo, pidindome que alabase a la Seora.
Yo luchaba por no entrar en aquel ritual que no conoca, para que todo acabase pronto. Procuraba concentrarme en mi objetivo de aquella noche hablar con Mikhail, hacer que me llevase hasta mi Zahir, pero sent que era imposible seguir inmvil. Me levant de la silla, y cuando ensayaba, con cuidado y timidez, los primeros pasos, la msica ces abruptamente.
En el saln iluminado slo por las velas, todo lo que poda or era la respiracin cansada de los que haban danzado. Poco a poco, el sonido de la respiracin fue disminuyendo, las luces volvieron a encenderse, y todo pareca haber vuelto a la normalidad. Pude ver que los vasos se llenaban de nuevo de cerveza, vino, agua y refrescos. Los nios volvieron a correr y a hablar en alto, y en seguida estaban todos charlando, como si nada, absolutamente nada hubiese sucedido.
Es hora de terminar la reunin dijo la chica que haba encendido las velas. Alma tiene la historia final.
Alma era la mujer que tocaba el plato de metal. Habl con el acento de alguien que ha vivido en Oriente.
El maestro tena un bfalo. Los cuernos separados le hacan pensar que, si era capaz de sentarse entre ellos, sera lo mismo que estar en un trono. Cierto da, cuando el animal estaba distrado, l se acerc e hizo lo que soaba. Al mismo tiempo, el bfalo se levant y lo lanz lejos.
Su mujer, al verlo, empez a llorar.
No llores le dijo el maestro en cuanto consigui recuperarse. He sufrido, pero tambin he realizado mi deseo.
La gente empez a salir. Le pregunt a mi vecino qu haba sentido.
Ya sabe. Lo escribe usted en sus libros.
Yo no lo saba, pero tena que fingir.
Puede que lo sepa, pero quiero asegurarme.
l me mir como si yo no lo supiese, y por primera vez empez a dudar de si realmente yo era el escritor que crea conocer.
He estado en contacto con la energa del Universo respondi. Dios ha pasado por mi alma.
Y sali, para no tener que explicar lo que estaba diciendo.
En la sala desierta quedaron slo los cuatro actores, los dos msicos y yo. Las mujeres se fueron al bao del restaurante, posiblemente a cambiarse de ropa. Los hombres se quitaron las vestimentas blancas all mismo en la sala y se pusieron sus ropas de calle. Despus, empezaron a guardar los candelabros y los instrumentos en dos maletas grandes.
El seor mayor, que haba tocado el atabaque durante la ceremonia, empez a contar el dinero y lo dividi en seis partes iguales. Creo que hasta ese instante Mikhail no haba notado mi presencia.
Esperaba verte por aqu.
E imagino que sabes la razn.
Despus de permitir que la energa pase por mi cuerpo, s la razn de todo. S la razn del amor y de la guerra. S la razn por la que un hombre busca a la mujer que ama.
Sent que otra vez caminaba por el filo de una navaja. Si l saba que estaba all por culpa de mi Zahir, saba tambin que eso era una amenaza para su relacin.
sPodemos hablar como dos hombres de honor que luchan por algo que merece la pena?
Mikhail pareci vacilar. Yo segu:
S que voy a salir herido, como el maestro que quiso sentarse entre los cuernos del toro, pero creo que me lo merezco. Lo merezco por el dolor que he causado, aunque inconscientemente. No creo que Esther me hubiera dejado si hubiese respetado su amor.
No entiendes nada dijo Mikhail.
Aquella frase me irrit. sCmo un chico de veinticinco aos poda decirle a un hombre que ha vivido y sufrido, que est curtido por la vida, que no entenda nada? Pero deba controlarme, humillarme, hacer lo que fuera preciso: no poda seguir conviviendo con fantasmas, no poda dejar que mi universo entero siguiera dominado por el Zahir.
Puede ser que realmente no lo entienda: justamente para eso estoy aqu. Para entender. Para liberarme a travs de la comprensin de lo que sucedi.
Lo entendas todo muy bien, y de repente dejaste de entender; por lo menos fue eso lo que Esther me cont. Como todos los maridos, llega un momento en el que se considera a la esposa como parte de los muebles y utensilios de la casa.
Mi tentacin era decir: Entonces, me gustara que me lo contase ella. Que me diese la oportunidad de corregir mis errores, y que no me dejase por un chico de veintipocos aos que pronto se comportar de la misma manera que yo. Pero sali una frase ms cuidadosa de mi boca:
No creo que sea as. Leste mi libro, fuiste a mi tarde de autgrafos porque sabes lo que siento, y queras tranquilizarme. Mi corazn todava est hecho pedazos. sHas odo hablar del Zahir?
He sido educado en la religin islmica. Conozco la idea del Zahir.
Pues Esther ocupa todo el espacio de mi vida. Cre que, al escribir lo que senta, me librara de su presencia. Hoy la amo de manera ms silenciosa, pero no puedo pensar en otra cosa. Y te pido un favor: har lo que desees, pero necesito que me expliques por qu desapareci de esa manera. Como t mismo has dicho, no entiendo nada.
Era duro estar all implorndole al amante de mi mujer que me ayudase a comprender qu haba pasado. Si Mikhail no hubiese aparecido la tarde de autgrafos, tal vez aquel momento en la catedral de Vitoria, donde acept mi amor y escrib Tiempo de romper, tiempo de coser, habra sido suficiente. El destino, sin embargo, tena otros planes, y la simple posibilidad de poder ver a mi mujer una vez ms volva a desequilibrarlo todo.
Vamos a comer dijo Mikhail, despus de un rato. No entiendes nada. Pero la energa divina, que hoy ha atravesado mi cuerpo, es generosa contigo.
Quedamos en vernos al da siguiente. En el camino de vuelta, record una conversacin con Esther, ocurrida tres meses antes de su desaparicin.
Una conversacin sobre la energa que atravesaba el cuerpo.
Realmente sus ojos son diferentes. Tienen miedo a la muerte, s, pero por encima del miedo a la muerte, est la idea del sacrificio. Sus vidas tienen un sentido, porque estn dispuestos a ofrecerlas por una causa.
sHablas de los soldados?
Hablo de los soldados y hablo de algo que me resulta terrible aceptar, pero ante lo que no puedo fingir. La guerra es un rito; un rito de sangre, pero tambin un rito de amor.
Has perdido el juicio.
Tal vez. He conocido a otros corresponsales de guerra. Van de un pas a otro, como si la rutina de la muerte formase parte de sus vidas. No tienen miedo de nada, se enfrentan al peligro igual que un soldado. sTodo por una noticia? No creo. Ya no pueden vivir sin el peligro, la aventura, la adrenalina en la sangre. Uno de ellos, casado y con tres hijos, me ha dicho que el lugar en el que mejor se siente es en el campo de batalla. Aunque adora a su familia habla todo el tiempo sobre su mujer y los nios.
Es realmente imposible de entender. Esther, no quiero interferir en tu vida, pero creo que esta experiencia acabar hacindote dao.
Lo que me va a hacer dao es vivir una vida sin sentido. En la guerra, todo el mundo sabe que est experimentando algo importante.
sUn momento histrico?
No, eso no es suficiente para que arriesguen su vida. Experimentando la verdadera esencia del hombre.
La guerra.
No, el amor.
Te ests volviendo como ellos.
Creo que s.
Dile a tu agencia de noticias que ya basta.
No puedo. Es como una droga. Si estoy en el campo de batalla, mi vida tiene un sentido. Paso das sin ducharme, me alimento de las raciones de los soldados, duermo tres horas todas las noches, me despierto con ruido de tiros, s que en cualquier momento alguien puede lanzar una granada en el sitio en el que estamos, y eso me hace vivir, sentiendes? Vivir, amar cada minuto, cada segundo. No hay lugar para la tristeza, para las dudas, para nada: slo siento un gran amor por la vida. sMe ests prestando atencin?
Totalmente.
Es como si una luz divina estuviese all, en medio de los combates, en medio de lo peor que hay. Tienes miedo antes y despus, pero no en el momento en el que se disparan los tiros. Porque, en ese momento, ves al hombre al lmite: capaz de los gestos ms heroicos y ms inhumanos. Salen bajo una lluvia de balas para rescatar a un compaero, y al mismo tiempo disparan sobre todo lo que se mueve: nios, mujeres; el que est en la lnea de fuego va a morir. Gente que siempre ha sido honesta en sus pequeas ciudades del interior, donde nada sucede, invaden museos, destruyen piezas que han resistido siglos y roban cosas que no necesitan. Sacan fotos de atrocidades que ellos mismos cometen, y se enorgullecen de ello, en vez de intentar esconderlo. Es un mundo loco.
Gente que siempre ha sido desleal, traidora, siente una especie de camaradera y complicidad, y all son incapaces de un gesto equivocado. O sea, todo funciona exactamente al revs.
sTe ha ayudado a responder a la pregunta que Hans le hizo a Fritz en un bar de Tokio, en aquella historia que me contaste?
S. La respuesta est en una frase del jesuta Teilhard de Chardin, el mismo que dijo que nuestro mundo estaba envuelto por una capa de amor: Ya dominamos la energa del viento, de los mares, del sol. Pero el da que el hombre sepa dominar la energa del amor ser algo tan importante como el descubrimiento del fuego.
sY aprendiste eso slo porque has ido al frente de batalla?
No lo s. Pero he visto que en la guerra, por ms paradjico que sea, la gente es feliz. El mundo, para ellos, tiene un sentido. Como he dicho antes, el poder total, o el sacrificio por una causa, da un significado a sus vidas. Son capaces de amar sin lmite porque ya no tienen nada que perder. Un soldado herido de muerte nunca le pide al equipo mdico: tPor favor, slvenme! Generalmente sus ltimas palabras son: Decidles a mi hijo y a mi mujer que los quiero. tEn el momento de desesperacin hablan de amor!
O sea que, en tu opinin, el ser humano slo encuentra sentido a la vida cuando est en una guerra.
Pero siempre estamos en guerra. Estamos siempre en lucha con la muerte, y sabemos que al final va a ganar la muerte. En los conflictos armados eso es ms visible, pero en la vida diaria sucede lo mismo. No podemos permitirnos el lujo de ser infelices todo el tiempo.
sQu quieres que haga?
Necesito ayuda. Y ayuda no es decir: Ve y pide la dimisin, porque eso me hara estar ms confusa que antes. Tenemos que descubrir una manera de canalizarlo, dejar que la energa de este amor puro, absoluto, pase por nuestro cuerpo y se expanda a nuestro alrededor. La nica persona que me ha entendido hasta ahora fue un intrprete que dice que ha tenido revelaciones respecto a esta energa, pero me parece que est un poco fuera de la realidad.
sAcaso hablas del amor de Dios?
Si una persona es capaz de amar a su compaero sin restricciones, sin condiciones, est manifestando el amor de Dios. Si manifiesta el amor de Dios, amar a su prjimo. Si ama a su prjimo, se amar a s mismo. Si se ama a s mismo, las cosas vuelven a su lugar. La historia cambia.
La historia jams cambiar por culpa de la poltica, o de las conquistas, o de las teoras, o de las guerras; todo eso es simplemente repeticin, es algo que vemos desde el inicio de los tiempos. La historia cambiar cuando podamos usar la energa del amor, igual que usamos la energa del viento, de los mares, del tomo
sCrees que nosotros dos podemos salvar el mundo?
Creo que hay ms gente que piensa de la misma manera. sMe ayudas?
Claro, siempre que me digas qu debo hacer.
tPero eso es justamente lo que no s!
La simptica pizzera que frecuentaba desde mi primer viaje a Pars ahora formaba parte de mi historia: la ltima vez que haba estado all haba sido para celebrar la medalla de oficial de las Artes y de las Letras que me haba otorgado el Ministerio de Cultura (aunque mucha gente creyese que un restaurante ms caro y ms elegante sera el lugar ideal para conmemorar un acontecimiento tan importante). Pero Roberto, el dueo del local, era una especie de fetiche para m; siempre que iba a su restaurante, algo bueno suceda en mi vida.
Podra empezar hablando de cosas amenas, como la repercusin de Tiempo de romper, tiempo de coser, o de mis emociones contradictorias durante tu obra de teatro.
No es una obra de teatro, es una reunin corrigi l. Contamos historias, y danzamos para la energa del amor.
Podra hablar de cualquier cosa para hacer que te sientas ms cmodo. Pero ambos sabemos por qu estamos aqu sentados.
Estamos aqu a causa de tu mujer dijo un Mikhail que exhiba el aire desafiante de los jvenes de su edad y que en nada se pareca al chico tmido de la tarde de autgrafos, ni al lder espiritual de aquella reunin.
Te has equivocado en la expresin: ella es mi ex mujer. Y me gustara pedirte un favor: que me lleves hasta ella. Que ella me diga, mirndome a los ojos, la razn por la que se fue. Slo entonces me librar de mi Zahir. En caso contrario, pensar da y noche, noche y da, recordando nuestra historia cientos, miles de veces. Intentando descubrir el momento en el que me equivoqu y nuestros caminos empezaron a distanciarse.
l ri.
Una idea genial, la de recordar la historia; es as como cambian las cosas.
Perfecto, pero prefiero dejar las discusiones filosficas de lado. S que, como todos los jvenes, tienes en tus manos la frmula exacta para corregir el mundo. Como todos los jvenes, llegar un da en el que tendrs mi edad, y vers que no es tan fcil cambiar las cosas. Mientras, sera intil seguir hablando de eso ahora. sMe puedes hacer el favor que te estoy pidiendo?
Antes quiero preguntarte algo: sella se despidi?
No.
sTe dijo que se marchaba?
No lo dijo. Ya lo sabes.
sCrees que, siendo Esther quien es, sera capaz de dejar a un hombre con el que ha vivido ms de diez aos sin antes enfrentarse a l y explicarle sus razones?
Pues es justamente eso lo que ms me incordia. Pero squ quieres decir?
La conversacin fue interrumpida por Roberto, que deseaba saber qu bamos a comer. Mikhail quera una pizza napolitana, y yo le suger que escogiese por m; no era el momento de dejarme corroer por la duda de lo que deba pedir para comer. Lo nico realmente urgente era que trajese, lo ms rpido posible, una botella de vino tinto. Roberto pregunt la marca, yo refunfu cualquier cosa, y l entendi que deba permanecer apartado, no volver a preguntarme nada ms durante la comida y tomar las decisiones necesarias, permitindome concentrarme en la conversacin con el joven que estaba conmigo.
El vino lleg al cabo de treinta segundos. Llen nuestros vasos.
sQu est haciendo?
sRealmente quieres saberlo?
La pregunta respondida con otra pregunta me puso nervioso.
S, quiero.
Alfombras. Y dando clases de francs.
tAlfombras! Mi mujer (ex mujer, tpor favor, acostmbrate!), que tena todo el dinero que necesitaba en la vida, que haba estudiado periodismo en la universidad, que hablaba cuatro idiomas, sahora se vea obligada a sobrevivir haciendo alfombras y dando clases para extranjeros? Mejor que me controlase: no poda herirlo en su orgullo masculino, aunque creyese que era una vergenza que no pudiera darle a Esther todo lo que ella mereca.
Por favor, entiende lo que estoy pasando desde hace ms de un ao. No soy ninguna amenaza para vuestra relacin, slo necesito dos horas con ella. O una hora, me da igual.
Mikhail pareca saborear mis palabras.
Has olvidado responder a mi pregunta dijo, con una son risa. sCrees que Esther, siendo ella quien es, dejara al hombre de su vida sin al menos decirle adis y sin explicarle la razn?
Creo que no.
Entonces, spor qu esa historia de ella me dej? sPor qu me dices que no soy una amenaza para vuestra relacin?
Me dej confuso. Y sent algo llamado esperanza, aunque no supiese qu esperaba, ni de dnde vena.
Me ests diciendo que
Exactamente. Te estoy diciendo que creo que ella no te ha dejado, y que tampoco me ha dejado a m. Simplemente ha desaparecido; durante algn tiempo, o durante el resto de la vida, pero ambos tenemos que respetarlo.
Fue como si una luz brillase en aquella pizzera que siempre me traa buenos recuerdos, buenas historias. Yo quera creer desesperadamente lo que deca el chico, el Zahir ahora lata en todo a mi alrededor.
sSabes dnde est?
S. Pero debo respetar su silencio, aunque ella tambin me haga mucha falta. Toda esta situacin tambin es confusa para m: o Esther est satisfecha por haber encontrado el amor que devora, o bien espera que uno de nosotros vaya a su encuentro, o ha encontrado a otro hombre, o ha desistido del mundo. Sea como fuere, si decides ir a su encuentro, yo no puedo impedirlo. Pero pienso que, en tu caso, tienes que aprender el camino que te lleve a encontrar no slo su cuerpo, sino tambin su alma.
Yo quera rer, quera abrazarlo o quera matarlo; las emociones cambiaban con una rapidez impresionante.
T y ella
sNos acostamos? No te interesa. Pero encontr en Esther la compaera que estaba buscando, la persona que me ayud a empezar la misin que me fue confiada, el ngel que me abri las puertas, los caminos, las veredas que nos permitirn si la Seora quiere traer de nuevo la energa del amor a la Tierra. Compartimos la misma misin.
Y simplemente, para que te quedes ms tranquilo: tengo una novia, la chica rubia que estaba en el escenario. Se llama Lucrecia, es italiana.
sMe ests diciendo la verdad?
En nombre de la Energa Divina, te estoy diciendo la verdad.
Sac un trozo de tela oscura del bolsillo.
sVes esto? En verdad, el color de la tela es verde: parece negra porque tiene sangre coagulada.
Un soldado, en algn pas del mundo, le pidi algo antes de morir: ella tena que quitarle la camisa, cortarla en varios trozos y distribuirlos entre quienes pudiesen entender el mensaje de aquella muerte. sT tienes un trozo?
Esther jams me habl de ese tema.
Cuando ella encuentra a alguien que debe recibir el mensaje, tambin le da un poco de sangre del soldado.
sCul es ese mensaje?
Si ella no te dio un trozo, no creo que pueda decirte nada al respecto, aunque no me haya pedido que le guarde el secreto.
sConoces a alguien ms que tenga un trozo de esta tela?
Todas las personas que estaban en el escenario. Estamos juntos porque Esther nos uni.
Tena que ir con cuidado, establecer una relacin. Hacer un depsito en el Banco de Favores. No asustarlo, no mostrar ansiedad. Hacerle preguntas sobre l, sobre su trabajo, sobre su pas, del cual haba hablado con tanto orgullo. Saber si lo que me estaba diciendo era verdad o si tena otras intenciones. Tener la absoluta certeza de que todava mantena contacto con Esther o si tambin haba perdido su pista. Incluso viniendo de un lugar tan distante, donde los valores tal vez fuesen otros, yo saba que el Banco de Favores funcionaba en cualquier parte, era una institucin que no conoca fronteras.
Por un lado, quera creer en todo lo que deca. Por otro, mi corazn ya haba sufrido y sangrado mucho, por las mil y una noches en que me quedaba despierto, esperando el ruido de la llave girando en la cerradura, esperando que Esther entrase y se acostase a mi lado, sin decir nada. Me haba prometido a m mismo que, si eso suceda un da, jams le hara pregunta alguna, simplemente la besara, le dira que duermas bien, amor mo y despertaramos juntos al da siguiente, cogidos de la mano, como si aquella pesadilla jams hubiese sucedido.
Roberto lleg con las pizzas; pareca tener un sexto sentido, apareci en el momento en el que necesitaba ganar tiempo para pensar.
Volv a mirar a Mikhail. Calma, controla tu corazn o te va a dar un infarto. Beb un vaso entero de vino y vi que l haca lo mismo.
sPor qu estaba nervioso?
Creo lo que me dices. Tenemos tiempo para hablar.
Me vas a pedir que te lleve donde est ella.
Me haba estropeado el juego; tena que volver a empezar.
S, te lo voy a pedir. Voy a intentar convencerte. Voy a hacer todo lo posible para conseguirlo. Pero no tengo prisa, todava tenemos una pizza entera por delante. Quiero or ms cosas sobre ti.
Repar en que sus manos temblaban, aunque l se esforzaba por controlarlas.
Soy una persona con una misin. Hasta el momento, todava no he conseguido cumplirla. Pero creo que todava tengo muchos das por delante.
Y tal vez yo pueda ayudarte.
Puedes ayudarme. Cualquiera puede ayudarme, basta con ayudar a que la energa del amor se expanda por el mundo.
Puedo hacer ms que eso.
No quera ir ms lejos para no parecer que estaba intentando comprar su fidelidad. Cuidado, todo cuidado es poco. Puede que est diciendo la verdad, pero tambin puede que est mintiendo, intentando aprovecharse de mi sufrimiento.
Slo conozco una energa de amor continu. Aquella que tengo por la mujer que se fue mejor dicho, que se apart, y me est esperando. Si pudiera volver a verla, sera un hombre feliz. Y el mundo sera mejor, porque una alma estara contenta.
l mir hacia el techo, mir hacia la mesa, y yo dej que el silencio se prolongase todo lo posible.
Oigo una voz dijo por fin, sin coraje para mirarme.
La gran ventaja de abordar temas que envuelven la espiritualidad en libros es saber que siempre entrar en contacto con personas que poseen algn tipo de don. Algunos de esos dones son reales, otros son invencin, algunas de esas personas intentan aprovecharse, otras me estn poniendo a prueba. Yo ya haba visto tantas cosas sorprendentes que ese da no tena la menor duda de que los milagros existen, que todo es posible, el hombre est volviendo a aprender aquello que ha olvidado, sus poderes interiores.
La diferencia es que se no era el momento ideal para hablar del tema. Mi nico inters era el Zahir. Necesitaba que el Zahir volviera a llamarse Esther.
Mikhail
Mi verdadero nombre no es Mikhail. Me llamo Oleg.
Oleg
Mikhail es mi nombre; lo escog cuando decid renacer para la vida. El arcngel guerrero, con su espada de fuego, abriendo camino para que scmo lo llamas t? los guerreros de la luz puedan encontrarse. sa es mi misin.
sa es tambin mi misin.
sNo prefieres hablar de Esther?
sCmo? sHaba desviado otra vez el tema hacia lo que me interesaba?
No me encuentro muy bien su mirada empezaba a perderse, vagaba por el restaurante, como si yo no estuviese all. No quiero tocar ese tema. La voz
Algo extrao, muy extrao estaba sucediendo. sHasta dnde sera capaz de llegar para impresionarme? sAcabara pidindome, como mucha gente antes, que escribiese un libro sobre su vida y sus poderes?
Siempre que tengo un objetivo claro ante m, estoy dispuesto a todo para alcanzarlo (despus de todo, eso era lo que deca en mis libros, y no poda traicionar mis palabras). Ahora tena un objetivo: mirar una vez ms a los ojos del Zahir. Mikhail me haba dado una serie de informaciones nuevas: no era su amante, ella no me haba dejado, todo era una cuestin de tiempo hasta traerla de vuelta. Tambin caba la posibilidad de que la comida en la pizzera fuese una farsa; un chico que no tiene cmo ganarse la vida se aprovecha del dolor ajeno para conseguir lo que pretende.
Beb un vaso de vino de una sola vez. Mikhail hizo lo mismo.
Prudencia, deca mi instinto.
S, quiero hablar de Esther. Pero tambin quiero saber ms cosas sobre ti.
No es verdad. Quieres seducirme, convencerme de que haga cosas que yo, en principio, ya estaba dispuesto a hacer. Aun as, tu dolor no te deja ver claramente: crees que puedo estar mintiendo, que quiero aprovecharme de la situacin.
Aunque Mikhail supiese exactamente lo que yo estaba pensando, hablaba ms alto de lo que manda la buena educacin. La gente empezaba a volverse para ver lo que suceda.
Quieres impresionarme, sin saber que tus libros han marcado mi vida, que aprend mucho con lo que estaba escrito en ellos. Tu dolor te ha dejado ciego, mezquino, con una obsesin: el Zahir. No es tu amor por ella lo que me hizo aceptar esta invitacin para comer; no me convence, creo que puede ser simplemente tu orgullo herido. Lo que me ha hecho estar aqu
La voz aumentaba de tono; empez a mirar en varias direcciones, como si estuviese perdiendo el control.
Las luces
sQu pasa?
Lo que me ha hecho estar aqu tes el amor de ella por ti!
sEsts bien?
Roberto se dio cuenta de que algo andaba mal. Vino hasta la mesa y agarr el hombro del chico, como quien no quiere la cosa:
Bien, por lo visto, mi pizza est horrorosa. No tienen que pagar, pueden irse.
Era la solucin. Podamos levantarnos, salir y evitar el desolador espectculo de alguien que finge estar posedo por un espritu en una pizzera, simplemente para causarme algn tipo de impresin o embarazo (aunque yo pensara que la cosa era ms seria que una simple representacin teatral).
sSientes el viento?
En ese momento, tuve la certeza de que el muchacho no estaba representando: al contrario, haca un gran esfuerzo por controlarse, y le estaba entrando un pnico mayor que el mo.
tLas luces, las luces estn apareciendo! tPor favor, scame de aqu!
Su cuerpo empez a sacudirse con los temblores. Ahora ya no se poda esconder nada, la gente de otras mesas se haba levantado.
En Kazajs
No consigui terminar la frase. Empuj la mesa: pizzas, vasos y tenedores volaron y alcanzaron a quienes coman a nuestro lado. Su expresin cambi por completo, su cuerpo temblaba y sus ojos salan de sus rbitas. La cabeza se ech violentamente hacia atrs y o un ruido de huesos. Un seor se levant de una de las mesas. Roberto lo agarr antes de que se cayese, mientras el hombre coga una cuchara del suelo y la meta en su boca.
La escena debi de durar tan slo unos segundos, pero a m me pareci una eternidad. Imaginaba otra vez las revistas sensacionalistas describiendo cmo el famoso escritor, posible candidato a un importante premio literario a pesar de tener a toda la crtica en contra, haba provocado una sesin de espiritismo en una pizzera, simplemente para llamar la atencin sobre su nuevo libro. Mi paranoia continu descontroladamente: iban a descubrir en seguida que aquel mdium era el mismo hombre que haba desaparecido con su mujer. Todo empezara de nuevo, y esta vez ya no tendra valor ni energa para enfrentarme de nuevo a la misma prueba.
Claro, en aquellas mesas estaban algunos conocidos mos, pero scul de ellos era realmente mi amigo? sQuin iba a ser capaz de mantener en silencio lo que estaba viendo?
El cuerpo del chico dej de temblar, se relaj; Roberto lo mantena sentado en la silla. El hombre le tom el pulso, abri sus prpados y me mir:
No debe de ser la primera vez. sCunto tiempo hace que lo conoce?
Vienen a menudo por aqu respondi Roberto, notando que yo estaba completamente desarmado. Pero es la primera vez que sucede en pblico, aunque yo ya haya tenido casos como ste en mi restaurante.
Ya me he dado cuenta respondi el hombre. No le ha entrado el pnico.
Era un comentario dirigido a m, que deba de estar plido. El hombre volvi a su mesa. Roberto intent relajarme:
Es el mdico de una actriz muy famosa dijo. Y creo que t necesitas ms cuidados que tu invitado.
Mikhail o Oleg, o fuese quien fuese aquella criatura que estaba frente a m despertaba. Mir a su alrededor, y en vez de sentir vergenza, sonri, un poco confuso.
Disculpa dijo. He intentado controlarlo.
Yo procuraba mantener la compostura, Roberto volvi a socorrerme:
No se preocupe. Aqu nuestro escritor tiene dinero suficiente para pagar los platos rotos.
Despus, se volvi hacia m:
Epilepsia. Simplemente un ataque epilptico, nada ms.
Salimos del restaurante, Mikhail entr rpidamente en un taxi.
tPero no hemos hablado! sAdonde vas?
Ahora no estoy en condiciones. Y ya sabes dnde encontrarme.
Hay dos tipos de mundo: aquel con el que soamos y aquel que es real.
En el mundo que yo soaba, Mikhail haba dicho la verdad, todo se reduca a un momento difcil de mi vida, un malentendido que sucede en cualquier relacin amorosa. Esther me aguardaba pacientemente, esperando que yo descubriese lo que haba fallado en nuestra relacin, fuese hasta ella, le pidiese disculpas y recomenzsemos nuestra vida juntos.
En el mundo que soaba, Mikhail y yo conversbamos tranquilamente, salamos de la pizzera, cogamos un taxi, tocbamos el timbre de la puerta donde mi ex mujer (so mujer?, ahora la duda se inverta) teja sus alfombras por la maana, daba clases de francs por la tarde y dorma sola por la noche, igual que yo, esperando a que sonase el timbre, que su marido entrara con un ramo de flores y la llevara a tomar chocolate caliente a un hotel cerca de los Campos Elseos.
En el mundo real, cada encuentro con Mikhail sera siempre tenso, con miedo por lo que haba sucedido en la pizzera. Todo lo que haba dicho era fruto de su imaginacin; en verdad, tampoco l saba el paradero de Esther. En el mundo real, yo estaba a las 11.45 de la maana en la Gare de l'Est, esperando el tren que vena de Estrasburgo, para recibir a un importante actor y director norteamericano, entusiasmadsimo con la idea de producir una pelcula basada en uno de mis libros.
Hasta aquel momento, siempre que me hablaban de una adaptacin para el cine, mi respuesta era siempre un no me interesa; creo que cada persona, al leer el libro, crea su propia pelcula en la cabeza, da rostro a los personajes, construye los decorados, oye la voz, siente los olores. Y justamente por eso, cuando asiste a algo basado en una novela que le ha gustado, siempre sale con la sensacin de haber sido engaada, siempre dice: El libro es mejor que la pelcula.
Esta vez mi agente literaria haba insistido mucho. Afirmaba que ese actor y productor era de los nuestros, pretenda hacer algo totalmente diferente de lo que siempre nos haban propuesto. La cita haba sido concertada con dos meses de antelacin, debamos cenar esa noche, discutir los detalles, ver si realmente haba una complicidad en nuestra manera de pensar.
Pero en dos semanas mi agenda haba cambiado por completo: era jueves, yo tena que ir hasta un restaurante armenio, intentar un nuevo contacto con un joven epilptico que aseguraba or voces, pero que era la nica persona que saba el paradero del Zahir. Interpret aquello como una seal para no vender los derechos del ttulo, intent cancelar la cita con el actor; l insisti, dijo que no tena importancia, podamos cambiar la cena por una comida al da siguiente: Nadie se pone triste por tener que pasar una noche en Pars solo fue su comentario, que me dej completamente sin argumentos.
En el mundo que yo imaginaba, Esther todava era mi compaera, y su amor me daba fuerzas para seguir adelante, para explorar todas mis fronteras.
En el mundo que exista, ella era la obsesin completa. Absorbiendo toda mi energa, ocupando todo el espacio, obligndome a hacer un esfuerzo enorme para seguir con mi vida, mi trabajo, mis citas con productores, mis entrevistas.
sCmo es posible que, incluso dos aos despus, todava no hubiera conseguido olvidarla? Ya no soportaba pensar en el tema, analizar todas las posibilidades, intentar huir, conformarme, escribir un libro, practicar yoga, hacer un trabajo benfico, frecuentar a los amigos, seducir mujeres, salir a cenar, ir al cine (evitando adaptaciones literarias, claro, y siempre buscando pelculas que fuesen escritas especialmente para el cine), al teatro, al ballet, al ftbol. Aun as, el Zahir siempre ganaba la batalla, siempre estaba presente, siempre me haca pensar cmo me gustara que ella estuviese conmigo.
Mir el reloj de la estacin de tren: faltaban todava quince minutos. En el mundo que yo imaginaba, Mikhail era un aliado. En el mundo que exista, yo no tena ninguna prueba concreta, aparte de mi enorme deseo de creer en lo que deca, y poda ser un enemigo disfrazado.
Volv a las preguntas de siempre: spor qu no me haba dicho nada? sHabra sido por la dichosa pregunta de Hans? sHabra decidido Esther que deba salvar el mundo, como me haba sugerido durante nuestra conversacin sobre el amor y la guerra, y me estaba preparando para acompaarla en esa misin?
Mis ojos estaban fijos en los rales del tren. Esther y yo, caminando paralelos el uno junto al otro, sin volver a tocarnos. Dos destinos que
Rales de tren.
sQu distancia hay entre uno y otro?
Para olvidarme del Zahir, procur informarme con uno de los empleados que estaba en el andn.
Distan 143,5 centmetros o 4 pies y 8,5 pulgadas respondi.
Era un hombre que pareca en paz con su vida, orgulloso de su profesin, y en nada encajaba con la idea fija de Esther de que todos tenemos una gran tristeza escondida en el alma.
Pero su respuesta no tena el menor sentido: s143,5 centmetros o 4 pies y 8,5 pulgadas?
Absurdo. Lo lgico sera 150 centmetros o cinco pies. Un nmero redondo, claro, fcil de recordar para los constructores de vagones y para los empleados de ferrocarril.
sY por qu? le insist al empleado.
Porque las ruedas de los vagones tienen esa medida.
Pero las ruedas de los vagones son as por la distancia entre los rales, sno cree?
sCree usted que yo tengo la obligacin de saberlo todo sobre trenes slo porque trabajo en una estacin? Las cosas son as porque son as.
Ya no era la persona feliz y en paz con su trabajo de antes; saba responder a una pregunta, pero no era capaz de ir ms all. Le ped disculpas y permanec el resto del tiempo mirando los rales, sintiendo que intuitivamente queran decirme algo.
Por ms extrao que pareciese, los rales parecan contar algo sobre mi matrimonio y sobre todos los matrimonios.
El actor lleg, ms simptico de lo que yo esperaba, a pesar de toda su fama. Lo dej en mi hotel favorito y volv a casa. Para mi sorpresa, Marie me esperaba, diciendo que, por culpa de las condiciones climatolgicas, sus rodajes se haban retrasado una semana.
Creo que hoy, como es jueves, vas a ir al restaurante.
sT tambin quieres ir?
S. Voy contigo. sPrefieres ir solo?
Lo prefiero.
Aun as, he decidido que voy; todava no ha nacido el hombre que controle mis pasos.
sSabes por qu los rales de tren estn separados por 143,5 centmetros?
Puedo intentar descubrirlo en internet. sEs importante?
Mucho.
Dejemos los rales de tren por ahora. He estado hablando con amigos que son fans tuyos. Creen que una persona que escribe libros como Tiempo de romper, tiempo de coser, o la historia del pastor de ovejas, o la peregrinacin por el camino de Santiago, debe de ser un sabio, con respuestas para todo.
Lo cual no es verdad en absoluto, como t sabes.
sQu es verdad, entonces? sCmo les transmites cosas a tus lectores que estn ms all de tu conocimiento?
No estn ms all de mi conocimiento. Todo lo que est escrito en ellos es parte de mi alma, lecciones que he aprendido a lo largo de mi vida y que intento aplicarme a m mismo. Soy un lector de mis propios libros. Ellos me ensean algo que ya saba, pero de lo que no era consciente.
sY el lector?
Pienso que pasa lo mismo con l. El libro y podemos estar hablando de cualquier cosa, como una pelcula, una cancin, un jardn, la visin de una montaa revela algo. Revelar significa descubrir lo secreto, retirar un velo. Retirar un velo de algo que ya existe es diferente de intentar ensear los secretos para vivir mejor.
En este momento, como t tambin sabes, estoy sufriendo por amor. Eso puede ser simplemente una bajada al infierno, pero puede ser una revelacin. Fue mientras escriba Tiempo de romper, tiempo de coser cuando descubr mi propia capacidad de amar. Aprend mientras tecleaba las palabras y las frases.
Pero sy el lado espiritual? sY aquello que parece estar presente en cada pgina de todos tus ttulos?
Empieza a gustarme la idea de que vengas conmigo hoy por la noche al restaurante armenio, porque vas a descubrir, o mejor dicho, vas a ser consciente de tres cosas importantes. La primera: en el momento en el que las personas deciden afrontar un problema, se dan cuenta de que son mucho ms capaces de lo que piensan. La segunda: toda la energa, toda la sabidura, viene de la misma fuente desconocida, que normalmente llamamos Dios. Lo que intento en mi vida, desde que comenc a seguir aquello que considero mi camino, es honrar esa energa, conectarme con ella todos los das, dejarme guiar por las seales, aprender mientras hago y no mientras pienso en hacer algo.
La tercera: nadie est solo en sus tribulaciones; siempre hay alguien ms pensando, alegrndose o sufriendo de la misma manera, y eso nos da fuerza para afrontar mejor el desafo que tenemos ante nosotros.
sEso incluye sufrir por amor?
Eso lo incluye todo. Si el sufrimiento est ah, entonces es mejor aceptarlo, porque no se va a ir slo porque t finjas que no existe. Si la alegra est ah, tambin es mejor aceptarla, incluso con miedo de que se acabe un da. Hay gente que es capaz de relacionarse con la vida slo a travs del sacrificio y de la renuncia. Hay gente que slo consigue sentirse parte de la humanidad cuando piensa que es feliz. sPor qu me preguntas estas cosas?
Porque estoy enamorada y tengo miedo de sufrir.
No tengas miedo; la nica manera de evitar ese sufrimiento sera negarse a amar.
S que Esther est presente. Aparte del ataque epilptico del chico, no me has contado nada ms sobre la comida en la pizzera. Eso es una mala seal para m, aunque pueda ser una buena seal para ti.
Puede ser una mala seal para m tambin.
sSabes qu me gustara preguntarte? Me gustara saber si me amas como yo te amo a ti. Pero no tengo el coraje. sPor qu tengo tantas relaciones frustradas con tantos hombres?
Porque pienso que siempre tengo que tener una relacin con alguien, y as me veo forzada a ser fantstica, inteligente, sensible, excepcional. El esfuerzo de seducir me obliga a dar lo mejor de m misma, y eso me ayuda. Por lo dems, es muy difcil convivir conmigo misma. Pero no s si sta es la mejor eleccin.
sT quieres saber si, incluso sabiendo que determinada mujer me dej sin darme explicacin alguna, yo todava soy capaz de amarla?
He ledo tu libro. S que eres capaz.
sQuieres preguntarme si, a pesar de mi amor por Esther, tambin soy capaz de amarte a ti?
No osara hacer esa pregunta, porque la respuesta puede destrozarme la vida.
sQuieres saber si el corazn de un hombre, o de una mujer, puede albergar amor para ms de una persona?
Ya que no es una pregunta tan directa como la anterior, me gustara que respondieses.
Creo que s. Excepto cuando una de ellas se convierte en
un Zahir. Pero luchar por ti, creo que vale la pena. Un hombre que es capaz de amar a una mujer como t has amado (o amas) a Esther merece todo mi respeto y mi esfuerzo.
Y ahora, para demostrar mi voluntad de tenerte a mi lado, para demostrar lo importante que eres en mi vida, voy a hacer lo que me has pedido, por absurdo que sea: averiguar por qu los rales de tren estn separados por 4 pies y 8,5 pulgadas.
El dueo del restaurante armenio haba hecho exactamente lo que haba comentado la semana anterior: ahora, en vez del saln del fondo, estaba todo el restaurante ocupado. Marie miraba a la gente con curiosidad, y alguna que otra vez comentaba la inmensa diferencia entre las personas.
sCmo es que traen a los nios aqu? tEs absurdo!
Tal vez no tengan con quien dejarlos.
A las nueve en punto, las seis figuras dos msicos con ropas orientales, y los cuatro jvenes con sus camisas blancas y sus faldas redondas entraron en el escenario. El servicio de las mesas se suspendi inmediatamente, y la gente guard silencio.
En el mito mongol de la creacin del mundo, corza y perro salvaje se encuentran comenz Mikhail, de nuevo con una voz que no era la suya. Dos seres de naturaleza diferente: en la naturaleza, el perro salvaje mata a la corza para comer. En el mito mongol, ambos entienden que uno precisa de las cualidades del otro para sobrevivir en un ambiente hostil, y deben unirse.
Para ello, antes tienen que aprender a amar. Y para amar, tienen que dejar de ser lo que son o jams podrn convivir. Al pasar el tiempo, el perro salvaje empieza a aceptar que su instinto, siempre concentrado en la lucha por la supervivencia, ahora sirve a un propsito mayor: encontrar a alguien con quien reconstruir el mundo.
Hizo una pausa.
Cuando danzamos, giramos en torno a la misma energa, que sube hasta la Seora y vuelve con toda su fuerza hacia nosotros, de la misma manera que el agua se evapora de los ros, se transforma en nube y vuelve bajo la forma de lluvia. Hoy, mi historia es sobre el crculo del amor:
Una maana, un campesino llam con fuerza a la puerta de un convento. Cuando el hermano portero abri, l le tendi un magnfico racimo de uvas.
Querido hermano portero, stas son las ms bellas uvas producidas por mi viedo. Y vengo aqu a ofrecerlas.
tGracias! Voy a llevrselas inmediatamente al Abad, que se pondr contento con esta ofrenda.
tNo! Las he trado para ti.
sPara m? Yo no merezco tan bello regalo de la naturaleza.
Siempre que he llamado a la puerta, has abierto t. Cuando necesit ayuda porque la cosecha haba sido destruida por la sequa, t me dabas un trozo de pan y un vaso de vino todos los das. Yo quiero que este racimo de uvas te traiga un poco del amor del sol, de la belleza de la lluvia y del milagro de Dios.
El hermano portero puso el racimo enfrente de l y se pas la maana entera admirndolo: era realmente hermoso. Por ello, decidi entregarle el regalo al Abad, que siempre lo haba estimulado con palabras de sabidura.
El Abad se puso muy contento con las uvas, pero record que haba en el convento un hermano que estaba enfermo, y pens: Voy a darle el racimo. Quin sabe, puede traerle alguna alegra a su vida.
Pero las uvas no permanecieron mucho tiempo en el cuarto del hermano enfermo, porque ste reflexion: El hermano cocinero ha cuidado de m, me ha alimentado con lo mejor que hay. Estoy seguro de que esto lo har muy feliz. Cuando el hermano cocinero apareci a la hora de comer para llevarle su comida, l le dio las uvas.
Son para ti. Como siempre ests en contacto con los productos que la naturaleza nos ofrece, sabrs qu hacer con esta obra de Dios.
El hermano cocinero se qued deslumbrado con la belleza del racimo e hizo que su ayudante se fijase en la perfeccin de las uvas. Eran tan perfectas que nadie las iba a apreciar mejor que el hermano sacristn, responsable de la custodia del Santsimo Sacramento y que muchos, en el monasterio, vean como un hombre santo.
El hermano sacristn, a su vez, le regal las uvas al novicio ms joven, de modo que ste pudiese entender que la obra de Dios est en los menores detalles de la Creacin. Cuando el novicio lo recibi, su corazn se llen de la Gloria del Seor, porque nunca haba visto un racimo tan bonito. Al mismo tiempo, se acord de la primera vez que haba llegado al monasterio y de la persona que le haba abierto la puerta; haba sido ese gesto el que le haba permitido estar ese da en aquella comunidad de personas que saban valorar los milagros.
As, poco antes de caer la noche, le llev el racimo de uvas al hermano portero.
Come y que te aproveche. Pasas la mayor parte del tiempo aqu solo, y estas uvas te harn mucho bien.
El hermano portero entendi que aquel regalo estaba realmente destinado a l, sabore cada una de las uvas de aquel racimo y durmi feliz. De esta manera, el crculo se cerr; un crculo de felicidad y alegra, que siempre se extiende en torno al que est en contacto con la energa del amor.
La mujer llamada Alma hizo sonar el plato de metal con sus adornos.
Como hacemos todos los jueves, escuchamos una historia de amor y contamos historias de desamor. Vamos a ver lo que est en la superficie, y entonces, poco a poco, entenderemos lo de abajo: nuestras costumbres, nuestros valores Y cuando consigamos perforar esa capa, seremos capaces de encontrarnos a nosotros mismos. sQuin empieza?
Se levantaron varias manos, incluida la ma, para sorpresa de Marie. Volvi a haber ruido, la gente se agitaba en las sillas. Mikhail seal a una mujer hermosa, alta, de ojos azules.
La semana pasada fui a visitar a un amigo que vive solo en las montaas, cerca de la frontera con Francia; alguien que adora los placeres de la vida y que ms de una vez ha afirmado que toda la sabidura que dicen que posee le viene justamente del hecho de aprovechar cada momento.
Desde el principio, a mi marido no le gust la idea: saba quin era l, que su pasatiempo favorito es cazar pjaros y seducir mujeres. Pero yo necesitaba hablar con ese amigo, estaba pasando por un momento de crisis en el que slo l poda ayudarme. Mi marido sugiri un psiclogo, un viaje, discutimos, nos peleamos, pero a pesar de todas las presiones en casa, hice el viaje. Mi amigo fue a buscarme al aeropuerto, hablamos por la tarde, cenamos, bebimos, hablamos un poco ms y me acost. Me despert al da siguiente, anduvimos por la regin y volvi a dejarme en el aeropuerto.
En cuanto llegu a casa, empezaron las preguntas. sEstaba solo? S. sNinguna novia con l? No. sBebisteis? Bebimos. sPor qu no quieres hablar del tema? tPero si estoy hablando del tema! Estabais solos en una casa que da a las montaas, un escenario romntico, sno es cierto? S. Y aun as, sno ocurri nada aparte de la conversacin? No pas nada. sPiensas que me lo creo? sPor qu no ibas a creerlo? Porque va en contra de la naturaleza humana: un hombre y una mujer, si estn juntos, si beben juntos, si comparten cosas ntimas, tacaban en la cama!
Estoy de acuerdo con mi marido. Va en contra de lo que nos han enseado. Jams creer la historia que le he contado, pero es la pura verdad. Desde entonces, nuestra vida se ha convertido en un pequeo infierno. Pasar, pero es un sufrimiento intil, un sufrimiento por culpa de lo que nos han contado: un hombre y una mujer que se admiran, cuando las circunstancias lo permiten, acaban en la cama.
Aplausos. Cigarrillos que se encienden. Ruido de botellas y de vasos.
sQu es esto? pregunt Marie en voz baja. sUna terapia colectiva de parejas?
Es parte de la reunin. Nadie dice si est bien o no, solamente cuentan historias.
sY por qu lo hacen en pblico, de esta manera irrespetuosa, con gente bebiendo y fumando?
Tal vez porque es menos serio. Y si es menos serio, es ms fcil. Y si es ms fcil, spor qu no hacerlo de esta manera?
sMs fcil? sEn medio de desconocidos que maana podran contarle esa historia a su marido?
Otra persona haba empezado a hablar, y no pude decirle a Marie que eso no tena la menor importancia: todos estaban all para hablar de desamor disfrazado de amor.
Soy el marido de la mujer que acaba de contar la historia dijo un seor que deba de ser por lo menos unos veinte aos mayor que la joven rubia y guapa. Todo lo que ella ha dicho es cierto. Pero hay algo que ella no sabe y que no he tenido el valor de comentarle. Voy a hacerlo ahora.
Cuando ella se fue a las montaas, yo no consegu dormir en toda la noche, y empec a imaginar (con detalles) lo que estaba pasando. Ella llega, la chimenea est encendida, se quita el abrigo, se quita el suter, no lleva sujetador debajo de la camiseta fina. l puede ver claramente el contorno de sus senos.
Ella finge que no se da cuenta de su mirada. Dice que va a la cocina a coger otra botella de champn. Lleva unos vaqueros muy ajustados, anda despacio, e incluso, sin girarse, sabe que l la mira de los pies a la cabeza. Vuelve, hablan de cosas verdaderamente ntimas, y eso les da una sensacin de complicidad.
Agotan el asunto que la llev hasta all. Suena el telfono mvil: soy yo, quiero saber si todo va bien. Ella se acerca a l, pone el telfono en su odo, ambos escuchan mi conversacin, una conversacin delicada, porque s que es tarde para hacer cualquier tipo de presin, lo mejor es fingir que no estoy preocupado, sugerirle que aproveche el tiempo en las montaas, porque al da siguiente debe volver a Pars, cuidar de los nios, hacer la compra para casa.
Cuelgo el telfono, sabiendo que l ha escuchado la conversacin. Ahora ambos (que estaban en sofs separados) estn sentados muy juntos.
En ese momento, dej de pensar en lo que estaba sucediendo en las montaas. Me levant, fui hasta el cuarto de mis hijos, despus fui hasta la ventana, vi Pars y ssaben de qu me di cuenta? De que aquel pensamiento me haba excitado. Mucho, muchsimo. Saber que mi mujer poda estar, en aquel momento, besando a otro hombre, haciendo el amor con l.
Me sent terriblemente mal. sCmo poda excitarme con eso? Al da siguiente habl con dos amigos; evidentemente no me puse como ejemplo, pero les pregunt si, en algn momento de sus vidas, les haba resultado ertico cuando, en una fiesta, sorprenden la mirada de otro hombre en el escote de su mujer. Ambos rehuyeron el tema, porque es tab. Pero ambos dijeron que es genial saber que tu mujer es deseada por otro hombre: no fueron ms all de eso. sSer una fantasa secreta, escondida en el corazn de todos los hombres? No lo s. Nuestra semana ha sido un infierno porque no entiendo lo que sent. Y como no lo entiendo, la culpo a ella por provocar en m algo que desequilibra mi mundo.
Esta vez se encendieron muchos cigarrillos, pero no hubo aplausos. Como si el tema continuase siendo un tab, incluso en aquel lugar.
Mientras mantena la mano levantada, me pregunt a m mismo si estaba de acuerdo con lo que aquel hombre acababa de decir. S, estaba de acuerdo: haba imaginado algo semejante con Esther y los soldados del campo de batalla, pero no me atreva a decirlo ni para m mismo. Mikhail mir hacia m y me hizo una seal.
No s cmo fui capaz de levantarme, mirar a aquella audiencia visiblemente extraada con la historia del hombre que se excita al pensar en su mujer siendo poseda por otro. Nadie pareca prestar atencin, y eso me ayud a empezar.
Pido disculpas por no ser tan directo como las dos personas que me han precedido, pero tengo algo que decir. Hoy he estado en una estacin de tren, y he descubierto que la distancia que separa los rales es de 143,5 centmetros o 4 pies y 8,5 pulgadas. sPor qu esta medida tan absurda? Le ped a mi novia que descubriera la razn, y he aqu el resultado:
Porque, al principio, cuando construyeron los primeros vagones de tren, usaron las mismas herramientas que se utilizaban para la construccin de carruajes.
sPor qu los carruajes tenan esa distancia entre las ruedas? Porque las antiguas carreteras se hicieron con esa medida, ya que slo as podan circular los carruajes.
s Quin decidi que las carreteras deban hacerse con esa medida? Y he aqu que, de repente, llegamos a un pasado muy distante: los romanos, primeros grandes constructores de carreteras, lo decidieron. sPor qu razn? Los carros de guerra eran conducidos por caballos, y al ponerlos uno al lado del otro, los animales de la raza que usaban en aquella poca ocupaban 143,5 centmetros.
De esta manera, la distancia entre los rales que he visto hoy, usados por nuestro modernsimo tren de alta velocidad, fue determinada por los romanos. Cuando los emigrantes fueron a Estados Unidos a construir ferrocarriles, no se preguntaron si sera mejor cambiar el ancho, y siguieron con el mismo patrn. Esto lleg a afectar incluso a la construccin de los transbordadores espaciales: los ingenieros norteamericanos crean que los tanques de combustible deban ser ms grandes, pero eran fabricados en Utah, haba que transportarlos en tren hasta el Centro Espacial de Florida y no caban en los tneles. Conclusin: tuvieron que resignarse a lo que los romanos haban decidido como medida ideal.
sY qu tiene eso que ver con el matrimonio?
Hice una pausa. Algunas personas no tenan ni el ms mnimo inters en rales de tren y empezaban a hablar entre s. Otras me escuchaban con total atencin, entre ellas, Marie y Mikhail.
Tiene mucho que ver con el matrimonio y con las dos historias que acabamos de escuchar. En un momento dado de la historia, apareci alguien y dijo: cuando nos casamos, las dos personas deben permanecer congeladas el resto de su vida. Caminaris el uno al lado del otro como dos rales, obedeciendo ese exacto patrn. Aunque algunas veces uno de los dos necesite estar un poco ms lejos o un poco ms cerca, eso va contra las reglas. Las reglas dicen: sed sensatos, pensad en el futuro, en los hijos. Ya no podis cambiar, debis ser como los rales: la distancia entre ellos es la misma en la estacin de partida, en medio del camino o en la estacin de destino. No dejis que el amor cambie, ni que crezca al principio, ni que disminuya en el medio; es arriesgadsimo. As pues, pasado el entusiasmo de los primeros aos, mantened la misma distancia, la misma solidez, la misma funcionalidad. Servs para que el tren de la supervivencia de la especie siga hacia el futuro: vuestros hijos slo sern felices si permanecis como siempre habis estado: a 143,5 centmetros de distancia el uno del otro. Si no estis contentos con algo que nunca cambia, pensad en ellos, en los nios que habis trado a este mundo.
Pensad en los vecinos. Demostrad que sois felices, que hacis churrasco los domingos, que veis la televisin, que ayudis a la comunidad. Pensad en la sociedad: vestios de modo que todos sepan que entre vosotros no hay conflictos. No miris a los lados, alguien puede estar vindoos, y eso es una tentacin, puede significar divorcio, crisis, depresin
Sonred en las fotos. Poned fotografas en la sala para que todos las vean. Cortad la hierba, haced deporte, para poder permanecer congelados en el tiempo. Cuando el deporte ya no mejore vuestro aspecto, haceos la ciruga plstica. Pero no lo olvidis nunca: estas reglas se establecieron en algn momento y tenis que respetarlas. sQuin estableci las reglas? Eso no tiene importancia, no os hagis jams ese tipo de preguntas, porque sern vlidas siempre, aunque no estis de acuerdo con ellas.
Me sent. Hubo algunos aplausos entusiasmados, alguna indiferencia, y yo sin saber si haba ido demasiado lejos. Marie me miraba con una mezcla de admiracin y sorpresa.
La mujer del escenario toc el plato.
Le dije a Marie que esperase all, mientras yo sala fuera a fumar un cigarrillo.
Ahora van a danzar en nombre del amor, de la Seora.
Puedes fumar aqu.
Quiero estar solo.
Aunque era el principio de la primavera, todava haca mucho fro, pero yo necesitaba aire puro. sPor qu haba contado toda aquella historia? Mi matrimonio con Esther nunca haba sido de la manera que haba descrito: dos rales, siempre uno al lado del otro, siempre correctos, rectos, alineados. Habamos tenido nuestros altibajos, muchas veces alguno de los dos haba amenazado con marcharse para siempre, pero aun as seguimos juntos.
Hasta haca dos aos.
O hasta el momento en que ella empez a querer saber por qu era infeliz.
Nadie debe preguntarse eso: spor qu soy infeliz? Esta pregunta trae consigo el virus de la destruccin de todo. Si nos preguntamos eso, querremos descubrir lo que nos hace felices. Si lo que nos hace felices es diferente de aquello que estamos viviendo, o cambiamos de una vez, o seremos ms infelices todava.
Y yo ahora me encontraba en esa misma situacin: una novia con personalidad, el trabajo que empezaba a ir bien y una gran posibilidad de que las cosas acabasen equilibrndose con el tiempo. Era mejor conformarse. Aceptar lo que la vida me estaba ofreciendo, no seguir el ejemplo de Esther, no prestar atencin a los ojos de las personas, recordar las palabras de Marie, crear una nueva vida a su lado.
No, no poda pensar as. Si me comportaba de la manera en que la gente esperaba que lo hiciera, me convertira en su esclavo. Es preciso un enorme control para evitar que eso suceda, porque la tendencia es estar siempre dispuesto a agradar a alguien, principalmente a uno mismo. Pero si haca eso, adems de haber perdido a Esther, tambin perdera a Marie, mi trabajo, mi futuro, el respeto por m mismo y por todo lo que haba dicho y escrito.
Entr al ver que la gente empezaba a salir. Mikhail apareci ya cambiado de ropa.
Lo que sucedi en el restaurante
No te preocupes respond. Vamos a pasear a orillas del Sena.
Marie entendi el mensaje, dijo que tena que acostarse temprano aquella noche. Le ped que compartisemos el taxi hasta el puente que queda frente a la torre Eiffel, as yo podra volver a pie a casa. Se me ocurri preguntarle a Mikhail dnde viva, pero pens que la pregunta poda ser interpretada como una tentativa de verificar, con mis propios ojos, que Esther no estaba con l.
En el camino, ella le preguntaba insistentemente a Mikhail qu era aquella reunin, y l responda siempre lo mismo: una manera de recuperar el amor. Aprovech para decir que le haba gustado mi historia sobre los rales de tren.
Fue as como se perdi el amor dijo. Cuando empezamos a establecer exactamente las reglas para que l pudiese manifestarse.
sY cundo fue eso? pregunt Marie.
No lo s. Pero s que es posible hacer que esa energa retorne. Lo s, porque cuando danzo, o cuando oigo la voz, el amor habla conmigo.
Marie no saba qu era or la voz, pero ya habamos llegado al puente. Bajamos y empezamos a andar por la fra noche de Pars.
S que te asustaste con lo que viste. El mayor peligro es tragarse la lengua y asfixiarse; el dueo del restaurante saba qu hacer, y eso quiere decir que ya debe de haber sucedido antes en su pizzera. No es tan raro. Sin embargo, su diagnstico es equivocado: no soy epilptico. Es el contacto con la energa.
Claro que era epilptico, pero no habra servido de nada decir lo contrario. Yo procuraba comportarme normalmente. Tena que mantener la situacin bajo control; estaba sorprendido con la facilidad con la que Mikhail haba aceptado que nos viramos esta vez.
Te necesito. Necesito que escribas algo sobre la importancia del amor dijo.
Todo el mundo sabe de la importancia del amor. Casi todos los libros escritos son sobre eso.
Entonces, voy a reformular mi peticin: necesito que escribas algo sobre el nuevo Renacimiento.
sQu es el nuevo Renacimiento?
Es un momento parecido al que surgi en Italia en los siglos XV y XVI, cuando genios como Erasmo, Da Vinci o Miguel ngel dejaron de ver las limitaciones del presente, la opresin de las convenciones de la poca, y se volvieron hacia el pasado. Igual que ocurri en aquella poca, estamos volviendo al lenguaje mgico, a la alquimia, a la idea de la Diosa Madre, a la libertad de hacer aquello que creemos, y no lo que la Iglesia o el gobierno exigen. Como en la Florencia de 1500, volvemos a descubrir que el pasado contiene las respuestas para el futuro.
Fjate, por ejemplo, en esa historia de tren que has contado: sen cuntas cosas seguimos obedeciendo patrones que no entendemos? Ya que la gente lee lo que escribes, sno podras tocar el tema?
Jams he negociado un libro respond, recordando otra vez que tena que mantener el respeto por m mismo. Si el tema fuera interesante, si estuviera en mi alma, si el barco llamado Palabra me llevara hasta esa isla, tal vez lo escribira. Pero eso no tiene nada que ver con el hecho de buscar a Esther.
Lo s, no estoy imponiendo una condicin; simplemente te estoy sugiriendo algo que creo que es importante.
sTe habl ella del Banco de Favores?
S, pero no se trata del Banco de Favores. Se trata de m misin que no soy capaz de cumplir yo solo.
sTu misin es lo que haces en el restaurante armenio?
Eso es slo una pequea parte. Hacemos lo mismo los viernes con mendigos. Los mircoles trabajamos con los nuevos nmadas.
sNuevos nmadas? Mejor no interrumpir ahora; el Mikhail que charlaba conmigo no tena la arrogancia de la pizzera, ni el carisma del restaurante, ni la inseguridad de la tarde de autgrafos. Era una persona normal, un compaero con el que siempre acabamos la noche hablando sobre los problemas del mundo.
Slo puedo escribir sobre aquello que realmente me toca el alma insist.
sTe gustara ir con nosotros a hablar con los mendigos?
Record el comentario de Esther y la falsa tristeza en los ojos de aquellos que deban de ser los ms miserables del mundo.
Djame pensarlo un poco.
Nos acercbamos al museo del Louvre, pero l se par, se apoy en el muro del ro, y nos quedamos mirando los barcos que pasaban, con faros que heran nuestros ojos.
Mira lo que hacen dije porque necesitaba sacar cualquier tema, por miedo a que se aburriese y decidiese irse a casa. Slo ven lo que alcanza la luz. Cuando vuelvan a casa, dirn que conocen Pars. Maana vern la Mona Lisa y dirn que visitaron el Louvre. No conocen Pars ni han ido al Louvre; todo lo que han hecho es ir en barco y ver un cuadro, un nico cuadro. sCul es la diferencia entre ver una pelcula pornogrfica y hacer el amor? La misma diferencia que hay entre ver una ciudad e intentar saber lo que sucede en ella, ir a los bares, internarse por calles que no estn en las guas tursticas, perderse para encontrarse con uno mismo.
Admiro tu control. Hablas de los barcos del Sena, y esperas el momento justo para hacer la pregunta que te ha trado hasta m. Sintete libre ahora para hablar abiertamente sobre lo que quieres saber.
No haba ninguna agresividad en su voz, y yo decid seguir adelante.
sDnde est Esther?
Fsicamente, muy lejos, en Asia Central. Espiritualmente, muy cerca, acompandome da y noche con su sonrisa y con el recuerdo de sus palabras de entusiasmo. Fue ella quien me trajo hasta aqu, un pobre joven de veintin aos, sin futuro, al que la gente de mi aldea consideraba una aberracin, un enfermo o un hechicero que tena un pacto con el demonio, y que la gente de la ciudad consideraba un simple campesino en busca de empleo.
Otro da te cuento mejor mi historia, pero el hecho es que yo saba hablar ingls y empec a trabajar como intrprete para ella. Estbamos en la frontera de un pas en el que ella necesitaba entrar: los norteamericanos estaban construyendo muchas bases militares all, se preparaban para la guerra con Afganistn, era imposible conseguir un visado. Yo la ayud a cruzar las montaas ilegalmente. Durante la semana que pasamos juntos, ella me hizo entender que yo no estaba solo, que me comprenda.
Le pregunt qu haca tan lejos de casa. Despus de algunas respuestas evasivas, finalmente, me cont lo que debe de haberte contado a ti tambin: buscaba el lugar en el que se haba escondido la felicidad. Yo le habl de mi misin: conseguir que la energa del amor vuelva a expandirse por la Tierra. En el fondo, ambos buscbamos lo mismo.
Esther fue a la embajada de Francia y me consigui un visado como intrprete de la lengua kazaca, aunque todo el mundo en mi pas slo hable ruso. Vine a vivir aqu. Nos veamos siempre que ella volva de sus misiones en el extranjero; viajamos otras dos veces juntos a Kazajstn; le interesaba muchsimo la cultura tengri y, tambin un nmada que haba conocido y que crea tener la respuesta para todo.
Yo quera saber qu era tengri, pero la pregunta poda esperar. Mikhail sigui hablando, y sus ojos denotaban la misma nostalgia que yo tena de Esther.
Empezamos a hacer un trabajo aqu en Pars; fue ella quien tuvo la idea de reunir a la gente una vez a la semana. Deca: En toda relacin humana, lo ms importante es hablar; pero la gente ya no se sienta a charlar y a escuchar a los dems. Van al teatro, al cine, ven la televisin, escuchan la radio, leen libros, pero casi no hablan. Si queremos cambiar el mundo, tenemos que volver a la poca en la que los guerreros se reunan alrededor de la hoguera y contaban historias.
Record que Esther deca que todas las cosas importantes en nuestras vidas haban surgido de largos dilogos en una mesa de bar, o caminando por calles y parques.
La idea de que sea los jueves es ma porque as lo manda la tradicin en la que fui criado. Pero la idea de salir de vez en cuando por las calles de Pars es suya: deca que los nicos que no fingan estar contentos eran los mendigos; al contrario, fingen estar tristes.
Me dio tus libros para que los leyese. Entend que tambin t, tal vez de manera inconsciente, imaginabas el mismo mundo que nosotros dos. Entend que no estaba solo, aunque fuese el nico que oyese la voz. Poco a poco, a medida que la gente se animaba a frecuentar la reunin, empec a creer que poda cumplir mi misin, ayudar a que la energa volviese, aunque para eso fuese preciso regresar al pasado, al momento en que se fue o se escondi.
sPor qu me dej Esther?
sAcaso yo no poda cambiar de tema? La pregunta irrit un poco a Mikhail.
Por amor. Hoy usaste el ejemplo de los rales, pues bien, ella no es un ral a tu lado. Ella no sigue las reglas, e imagino que t tampoco las sigues. Espero que sepas que yo tambin la echo de menos.
Entonces
Entonces, si quieres encontrarla, puedo decirte dnde est.
Yo he sentido el mismo impulso, pero la voz me dice que no es el momento, que nadie debe perturbarla en su encuentro con la energa del amor. Yo respeto la voz, la voz nos protege: a m, a ti, a Esther.
sCundo ser el momento?
Tal vez maana, dentro de un ao o nunca ms, y en ese caso tendremos que respetar su decisin. La voz es la energa, por eso, slo rene a las personas cuando estn realmente preparadas para ese momento. Aun as, todos nosotros intentamos forzar una situacin, simplemente para or la frase que no querramos or nunca: Vete. El que no respeta la voz, y llega antes o despus de lo que debera, jams conseguir lo que pretende.
Prefiero orla decir vete que seguir con el Zahir en mis noches y mis das. Si lo dijera, dejara de ser una idea fija para convertirse en una mujer que ahora vive y piensa diferente.
Ya no ser el Zahir, sino una gran prdida. Si un hombre y una mujer consiguen manifestar la energa, realmente estn ayudando a todos los hombres y las mujeres del mundo.
Me ests asustando. Yo la amo. Sabes que la amo, y me dices que ella an me ama. No s qu es estar preparado, no puedo vivir en funcin de lo que los dems esperan de m, ni tan siquiera Esther.
Por lo que entend en mis conversaciones con ella, en algn momento t te perdiste. El mundo empez a girar en torno a ti, exclusivamente en torno a ti.
No es verdad. Ella tuvo libertad para crear su propio camino. Decidi ser corresponsal de guerra, incluso en contra de mi voluntad. Pens que tena que buscar la razn de la infelicidad humana, aunque yo le argumentase que es imposible saberlo. sAcaso ella desea que yo vuelva a ser un ral al lado de otro ral, guardando esa distancia estpida, slo porque lo decidieron los romanos?
Al contrario.
Mikhail volvi a caminar, y yo lo segu.
sT crees que oigo una voz?
A decir verdad, no lo s. Y ya que estamos aqu, djame que te ensee algo.
Todo el mundo piensa que es un ataque epilptico, y yo dejo que piensen as: es ms fcil. Pero esa voz me habla desde que soy un nio, desde que vi a aquella mujer.
sQu mujer?
Despus te lo cuento.
Siempre que te pregunto algo respondes despus te lo cuento.
La voz me est diciendo algo. S que ests ansioso o asustado. En la pizzera, cuando sent el viento caliente y vi las luces, saba que eran los sntomas de mi conexin con el Poder. Saba que estaba all para ayudarnos a los dos.
Si crees que todo lo que estoy diciendo no pasa de la locura de un chico epilptico que quiere aprovecharse de los sentimientos de un escritor famoso, entonces maana te doy un mapa con el lugar en el que ella se encuentra y puedes ir a buscarla. Pero la voz nos est diciendo algo. sPuedo saber qu es o me lo cuentas despus?
Te lo cuento dentro de un rato: todava no he entendido bien el mensaje.
Aun as, promteme que me dars la direccin y el mapa.
Te lo prometo. En nombre de la Energa Divina del amor, lo prometo. sQu es lo que queras ensearme?
Seal una estatua dorada, una joven montada a caballo.
Eso. Ella oa voces. Mientras la gente respet lo que deca, todo fue bien. Cuando empezaron a dudar, el viento de la victoria cambi de lado.
Juana de Arco, la virgen de Orleans, la herona de la guerra de los Cien Aos, que a los diecisiete haba sido nombrada comandante de las tropas porque oa voces, y esas voces le comunicaban la mejor estrategia para derrotar a los ingleses. Dos aos despus, era condenada a muerte en la hoguera, acusada de hechicera. Yo utilic en uno de mis libros una parte del interrogatorio, fechado el 24 de febrero de 1431:
Ella fue entonces interrogada por el Dr. Fean Beaupre. Preguntada si haba odo una voz, respondi:
La o tres veces, ayer y hoy. Por la maana, a la hora de las Vsperas y cuando tocaron al Ave Mara
Preguntada si la voz estaba en el cuarto, ella respondi que no lo saba, pero que la haba despertado. No estaba en el cuarto, pero estaba en el castillo.
Ella le pregunt a la voz qu deba hacer, y la voz le pidi que se levantase de la cama y que juntase las palmas de las manos.
Entonces [Juana de Arco] le dijo al obispo que la interrogaba:
Usted afirma que es mi juez. As que, preste mucha atencin a lo que va a hacer porque yo soy la enviada de Dios y est usted en peligro. La voz me ha hecho revelaciones que debo decir al rey, pero no a usted. Esta voz que oigo (desde hace mucho tiempo) viene de Dios, y me da ms miedo contrariar a las voces que contrariarlo a usted.
No estars insinuando que sQue eres la reencarnacin de Juana de Arco? No creo. Ella muri con tan slo diecinueve aos, y t ya tienes veinticinco. Ella dirigi el ejrcito francs, y por lo que me has dicho, t ni siquiera eres capaz de dirigir tu propia vida.
Volvimos a sentarnos en el muro que rodea el Sena.
Creo en seales insist. Creo en el destino. Creo que la gente tiene, todos los das, una posibilidad de saber cul es la mejor decisin en todo lo que hace. Creo que fall, que en algn momento perd mi conexin con la mujer que amaba. Y ahora, todo lo que necesito es terminar este ciclo; as que quiero el mapa, quiero ir hasta ella.
l me mir, y pareca la persona en trance que se presentaba en el escenario del restaurante. Present un nuevo ataque epilptico, en medio de la noche, en un lugar prcticamente desierto.
La visin me ha dado poder. Este poder es casi visible, palpable. Puedo manejarlo, pero no puedo dominarlo.
Es tarde para este tipo de conversaciones. Estoy cansado y t tambin. Me gustara que me dieses el mapa y el lugar.
La voz te dar el mapa maana por la tarde. sDnde puedo entregarlo?
Le di mi direccin, y me sorprendi que no supiese dnde haba vivido con Esther.
sCrees que me he acostado con tu mujer?
Jams te preguntara eso. No es de mi incumbencia.
Pero me lo preguntaste cuando estbamos en la pizzera.
Lo haba olvidado. Claro que era de mi incumbencia, pero ahora su respuesta ya no me interesaba.
Los ojos de Mikhail cambiaron. Busqu algo en el bolsillo para ponrselo en la boca en caso de un ataque, pero l pareca calmado, manteniendo la situacin bajo control.
En este momento estoy oyendo la voz. Maana coger el mapa, las notas, los vuelos e ir a tu casa. Creo que ella te est esperando. Creo que el mundo ser ms feliz si dos personas, tan slo dos personas, son ms felices. Pero sucede que la voz me est diciendo que no podremos vernos maana.
Yo slo tengo una comida con un actor que ha venido de Estados Unidos y no puedo cancelarla. Te estar esperando el resto del da.
Pero la voz lo dice.
sTe est prohibiendo que me ayudes a encontrar a Esther?
No creo. Fue la voz la que me estimul a ir a tu tarde de autgrafos. A partir de ah, yo saba ms o menos que las cosas se encaminaran de la manera en que se han encaminado, porque haba ledo Tiempo de romper, tiempo de coser.
Entonces y me mora de miedo por si cambiaba de idea, vamos a hacer lo que hemos acordado. Estoy libre a partir de las dos de la tarde.
Pero la voz dice que todava no es d momento.
Me lo has prometido.
Est bien.
Me tendi la mano y dijo que al da siguiente pasara por mi casa a ltima hora de la tarde. Sus ltimas palabras aquella noche fueron:
La voz dice que slo permitir que eso suceda en el momento preciso.
Yo, mientras volva a mi apartamento, la nica voz que oa era la de Esther, hablando de amor. Y mientras recordaba la conversacin, entenda que se refera a nuestro matrimonio.
Cuando tena quince aos, estaba loca por descubrir el sexo. Pero era pecado, estaba prohibido. Yo no poda entender por qu era pecado. sY t? sMe puedes decir por qu todas las religiones, en todos los lugares del mundo, consideran el sexo como algo prohibido, incluso las religiones y las culturas ms primitivas?
Se te ha dado por pensar ahora en cosas muy exquisitas. sPor qu est prohibido el sexo?
Por culpa de la alimentacin.
sDe la alimentacin?
Hace miles de aos, las tribus viajaban, hacan el amor libremente, tenan hijos y, cuanto ms poblada era una tribu, ms posibilidades tena de desaparecer. Luchaban entre s por comida, matando a los nios y despus matando a las mujeres, que eran ms dbiles. Slo quedaban los fuertes, pero eran todos hombres. Y los hombres, sin mujeres, no pueden perpetuar la especie.
Entonces alguien, al ver que eso haba sucedido en la tribu vecina, decidi evitar que tambin sucediese en la suya. Invent una historia: los dioses prohiban que los hombres hiciesen el amor con todas las mujeres. Slo podan hacerlo con una o con dos como mximo. Algunos eran impotentes, algunas eran estriles, parte de la tribu no tena hijos por razones naturales, pero nadie poda cambiar de pareja.
Todos lo creyeron, porque el que lo dijo hablaba en nombre de los dioses, deba de tener algn tipo de comportamiento diferente: una deformidad, una enfermedad que provoca convulsiones, un don especial, cualquier cosa que lo distinguiese de los dems, porque fue as como surgieron los primeros lderes.
En pocos aos, la tribu se hizo ms fuerte; un nmero de hombres capaces de alimentar a todos, mujeres capaces de reproducir, nios capaces de aumentar lentamente el nmero de cazadores y de reproductoras. sSabes qu es lo que le da ms placer a una mujer en el matrimonio?
El sexo.
Error: alimentar. Ver a su marido comer. se es el momento de gloria de la mujer, que se pasa el da entero pensando en la cena. Y tal vez sea por eso, por culpa de una historia escondida en el pasado: el hambre, la amenaza de extincin de la especie y el camino hacia la supervivencia.
sEchas de menos tener hijos?
No ha sucedido, sverdad? sCmo puedo echar de menos algo que no ha sucedido?
sY crees que eso habra cambiado nuestro matrimonio?
sCmo voy a saberlo? Puedo ver a mis amigas y a mis amigos: sson ellos ms felices por tener hijos? Algunos s, otros no tanto. Pueden ser felices con sus hijos, pero eso no ha mejorado ni empeorado la relacin entre ellos. Se siguen creyendo con el derecho a intentar controlar al otro. Siguen creyendo que la promesa ser felices para siempre tiene que mantenerse, incluso a costa de la infelicidad cotidiana.
La guerra te est haciendo dao, Esther. Te est poniendo en contacto con una realidad muy diferente de la que vivimos aqu. S, s que voy a morir; por eso, vivo cada da como si fuese un milagro. Pero eso no me obliga a pensar en el amor, la felicidad, el sexo, la alimentacin, el matrimonio.
La guerra no me deja pensar. Simplemente existo, y punto. Cuando entiendo que en cualquier momento me puede atravesar una bala perdida, pienso: Qu bien, no tengo que preocuparme de qu pasar con mi hijo. Pero tambin pienso: Qu pena, voy a morir, y no quedar nada de m, slo he sido capaz de perder la vida, no he sido capaz de traerla al mundo.
sPasa algo con nosotros? Lo pregunto porque a veces creo que quieres decirme cosas, pero no sigues la conversacin.
S, pasa algo. Tenemos la obligacin de ser felices juntos. T crees que me debes todo lo que eres, yo creo que debo sentirme privilegiada por tener a un hombre como t a mi lado.
Yo tengo a la mujer que amo, no siempre lo reconozco, y acabo preguntndome: sQu pasa conmigo?
Genial que lo entiendas. No pasa nada contigo, y no pasa nada conmigo, que tambin me hago la misma pregunta. Lo que pasa es la manera en la que ahora manifestamos nuestro amor. Si aceptamos que eso crea problemas, podramos convivir con esos problemas y ser felices. Sera una lucha constante, y eso nos mantendra activos, vivos, animados, con muchos universos para conquistar. Pero caminamos hacia un punto en el que las cosas se acomodan. En el que el amor deja de crear problemas, enfrentamientos, y pasa a ser una simple solucin.
sY qu hay de malo en eso?
Todo. Siento que la energa del amor, llamada pasin, ha dejado de pasar a travs de mis carnes y de mi alma.
Pero algo siempre queda.
sS? sEs que todos los matrimonios tienen que acabar as, con la pasin convertida en algo llamado relacin madura? Te necesito. Te echo de menos. A veces siento celos. Me gusta pensar en qu vas a cenar, aunque a veces no preste atencin a lo que comes. Pero falta alegra.
No falta. Cuando ests lejos, me gustara que estuvieses cerca. Me imagino las conversaciones que tendremos cuando t o yo volvamos de un viaje. Llamo para saber si todo va bien, necesito or tu voz todos los das. Puedo garantizarte que sigo enamorado.
Lo mismo me pasa a m, pero squ sucede cuando estamos juntos? Discutimos, nos peleamos por tonteras, uno quiere cambiar al otro, quiere imponer su forma de ver la realidad. Me reprochas cosas que no tienen el menor sentido, y yo me comporto de la misma manera. De vez en cuando, en el silencio de nuestros corazones, nos decimos a nosotros mismos: Qu bueno sera ser libre, no tener ningn compromiso.
Tienes razn. Y en estos momentos me siento perdido porque s que estoy con la mujer que deseo.
Yo tambin estoy con el hombre que siempre he querido tener a mi lado.
sT crees que eso se puede cambiar?
A medida que envejezco, me miran menos hombres, y pienso ms a menudo: Mejor dejarlo todo como est. Tengo la seguridad de que me puedo engaar el resto de mi vida. Sin embargo, cada vez que voy a la guerra, veo que existe un amor mayor, mucho mayor que el odio que hace que los hombres se maten unos a otros. Y en esos momentos, y slo en esos momentos, creo que puedo cambiarlo.
No puedes vivir todo el tiempo en la guerra.
Y tampoco puedo vivir todo el tiempo en esta especie de paz que encuentro a tu lado. Est destruyendo lo nico importante que tengo: mi relacin contigo. Aunque la intensidad del amor sea la misma.
Millones de personas en el mundo entero estn pensando en eso ahora mismo, resisten valientemente, y dejan que estos momentos de depresin pasen. Aguantan una, dos, tres crisis y finalmente encuentran la calma.
Sabes que no es as exactamente. O no habras escrito los libros que has escrito.
Haba decidido que mi comida con el actor norteamericano sera en la pizzera de Roberto; era preciso volver all inmediatamente para deshacer cualquier mala impresin que pudiese haber causado. Antes de salir, avis a mi asistenta y al portero del edificio en el que viva: si por casualidad no volva a la hora sealada y vena un joven con rasgos mongoles a entregarme un encargo, era importantsimo que lo invitasen a subir, que esperase en la sala, que le sirviesen todo lo que deseara. Si el joven no poda esperar, entonces les dije que le pidieran que les dejara a uno de los dos aquello que haba venido a entregarme.
Sobre todo, tno deben permitir que se marcharse sin dejar el encargo!
Cog un taxi y le ped que parase en la esquina del bulevar SaintGermain con la ru SaintPeres. Caa una lluvia fina, pero slo haba unos treinta metros de caminata hasta el restaurante, con su letrero discreto y la sonrisa generosa de Roberto, que de vez en cuando sala a fumar un cigarrillo. Una mujer con un carrito de beb caminaba en mi direccin por la acera estrecha, y como no haba espacio para los dos, me baj para permitirle el paso.
Fue entonces cuando, a cmara lenta, mi mundo dio una vuelta inmensa: el suelo se volvi cielo, el cielo se volvi suelo, pude fijarme en algunos detalles de la parte superior del edificio de la esquina (haba pasado muchas veces por all, pero jams haba mirado hacia arriba). Recuerdo la sensacin de sorpresa, el viento soplando fuerte en mi odo y el ladrido de un perro en la distancia; luego todo se volvi oscuro.
Me vi empujado a gran velocidad hacia un agujero negro, donde poda distinguir una luz al final. Antes de llegar all, unas manos invisibles tiraron de m hacia atrs con gran violencia, y despert con voces y gritos a mi alrededor; no debi de durar ms que unos segundos. Sent el sabor de la sangre en mi boca, el olor del asfalto mojado, y entonces me di cuenta de que haba sufrido un accidente. Estaba consciente e inconsciente al mismo tiempo, lo intent pero no fui capaz de moverme, pude observar a otra persona tendida en el suelo, a mi lado; poda sentir su olor, su perfume, imagin que deba de tratarse de la mujer que iba con el beb por la acera. tDios mo!
Alguien se acerc para intentar levantarme, yo grit para que no me tocasen, era un peligro mover mi cuerpo ahora. Lo haba aprendido en una conversacin sin importancia, una noche sin importancia; si tena una fractura en el cuello, cualquier movimiento en falso poda paralizarme para siempre.
Luch para mantener la conciencia, esper un dolor que no llegaba nunca, intent moverme pero cre mejor no hacerlo; tena una sensacin de calambre, de letargo. Volv a pedir que no me tocasen, o a lo lejos la sirena, y entend que poda dormir, ya no tena que luchar para salvar mi vida, estaba perdida o ganada, ya no era una decisin ma, sino de los mdicos, de los enfermeros, de la suerte, de eso, de Dios.
O la voz de una nia que me deca su nombre, que yo no era capaz de grabar pidindome que estuviese tranquilo, garantizndome que no me iba a morir. Quera creer en sus palabras, le implor que se quedase ms tiempo a mi lado, pero en seguida desapareci. Vi que colocaban algo plstico en mi cuello, una mscara en mi rostro, y entonces me dorm de nuevo, esta vez sin ningn tipo de sueo.
Cuando recobr la conciencia, no haba nada aparte de un zumbido horrible en mis odos: el resto era silencio y oscuridad completa. De repente, sent que todo se mova, y tuve la certeza de que estaban llevando mi atad, tiban a enterrarme vivo!
Intent golpear las paredes a mi alrededor, pero no pude mover ni un solo msculo del cuerpo. Durante un tiempo que me pareci infinito, senta que me empujaban hacia adelante, ya no poda controlar nada ms, y en ese momento, reuniendo toda la fuerza que todava me quedaba, di un grito que reson en aquel ambiente cerrado, volvi a mis odos y casi me dej sordo. Pero saba que con ese grito estaba a salvo, pues en seguida apareci una luz a mis pies: tdescubrieron que no me haba muerto!
La luz la bendita luz que me salvaba del peor de los suplicios, la asfixia fue poco a poco iluminando mi cuerpo, por fin retiraban la tapa del atad, yo sudaba fro, senta un inmenso dolor, pero estaba contento, aliviado, se haban dado cuenta del error, y tqu alegra poder volver a este mundo!
La luz finalmente lleg a mis ojos: una mano suave toc la ma, un rostro angelical sec el sudor de mi frente:
No se preocupe dijo el rostro angelical, de cabellos rubios y ropa blanca. No soy un ngel, no se ha muerto, esto no es un atad, sino un aparato de resonancia magntica, para ver posibles lesiones que pueda haber. Por lo visto, no hay nada grave, pero tendr que quedarse aqu en observacin.
sNi un hueso roto?
Excoriaciones generalizadas. Si le traigo un espejo, se quedar horrorizado con su aspecto, pero se le pasar en unos das.
Intent levantarme, ella me lo impidi con dulzura. Entonces sent un fuerte dolor en la cabeza, y gem.
Ha sufrido un accidente, eso es natural, sno cree?
Creo que me estn engaando dije con esfuerzo. Soy adulto, he vivido intensamente mi vida, puedo aceptar ciertas noticias sin que me invada el pnico. Algn vaso en mi cabeza est punto de estallar.
Aparecieron dos enfermeros y me pusieron en una camilla. Me di cuenta de que llevaba un aparato ortopdico alrededor del cuello.
Alguien coment que usted haba pedido que no lo moviesen dijo el ngel. Gran decisin. Tendr que llevar este collarn durante algn tiempo, pero si no hay ninguna sorpresa desagradable, ya que nunca se saben las consecuencias, pronto todo esto no habr sido ms que un gran susto, una gran suerte.
sCunto tiempo? No puedo quedarme aqu.
Nadie respondi.
Marie me esperaba sonriendo fuera de la sala de radiologa; por lo visto, los mdicos haban comentado que en principio no haba nada grave. Me pas la mano por el pelo, disfrazando el horror que deba de estar sintiendo al ver mi aspecto.
El pequeo cortejo sigui por el pasillo del hospital: ella, dos enfermeros que empujaban la camilla y el ngel de blanco. La cabeza me dola cada vez ms.
Enfermera, la cabeza
No soy enfermera, soy su mdica, estamos esperando a que llegue su mdico personal. En cuanto a la cabeza, no se preocupe: por un mecanismo de defensa, el organismo cierra todos los vasos sanguneos en el momento de un accidente para evitar hemorragias. Cuando percibe que ya no hay peligro, vuelven a abrirse, la sangre vuelve a correr, y eso duele. Nada ms. En cualquier caso, si quiere puedo darle algo para dormir.
Lo rechac. Y, como surgiendo de algn rincn oscuro de mi alma, record una frase que haba odo el da anterior: La voz me dice que slo permitir que eso suceda en el momento preciso.
l no poda saberlo. No era posible que todo lo que haba ocurrido en la esquina de SaintGermain con SaintPeres fuese resultado de una conspiracin universal, de algo predeterminado por los dioses, que deberan estar ocupadsimos cuidando de este planeta en condiciones tan precarias, en vas de destruccin, pero haban parado todo el trabajo slo para impedir que yo fuese al encuentro del Zahir. El chico no tena la menor posibilidad de prever el futuro a no ser que realmente oyese una voz, que hubiera un plan y que las cosas fuesen mucho ms importantes de lo que yo imaginaba.
Aquello empezaba a ser demasiado para m: la sonrisa de Marie, la posibilidad de que alguien oyera una voz, el dolor cada vez ms insoportable.
Doctora, he cambiado de idea: quiero dormir, no puedo aguantar el dolor.
Ella le dijo algo a uno de los enfermeros que empujaba la camilla, y ste se fue y volvi incluso antes de que llegsemos a la habitacin. Sent un pinchazo en el brazo y, en seguida, me qued dormido.
Cuando despert, quise saber exactamente qu haba ocurrido, si la mujer que haba visto a mi lado tambin se haba salvado, qu haba sucedido con su beb. Marie me dijo que tena que descansar, pero el doctor Louit, mi mdico y amigo, ya haba llegado, y pens que no haba ningn problema en contrmelo. Haba sido atropellado por una moto: el cuerpo que haba visto en el suelo era el del chico que la conduca, que haba sido trasladado al mismo hospital, y que haba tenido la misma suerte que yo slo excoriaciones generalizadas. Segn la investigacin policial hecha justo despus del accidente, yo estaba en medio de la calle cuando sucedi el accidente, poniendo en peligro la vida del motorista.
O sea, que aparentemente yo era el culpable de todo, pero el chico haba decidido no poner ninguna denuncia. Marie haba ido a visitarlo, hablaron un poco, supo que l era inmigrante y que trabajaba ilegalmente, tena miedo de decirle cualquier cosa a la polica. Sali del hospital veinticuatro horas despus, ya que en el momento del accidente llevaba casco, y eso disminua mucho el riesgo de sufrir algn dao en el cerebro.
sDice que sali veinticuatro horas despus? sQuiere decir que estoy aqu desde hace ms de un da?
Tres das. Despus de la resonancia magntica, la doctora me llam y me pidi permiso para mantenerlo sedado. Como creo que ha estado muy nervioso, tenso, irritado y deprimido, la autoric a hacerlo.
sY qu puede pasar ahora?
En principio, dos das ms en el hospital y tres semanas con este aparato en el cuello: las cuarenta y ocho horas crticas han pasado. Aun as, una parte de su cuerpo puede revelarse contra la idea de seguir comportndose bien, en cuyo caso, tendremos un problema que resolver. Pero es mejor pensar en ello slo ante una emergencia; no vale la pena sufrir anticipadamente.
O sea, stodava me puedo morir?
Como bien debe de saber, todos nosotros no slo podemos, sino que vamos a morir.
Quiero decir: stodava puedo morirme a causa del accidente?
El doctor Louit hizo una pausa.
S. Existe la posibilidad de que se haya formado un cogulo de sangre que los aparatos no pudieron localizar, y que puede liberarse en cualquier momento y provocar una embolia. Tambin cabe la posibilidad de que una clula haya enloquecido y empiece a formar un cncer.
No debera usted hacer ese tipo de comentarios lo interrumpi Marie.
Somos amigos desde hace cinco aos. Me ha preguntado y le estoy respondiendo. Y ahora les pido disculpas, pero debo volver a mi consulta. La medicina no es como ustedes piensan. En el mundo en el que viven, si un nio sale a comprar cinco manzanas pero slo llega a casa con dos, concluyen que se ha comido las tres que faltan.
En mi mundo, existen otras posibilidades: puede habrselas comido, pero tambin pueden habrselas robado, puede que el dinero no le llegase para comprar las cinco que pensaba, que las haya perdido en el camino, que alguien tuviese hambre y haya decidido compartirlas con esa persona, etc. En mi mundo, todo es posible y todo es relativo.
sQu sabe usted de la epilepsia?
Marie entendi inmediatamente que me refera a Mikhail, y su temperamento dej entrever cierto desagrado. Al mismo tiempo dijo que tena que irse, pues la esperaban en un rodaje.
Pero el doctor Louit, aunque ya haba cogido sus cosas para marcharse, se detuvo un instante para responder a mi pregunta.
Se trata de un exceso de impulsos elctricos en determinada regin del cerebro, lo cual provoca convulsiones de mayor o menor gravedad. No hay ningn estudio definitivo al respecto; se cree que los ataques suceden cuando la persona est bajo una gran tensin. Sin embargo, no se preocupe: aunque la dolencia puede dar su primer sntoma a cualquier edad, difcilmente sera causado por un accidente de moto.
sY qu la provoca?
No soy un especialista en el tema, pero si quiere puedo informarme al respecto.
S, quiero. Y tengo otra pregunta, pero por favor no piense que mi cerebro se ha visto afectado a causa del accidente. sEs posible que los epilpticos oigan voces y tengan premoniciones del futuro?
sAlguien le ha dicho que iba a tener este accidente?
No dijo exactamente eso. Pero fue lo que entend.
Disculpe, pero no puedo quedarme ms tiempo, voy a llevar a Marie. En cuanto a la epilepsia, procurar informarme.
Durante los dos das que Marie estuvo lejos, y a pesar del susto del accidente, el Zahir volvi a ocupar su espacio. Yo saba que, si el chico haba cumplido su palabra, habra un sobre esperndome en casa con la direccin de Esther, pero ahora yo estaba asustado.
sY si Mikhail estaba diciendo la verdad respecto a la voz?
Trat de recordar los detalles: baj de la acera, mir a los lados mecnicamente, vi que pasaba un coche, pero tambin vi que estaba a una distancia segura. Aun as, fui alcanzado, quiz por una moto que intentaba adelantar a aquel coche y que estaba fuera de mi campo de visin.
Creo en las seales. Despus del camino de Santiago, todo haba cambiado por completo: lo que tenemos que aprender est siempre delante de nuestros ojos, basta con mirar alrededor con respeto y atencin para descubrir adonde desea llevarnos Dios, y el paso ms acertado que debemos dar despus. Tambin aprend a respetar el misterio: como deca Einstein, Dios no juega a los dados con el universo, todo est interrelacionado y tiene un sentido. Aunque este sentido permanezca oculto casi todo el tiempo, sabemos que estamos cerca de nuestra verdadera misin en la Tierra cuando lo que estamos haciendo est contagiado por la energa del entusiasmo.
Si lo est, todo va bien. Si no lo est, es mejor cambiar pronto de rumbo.
Cuando nos encontramos en el camino correcto, seguimos las seales, y cuando damos un paso en falso, la Divinidad viene en nuestro socorro para evitar que cometamos un error. sAcaso el accidente era una seal? sAcaso Mikhail, aquel da, haba intuido una seal que era para m?
Decid que la respuesta a esa pregunta era s.
Y tal vez por eso, por aceptar mi destino, por dejarme guiar por una fuerza mayor, not que, a lo largo de aquel da, el Zahir empezaba a perder intensidad. Saba que todo lo que tena que hacer era abrir un sobre, leer su direccin y tocar el timbre de su casa.
Pero las seales indicaban que no era el momento. Si realmente Esther era tan importante en mi vida como yo imaginaba, si segua amndome (como haba dicho el chico), spor qu forzar una situacin que me iba a llevar a los mismos errores que haba cometido en el pasado?
sCmo evitar repetirlos?
Conociendo mejor quin era yo, qu haba cambiado, qu haba provocado este corte sbito en un camino que siempre haba estado marcado por la alegra. sBastaba con eso?
No, tambin tena que saber quin era Esther, por qu transformaciones haba pasado durante todo el tiempo que vivimos juntos.
sY era suficiente con responder a estas dos preguntas?
Faltaba una tercera: spor qu nos haba unido el destino?
Como tena mucho tiempo libre en aquel cuarto de hospital, hice una recapitulacin general de mi vida. Busqu siempre aventura y seguridad al mismo tiempo, aun sabiendo que las dos cosas no eran compatibles entre s. Incluso estando seguro de mi amor por Esther, me enamoraba con rapidez de otras mujeres, simplemente porque el juego de la seduccin es lo ms interesante del mundo.
sHaba sabido demostrar mi amor por mi mujer? Tal vez durante un perodo, pero no siempre. sPor qu? Porque crea que no era necesario, ella deba de saberlo, no poda poner en duda mis sentimientos.
Recuerdo que, muchos aos atrs, alguien me pregunt qu tenan en comn todas las novias que haban pasado por mi vida. La respuesta fue fcil: yo. Y al darme cuenta de eso, vi el tiempo que haba perdido en busca de la persona adecuada; las mujeres cambiaban, yo segua igual, y no aprovechaba nada de lo que habamos vivido juntos. Tuve muchas novias, pero siempre me qued esperando a la persona adecuada. Control, fui controlado, y la relacin no pas de ah. Hasta que lleg Esther y transform el panorama por completo.
Estaba pensando en mi ex mujer con ternura: ya no era una obsesin encontrarla, saber por qu haba desaparecido sin explicaciones. Aunque Tiempo de romper, tiempo de coser fuese un verdadero tratado sobre mi matrimonio, el libro era, sobre todo, un certificado para m mismo: soy capaz de amar, de echar de menos a alguien. Esther mereca mucho ms que palabras; incluso las palabras, las simples palabras, jams haban sido dichas mientras estbamos juntos.
Siempre hay que saber cundo una etapa llega a su fin. Cerrando ciclos, cerrando puertas, terminando captulos; no importa el nombre que le demos, lo que importa es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya se han acabado. Poco a poco, empec a entender que no poda volver atrs y hacer que las cosas volvieran a ser como eran: aquellos dos aos, que antes me parecan un infierno sin fin, ahora empezaban a mostrarme su verdadero significado.
Y ese significado iba mucho ms all de mi matrimonio: todos los hombres, todas las mujeres estn conectados con la energa que muchos llaman amor, pero que en verdad es la materia prima con la que se construy el universo. Esta energa no puede ser manipulada; es ella la que nos conduce suavemente, es en ella en la que reside todo nuestro aprendizaje en esta vida. Si intentamos orientarla hacia lo que queremos, acabamos desesperados, frustrados, defraudados, porque ella es libre y salvaje.
Pasaremos el resto de la vida diciendo que amamos a tal persona o tal cosa, cuando en verdad estamos sufriendo simplemente porque, en vez de aceptar su fuerza, intentamos disminuirla para que quepa en el mundo que imaginamos vivir.
Cuanto ms pensaba en eso, ms el Zahir perda su fuerza y ms me acercaba a m mismo. Me prepar para un largo trabajo, que me iba a exigir mucho silencio, meditacin y perseverancia.
El accidente me haba ayudado a comprender que no poda forzar algo para lo que todava no haba llegado el tiempo de coser.
Record lo que el doctor Louit me haba dicho: despus de un trauma como se, la muerte poda llegar en cualquier minuto. sY si as fuese? sSi dentro de diez minutos mi corazn dejara de latir?
Un enfermero entr en la habitacin a traerme la cena, y le pregunt:
sHa pensado usted ya en su funeral?
No se preocupe respondi l. Sobrevivir. Ya tiene mucho mejor aspecto.
No estoy preocupado. Y s que voy a sobrevivir porque una voz me ha dicho que as sera.
Habl de la voz a propsito, simplemente para provocarlo. l me mir desconfiado, pensando que tal vez fuese el momento de pedir un nuevo examen y verificar si realmente mi cerebro no se haba visto afectado.
S que sobrevivir continu. Tal vez un da ms, un ao ms, treinta o cuarenta aos ms. Pero un da, a pesar de todos los avances de la ciencia, dejar este mundo y tendr un funeral. Estaba pensando en eso ahora, y me gustara saber si usted ya ha reflexionado alguna vez sobre el tema.
Nunca. Y no quiero pensar en ello; adems, lo que ms me asusta es justamente saber que todo va a acabar.
Quiera o no, est de acuerdo o no lo est, sa es una realidad de la que nadie escapa. sQu tal si charlsemos un poco sobre el tema?
Tengo que ver a otros pacientes dijo, dejando la comida sobre la mesa y saliendo lo ms rpidamente posible, como si intentase huir. No de m, sino de mis palabras.
Si el enfermero no quera tocar el tema, squ tal si hiciese yo solo la reflexin? Record partes de un poema que haba aprendido en la infancia:
Cuando la indeseada de las gentes llegue,
tal vez yo tenga miedo. Tal vez sonra y diga:
el da ha sido bueno, la noche puede llegar.
Encontrar labrado el campo, la mesa puesta,
la casa limpia, cada cosa en su lugar.
Me gustara que eso fuese verdadero: cada cosa en su lugar. sY cul iba a ser mi epitafio? Tanto yo como Esther ya habamos hecho un testamento, en el que, entre otras cosas, habamos escogido la cremacin (mis cenizas seran esparcidas al viento en un lugar llamado Cebreiro, en el camino de Santiago, y las cenizas de ella tiradas al mar). As que no iba a tener esa famosa piedra con una inscripcin.
Pero sy si pudiese escoger una frase? Entonces pedira que grabasen: Muri mientras estaba vivo.
Poda parecer un contrasentido, pero conoca a muchas personas que haban dejado de vivir, aunque siguiesen trabajando, comiendo y realizando sus actividades sociales de siempre. Lo hacan todo de manera automtica, sin comprender el momento mgico que trae cada da, sin pararse a pensar en el milagro de la vida, sin entender que el minuto siguiente puede ser el ltimo sobre la faz de este planeta.
Era intil intentar explicarle eso al enfermero, principalmente porque quien vino a recoger el plato de comida fue otra persona, que empez a hablar compulsivamente conmigo, tal vez por orden de algn mdico. Quera saber si me acordaba de mi nombre, si saba en qu ao estbamos, el nombre del presidente de Estados Unidos, y otras preguntas que slo tienen sentido cuando nos estn examinando para certificar nuestra salud mental.
Y todo eso por haber hecho una pregunta que todo ser humano necesita hacerse: sya has pensado en tu funeral? sSabes que vas a morir tarde o temprano?
Aquella noche me dorm sonriendo. El Zahir estaba desapareciendo, Esther volva, y si tena que morirme ese da, a pesar de todo lo que haba ocurrido en mi vida, a pesar de mis derrotas, de la desaparicin de la mujer amada, de las injusticias que haba sufrido o que haba hecho sufrir a otros, haba permanecido vivo hasta el ltimo minuto, y con toda seguridad poda afirmar: El da ha sido bueno, la noche puede llegar.
Dos das despus estaba en casa. Marie fue a preparar la comida, yo le ech un vistazo a la correspondencia que se haba acumulado. Son el interfono, era el portero para decirme que el sobre que esperaba la semana anterior haba sido entregado y que deba de estar encima de mi mesa.
Se lo agradec y, al contrario de todo lo que haba imaginado antes, no sal corriendo para abrirlo. Comimos, le pregunt a Marie por sus rodajes, ella quiso saber mis planes, ya que, con el collarn ortopdico, yo no poda salir en todo momento. Dijo que, si quera, se quedara conmigo todo el tiempo necesario.
Tengo que hacer una pequea presentacin para un canal de televisin coreano, pero puedo aplazarlo o simplemente cancelarlo. Si necesitas de mi compaa, claro.
Necesito tu compaa, y me alegra saber que puedes estar cerca.
Con una sonrisa en la cara, cogi inmediatamente el telfono, llam a su agente y le dijo que cambiase sus compromisos. La o comentar: No digas que me he enfermado, tengo una supersticin, y siempre que utilizo esa disculpa, acabo en la cama; di que tengo que cuidar de la persona que amo.
Haba una serie de providencias urgentes: entrevistas que haban sido aplazadas, invitaciones a las que haba que responder, tarjetas de agradecimiento a las llamadas y ramos de flores que haba recibido, textos, prefacios, recomendaciones. Marie se pasaba el da entero en contacto con mi agente, reorganizando mi agenda de modo que no quedase nadie sin respuesta. Todas las noches cenbamos en casa, charlando sobre temas unas veces interesantes, otras banales, como cualquier pareja. En una de esas cenas, despus de algunos vasos de vino, ella coment que yo estaba cambiado.
Parece que estar cerca de la muerte te ha devuelto un poco de vida dijo.
Eso le pasa a todo el mundo.
Pero, si me lo permites, y no quiero empezar a discutir, ni estoy teniendo una crisis de celos, desde que llegaste a casa, no hablas de Esther. Ya haba pasado cuando acabaste Tiempo de romper, tiempo de coser: el libro funcion como una especie de terapia, que infelizmente dur poco.
sQuieres decir que el accidente puede haber provocado algn tipo de consecuencia en mi cerebro?
Aunque mi tono no fuese agresivo, ella decidi cambiar de tema, y empez a contarme el miedo que haba sentido en un viaje en helicptero desde Monaco a Cannes. Al final de la noche acabamos en la cama haciendo el amor con mucha dificultad a causa de mi collarn ortopdico, pero, aun as, haciendo el amor y sintindonos muy cerca el uno del otro.
Cuatro das despus, la gigantesca pila de papel de encima de mi mesa haba desaparecido. Slo quedaba un sobre grande, blanco, con mi nombre y el nmero de mi apartamento. Marie se dispuso a abrirlo, pero le dije que no, que aquello poda esperar.
Ella no me pregunt nada; tal vez se tratara de informacin sobre mis cuentas bancarias o de correspondencia confidencial, posiblemente de una mujer enamorada. Y tampoco le expliqu nada, lo quit de la mesa y lo puse entre algunos libros. Si lo dejaba all, a la vista, el Zahir acabara volviendo.
En ningn momento, el amor que senta por Esther haba disminuido, pero cada da pasado en el hospital me haba hecho recordar algo interesante: no nuestras conversaciones, sino los momentos en que estuvimos juntos en silencio. Yo recordaba sus ojos de chica entusiasmada con la aventura, de mujer orgullosa con el xito de su marido, de periodista interesada por todos los temas sobre los que escriba y, a partir de un determinado momento, de esposa que pareca ya no tener un lugar en mi vida. Esa mirada de tristeza haba empezado antes de ser corresponsal de guerra; se transformaba en alegra cada vez que volva del campo de batalla, pero pocos das despus volva a ser como antes.
Una tarde, son el telfono.
Es ese chico dijo Marie, pasndome el telfono.
Desde el otro lado de la lnea o la voz de Mikhail, primero diciendo cunto senta lo ocurrido, y luego preguntndome si haba recibido el sobre.
S, est aqu conmigo.
sY pretendes ir a buscarla?
Marie estaba escuchando la conversacin, pens que era mejor cambiar de tema.
Hablaremos personalmente de eso.
No te estoy pidiendo nada, pero prometiste ayudarme.
Tambin cumplo mis promesas. En cuanto est restablecido, nos vemos.
Me dej el nmero de telfono de su mvil, colgamos, y vi que Marie ya no pareca la misma mujer.
Entonces, todo sigue igual fue su comentario.
No. Todo ha cambiado.
Debera haber sido ms claro, decirle que todava tena ganas de verla, que saba dnde estaba. En el momento justo, iba a coger un tren, un taxi, un avin, cualquier medio de transporte, simplemente para estar a su lado. Pero eso significaba perder a la mujer que estaba a mi lado en aquel instante, aceptndolo todo, haciendo lo posible por demostrarme lo importante que yo era para ella.
Una actitud cobarde, claro. Sent vergenza de m mismo, pero la vida era as y, de alguna manera que no poda explicar muy bien, yo tambin amaba a Marie.
Tambin me qued callado porque siempre haba credo en las seales, y al acordarme de los momentos de silencio pasados junto a mi mujer, yo saba que, con voces o sin ellas, con o sin explicaciones, la hora del reencuentro an no haba llegado. Ms que en todas nuestras conversaciones juntas, era en nuestro silencio en lo que deba concentrarme ahora, porque l me iba a dar la completa libertad para entender el mundo en el que las cosas haban ido bien y el momento en el que haban empezado a ir mal.
Marie estaba all, mirndome. sPoda seguir siendo desleal con una persona que lo haca todo por m? Empec a sentirme incmodo, pero era imposible contarlo todo a no ser que encontrase una manera indirecta de decirle lo que senta.
Marie, supongamos que dos bomberos entran en un bosque a apagar un pequeo incendio. Al final, cuando salen y van a la orilla de un riachuelo, uno de ellos tiene la cara llena de ceniza y el otro est inmaculadamente limpio. Pregunta: scul de los dos se lavar la cara?
Es una pregunta tonta: es evidente que ser el que est cubierto de ceniza.
Error: el que tiene la cara sucia ver al otro y pensar que est igual que l. Y viceversa: el que tiene la cara limpia ver que su compaero tiene holln por todas partes, y se dir a s mismo: Yo tambin debo de estar sucio, tengo que lavarme.
sQu quieres decir?
Quiero decir que, durante el tiempo que pas en el hospital, entend que siempre me buscaba a m mismo en las mujeres que he amado. Yo miraba sus caras limpias, lindas, y me vea reflejado en ellas. Por otro lado, ellas me miraban, vean las cenizas que cubran mi cara, y por ms inteligentes y ms seguras que fuesen, tambin acababan vindose reflejadas en m y se crean peores de lo que eran. No dejes que eso suceda contigo, por favor.
Me gustara haber aadido: eso fue lo que pas con Esther. Y no lo comprend hasta que record los cambios en su mirada. Yo siempre absorba su luz, su energa, que me haca sentir feliz, seguro, capaz de seguir adelante. Ella me miraba, se senta fea, disminuida, porque a medida que los aos pasaban, mi carrera aquella carrera a la que ella haba ayudado tanto a hacerse realidad iba dejando nuestra relacin en un segundo plano.
Por tanto, para volver a verla, necesitaba que mi cara estuviese tan limpia como la suya. Antes de encontrarme con ella, deba encontrarme a m mismo.
Nazco en una pequea aldea, a unos kilmetros de distancia de una aldea un poco mayor, pero donde hay un colegio y un museo dedicado a un poeta que vivi all hace muchos aos. Mi padre tiene casi setenta aos, mi madre veinticinco. Acababan de conocerse cuando l, venido de Rusia a vender alfombras, decidi abandonarlo todo por ella. Podra haber sido su hija, pero en verdad se comporta como su madre, lo ayuda a dormir cosa que no consigue hacer bien desde los diecisiete aos, cuando fue enviado a luchar contra los alemanes en Stalingrado, una de las ms largas y sangrientas batallas de la segunda guerra mundial. De su batalln de tres mil hombres, slo sobreviven tres.
Es curioso que no use el tiempo pasado: Nac en una pequea aldea. Todo parece estar sucediendo aqu y ahora.
Mi padre en Stalingrado: de regreso de una patrulla de reconocimiento, l y su mejor amigo, joven como l, son sorprendidos por un tiroteo. Se meten en un agujero abierto por la explosin de una bomba, y all pasan dos das sin comer, sin tener cmo calentarse, acostados en el barro y la nieve. Pueden or a unos rusos hablando en un edificio cercano, saben que tienen que llegar hasta all, pero los tiros no cesan, el olor a sangre llena el aire, los heridos gritan socorro noche y da. De repente, todo queda en silencio. El amigo de mi padre, creyendo que los alemanes se haban retirado, se levanta. Mi padre intenta agarrarlo por las piernas, grita tagchate!, pero es demasiado tarde: una bala le ha perforado el crneo.
Pasan otros dos das, mi padre est solo con el cadver de su amigo a su lado. No puede dejar de decir tagchate!. Finalmente es rescatado por alguien y llevado al edificio. No hay comida, slo municin y cigarrillos. Comen las hojas del tabaco. Una semana despus, empiezan a comer carne de compaeros muertos y congelados. Llega un tercer batalln, abrindose camino a balazos. Los supervivientes son rescatados, los heridos tratados, y despus vuelven al frente de batalla; Stalingrado no puede caer, es el futuro de Rusia el que est en juego. Despus de cuatro meses de furiosos combates, canibalismo y miembros amputados a causa del fro, los alemanes finalmente se rinden: es el comienzo del fin de Hitler y su Tercer Reich. Mi padre vuelve a pie a su aldea, a casi mil kilmetros de distancia de Stalingrado. Descubre que no puede dormir, suea todas las noches con el compaero al que podra haber salvado.
Dos aos despus, la guerra acaba. Recibe una medalla, pero no consigue empleo. Participa en conmemoraciones, pero casi no tiene qu comer. Es considerado uno de los hroes de Stalingrado, pero vive de pequeos trabajos por los cuales gana algunas monedas. Finalmente, alguien le ofrece un empleo de vendedor de alfombras. Como tiene problemas para dormir, viaja siempre de noche, conoce a contrabandistas, logra ganarse su confianza y comienza a ganar dinero.
Es descubierto por el gobierno comunista, que lo acusa de negociar con criminales, y aun siendo hroe de guerra, pasa diez aos en Siberia como traidor del pueblo. Ya viejo, finalmente lo sueltan, y lo nico que conoce bien son las alfombras. Consigue restablecer sus antiguos contactos, alguien le da algunas piezas para vender, pero a nadie le interesa comprar: los tiempos son difciles. Decide irse lejos otra vez, pide limosna en el camino y acaba en Kazajstn.
Es viejo, est solo, pero tiene que trabajar para comer. Pasa los das haciendo pequeos trabajos, y las noches durmiendo muy poco y despertndose con los gritos de tagchate!. Curiosamente, a pesar de todo lo que ha pasado, del insomnio, de la alimentacin deficiente, de las frustraciones, del desgaste fsico, de los cigarrillos que fuma siempre que puede, su salud es de hierro.
En una pequea aldea, conoce a una joven. Ella vive con sus padres, lo lleva para su casa; la tradicin de la hospitalidad es lo ms importante en aquella regin. Lo ponen a dormir en la sala, pero todos se despiertan con los gritos de tagchate!. La chica se acerca a l, dice una oracin, pasa la mano por su cabeza, y por primera vez en muchas dcadas, puede dormir en paz.
Al da siguiente, ella le dice que tuvo un sueo cuando era nia: un hombre muy viejo iba a darle un hijo. Esper durante aos, tuvo algunos pretendientes, pero siempre se decepcionaba. Sus padres estaban muy preocupados, no queran ver a su nica hija soltera y rechazada por la comunidad.
Le pregunta si desea casarse con ella. l se sorprende, tiene edad como para ser su nieta, no responde nada. Cuando el sol se pone, en la pequea sala de visitas de la familia, ella le pide permiso para pasarle la mano por la cabeza antes de dormir. l consigue nuevamente pasar otra noche en paz.
La conversacin sobre el matrimonio surge de nuevo a la maana siguiente, esta vez delante de sus padres, que parecen estar de acuerdo con todo (siempre que su hija consiga un marido y de esta manera no se convierta en un motivo de vergenza para la familia). Difunden la historia de un viejo que vino de lejos, pero que en verdad es un riqusimo comerciante de alfombras, cansado de vivir en el lujo y la comodidad, que lo dej todo para ir en busca de aventura. La gente se queda impresionada, piensan en grandes dotes, inmensas cuentas bancarias, y en la suerte que ha tenido mi madre al encontrar a alguien que finalmente podr llevrsela lejos de aquel fin del mundo. Mi padre escucha aquellas historias con una mezcla de fascinacin y sorpresa, entiende que durante tantos aos vivi solo, viaj, sufri, jams volvi a encontrar a su familia y por primera vez en la vida puede tener un hogar. Acepta la proposicin, participa de la mentira sobre su pasado, se casan segn las costumbres de la tradicin musulmana. Dos meses despus, ella est embarazada de m.
Convivo con mi padre hasta los siete aos: dorma bien, trabajaba en el campo, cazaba, hablaba con los otros habitantes de la aldea sobre sus posesiones y sus haciendas, vea a mi madre como si fuese lo nico bueno que le haba sucedido. Yo pienso que soy hijo de un hombre rico, pero una noche, delante de la chimenea, l me cuenta su pasado, la razn de su matrimonio, y me pide que le guarde el secreto. Dice que va a morir pronto, lo que sucede cuatro meses despus. Da su ltimo suspiro en brazos de mi madre, sonriendo, como si todas las tragedias de su vida jams hubiesen ocurrido. Muere feliz.
Mikhail est contando su historia en una noche de primavera muy fra, pero con toda seguridad no tan helada como Stalingrado, donde la temperatura poda llegar a 35sC. Estamos sentados con mendigos que se calientan alrededor de una hoguera improvisada. Fui a parar all despus de una segunda llamada suya, cobrando mi parte de la promesa. Durante nuestra conversacin, no me pregunt nada acerca del sobre que dej en mi casa, como si supiese tal vez por la voz que finalmente yo haba decidido seguir las seales, dejar que las cosas sucediesen a su debido tiempo para liberarme del poder del Zahir.
Cuando me pidi que nos encontrsemos en uno de los suburbios ms violentos de Pars, me asust. Normalmente habra dicho que tena muchas cosas que hacer o habra intentado convencerlo de que era mucho mejor ir a un bar, donde tendramos la comodidad necesaria para discutir cosas importantes. Claro, siempre estaba mi miedo a que sufriera otro ataque epilptico delante de los dems, pero ahora ya saba cmo reaccionar, y prefera eso al riesgo de ser asaltado, llevando un collarn ortopdico, sin posibilidad alguna de defenderme.
Mikhail insisti: era importante que me encontrase con los mendigos, ellos formaban parte de su vida y de la vida de Esther. En el hospital, yo haba llegado a la conclusin de que haba algo equivocado en mi vida y que tena que cambiarlo con urgencia.
sQu deba hacer para cambiar?
Cosas diferentes. Como ir a sitios peligrosos, conocer a gente marginada, por ejemplo.
Cuenta una historia que un hroe griego, Teseo, entra en un laberinto para matar a un monstruo. Su amada, Ariadna, le da el extremo de un hilo para que lo vaya desenrollando poco a poco, y no se pierda en el camino de vuelta. Sentado entre aquella gente, escuchando una historia, me di cuenta de que haca mucho que no experimentaba nada semejante a eso: el gusto de lo desconocido, de la aventura. Quin sabe, puede que el hilo de Ariadna me estuviera esperando justamente en lugares que jams visitara, a no ser que no estuviera absolutamente convencido de que tena que hacer un gran, un enorme esfuerzo por cambiar mi historia y mi vida.
Mikhail prosigue, y veo que todo el grupo est prestando atencin a lo que dice: no siempre las mejores reuniones tienen lugar en torno a mesas elegantes en restaurantes con calefaccin.
Todos los das tengo que caminar casi una hora para ir a clase. Veo a las mujeres que van a buscar agua, la estepa sin fin, los soldados rusos que pasan en largos convoyes, las montaas nevadas que, segn me cuenta alguien, esconden un pas gigantesco, China. La aldea tiene un museo dedicado a su poeta, una mezquita, el colegio, y tres o cuatro calles. Aprendemos que existe un sueo, un ideal: debemos luchar por la victoria del comunismo y por la igualdad entre todos los seres humanos. No creo en este sueo, porque incluso en aquel lugar miserable hay grandes diferencias; los representantes del partido comunista estn por encima de los dems, de vez en cuando van hasta la gran ciudad, Almaty, y vuelven cargados de paquetes con comidas exticas, regalos para sus hijos, ropas caras.
Una tarde, al volver a casa, siento un viento fuerte, veo luces a mi alrededor, y pierdo la conciencia durantes algunos momentos. Cuando me despierto, estoy sentado en el suelo, y una nia blanca, vestida de blanco, con una cinta azul, flota en el aire. Sonre, no dice nada, y luego desaparece.
Salgo corriendo, interrumpo lo que mi madre estaba haciendo en aquel instante y le cuento la historia. Ella se asusta muchsimo, me pide que no repita jams lo que acabo de decirle. Me explica de la mejor manera que se puede explicar algo complicado a un nio de ocho aos que no es ms que una alucinacin. Insisto en que he visto a la nia, soy capaz de describirla con detalles. Aado que no he sentido miedo y que volv de prisa porque quera que ella supiese en seguida lo que haba sucedido.
Al da siguiente, al volver del colegio, busco a la nia, pero no est all. No sucede nada durante una semana, y empiezo a creer que mi madre tiene razn: deb de quedarme dormido sin querer, y lo so.
Sin embargo, esta vez, yendo hacia el colegio muy temprano, veo de nuevo a la nia flotando en el aire, con la luz blanca a su alrededor; no caigo al suelo ni veo luces. Permanecemos algn tiempo mirndonos el uno al otro, ella sonre, yo le devuelvo la sonrisa, le pregunto su nombre, no obtengo respuesta. Cuando llego al colegio, les pregunto a mis compaeros si han visto alguna vez a una nia flotando en el aire. Todos se ren.
Durante la clase me llaman al despacho del director. ste me dice que debo de tener un problema mental: las visiones no existen; todo en el mundo es simplemente la realidad que vemos, y la religin fue inventada para engaar al pueblo. Le pregunto sobre la mezquita que hay en la ciudad; dice que los que la frecuentan no son ms que unos viejos supersticiosos, gente ignorante, desocupada, sin energa para ayudar a reconstruir el mundo socialista. Y me amenaza: si vuelvo a repetir aquello, me expulsarn. Estoy aterrorizado, le pido que no le diga nada a mi madre; l promete no hacerlo si les digo a mis compaeros que me invent la historia.
l cumple su promesa, yo cumplo la ma. Mis amigos no le dan mucha importancia al hecho, ni siquiera me piden que los lleve a donde est la nia. Pero a partir de ese da, durante un mes entero, ella sigue aparecindose. A veces me desmayo antes, a veces no sucede nada. No hablamos, simplemente estamos juntos durante el tiempo que ella decide permanecer all. Mi madre empieza a inquietarse, ya no llego siempre a la misma hora a casa. Una noche, me fuerza a decirle qu hago desde que salgo del colegio hasta que llego a casa: yo repito la historia de la nia.
Para mi sorpresa, en vez de reirme una vez ms, dice que va a ir hasta ese sitio conmigo. Al da siguiente, nos despertamos temprano, llegamos all, la nia aparece, pero ella no puede verla. Mi madre me pide que le pregunte sobre mi padre. No entiendo la pregunta, pero hago lo que ella sugiere, y entonces, por primera vez, oigo la voz. La nia no mueve los labios, pero s que est hablando conmigo: dice que mi padre est muy bien, que nos protege, y que el sufrimiento que pas durante el tiempo que estuvo en la Tierra ahora est siendo recompensado. Sugiere que le comente a mi madre la historia de la estufa. Repito lo que he odo, ella empieza a llorar, dice que lo que ms le gustaba a mi padre en la vida era tener un estufa a su lado, por el tiempo que haba pasado en la guerra. La nia me pide que, la prxima vez que pase por all, ate a un pequeo arbusto una tira de tela con un deseo.
Las visiones se suceden durante un ao entero. Mi madre lo comenta con algunas amigas de confianza, que lo comentan con otras amigas, y ahora el pequeo arbusto est lleno de tiras de tela atadas. Todo se hace con el mayor secreto: las mujeres preguntan por sus seres queridos desaparecidos, yo escucho las respuestas de la voz y transmito los mensajes. La mayora de las veces, todos estn bien; solamente en dos casos la nia le pide al grupo que vaya hasta una colina cercana, y en el momento en el que nazca el sol, rece una oracin sin palabras por el alma de esas personas. La gente me cuenta que a veces entro en trance, me caigo al suelo, digo cosas sin sentido; yo nunca consigo acordarme. Slo s cuando el trance se acerca: noto un viento caliente y veo bolas de luz a mi alrededor.
Un da, mientras conduzco a un grupo al encuentro de la nia, somos interceptados por una barrera de policas. Las mujeres protestan, gritan, pero no conseguimos pasar. Me escoltan hasta el colegio, donde el director me dice que acabo de ser expulsado por provocar rebelin y promover la supersticin.
Al volver, veo el arbusto destruido, las tiras de tela por el suelo. Me siento all, solo, y lloro, porque aqullos haban sido los das ms felices de mi vida. En ese momento, la nia vuelve a aparecer. Me dice que no me preocupe, que todo estaba programado, incluso la destruccin del arbusto. Y que a partir de ese momento, ella me acompaar durante el resto de mis das y me dir siempre qu debo hacer.
sNunca te ha dicho su nombre? pregunta uno de los mendigos.
Jams. No tiene importancia: s cundo habla conmigo.
sPodramos saber ahora algo sobre nuestros muertos?
No. Eso slo sucedi en aquella poca, ahora mi misin es otra. sPuedo seguir con la historia?
Debes seguir digo yo. Pero antes quiero que sepas una cosa: en el suroeste de Francia, hay un lugar llamado Lourdes; hace mucho tiempo, una pastora vio a una nia que parece corresponderse con tu visin.
Ests equivocado comenta un viejo mendigo con una pierna de metal. Esa pastora, que se llamaba Bernadette, vio a la Virgen Mara.
Como he escrito un libro sobre las apariciones, tuve que estudiar cuidadosamente el tema respondo. He ledo todo lo que se public a finales del siglo XIX, he tenido acceso a las muchas declaraciones de Bernadette a la polica, a la Iglesia, a los estudiosos. En ningn momento afirma que viese a una mujer: insiste en que era una nia. Repiti la misma historia el resto de su vida, se irrit profundamente con la estatua que se coloc en la gruta; dice que no tiene semejanza alguna con la visin: ella haba visto a una nia, no a una mujer. Aun as, la Iglesia se apropi de la historia, de las visiones, del lugar, convirti la aparicin en la Madre de Jess, y la verdad fue olvidada; una mentira repetida muchas veces acaba convenciendo a todo el mundo. La nica diferencia es que la tal nia como insista Bernadette dijo su nombre.
sY cul era? pregunta Mikhail.
Yo soy la Inmaculada Concepcin. Que no es un nombre como Beatriz, Mara o Isabel. Ella se describe como un hecho, como un evento, como un acontecimiento, que podramos traducir por yo soy el parto sin sexo. Por favor, sigue con tu historia.
Antes de que siga con la historia, spuedo preguntarte algo? dice un mendigo que debe de tener aproximadamente mi edad. Acabas de decir que has escrito un libro: scul es el ttulo?
He escrito muchos.
Y digo el ttulo del libro en el que menciono la historia de Bernadette y su visin.
sEntonces eres el marido de la periodista?
sEres el marido de Esther? dice una mendiga, de ropas estrafalarias, sombrero verde, abrigo prpura y ojos de sorpresa.
No s qu responder.
sPor qu no ha vuelto por aqu? comenta otro. tEspero que no haya muerto! tSiempre viva en lugares peligrosos, le dije ms de una vez que no deba hacerlo! tMira lo que me dio!
Y me ensea el mismo trozo de tela manchado de sangre: parte de la camisa del soldado muerto.
No ha muerto respondo. Pero me sorprende que haya venido por aqu.
sPor qu? sPorque somos diferentes?
No me has entendido: no os estoy juzgando. Me sorprende, me alegra saberlo.
Pero el vodka para espantar el fro est haciendo efecto en todos nosotros.
Ests siendo irnico dice un hombre fuerte, de pelo largo y barba de muchos das. Vete de aqu, ya que debes de pensar que ests en psima compaa.
Sucede que yo tambin he bebido, y eso me da valor.
sQuines sois? sQu tipo de vida es sta que habis escogido? Tenis salud, podis trabajar, pero tprefers no hacer nada!
Somos gente que ha elegido quedarse fuera, sentiendes? Fuera de ese mundo que se est cayendo a pedazos, de esa gente que vive temerosa de perder algo, de esa gente que pasa por la calle como si todo estuviese bien, tcuando todo est mal, muy mal! sT no mendigas? sNo le pides limosna a tu jefe, al propietario de tu casa?
sNo te avergenza estar desperdiciando tu vida? pregunta la mujer vestida de prpura.
sQuin ha dicho que estoy desperdiciando mi vida? tHago lo que quiero!
El hombre fuerte interviene:
sY qu es lo que quieres? sVivir en la cima del mundo? sQuin te garantiza que la montaa es mejor que la planicie? Crees que no sabemos vivir, sverdad? tPues tu mujer entenda perfectamente qu queremos de la vida! sSabes qu queremos? tPaz! tY tiempo libre! tY no vernos obligados a ir a la moda, aqu hacemos nuestros propios diseos! tBebemos cuando queremos, dormimos donde creemos mejor! tAqu nadie ha escogido la esclavitud y estamos muy orgullosos de eso, aunque os creis que somos dignos de compasin!
Las voces empiezan a ser agresivas. Mikhail interrumpe:
sQueris or el resto de mi historia o deseis que nos vayamos ahora?
tNos est criticando! comenta el de la pierna de metal. Ha venido aqu para juzgarnos, tcomo si fuese Dios!
Se oyen algunos refunfuos, alguien me da en el hombro, le ofrezco un cigarrillo, la botella de vodka pasa otra vez por mi mano. Los nimos se van serenando poco a poco, yo sigo sorprendido y extraado por el hecho de que esa gente conozca a Esther (por lo visto, la conocen mejor que yo mismo, se han ganado un trozo de ropa manchada de sangre). Mikhail sigue con la historia:
Como no tengo dnde estudiar, y todava soy un nio para cuidar caballos, el orgullo de nuestra regin y de nuestro pas, me pongo a trabajar como pastor. En la primera semana, una de las ovejas muere, y corre el rumor de que soy un nio maldito, hijo de un hombre venido de lejos, que le haba prometido riquezas a mi madre, pero que finalmente nos haba dejado sin nada. A pesar de que los comunistas aseguraban que la religin era simplemente una manera de dar falsas esperanzas a los desesperados, aunque all todos se hubieran educado con la seguridad de que slo existe la realidad y que todo lo que nuestros ojos no pueden ver no es ms que el fruto de la imaginacin humana, las antiguas tradiciones de la estepa siguen intactas, pasan de boca en boca a travs de las generaciones.
Desde la destruccin del arbusto, ya no puedo ver a la nia, sin embargo, sigo oyendo su voz. Le pido que me ayude a cuidar de los rebaos, me dice que tenga paciencia. Iban a llegar tiempos difciles, pero antes de cumplir veintids aos vendr una mujer de lejos y me llevar a conocer el mundo. Me dice tambin que tengo una misin que cumplir, y esa misin es ayudar a extender la verdadera energa del amor por la faz de la Tierra.
El dueo de las ovejas se impresiona con los rumores que circulan cada vez con ms intensidad, y quienes se los cuentan, quienes intentan destruir mi vida son justamente las personas a las que la nia haba ayudado durante un ao. Un da decide ir hasta la sede del partido comunista de la aldea de al lado y descubre que tanto yo como mi madre somos considerados enemigos del pueblo. Me despide inmediatamente. Pero eso no afecta mucho a nuestra vida, ya que mi madre trabaja como bordadora para una empresa en la mayor ciudad de la regin, all nadie sabe que somos enemigos del pueblo y de la clase obrera; todo lo que los directores de la fbrica desean es que siga produciendo sus bordados desde el alba hasta el anochecer.
Como tengo todo el tiempo libre del mundo, ando por la estepa, acompao a los cazadores, que tambin conocen mi historia, pero que me atribuyen poderes mgicos, pues siempre encuentran zorros cuando estoy cerca. Paso das enteros en el museo del poeta, viendo sus cosas, leyendo sus libros, escuchando a personas que van all a repetir sus versos. De vez en cuando siento el viento, veo las luces, me caigo al suelo, y en esos momentos la voz siempre me dice cosas bastante concretas, como los perodos de sequa, las pestes de los animales, la llegada de los comerciantes. Yo no se lo cuento a nadie, excepto a mi madre, que cada vez est ms afligida y preocupada por m.
En una de estas ocasiones, un mdico pasa por la regin y ella me lleva a una consulta; despus de or atentamente mi historia, de tomar notas, de ver dentro de mis ojos con un aparato, de auscultar mi corazn, de martillarme la rodilla, diagnostica un tipo de epilepsia. Dice que no es contagioso, los ataques disminuirn con la edad.
Yo s que no se trata de una enfermedad, pero finjo creerlo para que mi madre est tranquila. El director del museo, que nota mi esfuerzo desesperado por aprender algo, siente pena y empieza a sustituir a los profesores del colegio. Aprendo geografa, literatura; aprendo lo que va a ser lo ms importante para m en el futuro: a hablar ingls. Una tarde, la voz me pide que le diga al director que dentro de poco tiempo ocupar un cargo importante. Cuando se lo comento, todo lo que oigo es una risa tmida y una respuesta directa: no hay la menor posibilidad porque jams se ha alistado en el partido comunista; es musulmn convicto.
Tengo quince aos. Dos meses despus de nuestra conversacin, siento que algo diferente est sucediendo en la regin: los antiguos funcionarios pblicos, siempre tan arrogantes, son ms amables que nunca y me preguntan si quiero volver a estudiar. Grandes trenes de militares rusos parten rumbo hacia la frontera. Una tarde, mientras estudio en el escritorio que haba pertenecido al poeta, el director entra corriendo, me mira con espanto y una cierta incomodidad: dice que lo ltimo que poda suceder en el mundo (el colapso del rgimen comunista) est ocurriendo con una rapidez increble. Las antiguas repblicas soviticas ahora se estn convirtiendo en Estados independientes, las noticias que llegan de Almaty hablan de la formacin de un nuevo gobierno, y tl ha sido sealado para gobernar en la provincia!
En vez de abrazarme y alegrarse, me pregunta cmo saba que eso iba a suceder: shaba odo a alguien comentar algo? sHaba sido contratado por el servicio secreto para espiarlo, ya que l no perteneca al partido? O, lo que era lo peor de todo, sen algn momento de mi vida haba hecho un pacto con el diablo?
Respondo que conoce mi historia: las apariciones de la nia. La voz, los ataques que me permiten or cosas que otras personas no saben. l dice que todo eso no es ms que una enfermedad; slo hay un profeta, Mahoma, y todo lo que tena que ser dicho ya ha sido revelado. Pero, a pesar de eso, contina, el demonio permanece en este mundo, usando todo tipo de artimaas (incluso la supuesta capacidad de ver el futuro) para engaar a los dbiles y apartar a la gente de la verdadera fe. Me haba dado un empleo porque el Islam exige que los hombres practiquen la caridad, pero ahora estaba profundamente arrepentido: o yo era un instrumento del servicio secreto, o era un enviado del demonio.
Me despide en ese mismo momento.
Los tiempos, que ya antes no eran fciles, pasan a ser ms difciles an. La fbrica de tejidos para la que trabaja mi madre, y que antes perteneca al gobierno, pasa a manos de particulares; los nuevos dueos tienen otras ideas, reestructuran el proyecto y acaban despidindola. Dos meses despus ya no tenemos con qu sustentarnos, lo nico que nos queda es dejar la aldea donde he pasado toda mi vida e ir en busca de un trabajo.
Mis abuelos se niegan a marcharse; prefieren morir de hambre antes que dejar la tierra donde han nacido y pasado sus vidas. Mi madre y yo nos vamos a Almaty, y conozco la primera ciudad grande: me impresionan los coches, los gigantescos edificios, los anuncios luminosos, las escaleras automticas y, sobre todo, los ascensores. Mam consigue trabajo en una tienda, y yo me pongo a trabajar como ayudante de mecnico en una gasolinera. Gran parte de nuestro dinero se lo enviamos a mis abuelos, pero sobra lo suficiente para comer y ver cosas que jams he visto: cine, parque de atracciones, partidos de ftbol.
Con el cambio de ciudad, los ataques cesan, pero la voz y la presencia de la nia tambin desaparecen. Creo que es mejor as, no echo de menos a la amiga invisible que me acompaaba desde los ocho aos de edad; me fascina Almaty, y estoy ocupado en ganarme la vida. Aprendo que, con un poco de inteligencia, finalmente podr llegar a ser alguien importante. Hasta que una noche de domingo estoy sentado junto a la nica ventana de nuestro pequeo apartamento, mirando al pequeo callejn sin asfalto donde vivo, muy nervioso porque el da anterior haba abollado un coche al maniobrar dentro del garaje; tengo miedo de ser despedido, tanto miedo que no he sido capaz de comer durante todo el da.
De repente siento de nuevo el viento, veo las luces. Por lo que me cont mi madre despus, ca al suelo, habl en una lengua extraa, y el trance pareci durar ms de lo normal; recuerdo que fue en ese momento cuando la voz me record que tena una misin. Cuando me despierto, vuelvo a sentir la presencia, y aunque no vea nada, puedo hablar con ella.
Sin embargo, eso ya no me interesa: al cambiar de aldea, tambin cambi de mundo. Aun as, indago sobre cul es mi misin: la voz me responde que es la misin de todos los seres humanos, impregnar el mundo de la energa del amor total. Le pregunto lo nico que realmente me interesa en ese momento: el coche abollado y la reaccin del dueo. Ella dice que no me preocupe, que diga la verdad, y que l sabr comprenderlo.
Trabajo durante cinco aos en la gasolinera. Acabo haciendo amigos, tengo mis primeras novias, descubro el sexo, participo en peleas en la calle; en fin, vivo mi juventud de la manera ms normal posible. Tengo algunos ataques: al principio mis amigos se sorprenden, pero despus de inventarme que aquello es el resultado de poderes superiores, empiezan a respetarme. Me piden ayuda, me confiesan sus problemas amorosos, las difciles relaciones con la familia, pero yo no le pregunto nada a la voz (la experiencia en el arbusto me haba traumatizado mucho, me haba hecho creer que, cuando ayudamos a alguien, todo lo que obtenemos a cambio es ingratitud).
Si los amigos insisten, me invento que pertenezco a una sociedad secreta (a esas alturas, despus de dcadas de represin religiosa, el misticismo y el esoterismo se estn poniendo muy de moda en Almaty. Se publican varios libros sobre esos poderes superiores, aparecen gurs y maestros de la India y de China, hay una gran variedad de cursos de perfeccionamiento personal. Frecuento uno y otro, me doy cuenta de que no aprendo nada; en lo nico en lo que realmente confo es en la voz, pero estoy demasiado ocupado como para prestar atencin a lo que dice.
Un da, una mujer con una camioneta con traccin a las cuatro ruedas para en el garaje en el que trabajo y me pide que le llene el depsito. Habla conmigo en ruso con mucho acento y mucha dificultad, y yo le respondo en ingls. Ella parece aliviada, y me pregunta si conozco a algn intrprete, ya que necesita viajar al interior.
En el momento en el que dice eso, la presencia de la nia ocupa todo el lugar, y me doy cuenta de que es la persona que he esperado durante toda mi vida. All est mi salida, no puedo perder la oportunidad: le digo que puedo hacerlo, si ella me lo permite. La mujer responde que tengo un trabajo, y que ella necesita a alguien mayor, con ms experiencia y libre para viajar. Le digo que conozco todos los caminos de la estepa, de las montaas, le miento diciendo que el empleo es temporal. Le imploro que me d una oportunidad; reacia, ella concierta una entrevista en el hotel ms lujoso de la ciudad.
Nos encontramos en el saln; ella comprueba mis conocimientos de lengua, me hace una serie de preguntas sobre la geografa de Asia Central, quiere saber quin soy y de dnde vengo. Desconfa, no dice exactamente qu hace, ni adonde quiere ir. Yo procuro desempear mi papel de la mejor manera posible, pero veo que ella no est convencida.
Y me sorprendo al notar que, sin ninguna explicacin, estoy enamorado de ella, de alguien a quien conozco desde hace slo algunas horas. Controlo mi ansiedad y vuelvo a confiar en la voz. Imploro la ayuda de la nia invisible, le pido que me ilumine, prometo que cumplir la misin que me fue confiada si consigo el trabajo: un da me dijo que una mujer vendra y me llevara lejos de all, la presencia estuvo a mi lado cuando ella se detuvo a llenar el depsito, necesito una respuesta positiva.
Despus del intenso cuestionario, pienso que empiezo a ganarme su confianza: ella me advierte que lo que pretende es completamente ilegal. Me explica que es periodista, que desea hacer un reportaje sobre las bases norteamericanas que se estn construyendo en el pas vecino para servir de apoyo a una guerra que est punto de empezar. Como le han negado el visado, tendremos que cruzar la frontera a pie, por lugares no vigilados; sus contactos le haban dado un mapa y le haban dicho por dnde debamos pasar, pero dice que no va a revelar nada de eso hasta que no estemos lejos de Almaty. Si an estoy dispuesto a acompaarla, debo estar en el hotel dos das despus, a las once de la maana. No me promete nada aparte de una semana de salario, sin saber que yo tengo un empleo fijo, que gano lo suficiente para ayudar a mi madre y a mis abuelos, que mi jefe confa en m a pesar de haber presenciado tres o cuatro convulsiones, o ataques epilpticos, como dice l para referirse a los momentos en los que estoy en contacto con un mundo desconocido.
Antes de despedirse, la mujer me dice su nombre (Esther) y me previene de que, si decido ir a la polica a denunciarla, la detendrn y la deportarn. Tambin dice que hay momentos en la vida en los que tenemos que confiar ciegamente en la intuicin, y que ahora lo est haciendo. Le pido que no se preocupe, me siento tentado a hablarle de la voz y de la presencia, pero prefiero permanecer callado. Vuelvo a casa, hablo con mi madre, afirmo que he encontrado otro empleo como intrprete y que ganar ms dinero, aunque tenga que ausentarme durante algn tiempo. Ella parece no preocuparse; todo a mi alrededor sucede como si estuviese planeado desde hace mucho tiempo, y todos nosotros simplemente espersemos el momento justo.
Duermo mal, al da siguiente voy ms temprano que de costumbre a la gasolinera. Pido disculpas, repito que he encontrado un nuevo empleo. Mi jefe dice que tarde o temprano descubrirn que soy una persona enferma; es muy arriesgado dejar lo seguro por lo dudoso. Pero de la misma manera que ocurri con mi madre, acaba estando de acuerdo sin mayores problemas, como si la voz estuviese interfiriendo en la voluntad de las personas con las que tengo que hablar ese da, facilitando mi vida, ayudndome a dar el primer paso.
Cuando nos encontramos en el hotel, le explico: Si nos cogen, todo lo que puede sucederle a usted es que la deporten a su pas, pero yo acabar preso tal vez durante muchos aos. As que me estoy arriesgando ms debe tener confianza en m. Ella parece entender lo que digo; andamos durante dos das, un grupo de hombres la est esperando al otro lado de la frontera. Ella desaparece y vuelve poco despus, frustrada, irritada. La guerra est a punto de estallar, todos los caminos estn vigilados, es imposible seguir adelante sin que la detengan por espa.
Empezamos el camino de vuelta. Esther, antes con tanta confianza en s misma, ahora parece triste y confusa. Para distraerla, comienzo a recitar los versos del poeta que viva cerca de mi aldea, al mismo tiempo que pienso que dentro de cuarenta y ocho horas todo habr acabado. Pero tengo que confiar en la voz, debo hacer cualquier cosa para que ella no se vaya tan sbitamente como vino; tal vez deba demostrarle que siempre la he esperado, que ella es importante para m.
Aquella noche, despus de extender nuestros sacos cerca de unas rocas, intento coger su mano. Ella la aparta cariosamente, me dice que est casada. S que he dado un paso equivocado, he reaccionado sin pensar. Como ya no tengo nada que perder, le hablo de las visiones de mi infancia, de la misin de expandir el amor, del diagnstico del mdico que deca que era epilepsia.
Para mi sorpresa, ella entiende perfectamente lo que digo. Me cuenta un poco su vida, dice que ama a su marido, que l tambin la ama, pero que, al pasar el tiempo, algo importante se ha perdido; prefiere estar lejos antes que ver su matrimonio deshacindose poco a poco. Lo tena todo en la vida, pero era infeliz; aunque pudiese fingir el resto de sus das que esa infelicidad no exista, se muere de miedo de caer en una depresin y de no ser capaz de salir de ella jams.
As que decidi dejarlo todo e ir en busca de aventura, de cosas que no la dejasen pensar en el amor que se desmoronaba; cuanto ms se buscaba, ms se perda y ms sola se senta. Piensa que ha perdido para siempre su rumbo, y la experiencia que acabamos de vivir le demuestra que debe de estar equivocada, que es mejor volver a su rutina diaria.
Le digo que podemos intentar otro camino menos vigilado, conozco a contrabandistas en Almaty que pueden ayudarnos, pero ella parece no tener energa ni ganas de seguir adelante.
En ese momento la voz me pide que la consagre a la Tierra. Sin saber exactamente qu hago, me levanto, abro la mochila, mojo los dedos en el pequeo recipiente de aceite que habamos llevado para cocinar, pongo la mano en su frente, rezo en silencio y finalmente le pido que siga su bsqueda, porque es importante para todos nosotros. La voz me lo dice, y yo se lo repito a ella, que el cambio de una sola persona significa el cambio de toda la raza humana. Ella me abraza, siento que la Tierra la bendice, permanecemos as, juntos, durante horas.
Al final, le pregunto si cree en lo que le he contado sobre la voz que oigo. Ella dice que s y que no. Cree que todos nosotros tenemos un poder que jams utilizamos, y al mismo tiempo piensa que yo he entrado en contacto con ese poder a causa de mis ataques epilpticos. Pero que podemos verificarlo juntos; pensaba entrevistar a un nmada que vive al norte de Almaty y del que todos decan que tena poderes mgicos; si quiero acompaarla, ser bienvenido. Cuando me dice su nombre, me doy cuenta de que conozco a su nieto, y pienso que eso lo va a facilitar todo.
Cruzamos Almaty, slo paramos para llenar el depsito de gasolina y para comprar algunas provisiones; seguimos en direccin a una pequea aldea cerca de un lago artificial construido por el rgimen sovitico. Voy hasta donde vive el nmada, y a pesar de decirle a uno de sus asistentes que conozco a su nieto, tenemos que esperar muchas horas, hay una multitud aguardando su turno para or los consejos de aquel al que consideran santo.
Finalmente, nos atiende: al traducir la entrevista, y al leer muchas veces el reportaje que se public, aprendo varias cosas que deseaba saber.
Esther le pregunta por qu la gente est tan triste.
Es simple responde el viejo. Est atada a su historia personal. Todo el mundo cree que el objetivo de esta vida es seguir un plan. Nadie se pregunta si ese plan es suyo o si se cre para otra persona. Acumulan experiencias, recuerdos, cosas, ideas de los dems, que es ms de lo que pueden cargar. Y as, olvidan sus sueos.
Esther comenta que mucha gente le dice: Tienes suerte, sabes qu quieres de la vida, pues yo no s qu quiero hacer.
Claro que lo saben responde el nmada. Cunta gente conoce usted que vive diciendo: No he hecho nada de lo que deseaba, pero sa es la realidad. Si dicen que no han hecho lo que deseaban, entonces saban qu era lo que queran. En cuanto a la realidad, es simplemente la historia que los dems contaron respecto al mundo y de cmo debamos comportarnos en l.
Y cuntas dicen algo peor: Estoy contenta porque sacrifico mi vida por las personas que amo.
sCree usted que las personas que nos aman desean vernos sufrir por ellas? sCree usted que el amor es fuente de sufrimiento?
Para ser sincera, creo que s.
Pues no debera serlo.
Si olvido la historia que me han contado, tambin olvidar cosas muy importantes que la vida me ha enseado. sPor qu me esforc en aprender tanto? sPor qu me esforc para tener experiencia y as poder bregar con mi carrera, con mi marido, con mis crisis?
El conocimiento acumulado sirve para cocinar, para no gastar ms de lo que gana, para abrigarse en invierno, para respetar algunos lmites, para saber hacia dnde van algunas lneas de autobs y de tren. Sin embargo, scree que sus amores pasados le han enseado a amar mejor?
Me ensearon a saber qu es lo que quiero.
No le he preguntado eso. sSus amores pasados le han enseado a amar mejor a su marido?
Al contrario. Para poder entregarme completamente a l, tuve que olvidar las cicatrices que otros hombres me haban dejado. sEs de eso de lo que est usted hablando?
Para que la verdadera energa del amor pueda atravesar su alma, tiene que encontrarla como si acabase de nacer. sPor qu la gente es infeliz? Porque quiere aprisionar esa energa, lo cual es imposible. Olvidar la historia personal es mantener ese canal limpio, dejar que todos los das esa energa se manifieste como desea, permitirse ser guiada por ella.
Muy romntico, pero muy difcil. Porque esa energa est siempre sujeta a muchas cosas: compromisos, hijos, situacin social
y despus de algn tiempo, desesperacin, miedo, soledad, intento de controlar lo incontrolable. Segn la tradicin de las estepas, llamada tengri, para vivir en plenitud era preciso estar en constante movimiento, y slo as cada da era diferente del anterior. Cuando pasaban por las ciudades, los nmadas pensaban: Pobres, las personas que viven aqu; para ellas todo es igual. Posiblemente las personas de la ciudad vean a los nmadas y pensaban: Pobres, no tienen un lugar para vivir. Los nmadas no tenan pasado, slo presente, y por eso siempre eran felices, hasta que los gobernantes comunistas los obligaron a dejar de viajar y los metieron en haciendas colectivas. A partir de ah, poco a poco, empezaron a creer en la historia que la sociedad les deca que era cierta. Hoy han perdido su fuerza.
Nadie, hoy en da, puede pasarse la vida viajando.
No pueden viajar fsicamente, pero pueden hacerlo en el plano espiritual. Ir cada vez ms lejos, distanciarse de la historia personal, de aquello que nos han forzado a ser.
sQu hacer para olvidar esa historia que nos han contado?
Repetirla en voz alta con todos sus detalles. Y a medida que la contamos, nos despedimos de lo que ya fuimos y (ver usted, si decide intentarlo) abrimos espacio para un mundo nuevo, desconocido. Repetiremos esa historia antigua muchas veces, hasta que ya no sea importante para nosotros.
sSlo eso?
Falta un detalle: a medida que los espacios se van vaciando, para evitar que nos causen un sentimiento de vaco, es preciso rellenarlos rpidamente, aunque sea de manera provisional.
sCmo?
Con historias diferentes, experiencias que no solemos tener. As cambiamos. As crece el amor. Y cuando el amor crece, crecemos con l.
Eso tambin significa que podemos perder cosas que son importantes.
Jams. Las cosas importantes siempre quedan; lo que se va son las cosas que juzgbamos importantes, pero que son intiles, como el falso poder de controlar la energa del amor.
El viejo dice que ya ha acabado su tiempo y que tiene que atender a otras personas. Por ms que yo insista, se muestra inflexible, pero sugiere que Esther vuelva algn da y le ensear ms.
Esther se queda en Almaty una semana ms y promete volver. Durante ese tiempo, le cuento mi historia muchas veces y ella me cuenta muchas veces su vida, y nos percatamos de que el anciano tena razn: algo est saliendo de nosotros, somos ms ligeros, aunque no podamos decir que somos ms felices.
Pero el anciano dio un consejo: rellenar rpidamente el espacio vaco. Antes de partir, me pregunta si no quiero viajar a Francia para que podamos continuar el proceso de olvido. No tiene con quin compartirlo, no puede hablar con su marido, no confa en las personas con las que trabaja; necesita a alguien de fuera, de lejos, que nunca haya participado de su historia personal hasta aquella fecha.
Le digo que s, y slo entonces menciono la profeca de la voz. Tambin le digo que no s hablar la lengua, y que mi experiencia se reduce a cuidar ovejas y gasolineras.
En el aeropuerto, me pide que haga un curso intensivo de francs. Le pregunto por qu me ha invitado. Ella repite lo que ya me haba dicho, confiesa que tiene miedo del espacio que se est abriendo a medida que olvida su historia personal, teme que todo vuelva con ms intensidad que antes, y entonces ya no ser capaz de liberarse de su pasado jams. Me pide que no me preocupe de pasajes ni de visados; ella se encargar de todo. Antes de pasar por el control de pasaporte, me mira sonriendo y dice que tambin me estaba esperando, aunque no lo supiese: aquellos das haban sido los ms alegres de los ltimos tres aos.
Empiezo a trabajar de noche, como guardaespaldas en un club de striptease, y durante el da me dedico a aprender francs. Curiosamente, los ataques disminuyen, pero la presencia tambin se aparta. Comento con mi madre que me han invitado a viajar. Ella dice que soy muy ingenuo, esa mujer jams volver a dar seales de vida.
Un ao despus, Esther aparece en Almaty: la guerra esperada ya ha sucedido, alguien ya haba publicado un artculo sobre las bases secretas norteamericanas, pero la entrevista con el anciano haba tenido mucho xito, y ahora queran un gran reportaje sobre la desaparicin de los nmadas. Aparte de eso dice ella, hace tiempo que no le cuento historias a nadie, estoy cayendo de nuevo en la depresin.
Yo la ayudo a entrar en contacto con las pocas tribus que todava viajan, con la tradicin tengri y con los hechiceros locales. Hablo francs con fluidez: durante una cena, ella me da los papeles del consulado para cubrir, consigue el visado, compra el pasaje y me vengo a Pars. Tanto ella como yo notamos que a medida que vaciamos nuestras cabezas de historias ya viejas y vividas, se abre un espacio nuevo, entra una misteriosa alegra, la intuicin se desarrolla, somos ms valientes, nos arriesgamos ms, hacemos cosas que creemos equivocadas o ciertas, pero las hacemos. Los das son ms intensos, tardan ms en pasar.
Al llegar aqu, le pregunto dnde voy a trabajar, pero ella ya tiene sus planes: ha convencido al dueo de un bar para que me deje presentarme una vez por semana all; le ha dicho que en mi pas hay una especie de espectculo extico en el que la gente habla de su vida y vaca su cabeza.
Al principio, es muy difcil hacer que los pocos feligreses participen del juego, pero los ms borrachos se entusiasman, la historia corre por el barrio. Venga a contar su vieja historia y a descubrir una nueva, dice el pequeo cartel escrito a mano en el escaparate, y la gente, sedienta de novedades, empieza a venir.
Una noche experimento algo extrao: no soy yo el que est en el pequeo escenario improvisado en la esquina del bar, es la presencia. Y en vez de contar las leyendas de mi pas para despus sugerir que cuenten sus historias, yo transmito lo que me pide la voz. Al final, uno de los espectadores est llorando y comenta detalles ntimos de su matrimonio con los extraos all presentes.
Se repite lo mismo a la semana siguiente. La voz habla por m, pide que la gente slo cuente historias de desamor, y la energa en el aire es tan diferente que los franceses, aun siendo discretos, empiezan a discutir en pblico sus asuntos personales. Tambin es en ese momento de mi vida cuando consigo controlar mejor los ataques: cuando veo luces y siento el viento, pero estoy en el escenario, entro en trance, pierdo la conciencia sin que nadie se d cuenta. Slo tengo las crisis de epilepsia en momentos de gran tensin nerviosa.
Otra gente se une al grupo: tres jvenes de mi edad, que nada tenan que hacer, aparte de viajar por el mundo (eran los nmadas del mundo occidental). Una pareja de msicos de Kazajstn, que ha odo el xito que estaba teniendo un chico de su tierra, pide participar en el espectculo, ya que no consiguen ningn empleo. Incluimos instrumentos de percusin en la reunin. El bar se queda pequeo, conseguimos un espacio en el restaurante donde nos reunimos ahora, pero que tambin se est quedando pequeo, porque cuando la gente cuenta sus historias, sienten ms coraje. Son tocadas por la energa mientras danzan, empiezan a cambiar radicalmente, la tristeza va desapareciendo de sus vidas, las aventuras recomienzan, el amor (que tericamente se vera amenazado por tantos cambios) se hace ms slido, recomiendan nuestra reunin a sus amigos.
Esther sigue viajando para hacer sus artculos, pero asiste al espectculo siempre que est en Pars. Una noche, me dice que el trabajo del restaurante no basta; slo llega a personas que tienen dinero para frecuentarlo. Tenemos que trabajar con jvenes. sDnde estn los jvenes?, pregunto. Caminando, viajando, lo han dejado todo, se visten como mendigos o como personajes de pelcula de ciencia ficcin.
Tambin dice que los mendigos no tienen historia personal, spor qu no nos reunimos con ellos a ver qu aprendemos? Y as fue cmo os encontr.
sas son las cosas que he vivido. Nunca me habis preguntado quin soy ni qu hago porque no os interesa. Pero hoy, a causa del escritor famoso que nos acompaa, he decidido contarla.
Pero hablas de tu pasado dice la mujer con abrigo y sombrero que no combinan. Aunque el viejo nmada
sQu es nmada? interrumpe alguien.
Gente como nosotros responde ella, orgullosa de saber el significado de la palabra. Gente libre, que es capaz de vivir slo con lo que es capaz de cargar.
No es as exactamente corrijo: no son pobres.
sQu sabes t de la pobreza? Otra vez el hombre alto, agresivo, y esta vez con ms vodka en la sangre, me mira directamente a los ojos. sCrees que la pobreza es no tener dinero? sCrees que somos miserables slo porque pedimos limosna a gente como escritores ricos, parejas que se sienten culpables, turistas que creen que Pars es una ciudad sucia o jvenes idealistas que piensan que pueden salvar el mundo? T eres pobre: no controlas tu tiempo, no tienes derecho a hacer lo que quieres, ests obligado a seguir reglas que no has inventado y que no comprendes
De nuevo Mikhail interrumpe la conversacin:
sQu queras saber exactamente?
Quera saber por qu has contado tu historia, si el viejo nmada te dijo que la olvidaras.
Ya no es mi historia: cada vez que hablo de las cosas que he pasado, me siento como si estuviese relatando algo completamente ajeno a m. Todo lo que permanece en el presente es la voz, la presencia, la importancia de cumplir la misin. No sufro por las dificultades vividas; creo que han sido ellas las que me han ayudado a ser quien soy ahora. Me siento como debe de sentirse un guerrero despus de haber pasado por aos de entrenamiento: no recuerda los detalles de todo lo que ha aprendido, pero sabe dar el golpe en el momento justo.
sY por qu t y la periodista venais siempre a visitarnos?
Para alimentarnos. Como dijo el viejo nmada de la estepa, es simplemente una historia que nos han contado, pero sa no es la verdadera historia. La otra historia incluye los dones, los poderes, la capacidad de ir mucho ms all de aquello que conocemos. Aunque yo conviva con una presencia desde nio, y en algn momento de mi vida incluso haya sido capaz de verla, Esther me ense que no estaba solo. Me present a gente con dones especiales, como el de doblar tenedores con la fuerza del pensamiento o hacer ciruga con bisturs oxidados, sin anestesia, de la que el paciente es capaz de salir andando inmediatamente despus de la operacin.
Yo todava estoy aprendiendo a desarrollar mi potencial desconocido, pero necesito aliados, gente que tampoco tenga una historia, como vosotros.
Es mi turno de sentir ganas de contarles mi historia a estos desconocidos, de empezar a liberarme de mi pasado, pero ya es tarde, tengo que levantarme temprano porque el mdico va a retirarme el collarn ortopdico maana.
Le pregunto a Mikhail si quiere que lo lleve, me dice que no, que necesita caminar un poco, porque esta noche siente mucha nostalgia de Esther. Dejamos al grupo y nos dirigimos hasta una avenida en la que puede que encuentre un taxi.
Creo que esa mujer tiene razn comento. Si cuentas una historia, sno te liberas de ella?
Yo soy libr. Pero al hacerlo, t tambin entiendes ah est el secreto que algunas historias fueron interrumpidas en el medio. Esas historias se hacen ms presentes, y mientras no cerramos un captulo, no podemos pasar al siguiente.
Recuerdo que le un texto al respecto en internet, que se me atribua a m (aunque yo jams lo haba escrito):
Por eso es tan importante dejar que ciertas cosas se vayan. Soltar. Desprenderse. La gente tiene que entender que nadie est jugando con cartas marcadas, a veces ganamos y a veces perdemos. No esperes que te devuelvan algo, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Cerrando ciclos. No por orgullo, por incapacidad o por soberbia, sino porque simplemente aquello ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia l disco, limpia la casa, sacude el polvo. Deja de ser quien eras y transfrmate en quien eres.
Pero es mejor confirmar lo que est diciendo Mikhail:
sQu son historias interrumpidas?
Esther no est aqu. En un determinado momento, no fue capaz de seguir adelante su proceso de vaciamiento de la infelicidad y permitir el regreso de la alegra. sPor qu? Porque su historia, como la de millones de personas, est sujeta a la energa del amor. No puede evolucionar sola: o deja de amar, o espera que su amado la alcance.
En los matrimonios fracasados, cuando uno de los dos deja de caminar, el otro se ve forzado a hacer lo mismo. Y mientras espera, aparecen amantes, asociaciones benficas, exceso de cuidado con los hijos, trabajo excesivo, etc. Sera mucho ms fcil hablar abiertamente sobre el tema, insistir, gritar sigamos adelante, nos estamos muriendo de tedio, de preocupacin, de miedo.
Acabas de decirme que Esther no es capaz de llevar adelante su proceso de liberacin de la tristeza por mi culpa.
No he dicho eso: no creo que una persona pueda culpar a la otra, bajo ninguna circunstancia. He dicho que tiene la eleccin de dejar de amarte o de hacer que vayas a su encuentro.
Eso es lo que est haciendo.
Ya lo s. Pero, si depende de m, slo iremos a su encuentro cuando la voz lo permita.
Ya est, el collarn ortopdico est saliendo de su vida, y espero que no vuelva nunca ms. Por favor, intente evitar excesos de movimiento, porque los msculos tienen que acostumbrarse otra vez a responder. Por cierto, sy la chica de las premoniciones?
sQu chica? sQu premoniciones?
sNo me coment en el hospital que alguien le haba dicho que haba odo una voz que deca que le iba a suceder algo?
No es una chica. sY no coment usted tambin en el hospital que iba a informarse con respecto a la epilepsia?
Me he puesto en contacto con un especialista. Le pregunt si conoca casos semejantes. Su repuesta me sorprendi un poco, pero djeme recordarle otra vez que la medicina tiene sus misterios. sRecuerda la historia del nio que sale de casa con cinco manzanas y vuelve con dos?
S: puede que las haya perdido, que las haya regalado, que le hayan costado ms caras, etc. No se preocupe, s que para nada existe una verdad absoluta. Antes de empezar, sJuana de Arco tena epilepsia?
Mi amigo la mencion en nuestra conversacin. Juana de Arco empez a or voces a la edad de trece aos. Sus declaraciones dicen que vea luces, lo cual es un sntoma de ataque. Segn una neurloga, la Dra. Lydia Bayne, esas experiencias extticas de la santa guerrera eran provocadas por lo que llamamos epilepsia musicognica, causada por un sonido determinado: en el caso de Juana, era el de las campanas. sEl chico ha tenido algn ataque estando con usted?
S.
sHaba msica sonando?
No lo recuerdo. Y aunque la hubiera habido, el ruido de los tenedores y de la conversacin no nos habra dejado or nada.
sPareca tenso?
Muy tenso.
sa es otra de las razones de las crisis. El tema es ms antiguo de lo que parece: ya en Mesopotamia hay textos tremendamente precisos sobre lo que llamaban la enfermedad de la cada, seguida de convulsiones. Nuestros ancestros pensaban que estaba provocada por la presencia de demonios que invadan el cuerpo de alguien; no fue hasta mucho ms tarde que el griego Hipcrates relacion las convulsiones con una disfuncin cerebral. Aun as, hasta hoy, las personas epilpticas todava son vctimas de prejuicios.
Sin duda, cuando sucedi, me qued horrorizado.
Cuando me habl de la profeca, le ped a mi amigo que centrara la bsqueda en esta rea. Segn l, la mayora de los cientficos estn de acuerdo en que, aunque hay mucha gente conocida que ha sufrido este mal, no confiere mayores o menores poderes a nadie. Aun as, los famosos epilpticos acabaron haciendo que la gente viese una aura mstica en torno a los ataques.
Famosos epilpticos como por ejemplo
Napolen, o Alejandro Magno, o Dante. He tenido que limitar la relacin de nombres, ya que lo que le intrigaba era la profeca del chico. sCmo se llama, por cierto?
No lo conoce, y como siempre que viene a verme, en seguida tiene otra consulta, squ tal si sigue con la explicacin?
Cientficos que estudian la Biblia garantizan que el apstol Pablo era epilptico. Se basan en que, en el camino de Damasco, vio una luz brillante a su lado que lo tir al suelo, lo ceg, y lo dej incapaz de comer y de beber durante algunos das. En literatura mdica, eso se considera epilepsia del lbulo temporal.
No creo que la Iglesia est de acuerdo.
Creo que ni yo mismo estoy de acuerdo, pero es lo que dice la literatura mdica. Tambin hay epilpticos que desarrollan su lado autodestructivo, como fue el caso de Van Gogh: l describa sus convulsiones como tempestades interiores. En SaintRemy, donde fue internado, uno de los enfermeros presenci un ataque.
Por lo menos, consigui transformar, a travs de sus cuadros, su autodestruccin en una reconstruccin del mundo.
Hay sospechas de que Lewis Carroll escribi Alicia en el Pas de las Maravillas para describir sus propias experiencias con la enfermedad. El relato al principio del libro, cuando Alicia entra en un agujero negro, les resulta familiar a la mayora de los epilpticos. En su recorrido a travs del Pas de las Maravillas, Alicia ve a menudo cosas volando y siente su cuerpo muy ligero; otra descripcin muy precisa de los efectos del ataque.
Entonces, parece que los epilpticos tienen propensin al arte.
De ninguna manera; lo que sucede es que, como los artistas generalmente se hacen famosos, estos temas acaban asocindose el uno al otro. La literatura est llena de ejemplos de escritores sospechosos o con diagnstico confirmado de epilepsia: Moliere, Edgar Allan Poe, Flaubert. Dostoievski tuvo su primer ataque con nueve aos, y deca que eso lo llevaba a momentos de gran paz con la vida y a momentos de gran depresin. Por favor, no se impresione y no empiece a pensar que usted tambin puede ser vctima de eso despus del accidente. No recuerdo ningn caso de epilepsia provocado por una motocicleta.
Ya le he dicho que se trata de alguien que conozco.
sRealmente existe ese chico de las premoniciones o se ha inventado todo esto simplemente porque cree que se desmay cuando se baj de la acera?
Al contrario: detesto saber los sntomas de las enfermedades. Cada vez que leo un libro de medicina, empiezo a sentir todo lo que est all descrito.
Le dir una cosa, pero, por favor, no me malinterprete: creo que este accidente le ha supuesto un enorme beneficio. Parece ms calmado, menos obsesivo. Claro, estar cerca de la muerte siempre nos ayuda a vivir mejor: fue eso lo que su mujer me dijo, cuando me dio un trozo de tela manchada de sangre que siempre llevo conmigo, aunque, como mdico, est cerca de la muerte todos los das.
sLe dijo ella por qu le dio esa tela?
Utiliz palabras generosas para describir mi profesin. Me dijo que yo era capaz de combinar la tcnica con la intuicin, la disciplina con el amor. Me cont que un soldado, antes de morir, le pidi que cogiese su camisa, la cortase en pedazos y los repartiese con las personas que intentan sinceramente mostrar el mundo tal como es. Imagino que usted, con sus libros, tambin tiene un trozo de esta tela.
No.
sY sabe por qu?
S. O mejor dicho, lo estoy descubriendo ahora.
Y ya que, adems de su mdico, tambin soy su amigo, sme permite que le d un consejo? Si ese chico epilptico dice que puede adivinar el futuro, es que no entiende nada de medicina.
Zagreb, Croacia. 6.30 horas.
Marie y yo estamos delante de una fuente congelada. La primavera de este ao ha decidido no aparecer; por lo visto vamos a pasar directamente del invierno al verano. En medio de la fuente, una columna con una estatua encima.
Me he pasado la tarde concediendo entrevistas y ya no soporto hablar del nuevo libro. Las preguntas de los periodistas son las de siempre: si mi mujer ha ledo el libro (respondo que no lo s); si creo que la crtica es injusta conmigo (scmo?); si el hecho de escribir Tiempo de romper, tiempo de coser ha causado algn tipo de impacto en mi pblico, ya que revelo bastante de mi vida ntima (un escritor slo puede escribir sobre su vida); si el libro ser transformado en pelcula (repito por milsima vez que la pelcula transcurre en la cabeza del lector, he prohibido la venta de los derechos de todos los ttulos); qu pienso del amor; por qu he escrito sobre el amor; qu hacer para ser feliz en el amor, amor, amor
Terminadas las entrevistas, la cena con los editores; forma parte del ritual. La mesa siempre con personas importantes del lugar, que me interrumpen cada vez que me meto el tenedor en la boca, generalmente para preguntarme lo mismo: sDe dnde procede su inspiracin? Intento comer, pero tengo que ser simptico, charlar, desempear mi papel de celebridad, contar algunas historias interesantes, dar una buena impresin. S que el editor es un hroe, nunca sabe si un libro va a triunfar. Podra estar vendiendo pltanos o jabones; es ms seguro, no tienen vanidad, ni egos desarrollados, no se quejan si la promocin est mal hecha o si no tienen el libro en determinada librera.
Despus de cenar, la ruta de siempre. Quieren ensermelo todo: monumentos, lugares histricos, los bares de moda, siempre con un gua que lo conoce absolutamente todo y llena mi cabeza de informacin. Tengo que poner cara de estar prestando mucha atencin, preguntar algo de vez en cuando, para demostrar mi inters. Conozco casi todos los monumentos, museos y lugares de inters de las muchas ciudades que he visitado para promocionar mi trabajo, pero no me acuerdo absolutamente de nada. Lo nico que queda son las cosas inesperadas, los encuentros con los lectores, los bares, las calles que recorr por casualidad, dobl la esquina y de repente vi algo maravilloso.
Un da pretendo escribir una gua de viajes slo con mapas, direcciones de hotel y el resto de las pginas en blanco: as la gente tendr que hacer su ruta nica, descubrir por s misma los restaurantes, los monumentos y las cosas magnficas que cada ciudad tiene, pero que jams se comentan porque la historia que nos han contado no las incluy en el apartado de visitas obligadas.
Ya he estado antes en Zagreb. Y esta fuente aunque no aparezca en ninguna gua turstica local tiene mucha ms importancia que cualquiera de las cosas que he visto aqu: porque es bonita, la descubr por casualidad, y est ligada a una historia de mi vida. Hace muchos aos, cuando era un joven que recorra el mundo en busca de aventura, me sent en el lugar en el que estoy ahora, con un pintor croata que haba viajado conmigo gran parte del camino. Yo iba a continuar hacia Turqua; l volva a casa. Nos despedimos en este lugar, bebiendo dos botellas de vino, hablando de todo lo que haba sucedido mientras estbamos juntos: religin, mujeres, msica, precio de los hoteles, drogas Hablamos de todo menos de amor, porque ambamos sin necesidad de hablar sobre el tema.
Despus de que el pintor volvi a su casa, yo conoc a una chica, estuvimos juntos durante tres das, nos amamos con toda la intensidad posible, ya que tanto ella como yo sabamos que todo iba a durar muy poco. Ella me hizo entender el alma de este pueblo, y yo jams lo he olvidado, como jams he olvidado la fuente y la despedida de mi compaero de viaje.
Por eso, despus de las entrevistas, de los autgrafos, de la cena, de la visita a monumentos y lugares histricos, enloquec a mis editores, pidindoles que me llevasen a esa fuente. Me preguntaron dnde era: no lo saba, como tampoco saba que Zagreb tena tantas fuentes. Despus de casi una hora de bsqueda, finalmente conseguimos encontrarla. Ped una botella de vino, nos despedimos de todos, me sent con Marie, y permanecimos callados, abrazados, bebiendo y esperando la salida del sol.
Cada da ests ms contento comenta ella, con la cabeza en mi hombro.
Porque estoy tratando de olvidar quin soy. Mejor dicho, no tengo que cargar con el peso de toda mi historia a cuestas.
Le cuento la conversacin de Mikhail con el nmada.
Con los actores pasa algo parecido comenta. En cada nuevo papel, tenemos que dejar de ser quienes somos para vivir el personaje. Pero, al final, acabamos confusos y neurticos. sRealmente crees que es una buena idea dejar de lado tu historia personal?
sNo dices que estoy mejor?
Creo que eres menos egosta. Me ha gustado haber vuelto loco a todo el mundo para que encontrasen esta fuente. Pero eso es contrario a lo que acabas de contarme, forma parte de tu pasado.
Es un smbolo para m. Pero yo no cargo con esta fuente, no pienso en ella, no le he sacado fotos para enserselas a mis amigos, no siento nostalgia del pintor que se fue ni de la chica de la que me enamor. Qu bien haber vuelto aqu una segunda vez, pero si no hubiese sucedido, en nada cambiara lo que viv.
Entiendo lo que dices.
Me alegro.
Me entristece, porque eso me hace pensar que te vas a ir. Lo saba desde el momento en que nos vimos por primera vez; aun as, es difcil, ya que me he acostumbrado.
se es el problema: acostumbrarse.
Pero es humano.
Fue por culpa de eso por lo que la mujer con la que me cas se convirti en el Zahir. Hasta el da del accidente, me haba convencido de que slo podra ser feliz con ella, y no porque la amase ms que a todo y a todos en el mundo, sino porque pensaba que slo ella me entenda, conoca mis gustos, mis manas, mi manera de ver la vida. Le estaba agradecido por lo que haba hecho por m, pensaba que ella deba de estarme agradecida por lo que yo haba hecho por ella. Estaba acostumbrado a ver el mundo usando sus ojos. sRecuerdas la historia de los dos hombres que salen del incendio y uno tiene la cara cubierta de ceniza?
Ella retir la cabeza de mi hombro; not que tena los ojos llenos de lgrimas.
Pues el mundo era eso para m continu. Un reflejo de la belleza de Esther. sEs eso amor? sO es una dependencia?
No lo s. Creo que el amor y la dependencia van juntos.
Puede ser. Pero supongamos que, en vez de escribir Tiempo de romper, tiempo de coser, que en verdad es simplemente una carta a la mujer que est lejos, yo hubiese escogido otro argumento, como, por ejemplo: Marido y mujer estn juntos desde hace diez aos. Hacan el amor todos los das, ahora hacen el amor slo una vez por semana, pero eso, despus de todo, no es tan importante: hay complicidad, apoyo mutuo, compaerismo. l se pone triste cuando tiene que comer solo porque ella ha debido quedarse ms tiempo en el trabajo. Ella se lamenta cuando l viaja, pero entiende que eso forma parte de su profesin. Sienten que algo empieza a faltar, pero son adultos, han alcanzado la madurez, saben lo importante que es mantener una relacin estable, aunque sea por los hijos. Se dedican cada vez ms al trabajo y a los nios, piensan cada vez menos en el matrimonio, que aparentemente va muy bien, no hay ni otro hombre ni otra mujer.
Notan que algo va mal. No son capaces de localizar el problema. A medida que pasa el tiempo, se van haciendo ms dependientes el uno del otro, se estn haciendo mayores, las oportunidades de una nueva vida se estn yendo. Intentan ocuparse cada vez ms, lectura, bordados, televisin, amigos, pero siempre est la conversacin durante la cena o la conversacin despus de cenar. l se enfada con facilidad, ella est ms silenciosa que de costumbre. Uno sabe que el otro est cada vez ms distante y no entiende el porqu. Llegan a la conclusin de que el matrimonio es as, pero se niegan a hablar con los amigos, dan la imagen de una pareja feliz que se apoya mutuamente, que tiene los mismos intereses. Surge un amante aqu, una amante all, nada serio, claro. Lo importante, lo necesario, lo definitivo es comportarse como si no pasase nada, es demasiado tarde para cambiar.
Conozco esa historia, aunque nunca la haya vivido. Y pienso que nos pasamos la vida siendo entrenados para soportar situaciones como sa.
Me quito el abrigo y me subo al muro de la fuente. Ella me pregunta qu voy a hacer.
Andar hasta la columna.
Es una locura. Ya estamos en primavera, la capa de hielo debe de ser muy fina.
Tengo que llegar hasta all.
Pongo el pie, la capa de hielo se mueve entera, pero no se rompe.
Mientras contemplaba la salida del sol, haba hecho una especie de juego con Dios: si era capaz de llegar hasta la columna y volver sin que el hielo se rompiera, sera una seal de que estaba en el camino correcto, de que Su mano me estaba guiando por donde deba andar.
Te vas a caer al agua.
sY? El mayor riesgo es quedarme congelado, pero el hotel no est lejos y el sufrimiento no va a ser largo.
Pongo el otro pie: ahora ya estoy enteramente en la fuente, el hielo se despega en los bordes, sube un poco de agua a la superficie, pero la capa de hielo no se rompe. Camino hacia la columna, no son ms que cuatro metros si consideramos la ida y la vuelta, y todo lo que arriesgo es la posibilidad de un bao fro. Sin embargo, nada de pensar en lo que puede suceder: ya he dado el primer paso, tengo que ir hasta el final.
Voy caminando, llego a la columna, la toco con la mano, oigo que todo estalla, pero todava estoy en la superficie. Mi primer instinto es salir corriendo, sin embargo, algo me dice que, si hago eso, los pasos se harn ms firmes, pesados, y caer al agua. Tengo que volver lentamente, al mismo ritmo.
El sol est naciendo, me ciega un poco, slo veo la silueta de Marie y los contornos de los edificios y de los rboles. La capa de hielo se mueve cada vez ms, el agua sigue brotando en los bordes e inundando la superficie, pero yo s tengo la absoluta certeza que voy a conseguir llegar. Porque estoy en comunin con el da, con mis elecciones, conozco los lmites del agua congelada, s cmo lidiar con ella, pedirle que me ayude, que no me deje caer. Empiezo a entrar en una especie de trance, de euforia; soy otra vez un nio, haciendo cosas prohibidas, equivocadas, pero que me dan un inmenso placer. tQu alegra! Pactos alocados con Dios, del tipo si soy capaz de eso, suceder aquello; seales provocadas no por lo que viene del exterior, sino por el instinto, por la capacidad para olvidar las antiguas reglas y crear nuevas situaciones.
Doy gracias por haber encontrado a Mikhail, el epilptico que cree que oye voces. Fui a su encuentro en busca de mi mujer y acab viendo que me haba transformado en un plido reflejo de m mismo. sSigue siendo importante Esther? Pienso que s, fue su amor el que cambi mi vida una vez y vuelve a transformarme ahora. Mi historia era vieja, cada vez ms pesada de llevar, cada vez ms seria como para que yo me permitiese riesgos como el de andar sobre una fuente, haciendo una apuesta con Dios, forzando una seal. Haba olvidado que era preciso rehacer siempre el camino de Santiago, dejar el equipaje innecesario, quedarse slo con lo que es imprescindible para vivir cada da. Dejar que la energa del amor circule libremente, de fuera a dentro, de dentro a fuera.
Un nuevo estallido, aparece una grieta. Sin embargo, s que voy a conseguirlo porque soy ligero, ligersimo, podra incluso caminar sobre una nube y no me caera a la Tierra. No llevo el peso de la fama, de las historias contadas, de las rutas que hay que seguir. Soy transparente, dejo que los rayos de sol atraviesen mi cuerpo y me iluminen el alma. Me doy cuenta de que todava hay muchas zonas oscuras en m, pero se limpiarn poco a poco, con perseverancia y valor.
Otro paso, y el recuerdo de un sobre en mi mesa. Voy a abrirlo pronto, y en vez de caminar sobre el hielo, tomar el camino que me lleva a Esther. Ya no es porque deseo que est a mi lado; ella es libre para seguir donde est. Ya no es porque sueo da y noche con el Zahir; la obsesin amorosa, destructora, parece haberse ido. Ya no es porque me he acostumbrado a mi pasado y deseo ardientemente volver a l.
Otro paso, otro estallido, pero el borde salvador de la fuente est cerca.
Abrir el sobre e ir a su encuentro, porque como dice Mikhail, el epilptico, el vidente, el gur del restaurante armenio esta historia tiene que acabarse. Entonces, cuando todo haya sido contado y recontado muchas veces, cuando los lugares por los que he pasado, los momentos que he vivido, los pasos que he dado por ella se conviertan en recuerdos lejanos, slo quedar, simplemente, el amor puro. No sentir que debo algo, no pensar que la necesito porque slo ella es capaz de entenderme, porque estoy acostumbrado, porque conoce mis vicios, mis virtudes, las tostadas que me gusta comer antes de dormir, la televisin en los telediarios internacionales cuando me despierto, las caminatas obligatorias todas las maanas, los libros sobre la prctica del tiro con arco, las horas pasadas delante de la pantalla del ordenador, la rabia que siento cuando la asistenta llama varias veces diciendo que la comida est en la mesa.
Todo eso se ir. Queda el amor que mueve el cielo, las estrellas, los hombres, las flores, los insectos, y obliga a todos a caminar por la superficie peligrosa del hielo, nos llena de alegra y de miedo, pero le da un sentido a todo.
Toco el muro de piedra. Una mano se tiende, yo la agarro, Marie me ayuda a equilibrarme y a bajar.
Estoy orgullosa de ti. Yo jams lo hara.
Creo que, hace algn tiempo, yo tampoco lo habra hecho. Parece infantil, irresponsable, innecesario, sin ninguna razn prctica. Pero estoy renaciendo, tengo que arriesgarme a hacer cosas nuevas.
La luz de la maana te sienta bien: hablas como si fueses un sabio.
Los sabios no hacen lo que acabo de hacer yo.
Debo escribir un texto importante para una revista que tiene un gran crdito conmigo en el Banco de Favores. Tengo cientos, miles de ideas, pero no s cul de ellas merece mi esfuerzo, mi concentracin, mi sangre.
No es la primera vez que me pasa, pero pienso que ya he dicho todo lo importante que tena que decir, estoy perdiendo la memoria, olvidndome de quin soy.
Voy hasta la ventana, miro la calle, intento convencerme de que soy un hombre profesionalmente realizado, no tengo que demostrar nada ms, puedo retirarme a una casa en las montaas, pasar el resto de mi vida leyendo, caminando, hablando sobre gastronoma y sobre el tiempo. Digo y repito que ya he conseguido lo que casi ningn escritor ha conseguido: ser publicado en casi todas las lenguas. sPor qu molestarme por un simple texto para una revista por ms importante que sea?
Por culpa del Banco de Favores. Entonces, realmente tengo que escribirlo, pero squ les voy a decir a esas personas? sQue tienen que olvidar las historias que les han contado y arriesgarse un poco ms?
Todas respondern: Yo soy independiente, hago aquello que he escogido.
sQue deben dejar circular libremente la energa del amor?
Respondern: Yo amo. Amo cada vez ms, como si pudieran medir el amor como medimos la distancia entre los rales de las vas de tren, la altura de los edificios o la cantidad de levadura necesaria para hacer un bizcocho.
Vuelvo a la mesa. El sobre que Mikhail dej est abierto; s dnde se encuentra Esther, necesito saber cmo llegar hasta all. Lo llamo por telfono y le cuento la historia de la fuente. Le encanta. Le pregunto qu va a hacer hoy por la noche, responde que va a salir con Lucrecia, su novia. sPuedo invitaros a cenar? Hoy no, la prxima semana, si quiero, saldremos con sus amigos.
Le digo que la semana que viene tengo una conferencia en Estados Unidos. No hay prisa responde, entonces esperamos dos semanas.
Debiste de or una voz que te hizo caminar por el hielo dice.
No o ninguna voz.
sEntonces por qu lo hiciste?
Porque sent que tena que hacerlo.
Bien, eso es otra manera de or la voz.
Hice una apuesta. Si consegua atravesar el hielo, sera porque estaba preparado. Y pienso que lo estoy.
Entonces, la voz te ha dado la seal que necesitabas.
sY la voz te ha dicho algo al respecto?
No. Pero no es necesario: cuando estbamos en la orilla del Sena, cuando te dije que ella nos avisaba de que el momento no haba llegado, entend que ella tambin te dira la hora precisa.
Ya te he dicho que no o ninguna voz.
Eso es lo que t crees. Es lo que todos creen. Y, sin embargo, por lo que la presencia me dice siempre, todos oyen voces todo el tiempo. Son ellas las que nos hacen entender cundo estamos ante una seal, sentiendes?
Decido no discutir. Todo lo que necesito son detalles tcnicos: saber dnde alquilar un coche, cunto tiempo hay de viaje, cmo localizar la casa, porque lo que tengo, adems del mapa, son una serie de indicaciones imprecisas: seguir por la orilla de tal ro, buscar el rtulo de una empresa, girar a la derecha, etc. Tal vez l conozca a alguien que pueda ayudarme.
Concertamos el siguiente encuentro, Mikhail me pide que vaya vestido de la manera ms discreta posible; la tribu va a peregrinar por Pars.
Le pregunto quin es la tribu. Es la gente que trabaja conmigo en el restaurante, responde, sin entrar en detalles. Le pregunto si quiere algo de Norteamrica, me pide que le traiga una medicina para la acidez de estmago. Pienso que hay cosas mucho ms interesantes, pero anoto su encargo.
sY el artculo?
Vuelvo a la mesa, pienso en qu escribir, miro de nuevo el sobre abierto, concluyo que no me ha sorprendido lo que he encontrado dentro. En el fondo, despus de algunos encuentros con Mikhail, incluso ya me lo esperaba.
Esther est en la estepa, en una pequea aldea de Asia Central: ms concretamente, en una aldea en Kazajstn.
Ya no tengo ninguna prisa: sigo recordando mi historia, que le narro con detalle, compulsivamente, a Marie. Ella ha decidido hacer lo mismo, me sorprendo con las cosas que me cuenta, pero parece que el proceso est dando resultados: est ms segura, menos ansiosa.
No s por qu deseo tanto encontrar a Esther, ya que mi amor por ella ha pasado a iluminar mi vida, a ensearme cosas nuevas, y eso basta. Pero me acuerdo de lo que dijo Mikhail hay que terminar la historia, y decido seguir adelante. S que voy a descubrir el momento en el que el hielo de nuestro matrimonio se rompi, y nosotros seguimos caminando por el agua fra como si nada hubiese pasado. S que voy a descubrirlo antes de llegar a esa aldea para cerrar un ciclo, o para hacerlo mayor todava.
tEl artculo! sEs que Esther vuelve a ser el Zahir, y no me deja concentrarme en nada ms?
Nada de eso: cuando tengo que hacer algo urgente, que exige energa creativa, es se mi proceso de trabajo; llegar casi a la histeria, decidir desistir, y entonces, el texto se manifiesta. Ya he intentado comportarme de manera diferente, hacerlo todo con mucha antelacin, pero parece que la imaginacin slo me funciona de esta manera, bajo una terrible presin. No puedo faltarle al respeto al Banco de Favores, debo enviar tres pginas escritas sobre timagnate! los problemas de la relacin entre hombre y mujer. tYo! Pero los editores piensan que quien ha escrito Tiempo de romper, tiempo de coser debe de entender muy bien el alma humana.
Intento conectarme a internet, que no funciona: desde el da en que destroc la conexin, nunca ms volvi a ser la misma. Llam a varios tcnicos que, cuando decidan aparecer, se encontraban el ordenador a las mil maravillas. Preguntaban de qu me quejaba, probaban durante media hora, cambiaban las configuraciones, aseguraban que el problema no era mo, sino del servidor. Yo me dejaba convencer; al fin y al cabo, todo estaba en perfecto orden, me senta ridculo por haber pedido ayuda. Pasan dos o tres horas, nuevo colapso de la mquina y de la conexin. Ahora, despus de seis meses de desgaste fsico y psicolgico, acepto que la tecnologa es ms fuerte y ms poderosa que yo: trabaja cuando quiere, y si no le apetece, es mejor leer un peridico, dar un paseo, esperar a que cambie el humor de los cables, de las conexiones telefnicas y decida funcionar otra vez. No soy su dueo, he descubierto que tiene vida propia.
Insisto dos o tres veces ms, y s por experiencia propia que es mejor dejar la investigacin de lado. Internet, la mayor biblioteca del mundo, tiene en este momento sus puertas cerradas para m. sQu tal leer revistas, intentar buscar inspiracin? Cojo un ejemplar de la correspondencia que ha llegado hoy, veo una extraa entrevista de una mujer que acaba de lanzar un libro sobre sadivina qu? amor. El tema parece perseguirme por todas partes.
El periodista le pregunta si la nica manera de que el ser humano consiga la felicidad es encontrando a la persona amada. La mujer dice que no:
La idea de que el amor lleva a la felicidad es una invencin moderna, de finales del siglo XVII. A partir de entonces, la gente aprendi a creer que el amor deba durar para siempre y que el matrimonio era el mejor lugar para ejercerlo. En el pasado no haba tanto optimismo en cuanto a la longevidad de la pasin. Romeo y Julieta no es una historia feliz, es una tragedia. En las ltimas dcadas, la expectativa en cuanto al matrimonio como el camino para la realizacin personal ha crecido mucho. La decepcin y la insatisfaccin han crecido con ella.
Es una opinin bastante valiente, pero no sirve para mi artculo, sobre todo, porque no estoy en absoluto de acuerdo con lo que dice. Busco en la estantera un libro que no tenga nada que ver con las relaciones entre hombres y mujeres: Prcticas mgicas en l norte de Mxico. Necesito refrescarme la cabeza, relajarme, ya que la obsesin no me va a ayudar a escribir ese artculo.
Empiezo a hojearlo y, de repente, leo algo que me sorprende:
El acomodador: siempre hay un acontecimiento en nuestras vidas que es el responsable del hecho de que hayamos dejado de progresar. Un trauma, una derrota especialmente amarga, una desilusin amorosa, incluso una victoria que no entendemos muy bien, acaba haciendo que nos acobardemos y que no sigamos adelant. El hechicero, en l proceso de crecimiento de sus poderes ocultos, primero tiene que librarse de ese punto acomodador, y para eso tiene que recordar su vida y descubrir dnde est.
tEl acomodador! Eso cuadra con mi aprendizaje del arco y la flecha el nico deporte que me atrae, en el que el profesor dice que cada tiro no puede repetirse jams, no vale la pena intentar aprender con los aciertos o los errores. Lo interesante es repetir cientos, miles de veces, hasta que nos libremos de la idea de acertar en el blanco y nos convirtamos en la flecha, en el arco y en el objetivo. En este momento, la energa de eso (mi profesor de kyudo, el tiro con arco japons que yo practicaba, nunca utilizaba la palabra Dios) gua nuestros movimientos, y empezamos a soltar la flecha no cuando queremos, sino cuando eso cree que ha llegado el momento.
El acomodador. Otra parte de mi historia personal empieza a mostrarse, tqu bueno sera que Marie estuviese aqu en este momento! Necesito hablar de m, de mi infancia, contar que, cuando era pequeo, siempre me peleaba y siempre les pegaba a los dems porque era el mayor del grupo. Un da, mi primo me dio una paliza, me convenc de que a partir de ah nunca ms iba a conseguir ganar una pelea, y desde entonces he evitado cualquier enfrentamiento fsico, aunque haya pasado muchas veces por cobarde, dejndome humillar delante de novias y de amigos.
El acomodador. Intent durante dos aos aprender a tocar la guitarra: progres mucho al principio, hasta que lleg un punto en el que no fui capaz de avanzar ms porque descubr que otros aprendan ms de prisa que yo, sent que era un mediocre, decid no pasar vergenza, decid que aquello ya no me interesaba. Lo mismo sucedi con el billar, el ftbol, el ciclismo: aprenda lo suficiente como para hacerlo todo razonablemente, pero llegaba un momento en el que no era capaz de seguir adelante.
sPor qu?
Porque la historia que nos han contado dice que en un determinado momento de nuestras vidas llegamos a nuestro lmite. Una vez ms recuerdo mi lucha para negar mi destino de escritor y de cmo Esther jams acept que el acomodador dictase las reglas de mi sueo. Ese simple prrafo que acabo de leer encaja con la idea de olvidar la historia personal y quedarse simplemente con el instinto desarrollado por las tragedias y las dificultades que atravesamos: as se comportan los hechiceros de Mxico, as oran los nmadas en las estepas de Asia Central.
El acomodador: Siempre hay un acontecimiento en nuestras vidas que es el responsable del hecho de que hayamos dejado de progresar.
Eso encaja en gnero nmero y grado con los matrimonios en general y con mi relacin con Esther en particular.
S, puedo escribir el artculo para esa revista. Me pongo delante del ordenador; al cabo de media hora, el borrador est preparado y yo estoy contento con el resultado. La he narrado en forma de dilogo, como si fuese ficticia, pero la conversacin tuvo lugar en una habitacin de hotel en msterdam, despus de un da de intensa promocin, de la cena de siempre, de la visita a las atracciones tursticas, etc.
En mi artculo, el nombre de los personajes y la situacin en la que se encuentran se omite completamente. En la vida real, Esther est en camisn viendo el canal que pasa por delante de nuestra ventana. Todava no es corresponsal de guerra, sus ojos siguen siendo alegres, adora su trabajo, viaja conmigo siempre que puede y la vida sigue siendo una gran aventura. Estoy acostado en la cama, en silencio, mi cabeza est lejos de all, pensando en la agenda del da siguiente.
La semana pasada fui a hacerle una entrevista a un especialista en interrogatorios policiales. Me cont cmo consigue arrancar la mayor parte de la informacin: usando una tcnica llamada fro/caliente. Empiezan siempre con un polica muy violento que amenaza con no respetar ninguna regla, grita, da golpes en la mesa Cuando el prisionero est aterrorizado, entra el buen polica, exige que se pare aquello, le ofrece un cigarrillo, se hace cmplice del sospechoso, y as consigue lo que quiere.
Ya lo saba.
Sin embargo, me cont algo que me dej horrorizada. En 1971, un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, decidi crear un simulacro de prisin para estudiar la psicologa de los interrogatorios: seleccionaron a veinticuatro estudiantes voluntarios, divididos entre guardias y criminales.
Despus de una semana, tuvieron que interrumpir el experimento: los guardias, chicos y chicas con valores normales, educados en buenas familias, se haban convertido en verdaderos monstruos. El uso de la tortura pas a ser rutinaria, los abusos sexuales con prisioneros se vean como algo normal. Los estudiantes que participaron en el proyecto, tanto guardias como criminales, sufrieron traumas tan terribles, que necesitaron cuidados mdicos durante un largo perodo, y el experimento no volvi a repetirse.
Interesante.
sQu quieres decir con interesante? Estoy hablando de algo de mxima importancia: la capacidad del hombre para hacer el mal siempre que tiene la oportunidad. tEstoy hablando de mi trabajo, de las cosas que he aprendido!
Es eso lo que encuentro interesante. sPor qu ests enfadada?
sEnfadada? sCmo puedo estar enfadada con alguien que no presta la menor atencin a lo que digo? sCmo puedo ponerme nerviosa con una persona que no me est provocando, que simplemente est acostada, mirando al vaco?
sHas bebido hoy?
No sabes ni la respuesta a esa pregunta, sverdad? tHe estado a tu lado toda la noche, y no sabes si he bebido o no! tSlo te dirigas a m cuando queras que confirmase algo que habas dicho o cuando necesitabas que contase una bella historia sobre ti!
sNo te das cuenta de que llevo trabajando desde la maana y que estoy cansado? sPor qu no te acuestas, dormimos y maana hablamos?
tPorque llevo haciendo eso semanas, meses, durante estos dos aos pasados! tIntento hablar, t ests cansado, dormimos y ya hablamos maana! Y maana hay otras cosas que hacer, otro da de trabajo, cenas, dormimos y ya hablaremos al da siguiente. As me paso la vida: esperando el da de poder tenerte otra vez a mi lado, hasta que me canse, hasta que no te pida nada ms, hasta que cree un mundo donde pueda refugiarme siempre que tenga la necesidad: un mundo no tan distante como para que parezca que tengo una vida independiente, ni tan cercano como para que parezca que estoy invadiendo tu universo.
sQu quieres que haga? sQue deje de trabajar? sQue deje todo lo que hemos conseguido de manera tan ardua y que hagamos un crucero por el Caribe? sNo entiendes que me gusta lo que hago y que no tengo la menor intencin de cambiar de vida?
En tus libros, hablas de la importancia del amor, de la necesidad de aventura, de la alegra del combate por los sueos. sY a quin tengo ahora delante de m? A alguien que no lee lo que escribe. A alguien que confunde amor con conveniencia, aventuras con riesgos innecesarios, alegra con obligacin. sDnde est el hombre con el que me cas, que prestaba atencin a lo que deca?
sDnde est la mujer con la que me cas?
sAquella que siempre te apoyaba, te estimulaba, te daba cario? Su cuerpo est aqu, mirando al canal Singel, en msterdam, y tcreo que seguir a tu lado el resto de su vida! Pero el alma de esta mujer est en la puerta de la habitacin, a punto de marcharse.
sPor qu razn?
Por culpa de la maldita frase maana hablamos. sEs suficiente? Si no es suficiente, piensa que aquella mujer con la que te casaste senta entusiasmo por la vida, estaba llena de ideas, de alegra, de deseos, y ahora se est convirtiendo rpidamente en una ama de casa.
Eso es ridculo.
Est bien, eso es ridculo. tUna tontera! Algo sin importancia, sobre todo, si pensamos que lo tenemos todo, que tenemos xito, tenemos dinero, no hablamos de eventuales amantes, jams hemos tenido una crisis de celos. Por lo dems, hay millones de nios pasando hambre en el mundo, hay guerras, enfermedades, huracanes, tragedias que suceden cada segundo. Entonces, sde qu puedo quejarme?
sNo crees que es hora de que tengamos un hijo?
Es as como todas las parejas que conozco resuelven sus problemas: tteniendo un hijo! T, que apreciabas tanto tu libertad, que siempre creas que debamos dejarlo para ms adelante, sahora has cambiado de idea?
Ahora creo que es el momento apropiado.
tPues, en mi opinin, no poda ser ms inoportuno! No, no quiero tener un hijo tuyo. tQuiero un hijo del hombre que conoc, que tena sueos, que estaba a mi lado! tSi algn da decido quedarme embarazada, ser de alguien que me entienda, que me acompae, que me escuche, que me desee de verdad!
Estoy seguro de que has bebido. Te lo prometo, hablamos maana, pero ven a acostarte, por favor, que estoy muy cansado.
Entonces hablamos maana. Y si mi alma, que est en la puerta de esta habitacin, decide marcharse ahora, no va a afectar mucho a nuestra vida.
No se va a ir ahora.
Conocas bien mi alma, pero hace aos que no hablas con ella; no sabes cunto ha cambiado, cmo pide desesperadamente que la escuches. Aunque sean temas banales, como esos experimentos en universidades norteamericanas.
Si tu alma ha cambiado tanto, spor qu sigues siendo la misma?
Por cobarda. Porque creo que maana vamos a hablar. Por todo lo que hemos construido juntos y no quiero ver destruido. O por la razn ms grave de todas: me he acomodado.
Hace un poco, me acusabas de todo eso.
Tienes razn. Te vi, cre que eras t, pero en verdad soy yo. Esta noche rezar con toda mi fuerza y con toda mi fe: le pedir a Dios que no me permita pasar el resto de mis das de esta manera.
Oigo los aplausos, el teatro est repleto. Voy a empezar a hacer aquello que siempre me deja insomne la vspera: dar una conferencia.
El presentador empieza diciendo que no necesita presentarme, lo cual es una barbaridad, ya que l est aqu para eso, no tiene en cuenta que tal vez mucha gente en la sala no sepa exactamente quin soy, que ha ido porque la han llevado unos amigos. Pero, a pesar del comentario, acaba dando algunos datos biogrficos, habla de mis cualidades, de mis premios, de los millones de libros vendidos. Empieza a dar las gracias a los patrocinadores, me saluda y me cede la palabra.
Tambin doy las gracias. Digo que las cosas ms importantes que tengo que decir las pongo en mis libros, pero creo que tengo una obligacin para con mi pblico: mostrar al hombre que hay detrs de sus frases y de sus prrafos. Explico que la condicin humana nos hace compartir slo aquello que tenemos de mejor porque siempre buscamos amor, aceptacin. As que mis libros siempre sern la punta visible de una montaa entre las nubes o una isla en el ocano: le da la luz, todo parece estar en su sitio, pero bajo la superficie est lo desconocido, las tinieblas, la incesante bsqueda de uno mismo.
Cuento lo difcil que fue escribir Tiempo de romper, tiempo de coser, y que muchas partes de ese libro slo las entiendo ahora, a medida que lo releo, como si la creacin fuese siempre ms generosa y mayor que el creador.
Digo que no hay nada ms aburrido que leer entrevistas o asistir a conferencias de autores que explican los personajes de sus libros: lo que est escrito, o se explica por s mismo, o es un libro que no debe ser ledo. Cuando el escritor aparece en pblico, debe procurar mostrar su universo, no intentar explicar su obra y por eso, empiezo a hablar de algo ms personal:
Hace algn tiempo, estuve en Ginebra para conceder una serie de entrevistas. Al final de un da de trabajo, como una amiga haba cancelado la cena, sal a caminar por la ciudad. La noche era particularmente agradable, las calles estaban desiertas, los bares y los restaurantes llenos de vida, todo pareca en absoluta calma, en orden, bonito, y de repente
de repente me di cuenta de que estaba completamente solo.
Es evidente que ya he estado muchas veces solo este ao. Es evidente que en algn lugar, a dos horas de vuelo, mi novia me esperaba. Es evidente que, despus de un da agitado como aqul, nada mejor que caminar por las callejuelas y los callejones del casco viejo, sin necesidad de hablar de nada con nadie, simplemente contemplando la belleza a mi alrededor. Pero la sensacin que tuve fue un sentimiento de soledad opresora, angustioso; no tena con quin compartir la ciudad, el paseo, los comentarios que me gustara hacer.
Cog el telfono mvil; despus de todo, tena un nmero razonable de amigos en la ciudad, pero era tarde para llamar a cualquiera. Consider la posibilidad de entrar en uno de los bares, pedir algo de beber; casi con toda seguridad, alguien me reconocera y me invitara a sentarme a su mesa. Pero resist la tentacin y procur vivir aquel momento hasta el final, descubriendo que no hay nada peor que sentir que a nadie le importa el hecho de que existamos o no, que no les interesan nuestros comentarios sobre la vida, que el mundo puede seguir andando perfectamente sin nuestra presencia incmoda.
Empec a imaginar cuntos millones de personas en aquel momento estaban seguras de que eran intiles, miserables, por ms ricas, agradables y encantadoras que fuesen, porque estaban solas aquella noche, y el da anterior tambin, y posiblemente estuvieran solas al da siguiente. Estudiantes que no encuentran con quin salir, personas mayores delante de la televisin como si fuese la ltima salvacin, hombres de negocios en sus habitaciones de hotel, pensando en si lo que hacen tiene algn sentido, mujeres que se han pasado la tarde arreglndose y peinndose para ir a un bar, fingir que no buscan compaa, simplemente les interesa confirmar si todava son atractivas; los hombres miran, buscan conversacin, y ellas descartan cualquier acercamiento con aire de superioridad porque se sienten inferiores, tienen miedo a que descubran que son madres solteras, empleadas en algo sin importancia, incapaces de charlar sobre lo que sucede en el mundo, ya que trabajan de la maana a la noche para sustentarse y no tienen tiempo de leer las noticias del da.
Personas que se han mirado al espejo, se creen feas, piensan que la belleza es fundamental, y se conforman pasando el tiempo leyendo revistas en las que todos son guapos, ricos, famosos. Maridos y mujeres que han terminado de cenar, a los que les gustara estar hablando como hacan antes, pero hay otras preocupaciones, otras cosas ms importantes, y la conversacin puede esperar hasta un maana que no llega nunca.
Aquel da haba comido con una amiga que acababa de divorciarse, y me deca: Ahora tengo toda la libertad con la que siempre he soado. tEs mentira! Nadie quiere ese tipo de libertad, todos nosotros queremos un compromiso, una persona que est a nuestro lado para ver las bellezas de Ginebra, discutir sobre libros, entrevistas, pelculas o compartir un sandwich porque el dinero no da para comprar dos. Mejor comer la mitad de uno que comerlo entero. Mejor ser interrumpido por el marido que desea volver pronto a casa porque hay un importante partido de ftbol en la televisin, o por la mujer que se detiene delante de un escaparate e interrumpe el comentario sobre la torre de la catedral, que tener Ginebra entera para uno mismo, todo el tiempo y el sosiego del mundo para visitarla.
Es mejor tener hambre que estar solo. Porque cuando ests solo, y no hablo de la soledad que escogemos, sino de la que nos vemos obligados a aceptar, es como si ya no formases parte de la raza humana.
El bonito hotel me esperaba al otro lado del ro, con una suite cmoda, empleados atentos, servicio de primersima calidad, y eso me haca sentir peor porque debera estar contento, satisfecho con todo lo que haba conseguido.
En el camino de vuelta, me cruc con otras personas que se encontraban en la misma situacin que yo, y not que tenan dos tipos de miradas: arrogantes, porque queran fingir que haban escogido la soledad en aquella hermosa noche, o tristes, avergonzadas de estar solas.
Cuento todo esto porque recientemente me acord de un hotel en msterdam, de una mujer que estaba a mi lado, que hablaba conmigo, que me contaba su vida. Cuento todo eso porque, aunque el Eclesiasts diga que hay tiempo de romper y tiempo de coser, a veces el tiempo de romper deja cicatrices muy profundas. Peor que caminar solo y miserable por Ginebra, es tener a alguien a nuestro lado y hacer que esa persona se sienta como si no tuviese la menor importancia en nuestra vida.
Hay un largo momento de silencio antes de los aplausos.
Llegu a un lugar siniestro en un barrio de Pars donde se deca que la vida cultural era la ms interesante de toda la ciudad. Me cost algn tiempo reconocer que el grupo mal vestido con el que me encontr era el mismo que se presentaba todos los jueves en el restaurante armenio, inmaculadamente ataviados de blanco.
sPor qu usis esos harapos? sInfluencia de alguna pelcula?
No son harapos respondi Mikhail. Cuando t vas a una cena de gala, sno te cambias de ropa? Cuando vas a un campo de golf, svas de traje y corbata?
Entonces, cambio la pregunta: spor qu habis decidido imitar la moda de los jvenes vagabundos?
Porque en este momento somos jvenes vagabundos. Mejor dicho, dos jvenes y dos adultos vagabundos.
Cambio la pregunta por ltima vez: squ hacis aqu, vestidos de esa manera?
En el restaurante, alimentamos nuestro cuerpo y hablamos de energa para gente que tiene algo que perder. Entre los mendigos, alimentamos nuestra alma y hablamos con quien no tiene nada que perder. Ahora, vamos a la parte ms importante de nuestro trabajo: encontrar el movimiento invisible que renueva el mundo, gente que vive el da de hoy como si fuese el ltimo, mientras los viejos viven como si fuese el primero.
Estaba hablando de algo que ya haba notado y que pareca aumentar cada da: jvenes vestidos de aquella manera, ropas sucias pero tremendamente creativas, basadas en uniformes militares o en pelculas de ciencia ficcin. Todos llevaban piercings. Todos llevaban el pelo cortado de manera diferente. Muchas veces, los grupos iban acompaados por un pastor alemn, de aire amenazador. Una vez le pregunt a un amigo por qu siempre llevaban un perro, y recib como explicacin no s si es verdad que la polica no poda detener a sus dueos, ya que no tenan dnde meter al animal.
Una botella de vodka empez a circular (beban lo mismo cuando estbamos con los mendigos, y yo me pregunt si eso sera el resultado de los orgenes de Mikhail). Le di un trago, imaginando qu diran si alguien me viese all.
Decid que diran: Est investigando algo para su prximo libro, y me relaj.
Estoy preparado. Voy a buscar a Esther y necesito alguna informacin, porque no conozco nada de tu pas.
Voy contigo.
sQu?
Aquello no estaba en mis planes. Mi viaje era un retorno a todo lo que haba perdido en m mismo, acabara en algn lugar en las estepas de Asia y eso era algo ntimo, personal, sin testigos.
Siempre que me pagues el pasaje, claro. Pero necesito ir a Kazajstn, echo de menos mi tierra.
sNo tienes trabajo que hacer aqu? sNo debes estar todos los jueves en el restaurante para el espectculo?
Insistes en llamarlo espectculo. Ya te he dicho que se trata de una reunin, de revivir lo que hemos perdido: la tradicin de la conversacin. Pero no te preocupes, Anastasia seal a la chica con un piercing en la nariz est desarrollando su don. Puede ocuparse de todo mientras yo est lejos.
Tiene celos dijo Alma, la seora que tocaba el instrumento de metal parecido a un plato y que contaba historias al final de la reunin.
Tiene sentido esta vez era otro chico, que usaba ropa de cuero, con adornos de metal, imperdibles y broches que imitaban hojas de afeitar. Mikhail es ms joven, ms guapo, est ms unido a la energa.
Es menos famoso, menos rico, est menos unido a los dueos del poder dijo Anastasia. Desde el punto de vista femenino, las cosas estn equilibradas, ambos tienen las mismas posibilidades.
Todos rieron, la botella de vodka dio otra vuelta, yo fui el nico que no le encontr ninguna gracia. Pero me estaba sorprendiendo a m mismo: haca muchos aos que no me sentaba en el suelo de una calle de Pars, y eso me alegraba.
Por lo visto, la tribu es mayor de lo que vosotros imaginis. Est presente desde la torre Eiffel a la ciudad de Tarbes, donde he estado recientemente. No entiendo muy bien lo que est ocurriendo.
Estoy seguro de que llega ms lejos que a Tarbes, y sigue rutas tan interesantes como el camino de Santiago. Parten hacia algn lugar de Francia o de Europa, jurando que formarn parte de una sociedad fuera de la sociedad. Temen volver a sus casas un da, buscar un empleo, casarse; lucharn contra eso el tiempo que sea posible. Son pobres y ricos, pero el dinero no tiene demasiada importancia. Son completamente diferentes, y aun as, al pasar, la mayora fingen que no los ven, porque tienen miedo.
sEs necesaria toda esta agresividad?
Es necesaria: la pasin de destruir es una pasin creadora. Si no son agresivos, pronto las tiendas estarn llenas de ropa como sa, las editoriales publicarn revistas especializadas en el nuevo movimiento que barre el mundo con sus costumbres revolucionarias, los programas de televisin tendrn una seccin dedicada a la tribu, los socilogos escribirn tratados, los psiclogos aconsejarn a las familias, y todo perder su fuerza. Por tanto, cuanto menos sepan, mejor: nuestro ataque funciona como defensa.
Slo he venido para pedirte alguna informacin, y nada ms. Tal vez pasar la noche de hoy en vuestra compaa sea algo realmente enriquecedor, que me ayude a apartarme an ms de una historia personal que ya no me permite nuevas experiencias. Sin embargo, no tengo la intencin de llevar a nadie en mi viaje; si no consigo ayuda, el Banco de Favores se encargar de todos los contactos necesarios. Por lo dems, me voy dentro de dos das; tengo una cena importante maana por la noche, pero despus estoy libre durante dos semanas.
Mikhail pareci vacilar.
T decides: tienes el mapa, el nombre de la aldea, y no ser difcil encontrar la casa en la que se hospeda. Sin embargo, en mi opinin, el Banco de Favores puede ayudarte a llegar a Almaty, pero no te llevar ms adelante porque las reglas de la estepa son otras. Y por lo que me consta, he hecho algunos depsitos en el Banco de Favores, sno crees? Es hora de rescatarlos, siento nostalgia de mi madre.
Tena razn.
Tenemos que empezar a trabajar interrumpi el seor casado con Alma.
sPor qu deseas ir conmigo, Mikhail? sSimplemente por nostalgia de tu madre?
Pero l no respondi. El hombre empez a tocar su atabaque, Alma usaba el plato de metal con adornos y los otros pedan limosna a los que pasaban. sPor qu deseaba ir conmigo? sY cmo usar el Banco de Favores en la estepa si no conoca absolutamente a nadie? Poda conseguir un visado en la embajada de Kazajstn, un coche en una agencia de alquiler y un gua en el consulado de Francia en Almaty, shara falta algo ms?
Me qued all, observando al grupo, sin saber muy bien qu hacer. No era el momento de ponerse a discutir sobre el viaje, tena trabajo y una novia esperndome en casa: spor qu no despedirme ahora?
Porque me senta libre. Haciendo cosas que no haca desde muchos aos atrs, abriendo espacio en mi alma para nuevas experiencias, apartando al acomodador de mi vida, experimentando cosas que tal vez no me interesasen mucho, pero que por lo menos eran diferentes.
Se acab la bebida y fue sustituida por ron. Detesto el ron, pero era lo que haba; mejor adaptarme a las circunstancias. Los dos msicos tocaban el plato y el atabaque, y cuando alguien se atreva a pasar cerca, una de las chicas tenda la mano, pidindole alguna moneda. La persona normalmente caminaba ms de prisa, pero siempre oa gracias, que tenga una buena noche. Una de las personas, al ver que no haba sido agredida, pero que era agradecida, volvi y dio algn dinero.
Despus de asistir a aquella escena durante ms de diez minutos sin que nadie del grupo me dirigiese la palabra, fui hasta un bar, compr dos botellas de vodka, volv y tir el ron por la alcantarilla. Anastasia pareci alegrarse con mi gesto, e intent entablar una conversacin con ella.
sMe puedes explicar por qu llevis piercings?
sPor qu vosotros usis joyas, zapatos de tacn y vestidos escotados incluso en invierno?
Eso no es una respuesta.
Llevamos piercings porque somos los nuevos brbaros que invaden Roma; como nadie lleva uniforme, algo tiene que identificar a quien pertenece a las tribus de la invasin.
Sonaba como si estuviesen viviendo un momento histrico importante, pero para los que volvan a casa en aquel momento, eran simplemente un grupo de desocupados sin sitio donde dormir que llenaban las calles de Pars, molestando a los turistas que tanto bien hacan a la economa local, y dejando a sus padres y a sus madres al borde de la locura por haberlos trado al mundo y no poder controlarlos.
Yo tambin fui as un da, cuando el movimiento hippie intent demostrar su fuerza: los megaconciertos de rock, el pelo largo, la ropa de colores, el smbolo vikingo, los dedos en V en seal de paz y amor. Acabaron como dijo Mikhail convirtindose simplemente en otro producto de consumo, desaparecieron de la faz de la Tierra, destruyeron sus iconos.
Un hombre iba caminando solo por la calle; el chico vestido de cuero e imperdibles se le acerc con la mano extendida y le pidi dinero. Pero el hombre, en vez de apurar el paso y murmurar algo como no tengo suelto, se par, se enfrent a todo el mundo y dijo en voz alta:
tMe despierto todos los das con una deuda de aproximadamente cien mil euros por culpa de mi casa, de la situacin econmica de Europa, de los gastos de mi mujer! tO sea, que estoy en peor situacin que t, y mucho ms tenso! sNo puedes darme por lo menos una moneda y disminuir la deuda?
Lucrecia, la que Mikhail deca que era su novia, sac un billete de cincuenta euros y se lo dio.
Compre un poco de caviar. Necesita tener alguna alegra en su miserable vida.
Como si todo aquello fuese la cosa ms normal del mundo, el hombre le dio las gracias y se fue. tCincuenta euros! tLa chica italiana tena en el bolsillo un billete de cincuenta euros y estaban pidiendo dinero, mendigando en la calle!
Estoy harto de estar aqu dijo el chico de la ropa de cuero.
sAdonde vamos? pregunt Mikhail.
A buscar a los dems. sNorte o sur?
Anastasia decidi oeste; despus de todo, segn acababa de or, ella estaba desarrollando su don.
Pasamos frente a la torre de SaintJacques, donde hace muchos siglos se reunan los peregrinos que iban a Santiago de Compostela, y luego por la catedral de NotreDame, donde se encontraron con otros nuevos brbaros. El vodka se acab y fui a comprar otras dos botellas, incluso sin tener la seguridad de que todos eran mayores de edad. Nadie me dio las gracias, pensaron que era la cosa ms normal del mundo.
Not que ya estaba un poco borracho al mirar a una de las chicas recin llegadas con inters. Hablaban alto, golpeaban algunas papeleras en verdad, extraos objetos de metal con una bolsa de plstico colgando, y no decan nada, absolutamente nada interesante.
Cruzamos el Sena y de repente nos paramos delante de una cinta de esas que se usan para delimitar el rea donde se est construyendo un edificio. La cinta impeda pasar por la acera: todos tenan que bajar a la calzada y volver a la acera cinco metros ms adelante.
Todava est ah dijo uno de los recin llegados.
sEl qu? pregunt.
sQuin es este tipo?
Un amigo nuestro respondi Lucrecia. Es ms, seguro que has ledo alguno de sus libros.
El recin llegado me reconoci sin mostrar sorpresa ni admiracin; al contrario, me pregunt si poda darle algn dinero, a lo cual me negu al momento.
Si quieres saber por qu est ah la cinta, dame una moneda. Todo en esta vida tiene un precio, t lo sabes mejor que nadie. Y la informacin es uno de los productos ms caros del mundo.
Nadie del grupo vino a socorrerme; tuve que pagar un euro por la respuesta.
Lo que todava est ah es esta cinta. La pusimos nosotros. Si te fijas, no hay ninguna obra, no hay nada, slo una estpida cosa de plstico blanco y rojo que interrumpe el paso en una estpida acera. Pero nadie se pregunta qu hace ah: se bajan, caminan por la calzada arriesgndose a ser atropellados y vuelven a subir ms adelante. Por cierto, he ledo que sufriste un accidente, ses verdad?
Precisamente por bajarme de la acera.
No te preocupes, cuando la gente lo hace, presta el doble de atencin; fue eso lo que nos inspir para poner la cinta: hacer que sepan qu ocurre a su alrededor.
No es nada de eso era la chica que yo encontraba atractiva. No deja de ser una broma para poder rernos de la gente que obedece sin saber qu est obedeciendo. No tiene sentido, no tiene importancia, y no van a atropellar a nadie.
Se uni ms gente al grupo; ahora eran once personas y dos pastores alemanes. Ya no pedan dinero porque nadie osaba acercarse a aquella banda de salvajes que parecan divertirse con el miedo que daban. La bebida se acab, todos me miraron como si tuviese la obligacin de emborracharlos y me pidieron que comprase otra botella. Entend que era mi pasaporte para la peregrinacin, y empec a buscar una tienda.
La chica que yo encontraba interesante y que tena edad para ser mi hija parece que not mi mirada y me dio conversacin. Saba que no era ms que una forma de provocarme, pero acept. No me cont nada de su vida personal: indag si yo saba cuntos gatos y cuntos postes haba en la parte de atrs de un billete de diez dlares.
sGatos y postes?
No lo sabes. No le das valor al dinero. Pues que sepas que tienen cuatro gatos y once postes de la luz grabados.
sCuatro gatos y once postes? Me promet a m mismo que lo verificara la prxima vez que viese un billete.
sTomis drogas?
Algunas, sobre todo el alcohol. Pero muy poco, no forma parte de nuestro estilo. Las drogas son ms de tu generacin, sno? Mi madre, por ejemplo, se droga cocinando para la familia, ordenando compulsivamente la casa, sufriendo por m. Cuando algo va mal con los negocios de mi padre, ella sufre. sLo puedes creer? tSufre! Sufre por m, por mis padres, por mis hermanos, por todo. Como tena que gastar mucha energa fingiendo que era feliz todo el tiempo, pens que era mejor marcharme de casa.
Bueno, era una historia personal.
Como tu mujer dijo un joven rubio con piercing en la ceja. Ella tambin se march de casa. sFue porque tena que fingir que era feliz?
sTambin all? sLe haba dado Esther a alguno de ellos un trozo de tela manchado de sangre?
Ella tambin sufra ri Lucrecia. Pero, por lo que sabemos, ya no sufre. tEso s que es coraje!
sQu haca mi mujer aqu?
Acompaaba al mongol con sus ideas extraas respecto al amor que estamos empezando a comprender ahora. Y haca preguntas. Contaba su historia. Un hermoso da, dej de hacer preguntas y de contar su historia: dijo que estaba cansada de quejarse. Le sugerimos que lo dejase todo y que se viniese con nosotros, tenamos planeado un viaje al norte de frica. Ella nos lo agradeci, nos explic que tena otros planes y que iba en direccin contraria.
sNo has ledo su nuevo libro? pregunt Anastasia.
Me han dicho que es demasiado romntico, no me interesa. sCundo vamos a comprar esa dichosa bebida?
La gente nos dejaba pasar como si fusemos samuris entrando en una aldea, bandidos llegando a una ciudad del oeste, brbaros invadiendo Roma. Aunque ninguno de ellos hiciese ningn gesto amenazador, la agresividad estaba en la ropa, en los piercings, en las conversaciones en voz alta, en la diferencia. Finalmente llegamos a una tienda de bebidas: para mi desconsuelo y afliccin, entraron todos y empezaron a revolver en las estanteras.
sA quin conoca? Slo a Mikhail; aun as, no saba si su historia era cierta. sY si robaban? sY si alguno de ellos llevaba una arma? Yo estaba con aquel grupo, ssera el responsable por ser el mayor?
El hombre de la caja no dejaba de mirar el espejo colocado en el techo del pequeo establecimiento. El grupo, sabiendo que estaba preocupado, se esparca, se hacan gestos unos a otros, la tensin aumentaba. Para no tener que pasar por eso otra vez, cog en seguida tres botellas de vodka y me dirig rpidamente a la caja.
Una mujer, mientras pagaba una cajetilla de tabaco, coment que, en sus tiempos, en Pars haba bohemios, haba artistas, pero no haba bandas de desamparados que amenazaban a todo el mundo. Y le sugiri al cajero que llamase a la polica.
Estoy segura de que algo malo va a suceder en los prximos minutos dijo ella en voz baja.
El cajero estaba asustadsimo con la invasin de su pequeo mundo, fruto de aos de trabajo, de muchos prstamos, donde posiblemente su hijo trabajaba por la maana, su mujer por la tarde y l de noche. Le hizo un gesto a la mujer, y entend que ya haba llamado a la polica.
Detesto tener que meterme en cosas que no me incumben, pero tambin detesto ser cobarde; cada vez que eso pasa, pierdo el respeto por m mismo durante una semana.
No se preocupe
Era tarde.
Dos policas entraron, el dueo hizo un gesto, pero aquellas personas vestidas como extraterrestres no les prestaron mucha atencin; formaba parte del desafo enfrentarse a los representantes del orden establecido. Ya deban de haber pasado por aquello muchas veces. Saban que no haban cometido ningn crimen (salvo atentados contra la moda, pero hasta eso poda cambiar en la prxima temporada de alta costura). Deban de tener miedo, pero no lo demostraban y seguan hablando a gritos.
El otro da vi a un comediante que deca: toda la gente estpida debera llevarlo escrito en el carnet de identidad dijo Anastasia para quien quisiese escuchar. As, sabramos con quin hablamos.
Realmente; la gente estpida es un peligro para la sociedad respondi la chica con cara angelical y ropa de vampiro, que poco tiempo antes estaba hablando conmigo de postes y de gatos en el billete de diez dlares. Deberan hacerles pruebas una vez al ao, y tener un permiso para seguir andando por las calles, igual que los conductores necesitan un permiso para conducir.
Los policas, que no deban de ser mucho mayores que los de la tribu, no decan nada.
sSabes qu me gustara hacer? era la voz de Mikhail, pero yo no poda verlo porque estaba oculto por una estantera. Cambiar las etiquetas de toda esta mercanca. La gente estara perdida para siempre: no sabran cundo comer caliente, fro, cocido o frito. Si no leen las instrucciones, no saben cmo preparar la comida. Ya no tienen instinto.
Todos los que hasta entonces haban dicho algo se expresaban en francs perfecto, parisiense. Pero Mikhail tena acento.
Quiero ver su pasaporte dijo el guardia.
Est conmigo.
Las palabras salieron naturalmente, aunque yo supiera lo que poda significar: otro escndalo. El guardia me mir.
No he hablado con usted. Pero ya que ha interferido, y ya que est con este grupo, espero que tenga algn documento que pruebe quin es. Y un buen argumento para explicar por qu est rodeado de gente a la que le dobla la edad comprando vodka.
Poda negarme a ensear los documentos, la ley no me obligaba a llevarlos encima. Pero pensaba en Mikhail: uno de los guardias estaba ahora a su lado. sTendra de verdad permiso para estar en Francia? sQu saba yo de l aparte de las historias de las visiones y de la epilepsia? sY si la tensin del momento le provocaba un ataque?
Met la mano en el bolsillo y saqu mi carnet de conducir.
Es usted
S.
Ya me lo pareci: he ledo uno de sus libros. Pero eso no lo hace estar por encima de la ley.
El hecho de ser mi lector me desarm por completo. All estaba aquel chico, de cabeza rapada, tambin con uniforme, aunque totalmente distinto de la ropa que las tribus usaban para identificarse unas con otras. Tal vez un da haba soado ser diferente, comportarse de forma diferente, desafiar a la autoridad de manera sutil, sin el desacato formal que acaba en la crcel. Pero deba de tener un padre que nunca le dej otra alternativa, una familia a la que ayudar o simplemente miedo a ir ms all de su mundo conocido.
Respond con delicadeza:
No estoy por encima de la ley. En verdad, nadie ha infringido ninguna ley. A no ser que el cajero o la seora que est comprando cigarrillos quieran dar alguna queja explcita.
Cuando me volv, la seora que hablaba de artistas y de bohemios de sus tiempos, la profetisa de una tragedia que estaba a punto de suceder, la duea de la verdad y de las buenas costumbres haba desaparecido. Seguro que a la maana siguiente comentara con los vecinos que gracias a ella se haba impedido un atraco.
No tengo queja dijo el hombre de la caja, ca en la trampa de un mundo en el que las personas hablaban alto, pero aparentemente no hacan dao alguno.
sEl vodka es para usted?
Asent con la cabeza. Saban que todos los del grupo estaban borrachos, pero tampoco deseaban crear un caos donde no haba ninguna amenaza.
tUn mundo sin gente estpida sera un caos! era la voz del que llevaba ropa de cuero con cadenas. tEn vez de desempleados como tenemos hoy, habra empleos de sobra y nadie para trabajar!
tBasta! Mi voz son autoritaria, decisiva. tQue nadie diga nada ms!
Y para mi sorpresa, se hizo el silencio. Mi corazn herva por dentro, pero segu hablando con los policas como si fuese la persona ms tranquila del mundo.
Si fueran peligrosos, no estaran provocando.
El polica se volvi hacia el cajero: Si nos necesita, estaremos cerca.
Y antes de salir, coment con el otro, de modo que su voz se oyese en toda la tienda:
Me encanta la gente estpida: sin ella, a esta hora podramos vernos obligados a enfrentarnos a unos atracadores.
Tienes razn respondi el otro polica. La gente estpida nos distrae, y no es arriesgado.
Con la formalidad habitual, se despidieron de m.
Lo nico que se me ocurri al salir de la tienda fue romper las botellas de vodka inmediatamente, pero una de ellas se salv de la destruccin, y pas de boca en boca rpidamente. Por la manera de beber, vi que estaban asustados, tan asustados como yo. La diferencia era que, al sentirse amenazados, se haban lanzado al ataque.
No me encuentro bien le dijo Mikhail a uno de ellos. Vmonos.
No saba qu quera decir vmonos: scada uno a su casa? sCada uno a su ciudad o debajo de su puente? Nadie me pregunt si yo tambin me iba a ir, de modo que segu acompandolos. El comentario de no me encuentro bien me haca sentir incmodo; no bamos a hablar ms sobre el viaje a Asia Central esa noche. sDeba despedirme? sO deba ir hasta el final, para ver qu significaba vmonos? Descubr que me estaba divirtiendo y que me gustara intentar seducir a la chica con ropa de vampiro.
As que, adelante.
Y desaparecer a la menor seal de peligro.
Mientras seguamos hacia un sitio que no conoca, pensaba en todo lo que estaba viviendo. Una tribu. Una vuelta simblica a los tiempos en que los hombres viajaban, se protegan en grupos y dependan de muy poco para sobrevivir. Una tribu en medio de otra tribu hostil, llamada sociedad, atravesando sus campos, asustando porque los desafiaban constantemente. Un grupo de gente que se haba reunido en una sociedad ideal, de la cual yo nada saba, excepto lo de los piercings y la ropa que usaban. sCules eran sus valores? sQu pensaban de la vida? sCmo ganaban dinero? sTenan sueos o les bastaba con andar por el mundo? Todo aquello era mucho ms interesante que la cena a la que deba asistir al da siguiente, de la que ya saba absolutamente todo lo que iba a suceder. Estaba convencido de que deba de ser el efecto del vodka, pero me senta libre, mi historia personal estaba cada vez ms distante, quedaba simplemente el momento presente, el instinto, el Zahir haba desaparecido sEl Zahir?
Haba desaparecido, pero ahora me daba cuenta de que un Zahir era algo ms que un hombre obcecado con un objeto, una de las mil columnas de la mezquita de Crdoba, como deca el cuento de Borges, o una mujer en Asia Central, como haba sido mi terrible experiencia durante dos aos. El Zahir era la fijacin con todo lo que haba ido pasando de generacin en generacin, no dejaba ninguna pregunta sin respuesta, ocupaba todo el espacio, no nos permita jams considerar la posibilidad de que las cosas cambiaban.
El Zahir todopoderoso pareca nacer en cada ser humano, ganar su fuerza total durante la infancia e imponer sus reglas, que a partir de entonces sern siempre respetadas:
La gente diferente es peligrosa, pertenece a otra tribu, quiere nuestras tierras y a nuestras mujeres.
Tenemos que casarnos, tener hijos, reproducir la especie. El amor es pequeo, slo da para una persona y, cuidado: cualquier intento de decir que el corazn es mayor que eso se considera maldito.
Cuando nos casamos, estamos autorizados a tomar posesin del cuerpo y del alma del otro.
Tenemos que trabajar en algo que detestamos porque formamos parte de una sociedad organizada, y si todos hicieran lo que les gusta, el mundo no avanzara hacia adelante.
Hay que comprar joyas; nos identifican con nuestra tribu, igual que los piercings identifican a una tribu diferente.
Debemos ser simpticos y tratar con irona a la gente que expresa sus sentimientos; es un peligro para la tribu dejar que uno de sus miembros muestre lo que siente.
Es preciso evitar al mximo decir no, porque gustamos ms cuando decimos s, y eso nos permite sobrevivir en un terreno hostil.
Lo que los dems piensan es ms importante que lo que sentimos.
Jams hagas escndalos, puedes llamar la atencin de una tribu enemiga.
Si te comportas de modo diferente, sers expulsado de la tribu porque puedes contagiar a los dems y desintegrar lo que ha sido tan difcil de organizar.
Debemos tener siempre en mente cmo permanecer dentro de nuestras chozas, y si no sabemos, llamamos a un decorador, que har lo mejor para demostrarles a los dems que tenemos buen gusto.
Hay que comer tres veces al da, incluso sin hambre; debemos ayunar cuando nos salimos de los cnones de belleza, aunque estemos hambrientos.
Debemos vestirnos como manda la moda, hacer el amor con o sin ganas, matar en nombre de las fronteras, desear que el tiempo pase de prisa y que llegue la jubilacin, elegir a los polticos, quejarnos del coste de la vida, cambiar de peinado, maldecir a los que son diferentes, ir a un culto religioso los domingos, o los sbados, o los viernes, dependiendo de la religin, y all pedir perdn por nuestros pecados, llenarnos de orgullo porque conocemos la verdad y despreciar a otra tribu que adora a un dios falso.
Nuestros hijos deben seguir nuestros pasos; despus de todo, somos mayores y conocemos el mundo.
Tener siempre un ttulo universitario, aunque no vayamos a conseguir nunca un trabajo en aquello que nos obligaron a escoger como profesin.
Estudiar cosas que jams usaremos, pero que alguien dijo que era importante conocer: lgebra, trigonometra o el cdigo Hammurabi.
Jams disgustar a nuestros padres, incluso aunque eso signifique renunciar a aquello que nos hace felices.
Escuchar msica a volumen bajo, hablar bajo, llorar a escondidas, porque yo soy el Zahir todopoderoso, aquel que dict las reglas del juego, la distancia de los rales, la idea del xito, la manera de amar, la importancia de las recompensas.
Paramos delante de un edificio relativamente elegante en una zona cara. Uno de ellos tecle un cdigo en la puerta de entrada y subimos todos al tercer piso. Imagin que me iba a encontrar con una familia comprensiva que tolera a los amigos del hijo, siempre que lo tengan cerca y puedan controlarlo todo. Pero cuando Lucrecia abri la puerta, todo estaba oscuro: a medida que mis ojos se acostumbraban a la luz de la calle que se filtraba por las ventanas, vi una gran sala vaca; la nica decoracin era una chimenea que no deba de utilizarse desde haca muchos aos.
Un chico de casi dos metros, de pelo rubio, gabardina y con un corte de pelo como los indios sioux americanos fue hasta la cocina y volvi con unas velas encendidas. Se sentaron todos en crculo en el suelo y, por primera vez aquella noche tuve miedo: pareca que estaba en una pelcula de terror, estaba a punto de iniciarse un ritual satnico: la vctima seria el extranjero incauto que haba decidido acompaarlos.
Mikhail estaba plido, sus ojos se movan desordenadamente, sin conseguir fijarse en ningn sitio, y eso me hizo sentir ms incmodo todava. Estaba a punto de tener un ataque epilptico: ssabran aquellos chicos cmo reaccionar en una situacin como sa? sNo sera mejor que me marchase para no acabar envuelto en una tragedia?
Tal vez sa fuese la actitud ms sabia, coherente con una vida en la que yo era un escritor famoso que escribe sobre la espiritualidad y que tiene que dar ejemplo. S, si yo fuera razonable, le dira a Lucrecia que en caso de un ataque deba meter algo en la boca de su novio para evitar que se tragase la lengua y muriese asfixiado. Era evidente que ella deba de saberlo, pero en el mundo de los seguidores del Zahir social no dejamos nada a la casualidad, tenemos que estar en paz con nuestra conciencia.
Antes de mi accidente, yo habra reaccionado as, pero ahora mi historia personal haba perdido su importancia. Dejaba de ser historia y volva a ser leyenda otra vez, la bsqueda, la aventura, el viaje hacia adentro y hacia afuera de m mismo. Estaba otra vez en un tiempo en el que las cosas a mi alrededor se transformaban, y as deseaba que fuese hasta el final de mis das (record mis palabras para el epitafio: Muri mientras estaba vivo). Llevaba conmigo las experiencias de mi pasado, que me permitan reaccionar con velocidad y precisin, pero no me quedaba recordando todo el tiempo las lecciones que haba aprendido. En el caso de un guerrero en medio de un combate, sse detendra a pensar cul es el mejor golpe? Si lo hiciese, morira en un abrir y cerrar de ojos.
El guerrero que haba en m, reaccionando con intuicin y tcnica, decidi que era preciso quedarse; seguir la experiencia de aquella noche, aunque ya fuese tarde, estuviese borracho, cansado, y con miedo por si Marie estaba despierta, preocupada o furiosa. Fui a sentarme junto a Mikhail para poder reaccionar rpidamente en caso de una convulsin.
tY not que pareca dirigir el ataque epilptico! Poco a poco se fue calmando, sus ojos empezaron a tener la misma intensidad que el joven vestido de blanco en el escenario del restaurante armenio.
Empezaremos con la oracin de siempre dijo.
Y todos ellos, hasta entonces tan agresivos, borrachos, marginales, cerraron los ojos y se dieron las manos formando un gran crculo. Hasta los dos pastores alemanes parecan calmarse en un rincn de la sala.
Oh, Seora, cuando presto atencin a los coches, a los escaparates, a la gente que no mira a nadie, a los edificios y a los monumentos, percibo en ellos Tu ausencia. Haz que seamos capaces de traerte de vuelta.
Al unsono, el grupo continu:
Oh, Seora, reconocemos Tu presencia en las pruebas que estamos pasando. Aydanos a no desistir. Que nos acordemos de Ti con tranquilidad y determinacin, incluso en los momentos en los que es difcil aceptar que Te amamos.
Me fij en que todos tenan el mismo smbolo en algn lugar de sus ropas. A veces era un broche, o un adorno de metal, o algo bordado, o incluso un dibujo hecho a bolgrafo en la tela.
Me gustara dedicarle esta noche al hombre que est a mi derecha. Se ha sentado a mi lado porque desea protegerme.
sCmo poda saberlo?
Es una persona de bien: ha entendido que el amor transforma y se deja transformar por l. Todava lleva mucho de su historia personal en el alma, pero intenta liberarse siempre que le es posible, y por eso se ha quedado con nosotros. Es el marido de la mujer que todos conocemos, que me dej una reliquia como prueba de su amistad y como un talismn.
Mikhail sac un trozo de tela manchada de sangre y lo puso delante de l.
sta es parte de la camisa del soldado desconocido. Antes de morir, le pidi a esa mujer: Corta mi ropa y comprtela con aquellos que creen en la muerte, y que por ello son capaces de vivir como si hoy fuese el ltimo da en la Tierra. Diles a esas personas que acabo de ver el rostro de Dios, que no se asusten, pero que no se relajen. Que busquen la nica verdad, que es el amor. Que vivan de acuerdo con sus leyes.
Todos miraban con veneracin el trozo de tela.
Nacimos en el tiempo de la revolucin. Nos dedicamos a ella con entusiasmo, arriesgamos nuestras vidas y nuestra juventud, pero de repente tenemos miedo; la alegra inicial da paso a los verdaderos desafos: el cansancio, la monotona, las dudas sobre la propia capacidad. Reparamos en que algunos amigos ya han desistido. Nos vemos obligados a enfrentarnos a la soledad, a las sorpresas en las curvas desconocidas, y despus de algunas cadas sin nadie cerca para ayudarnos, acabamos preguntndonos si merece la pena tanto esfuerzo. Mikhail hizo una pausa y acto seguido continu:
Merece la pena seguir. Y seguiremos, incluso sabiendo que nuestra alma, aunque sea eterna, en este momento est presa en la red del tiempo, con sus oportunidades y sus limitaciones. Intentaremos, mientras podamos, liberarnos de esta red. Cuando ya no sea posible, volveremos a la historia que nos han contado, pero todava recordaremos nuestras batallas, y estaremos listos para retomar el combate si las condiciones vuelven a ser favorables. Amn.
Amn repitieron todos.
Necesito hablar con la Seora dijo el chico rubio con el pelo cortado como un indio americano.
Hoy, no. Estoy cansado.
Hubo un murmullo general de decepcin: al contrario que en el restaurante armenio, all la gente conoca la historia de Mikhail y de la presencia que crea tener a su lado. Se levant y fue hasta la cocina a buscar un vaso de agua. Yo lo acompa. Le pregunt cmo haban conseguido aquel apartamento; l me cont que la ley francesa permite a cualquier ciudadano usar legalmente un inmueble que no est siendo utilizado por su propietario. O sea, eran okupas.
La idea de que Marie me estaba esperando empezaba a molestarme. l me agarr el brazo.
Hoy has dicho que te ibas a la estepa. Voy a repetirlo slo una vez ms: por favor, llvame contigo. Necesito volver a mi pas, aunque sea por poco tiempo, pero no tengo dinero. Siento nostalgia de mi pueblo, de mi madre, de mis amigos. Podra decir la voz me dice que me vas a necesitar, pero eso no es verdad, puedes encontrar a Esther sin ningn problema y sin ninguna ayuda. Sin embargo, necesito alimentarme con la energa de mi tierra.
Puedo darte el dinero para un pasaje de ida y vuelta.
S que puedes, pero me gustara estar all contigo, caminar hasta la aldea en la que est ella, sentir el viento en la cara, ayudarte a recorrer el camino que te lleva al encuentro de la mujer que amas. Ella fue y sigue siendo muy importante para m. Al ver sus cambios y su determinacin, aprend mucho y quiero seguir aprendiendo. sRecuerdas que te habl de las historias no terminadas? Me gustara estar a tu lado hasta el momento en que lleguemos a la casa en la que est. As, habr vivido hasta el final este perodo de tu vida y de la ma. Cuando lleguemos a la casa, te dejar solo.
No saba qu decir. Intent cambiar de tema y le pregunt quines eran las personas de la sala.
Gente que tiene miedo de acabar como vosotros, una generacin que so con cambiar el mundo, pero que termin rindindose a la realidad. Fingimos ser fuertes porque somos dbiles. Todava somos pocos, muy pocos, pero espero que eso sea pasajero; la gente no puede engaarse para siempre.
sY cul es la respuesta a mi pregunta?
Mikhail, sabes que estoy intentando liberarme de mi historia personal sinceramente. Si hubiese sido hace algn tiempo, me habra resultado ms cmodo y mucho ms conveniente viajar contigo, que conoces la regin, las costumbres y los posibles peligros. Pero ahora pienso que debo desenrollar solo el hilo de Ariadna, salir del laberinto en el que me he metido. Mi vida ha cambiado, parece que he rejuvenecido diez aos, veinte aos, y eso es suficiente para partir en busca de una aventura.
sCundo irs?
En cuanto consiga el visado. Dentro de dos o tres das.
La Seora te acompaa. La voz dice que es el momento. Si cambias de idea, avsame.
Pas junto al grupo de personas acostadas en el suelo, dispuestas a dormir. De camino a casa, pensaba que la vida era algo mucho ms alegre que lo que yo crea cuando se llega a mi edad; siempre es posible volver a ser joven y alocado. Estaba tan concentrado en el momento presente que me sorprend cuando vi que la gente no se apartaba para dejarme pasar, no bajaban la mirada con miedo. Ni siquiera nadie not mi presencia, pero me gustaba la idea, la ciudad era de nuevo la misma que, cuando criticaron a Enrique IV por traicionar su religin protestante para casarse con una catlica, l respondi: Pars bien vale una misa.
Vala mucho ms que eso. Poda recordar las masacres religiosas, los rituales de sangre, los reyes, las reinas, museos, castillos, pintores que sufran, escritores que se emborrachaban, filsofos que se suicidaban, militares que tramaban la conquista del mundo, traidores que con un gesto derrocaban una dinasta, historias que en un momento dado haban sido olvidadas, y ahora eran recordadas y recontadas.
Por primera vez en mucho tiempo, entr en casa y no fui hasta el ordenador para comprobar si me haba escrito alguien, si haba algo inaplazable que responder: nada era absolutamente inaplazable. No fui hasta la habitacin a ver si Marie estaba durmiendo, porque saba que slo finga dormir.
No encend la televisin para ver los telediarios de la noche, porque eran las mismas noticias que llevaba escuchando desde nio: un pas amenaza a otro, alguien ha traicionado a alguien, la economa va mal, un gran escndalo amoroso acaba de suceder, Israel y Palestina no han llegado a un acuerdo en estos cincuenta aos, ha explotado otra bomba, un huracn ha dejado a miles de personas sin hogar
Record que aquella maana, a falta de atentados terroristas, las grandes cadenas de noticias daban como titular principal una rebelin en Hait. sQu me importaba Hait? sQu diferencia iba a suponer en mi vida, en la vida de mi mujer, en el precio del pan en Pars o en la tribu de Mikhail? Cmo poda pasar cinco minutos de mi preciosa vida oyendo hablar de los rebeldes y del presidente, viendo las mismas escenas de manifestaciones en la calle repitindose infinidad de veces, y todo ello retransmitido como si fuese un gran evento en la humanidad: tuna rebelin en Hait! tYo me lo haba credo! tHaba asistido hasta el final! Realmente, los estpidos merecen un carnet de identidad propio, porque son ellos los que sustentan la estupidez colectiva.
Abr la ventana, dej entrar el aire helado de la noche, me quit la ropa, y me dije que poda controlarme y resistir el fro. Permanec all sin pensar en nada, simplemente sintiendo que mis pies pisaban el suelo, que mis ojos estaban fijos en la torre Eiffel, mis odos oan perros, sirenas, conversaciones que no era capaz de entender bien.
Yo no era yo, no era nada, y eso me pareca maravilloso.
Ests rara.
sCmo que estoy rara?
Pareces triste.
Pero no estoy triste. Estoy contenta.
sVes? El tono de tu voz es falso, ests triste por mi culpa, pero no te atreves a decir nada.
sPor qu iba a estar triste?
Porque ayer llegu tarde y borracho. Ni siquiera me has preguntado adonde fui.
No me importa.
sPor qu no te importa? sNo te coment que iba a salir con Mikhail?
sY no saliste?
S.
Pues entonces, squ quieres que te pregunte?
sT no crees que cuando tu novio llega tarde, y dices que lo amas, deberas por lo menos intentar saber qu pas?
sQu pas?
Nada. Sal con l y con un grupo de amigos.
Entonces, ya est.
sTe lo crees?
Claro que me lo creo.
Creo que ya no me amas. No tienes celos. Ests indiferente. sEs normal que llegue a las dos de la madrugada?
sNo dices que eres un hombre libre?
Claro que lo soy.
Entonces, es normal que llegues a las dos de la madrugada. Y que hagas lo que buenamente creas. Si yo fuese tu madre, estara preocupada, pero eres adulto, sno? Los hombres tienen que dejar de comportarse como si las mujeres tuviesen que tratarlos como hijos.
No hablo de ese tipo de preocupacin. Hablo de celos.
sEstaras ms contento si te hiciese una escena ahora, en el desayuno?
No lo hagas, los vecinos nos van a or.
Poco me importan los vecinos: no lo hago porque no tengo la menor intencin de hacerlo. Me ha costado, pero he acabado aceptando lo que me dijiste en Zagreb, y estoy intentando acostumbrarme a la idea. Sin embargo, si eso te hace feliz, puedo fingir que estoy celosa, enfadada, fuera de mis cabales.
Como he dicho, ests rara. Empiezo a creer que ya no tengo ninguna importancia en tu vida.
Y yo empiezo a creer que has olvidado que tienes a un periodista esperndote en la sala y que puede estar escuchando nuestra conversacin.
S, el periodista. Poner el piloto automtico porque ya saba las preguntas que me iba a hacer. Saba cmo empezaba la entrevista (hablemos de su nuevo libro, cul es el mensaje principal), saba lo que iba a responder (si quisiera transmitir un mensaje, escribira una frase, no un libro).
Saba que me preguntara qu pensaba de la crtica, que generalmente es muy dura con mi trabajo. Saba que terminara nuestra conversacin con la frase: sY ya est escribiendo un nuevo libro? sCules son sus prximos proyectos? A lo que respondera: Eso es secreto.
La entrevista empez como esperaba:
Hablemos de su nuevo libro. sCul es el mensaje principal?
Si quisiera transmitir un mensaje, slo escribira una frase.
sY por qu escribe?
Porque sa es la manera que he encontrado para compartir mis emociones con los dems.
La frase tambin formaba parte del piloto automtico, pero par y me correg:
Sin embargo, esa historia se podra contar de manera diferente.
sUna historia que poda ser contada de manera diferente? sQuiere decir que no est satisfecho con Tiempo de romper, tiempo de coser?
Estoy muy satisfecho con el libro, pero insatisfecho con la respuesta que acabo de dar. sPor qu escribo? La respuesta verdadera es la siguiente: escribo porque quiero ser amado.
El periodista me mir con aire de sospecha: squ tipo de declaracin era sa?
Escribo porque, cuando era adolescente, no saba jugar bien al ftbol, no tena coche, no tena una buena paga, no tena msculos.
Yo haca un esfuerzo inmenso para seguir. La conversacin con Marie me haba recordado un pasado que ya no tena sentido, era preciso hablar sobre mi verdadera historia personal, liberarme de ella. Continu:
Tampoco usaba ropa a la moda. Las chicas con las que sala slo sentan inters por eso, y no era capaz de que me prestasen atencin. Por la noche, cuando mis amigos estaban con sus novias, yo empleaba mi tiempo libre en crear un mundo en el que pudiese ser feliz: mis compaeros eran los escritores y sus libros. Un bonito da escrib un poema para una de las chicas que viva en mi misma calle. Un amigo lo descubri en mi habitacin, lo rob, y cuando estbamos todos reunidos, se lo ense a los dems. Todos se rieron, todos pensaron que era ridculo, tyo estaba enamorado!
La chica a la que le haba dedicado el poema no se ri. La tarde siguiente, cuando fuimos al teatro, hizo lo posible por sentarse a mi lado, y me cogi la mano. Salimos de all de la mano; yo, que me encontraba feo, dbil, sin ropa a la moda, estaba con la chica ms deseada de nuestro grupo.
Hice una pausa. Era como si estuviese volviendo al pasado, al momento en que su mano tocaba mi mano y cambiaba mi vida.
Todo por culpa de un poema segu. Un poema me hizo entender que, escribiendo, demostrando mi mundo invisible, yo poda competir en igualdad de condiciones con el mundo visible de mis amigos: la fuerza fsica, la ropa a la moda, los coches, la superioridad en el deporte.
El periodista estaba un poco sorprendido, y yo ms todava. Pero se control y sigui adelante:
sPor qu cree que la crtica es tan dura con su trabajo?
El piloto automtico, en ese momento, habra respondido: Basta leer la biografa de cualquier clsico en el pasado y no me malinterprete, no me estoy comparando para descubrir que la crtica siempre fue implacable con ellos. La razn es simple: los crticos son tremendamente inseguros, no saben muy bien lo que est sucediendo, son democrticos cuando hablan de poltica, pero son fascistas cuando hablan de cultura. Creen que el pueblo sabe escoger a sus gobernantes, pero no sabe escoger las pelculas, los libros, la msica.
sHa odo hablar de la Ley de Jante?
Otra vez. Me haba salido de nuevo del piloto automtico, incluso sabiendo que difcilmente el periodista iba a publicar mi respuesta.
No, no lo he odo nunca responde l.
Aunque existe desde el principio de la civilizacin, no fue enunciada oficialmente hasta 1933 por un escritor dans. En la pequea ciudad de Jante, los dueos del poder crearon diez mandamientos que enseaban a la gente cmo comportarse, y por lo visto eso no slo vala para Jante, sino para cualquier lugar del mundo. Si tuviera que resumir todo el texto en una sola frase, dira: La mediocridad y el anonimato son la mejor eleccin. Si te comportas as, jams tendrs grandes problemas en tu vida. Pero si intentas ser diferente
Me gustara conocer los mandamientos de Jante interrumpi el periodista, que pareca genuinamente interesado.
No los tengo aqu, pero puedo resumir el texto completo.
Fui hasta mi ordenador e imprim una versin condensada y editada:
T no eres nadie, no oses pensar que sabes ms que nosotros. T no eres importante, no eres capaz de hacer nada bien, tu trabajo es insignificante, no nos desafes, podrs vivir feliz. Tmate siempre en serio lo que decimos, y jams te ras de nuestras opiniones.
El periodista dobl el papel y lo meti en su bolsillo.
Tiene razn. Si no eres nada, si tu trabajo no tiene repercusin, entonces merece ser elogiado. Pero el que salga de la mediocridad y tenga xito estar desafiando la ley, y merece ser castigado.
Qu bien que hubiera llegado l slito a esa conclusin.
No slo los crticos complet. Mucha ms gente de la que usted imagina.
A media tarde llam al telfono mvil de Mikhail:
Vamos juntos.
l no se sorprendi; slo me dio las gracias y me pregunt qu me haba hecho cambiar de idea.
Durante dos aos, mi vida se reduca al Zahir. Desde que te encontr, empec a recorrer un camino que haba sido olvidado, una va de tren abandonada, con hierba que crece entre los rales, pero que todava sirve para que pasen los trenes. Como no he llegado a la ltima estacin, no tengo cmo parar en el camino.
Me pregunt si ya haba conseguido mi visado; le expliqu que el Banco de Favores era muy activo en mi vida: un amigo ruso haba llamado a su novia, directora de una cadena de peridicos de Kazajstn. Ella telefone al embajador en Pars, y hacia el final de la tarde debera de estar todo listo.
sCundo nos vamos?
Maana. Slo necesito tu verdadero nombre para poder comprar los pasajes; la agencia est esperando en la otra lnea.
Antes de colgar, quiero decirte algo: me gust tu ejemplo sobre la distancia entre los rales, me ha gustado tu ejemplo de la va de tren abandonada. Pero en este caso, no creo que me ests invitando por eso. Pienso que lo haces por culpa de un texto que escribiste, que me s de memoria, tu mujer acostumbraba a citarlo, y es mucho ms romntico que ese Banco de Favores:
Un guerrero de la luz nunca olvida la gratitud.
Durante la lucha, fue ayudado por los ngeles;
las fuerzas celestiales colocaron cada cosa en su lugar,
y permitieron que l pudiera dar lo mejor de s.
Por eso, cuando el sol se pone, se arrodilla y agradece
el Manto Protector que lo rodea.
Los compaeros comentan: tQu suerte tiene!
Pero l entiende que suerte es saber mirar a los lados
y ver dnde estn sus amigos,
porque fue gracias a lo que ellos decan
como los ngeles consiguieron hacerse or.
No siempre recuerdo lo que escribo, pero me alegro. Hasta luego, tengo que darle tu nombre a la agencia de viajes.
Veinte minutos para que la central de taxis atienda el telfono. Una voz malhumorada me dice que tengo que esperar otra media hora. Marie parece estar contenta con su exuberante y sensual vestido negro, y me acuerdo del restaurante armenio, cuando aquel hombre coment que se excitaba al saber que su mujer era deseada por otros. S que en la fiesta de gala todas las mujeres irn vestidas de tal manera que los senos y las curvas sern en el centro de atencin de las miradas, y sus maridos o novios, sabiendo que ellas son deseadas, pensarn: Eso, disfrutad de lejos porque ella est conmigo, yo tengo poder, soy el mejor, he conseguido algo que os gustara tener.
No voy a hacer ningn negocio, no voy a firmar contratos, no voy a conceder entrevistas; simplemente asistir a una ceremonia, pagar un depsito que se hizo en el Banco de Favores y cenar con alguien aburrido a mi lado que me preguntar de dnde me viene la inspiracin para escribir mis libros. A mi otro lado, posiblemente, habr un par de senos a la vista, tal vez la mujer de un amigo, y yo tendr que controlarme todo el tiempo para no bajar los ojos, porque si lo hago tan slo un segundo, ella le contar a su marido que yo estaba intentando seducirla. Mientras esperamos el taxi, hago una lista de los temas que pueden surgir:
A) Comentarios sobre el aspecto: Qu elegante ests, Qu vestido tan bonito, tienes la piel perfecta. Cuando vuelven a casa, se comentan el uno al otro que todos iban mal vestidos, con aspecto enfermizo.
B) Viajes recientes: Tienes que conocer Aruba, es fantstico, Nada mejor que una noche de verano en Cancn tomando un martini a la orilla del mar. En realidad, nadie se divirti mucho, simplemente tuvieron la sensacin de libertad durante algunos das, y tiene que gustarles a la fuerza porque han gastado dinero.
C) Ms viajes, esta vez a lugares que pueden ser criticados: Estuve en Ro de Janeiro, ni te imaginas qu ciudad tan violenta, Es impresionante la miseria en las calles de Calcuta. En el fondo, slo fueron para sentirse poderosos mientras estaban lejos, y privilegiados cuando volvieron a la realidad mezquina de sus vidas, donde por lo menos no hay miseria ni violencia.
D) Nuevas terapias: El extracto de trigo durante una semana mejora el aspecto del cabello, Estuve dos das en un spa de Biarritz, el agua abre los poros y elimina toxinas. A la semana siguiente descubrirn que el extracto de trigo no posee ninguna cualidad, y que cualquier agua caliente abre los poros y elimina las toxinas.
E) Los otros: Hace tiempo que no veo a fulano, squ estar haciendo?, Me he enterado de que tal seora ha vendido su apartamento porque est en una situacin difcil. Se puede hablar de los que no han sido invitados a la fiesta en cuestin, se los puede criticar siempre que al final, con aire inocente y piadoso, se termine diciendo pero aun as, es una persona extraordinaria.
F) Pequeas quejas personales, slo para darle un poco de sabor a la mesa: Me gustara que algo nuevo sucediese en mi vida, Estoy preocupadsima por mis hijos, lo que escuchan no es msica, lo que leen no es literatura. Esperan comentarios de gente con el mismo problema, se sienten menos solos, y se van contentos.
G) En fiestas intelectuales, como debe de ser la de hoy, discutiremos sobre la guerra en Oriente Medio, los problemas del islamismo, la nueva exposicin, el filsofo de moda, el libro fantstico que nadie conoce, la msica que ya no es la misma; daremos nuestras opiniones inteligentes, sensatas, completamente contrarias a todo lo que pensamos (sabemos cunto nos cuesta ir a esas exposiciones, leer esos libros insoportables, asistir a pelculas aburridsimas, slo para tener de que hablar en una noche como sta).
El taxi llega, y mientras nos dirigimos al sitio, aado otra cosa muy personal a mi lista: quejarme a Marie de que detesto las cenas. Lo hago, ella dice que al final siempre acabo divirtindome, y encantado, lo cual es verdad.
Entramos en uno de los restaurantes ms elegantes de la ciudad, nos dirigimos a una sala reservada para el evento, un premio literario en el que participo como jurado. Todos estn de pie, hablando, algunos me saludan, otros simplemente me miran y comentan algo entre s. El organizador del premio viene hacia m, me presenta a la gente que est all, siempre con la irritante frase: ste ya sabes quin es. Algunos sonren y me reconocen, otros simplemente sonren, no me reconocen, pero fingen que saben quin soy, porque admitir lo contraro sera aceptar que el mundo en el que vivan ya no existe, que no siguen de cerca lo que sucede de importante ahora.
Me acuerdo de la tribu de la noche anterior y aado: a los estpidos habra que meterlos a todos en un navo en alta mar, con fiestas todas las noches, y presentndose indefinidamente unos a otros durante varios meses, hasta que consigan recordar quin es quin.
He hecho mi propio catlogo de gente que frecuenta eventos como ste. El diez por ciento son los Socios, gente con poder de decisin, que ha salido de casa por culpa del Banco de Favores, que estn atentos a cualquier cosa que pueda beneficiar sus negocios, dnde cobrar, dnde invertir. En seguida saben si el evento es provechoso o no, siempre son los primeros en abandonar la fiesta, jams pierden el tiempo.
El dos por ciento son los Talentos, los que tienen realmente un futuro prometedor, han conseguido cruzar algunos ros, ya se han dado cuenta de que existe el Banco de Favores y son clientes en potencia; pueden prestar servicios importantes, pero todava no estn en condiciones de decidir ni de tomar decisiones. Son agradables con todo el mundo, porque no saben exactamente con quin estn hablando y son mucho ms abiertos que los Socios, pues cualquier camino, para ellos, puede llevarlos a algn lugar.
El tres por ciento son los Tupamaros, en honor a un antiguo grupo de guerrilleros uruguayos: han conseguido infiltrarse en medio de aquella gente, estn locos por un contacto, no saben si deben quedarse all o irse a otra fiesta que se celebra al mismo tiempo; son ansiosos, quieren demostrar que tienen talento, pero no han sido invitados, no han escalado las primeras montaas, y en cuanto son identificados, dejan de recibir atencin.
Finalmente, el otro 85 por ciento son los Bandejas, los bautic con este nombre porque, como no hay fiesta sin este utensilio, no hay evento sin ellos. Los Bandejas no saben exactamente qu est sucediendo, pero saben que es importante estar all, estn en la lista de los promotores porque el xito de algo depende tambin de la cantidad de gente que aparece. Son ex algo importante: ex banqueros, ex directores, ex maridos de alguna mujer famosa, ex mujeres de algn hombre que hoy est en una situacin de poder. Son condes en algn lugar en el que ya no hay monarqua, princesas y marquesas que viven de alquilar sus castillos. Van de una fiesta a otra, de una cena a otra; me pregunto: ses que no se aburren nunca?
Comentando recientemente este tema con Marie, me dijo que hay gente adicta al trabajo y personas adictas a la diversin. Ambas son infelices, pensando que se pierden algo, pero no son capaces de dejar el vicio.
Una mujer rubia, joven y guapa se acerca cuando estoy hablando con uno de los organizadores de un congreso de cine y literatura, y comenta que le gust mucho Tiempo de romper, tiempo de coser. Dice que es de un pas bltico y que trabaja en pelculas. Inmediatamente es identificada por el grupo como Tupamaro porque apunt a una direccin (yo), pero le interesa lo que sucede al lado (los organizadores del congreso). A pesar de haber cometido ese error casi imperdonable, todava existe la posibilidad de que sea un Talento inexperto; la organizadora del evento le pregunta qu quiere decir con trabajar en pelculas. La chica explica que escribe crticas para un peridico, que ha publicado un libro (ssobre cine? No, sobre su vida, su corta y nada interesante vida, imagino).
Y, pecado de los pecados: es demasiado rpida, pregunta si pueden invitarla al evento de ese ao. El organizador dice que mi editora en su pas, que es una mujer influyente y trabajadora (y muy guapa, pienso para m mismo), ya ha sido invitada. Vuelven a hablar conmigo, la Tupamaro permanece algunos minutos sin saber qu decir y luego se aparta.
La mayor parte de los invitados de hoy Tupamaros, Talentos y Bandejas pertenecen al medio artstico, ya que se trata de un premio literario: slo varan los Socios entre patrocinadores y personas ligadas a fundaciones que apoyan museos, conciertos de msica clsica y artistas prometedores. Despus de varias conversaciones sobre quin ejerci ms presin para ganar el premio de esa noche, el presentador sube al palco, pide que todos se sienten en los sitios asignados en las mesas (todos nos sentamos), hace algunas bromas (forma parte del ritual y todos nos remos), y dice que los vencedores sern anunciados entre la entrada y el primer plato.
Me siento a la mesa principal, lo que me permite situarme lejos de los Bandejas, pero tambin me impide confraternizar con entusiasmados e interesantes Talentos. Estoy entre la directora de una compaa de coches, que patrocina la fiesta, y una heredera que decidi invertir en arte (para mi sorpresa, ninguna de las dos lleva escote provocativo). La mesa tambin cuenta con el director de una empresa de perfumes, un prncipe rabe (que deba de pasar por la ciudad y fue cazado por una de las promotoras para darle prestigio al evento), un banquero israel que colecciona manuscritos del siglo XIV, el organizador de la noche, el cnsul de Francia en Monaco y una chica rubia que no s muy bien qu est haciendo all, pero deduzco que es una posible amante del organizador.
A cada momento tengo que ponerme las gafas y, con disimulo, leer el nombre de mis vecinos (debera estar en ese navo que imagin y ser invitado a esta misma fiesta una decena de veces, hasta aprenderme de memoria los nombres de los invitados). A Marie, como manda el protocolo, la enviaron a otra mesa; a alguien, en algn momento de la historia, se le ocurri que en los banquetes formales las parejas deben sentarse separadas, dejando en el aire la duda de si la persona que est sentada a nuestro lado est casada, soltera, o casada pero disponible. O tal vez pens que las parejas, cuando se sientan juntas, se ponen a hablar entre s, pero si as fuese, spara qu salir, coger un taxi e ir a un banquete?
Como haba previsto en mi lista de conversaciones en fiestas, el tema empieza a girar en torno a eventos culturales (qu maravilla tal exposicin, qu inteligente la crtica de fulano). Quiero concentrarme en el entrante, caviar con salmn y huevo, pero soy interrumpido en todo momento por las famosas preguntas sobre el argumento de mi nuevo libro, de dnde me viene la inspiracin o si estoy trabajando en un nuevo proyecto. Todos demuestran una gran cultura, todos citan fingiendo que es por casualidad, claro a algn famoso al que conocen y del que son amigos ntimos. Todos saben analizar con perfeccin el estado de la poltica actual o los problemas a los que se enfrenta la cultura.
sQu tal si hablramos de algo diferente?
La frase me sale sin querer. Todos en la mesa se quedan callados: al fin y al cabo, es de psima educacin interrumpir a los dems, y es peor todava querer concentrar la atencin en uno mismo. Pero parece que el paseo de ayer como mendigo por las calles de Pars me caus algn dao irreversible, y ya no soporto ese tipo de conversaciones.
Podemos hablar sobre el acomodador: un momento de nuestras vidas en el que desistimos de seguir adelante y nos conformamos con lo que tenemos.
A nadie le interesa demasiado. Decido cambiar de tema.
Podemos hablar de la importancia de olvidar la historia que nos han contado e intentar vivir algo nuevo. Hacer algo diferente todos los das, como hablar con la persona que est sentada a la mesa de al lado en el restaurante, visitar un hospital, meter el pie en un charco de agua, escuchar lo que el otro tiene que decir o dejar que la energa del amor circule, en vez de intentar meterla en un bote y guardarla en un rincn.
sSignifica eso adulterio? pregunta el organizador del premio.
No. Eso significa ser un instrumento del amor y no su dueo. Eso nos garantiza que estamos con alguien porque as lo deseamos y no porque las convenciones nos obligan.
Con toda delicadeza, pero con una cierta irona, el cnsul de Francia en Monaco me explica que las personas de esa mesa ejercen ese derecho y esa libertad. Todos estn de acuerdo, aunque nadie cree que es verdad.
tSexo! grita la rubia que nadie sabe muy bien a qu se dedica. sPor qu no hablamos de sexo? tEs mucho ms interesante y menos complicado!
Por lo menos, es natural en su comentario. Una de mis vecinas de mesa sonre irnicamente, pero yo aplaudo.
El sexo es realmente ms interesante, pero no creo que sea algo diferente, sno cree? Por lo dems, hablar sobre eso ya no est prohibido.
Adems de ser de un psimo gusto seala una de mis vecinas.
sPodra saber entonces qu es lo que est prohibido? el organizador est empezando a sentirse incmodo.
El dinero, por ejemplo. Aqu todos tenemos, o fingimos tenerlo. Creemos que hemos sido invitados porque somos ricos, famosos, influyentes. Pero salguna vez hemos usado este tipo de cenas para saber realmente cunto gana cada uno? Ya que estamos tan seguros de nosotros mismos, somos tan importantes, squ tal si vemos nuestro mundo tal y como es, y no como lo imaginamos?
sAdonde quiere llegar? pregunta la ejecutiva de coches.
Es una larga historia: podra empezar hablando de Hans y de Fritz sentados en un bar de Tokio, y seguir con un nmada mongol que dice que tenemos que olvidar lo que creemos ser para poder ser lo que realmente somos.
No he entendido nada.
Tampoco me he explicado, pero vamos a lo que interesa: quiero saber cunto gana cada uno. Qu significa, en trminos de dinero, estar sentado a la mesa ms importante de la sala.
Hay un momento de silencio: mi juego no va a seguir adelante. La gente me mira asustada: la situacin econmica es un tab mayor que el sexo, mayor que preguntar sobre traiciones, corrupcin o intrigas parlamentarias.
Pero el prncipe del pas rabe, tal vez aburrido de tantas recepciones y banquetes con conversaciones vacas, tal vez porque ese da ha recibido una noticia de su mdico dicindole que iba a morir, o sea por la razn que sea, decide llevar la conversacin adelante:
Yo gano en torno a los veinte mil euros al mes, segn aprob el Parlamento de mi pas. Pero eso no se corresponde con todo lo que gasto, porque tengo una asignacin ilimitada para gastos llamados de representacin. O sea, que estoy aqu con el coche y el chofer de la embajada, la ropa que llevo pertenece al gobierno, maana viajo a otro pas europeo en un jet privado, con piloto, combustible y las tasas de aeropuerto a cargo de los gastos de representacin. Y concluye: La realidad visible no es una ciencia exacta.
Si el prncipe ha hablado de manera tan honesta, y siendo la persona jerrquicamente ms importante en esta mesa, nadie puede dejar a su alteza en esta incmoda situacin. Hay que participar del juego, de la pregunta, de la incomodidad.
No s exactamente cunto gano dice el organizador, uno de los clsicos representantes del Banco de Favores, al que la gente llama lobbysta: algo as como unos diez mil euros, pero tambin tengo gastos de representacin de las organizaciones que presido. Puedo cargarlo todo: cenas, comidas, hoteles, pasajes areos, a veces incluso la ropa, aunque no tengo un jet particular.
El vino se acaba, l hace un gesto, nuestras copas vuelven a llenarse. Ahora es el turno de la directora de la firma de coches, que inicialmente detestaba la idea, pero que parece empezar a divertirse.
Creo que yo tambin gano en torno a eso, con los mismos gastos ilimitados de representacin.
Uno a uno, la gente va diciendo cunto gana. El banquero es el ms rico de todos: diez millones de euros al ao, adems de la revalorizacin constante de las acciones de su banco. Cuando le llega el turno a la chica rubia que no ha sido presentada, se echa atrs.
Eso forma parte de mi jardn secreto. No le interesa a nadie.
Claro que no le interesa a nadie, pero estamos jugando dice el organizador del evento.
La chica se niega a participar. Al negarse, se coloca en una mejor posicin que el resto: despus de todo, ella es la nica que tiene secretos en el grupo. Al situarse en una mejor posicin, los dems empiezan a mirarla con desprecio. Para no sentirse humillada por culpa de su miserable salario, acaba humillando a todo el mundo, fingindose misteriosa, sin darse cuenta de que la mayora de aquella gente vive al borde del abismo, colgada de los dichosos gastos de representacin, que pueden desaparecer de la noche a la maana.
Como es de esperar, me toca a m contestar a la pregunta.
Depende. Si publico un nuevo libro, pueden ser alrededor de unos cinco millones de dlares ese ao. Si no publico nada, se quedan en dos millones de derechos remanentes de los ttulos publicados.
Usted ha preguntado eso porque quera decir cunto ganaba dice la chica del jardn secreto. Nadie est impresionado.
Ella se ha dado cuenta de su paso en falso y ahora intenta corregir la situacin atacando.
Al contrario interrumpe el prncipe. Imaginaba que un artista de su proyeccin sera mucho ms rico.
Punto para m. La chica rubia no va a abrir la boca durante el resto de la noche.
La conversacin sobre el dinero rompe una serie de tabs, ya que el salario es el peor de todos. El camarero empieza a aparecer con ms frecuencia, las botellas de vino comienzan a vaciarse con una rapidez increble, el presentador/organizador sube al escenario excesivamente alegre, anuncia al vencedor, le entrega el premio y vuelve en seguida a la conversacin, que no ha cesado, a pesar de que la buena educacin manda guardar silencio mientras alguien est hablando. Hablamos sobre lo que hacemos con nuestro dinero (la mayora de las veces, comprar tiempo libre, viajando o practicando algn deporte).
Pienso en sacar el tema de cmo les gustara que fuesen sus funerales: la muerte es un tab tan grande como el dinero. Pero el clima est tan alegre y la gente tan comunicativa que decido permanecer callado.
Hablan de dinero, pero no saben lo que es el dinero dice el banquero. sPor qu la gente cree que un papel pintado, una tarjeta de plstico o una moneda fabricada en metal de quinta categora tiene algn valor? Peor an: usted sabe que su dinero, sus millones de dlares, no son ms que impulsos electrnicos, sverdad?
Claro que todos lo saben.
Pues, al principio, la riqueza era lo que vemos en estas seoras continu. Adornos hechos de cosas que eran escasas, fciles de transportar, con posibilidad de ser contadas y divididas. Perlas, pepitas de oro, piedras preciosas. Todos llevbamos nuestra fortuna en un lugar visible.
A su vez, se cambiaban por ganado o semillas, ya que nadie lleva ganado o sacos de trigo por la calle. Lo gracioso es que todava seguimos comportndonos como una tribu primitiva: llevamos adornos para demostrar lo ricos que somos, aunque muchas veces tengamos ms adornos que dinero.
Es el cdigo de la tribu intervengo. Los jvenes en mis tiempos llevaban el pelo largo, los jvenes de hoy llevan piercings: los ayuda a identificar a los que piensan como ellos, aunque eso no sirva para pagar nada.
sPueden los impulsos electrnicos que tenemos pagar alguna hora ms de vida? No. sPueden pagar el regreso de los seres queridos que ya no estn? No. sPueden pagar el amor?
El amor, s dice, en tono de broma, la directora de la compaa de coches.
Sus ojos denotan una gran tristeza. Me acuerdo de Esther y de mi respuesta al periodista en la entrevista que he concedido por la maana. A pesar de nuestros adornos, de nuestras tarjetas de crdito, ricos, poderosos, inteligentes, sabemos que todo eso se hace en busca de amor, de cario, para estar con alguien que nos ame.
No siempre seala el director de la fbrica de perfumes, mirando hacia m.
Tiene razn, no siempre (pero casi siempre), y como est usted mirndome, entiendo qu quiere decir: que mi mujer me dej aunque yo sea un hombre rico. Por cierto, salguien en esta mesa sabe cuntos gatos y cuntos postes hay en la parte de atrs de un billete de diez dlares?
Nadie lo sabe y a nadie le importa. El comentario sobre el amor ha deshecho por completo el clima de alegra y volvemos a hablar de premios literarios, exposiciones en museos, la pelcula que acaba de estrenarse y la obra de teatro que est teniendo un xito inesperado.
sCmo fue tu mesa?
Normal. Lo de siempre.
Pues yo he conseguido provocar una discusin interesante sobre el dinero. Pero acab en tragedia.
sA qu hora te vas?
Salgo de aqu a las siete y media de la maana. T tambin te vas a Berln, podemos coger el mismo taxi.
sAdonde vas?
Ya lo sabes. No me lo has preguntado, pero lo sabes.
S, lo s.
Como tambin sabes que nos estamos diciendo adis en este momento.
Podramos volver al tiempo en que te conoc: un hombre hecho pedazos por alguien que se fue y una mujer perdidamente enamorada de alguien que viva en la casa de al lado. Podra volver a decirte lo que te dije un da: voy a luchar hasta el final. He luchado y he perdido; ahora pretendo curar mis heridas y seguir adelante.
Yo tambin he luchado, tambin he perdido. No estoy intentando coser lo que se rompi: simplemente quiero ir hasta el final.
Sufro todos los das, slo sabas? Sufro desde hace muchos meses, intentando demostrarte cmo te amo, cmo las cosas son importantes slo cuando t ests a mi lado.
Pero ahora, incluso sufriendo, he decidido que ya basta. Se acab. Me he cansado. Desde aquella noche en Zagreb, baj la guardia y me dije a m misma: si viene el siguiente golpe, que venga. Que me ponga contra las cuerdas, que me noquee, ya me recuperar algn da.
Encontrars a alguien.
Claro que s: soy joven, guapa, inteligente y deseada. Pero ser imposible vivir todo aquello que he vivido contigo.
Encontrars otras emociones. Y que sepas, aunque no lo creas, que te am mientras estbamos juntos.
Estoy segura, pero eso no disminuye en nada mi dolor. Maana iremos en taxis separados: detesto las despedidas, principalmente en aeropuertos o estaciones de tren.
Hoy dormiremos aqu y maana seguiremos a caballo. Mi coche no puede rodar por la arena de la estepa.
Estbamos en una especie de bunker que pareca haber quedado de la segunda guerra mundial. Un hombre, su mujer y su nieta nos dieron la bienvenida y nos mostraron un cuarto sencillo, pero limpio.
Dos continu:
Y no te olvides: escoge un nombre.
No creo que eso importe dijo Mikhail.
Claro que importa insisti Dos. He estado con su mujer recientemente. S cmo piensa, s lo que ha descubierto, s lo que espera.
La voz de Dos era gentil y aseverativa al mismo tiempo. S, iba a escoger un nombre, iba a hacer exactamente aquello que me sugera, iba a seguir dejando mi historia personal de lado y entrar en mi leyenda, aunque slo fuese por puro cansancio.
Estaba exhausto, slo haba dormido dos horas la noche anterior: mi cuerpo todava no haba conseguido adaptarse a la terrible diferencia horaria. Haba llegado a Almaty a eso de las once de la noche hora local cuando en Francia eran las seis de la tarde. Mikhail me haba dejado en el hotel, dormit un poco, me despert de madrugada, vi las luces all abajo, pens que en Pars era hora de salir a cenar, tena hambre, pregunt si el servicio de habitaciones del hotel poda servirme algo: Claro, pero debe usted hacer un esfuerzo e intentar dormir, o su organismo seguir con los mismos horarios de Europa.
Para m, la mayor tortura que hay es intentar dormir; com un sandwich y decid caminar. Le hice la pregunta que siempre le hago al recepcionista del hotel: sEs peligroso salir a esta hora? l dijo que no, y yo comenc a pasear por aquellas calles vacas, los callejones estrechos, las avenidas largas, una ciudad como cualquier otra, con sus letreros luminosos, sus coches de polica pasando de vez en cuando, un mendigo aqu, una prostituta all. Necesitaba repetir constantemente en voz alta: tEstoy en Kazajstn! O acabara creyendo que era simplemente un barrio de Pars que no conoca bien.
tEstoy en Kazajstn!, le deca a la ciudad desierta, hasta que una voz me respondi:
Claro que est usted en Kazajstn.
Me llev un susto. A mi lado, sentado en un banco a aquella hora de la noche, haba un hombre con una mochila junto a l. Se levant, se present como Jan, dijo que haba nacido en Holanda y complet:
Y s lo que ha venido a hacer aqu.
sUn amigo de Mikhail? sAlguien de la polica secreta que me estaba siguiendo?
sQu he venido a hacer?
Lo mismo que estoy haciendo yo desde Estambul, en Turqua: recorrer la Ruta de la Seda.
Suspir aliviado. Y decid continuar la conversacin.
sA pie? Por lo que veo, est atravesando toda Asia.
Lo necesitaba. No estaba contento con mi vida, tengo dinero, mujer, hijos, soy dueo de una fbrica de medias en Rotterdam. Durante un perodo, saba por qu estaba luchando: la estabilidad de mi familia. Ahora ya no lo s; todo lo que antes me alegraba hoy me produce tedio, aburrimiento. En nombre de mi matrimonio, del amor por mis hijos, de mi entusiasmo por el trabajo, he decidido dedicarme dos meses a m mismo, a ver mi vida desde lejos. Est dando resultado.
He estado haciendo lo mismo estos ltimos meses. sHay muchos peregrinos?
Muchos. Muchsimos. Tambin hay problemas de seguridad, ya que ciertos pases estn en una situacin poltica muy complicada, y detestan a los occidentales. Pero todos se comportan: en todas las pocas, creo que los peregrinos son respetados, despus de demostrar que no son espas. Pero, por lo que veo, no es se su objetivo: squ hace en Almaty?
Lo mismo que usted: he venido a terminar un camino. sNo ha conseguido dormir tampoco?
Acabo de despertarme. Cuanto ms temprano salga, ms posibilidades tengo de llegar a la siguiente ciudad; en caso contrario, tendr que pasar la noche siguiente en el fro de la estepa, con el viento que nunca cesa.
Buen viaje, entonces.
Qudese un poco ms: necesito hablar, compartir mi experiencia. La mayora de los peregrinos no hablan ingls.
Y empez a contarme su vida, mientras yo intentaba recordar lo que saba de la Ruta de la Seda, la antigua va de comercio que una Europa con los pases de Oriente. El camino ms tradicional parta de Beirut, pasaba por Antioqua y llegaba hasta orillas del ro Amarillo, en China, pero en Asia Central se converta en una especie de red, con carreteras hacia muchas direcciones, lo que permiti el establecimiento de puestos de comercio, que ms tarde se convertiran en ciudades, que seran destruidas por luchas entre tribus rivales, reconstruidas por sus habitantes, nuevamente destruidas y, una vez ms, resucitadas. Aunque por all circulara prcticamente de todo oro, animales exticos, marfil, semillas, ideas polticas, grupos de refugiados de las guerras civiles, bandidos armados, ejrcitos privados para proteger las caravanas, la seda era el producto ms escaso, y tambin el ms deseado. El budismo viaj desde China hasta la India gracias a una de las ramificaciones de la ruta.
Sal de Antioqua con slo doscientos dlares dijo el holands, despus de describir montaas, paisajes, tribus exticas, constantes problemas con patrullas y policas de diversos pases. No s si entiende lo que quiero decir, pero necesitaba saber si era capaz de volver a ser quien soy.
Lo entiendo ms de lo que piensa.
Me vi obligado a mendigar, a pedir: para mi sorpresa, la gente es mucho ms generosa de lo que imaginaba.
sMendigar? Mir cuidadosamente su mochila y su ropa para ver si encontraba el smbolo de la tribu, pero no vi nada.
sHa estado alguna vez en un restaurante armenio en Pars?
He estado en muchos restaurantes armenios, pero nunca en Pars.
sConoce a alguien llamado Mikhail?
Es un nombre muy comn en esta regin. Si lo conozco, no me acuerdo, y sintindolo mucho, no puedo ayudarlo.
No se trata de eso. Simplemente me sorprenden ciertas coincidencias. Parece que mucha gente, en muchos lugares del mundo, est tomando conciencia de lo mismo y comportndose de manera muy semejante.
La primera sensacin, cuando iniciamos este tipo de viaje, es creer que no vamos a llegar nunca. La segunda es sentirse inseguro, abandonado, y pensar da y noche en desistir. Pero si aguanta una semana, llegar hasta el final.
He peregrinado por las calles de una misma ciudad, pero hasta ayer no llegu a un sitio diferente. sPuedo bendecirlo?
Me mir de manera extraa.
No viajo por motivos religiosos. sEs usted cura?
No soy cura, pero he sentido que deba hacerlo. Como sabe, ciertas cosas no tienen mucha lgica.
El holands llamado Jan, que yo nunca ms volvera a ver en esta vida, baj la cabeza y cerr los ojos. Yo puse mis manos sobre sus hombros, y usando mi lengua natal que l nunca podra entender, ped que llegase a su destino con seguridad, que dejase en la Ruta de la Seda la tristeza y la sensacin de que la vida no tiene sentido, y que volviese a su familia con el alma limpia y los ojos brillantes.
l me dio las gracias, cogi su mochila y volvi a caminar. Regres al hotel pensando que jams, en toda mi vida, haba bendecido a nadie. Pero haba seguido un impulso, y el impulso estaba bien, mi plegaria sera atendida.
Al da siguiente, Mikhail apareci con un amigo llamado Dos, que iba a acompaarnos. Dos tena un coche, conoca a mi mujer, conoca las estepas y tambin quera estar cerca cuando llegase a la aldea en la que se encontraba Esther.
Pens en quejarme: antes era Mikhail, ahora su amigo, y cuando por fin llegase al final, habra un grupo inmenso siguindome, aplaudiendo o llorando, dependiendo de lo que me esperaba. Pero estaba demasiado cansado para decir nada; al da siguiente cobrara la promesa que me haban hecho: no dejar que nadie fuese testigo de aquel momento.
Entramos en el coche y seguimos algn tiempo por la Ruta de la Seda. Me preguntaron si saba lo que era, respond que me haba encontrado a un peregrino aquella noche, y ellos dijeron que ese tipo de viaje se estaba haciendo cada vez ms comn, pronto empezara a beneficiar a la industria turstica del pas.
Dos horas despus dejamos la carretera principal para seguir por una carretera secundaria, hasta parar en el bunker en el que estbamos ahora comiendo pescado, escuchando el viento suave que sopla de la estepa.
Esther fue muy importante para m explic Dos, ensendome la foto de uno de sus cuadros, donde poda ver uno de los trozos de tela manchada de sangre. Yo soaba con salir de aqu, como Oleg
Mejor llmame Mikhail o se va a hacer un lo.
Soaba con salir de aqu, como mucha gente de mi edad. Un da, Oleg, o mejor dicho, Mikhail, me llam por telfono. Dijo que su benefactora haba decidido pasar algn tiempo en la estepa y quera que yo la ayudase. Acept, creyendo que all estaba mi oportunidad y que conseguira los mismos favores: visado, pasaje y trabajo en Francia. Me pidi que la llevase a una aldea muy aislada, que ella haba conocido en una de sus visitas.
No pregunt la razn, simplemente obedec. En el camino, insisti en que passemos por la casa de un nmada al que haba visitado aos antes: para mi sorpresa, tquera ver a mi abuelo! Fue recibida con la hospitalidad de aquellos que viven en este espacio infinito. l le dijo que pensaba que estaba triste, pero en verdad su alma estaba alegre, libre, la energa del amor volva a circular. Le asegur que eso afectara al mundo entero, incluso a su marido. Le ense muchas cosas sobre la cultura de la estepa y me pidi que le ensease el resto. Finalmente, decidi que ella poda seguir teniendo el mismo nombre, al contrario de lo que manda la tradicin.
Y mientras ella aprenda con mi abuelo, yo aprenda con ella, y entend que no tena que viajar lejos, como Mikhail: mi misin es estar en este espacio vaco, en la estepa, comprender sus colores, convertirlos en cuadros.
No entiendo muy bien esa historia de ensearle cosas a mi mujer. Tu abuelo haba dicho que debemos olvidarlo todo.
Maana te lo enseo dijo Dos.
Y al da siguiente me lo ense, sin necesidad de decirme nada. Vi la estepa sin fin, que pareca un desierto, pero que estaba llena de vida escondida entre la baja vegetacin. Vi el horizonte plano, el enorme espacio vaco, el ruido de los cascos de los caballos, el viento calmado, y nada, absolutamente nada, a nuestro alrededor. Como si el mundo hubiese escogido aquel lugar para demostrar su inmensidad, su simplicidad y su complejidad al mismo tiempo. Como si pudisemos y debisemos ser como la estepa, vacos, infinitos y llenos de vida al mismo tiempo.
Mir al cielo azul, me quit las gafas oscuras que llevaba, me dej inundar por aquella luz, por aquella sensacin de que estaba en ningn sitio y en todos los sitios al mismo tiempo. Cabalgamos en silencio, parando slo para dar de beber a los caballos en regatos que slo el que conoca el lugar saba cmo localizar. De vez en cuando, surgan otros jinetes en la distancia, pastores con sus rebaos, encajados entre la planicie y el cielo.
sHacia dnde iba? No tena la menor idea, y no me importaba; la mujer que estaba buscando se encontraba en aquel espacio infinito, poda tocar su alma, escuchar la meloda que cantaba mientras haca las alfombras. Ahora entenda por qu haba escogido ese sitio: nada absolutamente nada que distrajese su atencin, el vaco que tanto haba buscado, el viento que barrera poco a poco su dolor. sSe imaginara ella que un da yo estara aqu, a caballo, yendo a su encuentro?
La sensacin del Paraso desciende de los cielos. Y yo soy consciente de que estoy viviendo un momento inolvidable en mi vida, esa conciencia que muchas veces alcanzamos despus de que el momento mgico ya haya pasado. Estoy all, sin pasado, sin futuro, enteramente concentrado en aquella maana, en la msica de las patas de los caballos, en la dulzura con la que el viento acaricia mi cuerpo, en la gracia inesperada de contemplar el cielo, la Tierra y los hombres. Entro en una especie de adoracin, de xtasis, de gratitud por estar vivo. Rezo en voz baja, escuchando la voz de la naturaleza y entendiendo que el mundo invisible siempre se manifiesta en el mundo visible.
Le hago algunas preguntas al cielo, las mismas preguntas que le haca a mi madre cuando era nio: sPor qu amamos a ciertas personas y detestamos a otras? sAdonde vamos despus de la muerte? sPor qu nacemos si al final morimos? sQu significa Dios?
La estepa me responde con su murmullo constante del viento. Y eso basta: saber que las preguntas fundamentales de la vida jams sern respondidas, pero que, aun as, podemos seguir adelante.
Cuando aparecieron algunas montaas en el horizonte, Dos nos pidi que parsemos. Vi que haba un regato a su lado.
Vamos a acampar aqu.
Descargamos las mochilas de los caballos y montamos la tienda. Mikhail se puso a cavar un agujero en el suelo:
As lo hacen los nmadas: cavan un agujero, llenan el fondo con piedras, ponen ms piedras en los bordes y un sitio para encender la hoguera sin que el viento los moleste.
Al sur, entre las montaas y nosotros, apareci una nube de polvo, que, entend al momento, estaba causada por el galope de caballos. Llam la atencin hacia lo que estaba viendo; mis dos compaeros se levantaron bruscamente y not que se ponan tensos. Pero al momento dijeron unas palabras entre s en ruso, se relajaron, y Dos volvi a montar la tienda, mientras Mikhail encenda la hoguera.
sMe puedes explicar qu pasa?
Aunque parezca que estamos rodeados de espacio vaco, ste has dado cuenta de que hemos pasado junto a varios pastores, ros, tortugas, zorros y jinetes? Y aunque tengas la impresin de verlo todo a tu alrededor, sde dnde sale esta gente? sDnde estn sus casas? sDnde guardan sus rebaos?
Esta idea de vaco es una ilusin: estamos constantemente observando y siendo observados. Para un extranjero que no es capaz de leer las seales de la estepa, todo est bajo control, y todo lo que ve son los caballos y los jinetes.
Para nosotros, que hemos sido educados aqu, sabemos ver las yurtas, las casas circulares que se mezclan con el paisaje. Sabemos leer lo que sucede, observando cmo se mueven y qu direccin toman los jinetes; antiguamente, la supervivencia de la tribu dependa de esta capacidad, pues haba enemigos, invasores y contrabandistas.
Y ahora, la mala noticia: han descubierto que nos dirigimos hacia la aldea que hay cerca de aquellas montaas, y envan gente a matar al hechicero que ve apariciones de nias y al hombre que viene a perturbar la paz de la mujer extranjera.
Solt una carcajada.
Espera, dentro de un poco lo entenders.
Los jinetes se acercaban. Al poco tiempo ya poda distinguir lo que estaba sucediendo.
No me parece normal. Es una mujer perseguida por un hombre.
No es normal, pero forma parte de nuestras vidas.
La mujer pas junto a nosotros empuando un largo ltigo, solt un grito y le dirigi una sonrisa a Dos como una especie de saludo de bienvenida, y empez a galopar en crculos alrededor del lugar en el que estbamos preparando el campamento. El hombre, sudando pero sonriente, tambin nos salud rpidamente, mientras intentaba acompaar a la mujer.
Nina debera ser ms grande dijo Mikhail. No le hace falta.
Justamente por eso: como no le hace falta, no tiene que ser amable respondi Dos. Ser bella y tener un buen caballo es suficiente.
Pero lo hace con todo el mundo.
Yo la desmont dijo Dos, orgulloso.
Si estis hablando en ingls, ser porque queris que yo comprenda.
La mujer rea, cabalgaba cada vez ms de prisa, y sus risas llenaban la estepa de alegra.
Es simplemente una forma de seduccin. Se llama Kyz Kuu o derribar a la chica. Todos nosotros, en algn momento de nuestra infancia o juventud, hemos participado en el juego.
El hombre que la persegua estaba cada vez ms cerca, pero todos nosotros podamos ver que su caballo ya no aguantaba.
Ms tarde, te hablar un poco sobre el tengri, la cultura de la estepa continu Dos. Pero como ests viendo esta escena, djame explicarte algo muy importante: aqu, en esta tierra, quien manda es la mujer. Siempre la dejan pasar. Recibe la mitad de la dote, aunque la decisin del divorcio haya sido suya. Cada vez que un hombre ve a una mujer que lleva turbante blanco, eso significa que es madre, tenemos que poner nuestra mano en el corazn y bajar la cabeza en seal de respeto.
sY qu tiene eso que ver con desmontar a la chica?
En la aldea que est al pie de las montaas, un grupo de hombres se reuni con esta chica, que se llama Nina, la ms deseada de la regin. Empezaron este juego, Kyz Kuu, creado en tiempos ancestrales, cuando las mujeres de la estepa, llamadas amazonas, tambin eran guerreras.
En aquella poca nadie peda permiso a la familia para casarse: los pretendientes y la chica se reunan en un lugar determinado, todos a caballo. Ella daba algunas vueltas alrededor de los hombres, riendo, provocando, hirindolos con el ltigo. Hasta que el ms valiente de todos decida perseguirla. Si consegua escapar durante un tiempo determinado, ese chico deba pedir a la tierra que se lo tragase para siempre; sera considerado un mal jinete, la peor vergenza para un guerrero.
Si consegua acercarse a ella, enfrentarse al ltigo y tirarla al suelo, era un hombre de verdad, poda besarla y casarse con ella. Claro que, tanto en el pasado como en el presente, las chicas saban de quin escapar y por quin dejarse capturar.
Por lo visto, Nina slo quera divertirse. Volvi a ganarle distancia al chico y regresaba a la aldea.
Slo ha venido para exhibirse. Sabe que estamos llegando y ahora va a dar la noticia.
Tengo dos preguntas. La primera puede parecer una tontera: stodava escogen a sus novios as?
Dos dijo que hoy en da eso era slo un juego. Igual que la gente en Occidente se viste de determinada manera y va a bares y a lugares de moda, en la estepa el juego de la seduccin era el Kyz Kuu. Nina ya haba humillado a un gran nmero de chicos, y ya se haba dejado desmontar por algunos (como sucede en las mejores discotecas del mundo).
La segunda pregunta os parecer ms idiota todava: ses en la aldea que est al lado de las montaas donde est mi mujer? Dos asinti con la cabeza.
Y si estamos a tan slo dos horas, spor qu no dormimos all? Todava falta mucho para que se haga de noche.
Estamos a dos horas y hay dos motivos. El primero: aunque Nina no hubiese venido hasta aqu, alguien ya nos habra visto y se encargara de decirle a Esther que estamos llegando. As, ella puede decidir si nos quiere ver o si desea marcharse durante algunos das a una aldea vecina; en ese caso, nosotros no la seguiremos.
Mi corazn se encogi.
sDespus de todo lo que he hecho para llegar hasta aqu?
No repitas eso o no habrs entendido nada. sQu te hace pensar que tu esfuerzo debe ser recompensado con la sumisin, el agradecimiento y el reconocimiento de la persona que amas? Has llegado hasta aqu porque ste era tu camino, no para comprar el amor de tu mujer.
Por ms injusto que pudiera parecer, l tena razn. Pregunt cul era el segundo motivo.
Todava no has escogido tu nombre.
Eso no es importante insisti de nuevo Mikhail. l no entiende ni forma parte de nuestra cultura.
Es importante para m dijo Dos. Mi abuelo me dijo que yo deba proteger y ayudar a la mujer extranjera, de la misma manera que ella me protega y me ayudaba. Le debo a Esther la paz de mis ojos, y quiero que sus ojos estn en paz.
Tendr que escoger un nombre. Tendr que olvidar para siempre su historia de dolor y de sufrimiento, y aceptar que es una persona nueva, que acaba de renacer, y que renacer todos los das de aqu en adelante. Si no es as, en caso de que vuelvan a vivir juntos, se cobrar todo lo que un da sufri por culpa de ella.
Ya escog un nombre anoche respond.
Pues espera al crepsculo para decrmelo.
En cuanto el sol se acerc al horizonte, fuimos a un lugar de la estepa que era prcticamente un desierto, con gigantescas montaas de arena. Empec a or un murmullo diferente, una especie de eco, de vibracin intensa. Mikhail dijo que aqul era uno de los pocos lugares del mundo en el que las dunas cantaban.
Cuando estaba en Pars y lo cont, slo me creyeron porque un norteamericano dijo que l haba visto lo mismo en el norte de frica; slo hay treinta lugares como ste en todo el mundo. Hoy en da, los tcnicos lo explican todo: a causa de la formacin nica del lugar, el viento penetra en los granos de arena y crea este tipo de sonido. Sin embargo, para los ancianos, es uno de los lugares mgicos de la estepa, es un honor que Dos haya decidido hacer aqu tu cambio de nombre.
Empezamos a subir una de las dunas, y a medida que progresbamos, el sonido se iba haciendo ms intenso y el viento ms fuerte. Cuando llegamos arriba, podamos ver las montaas ms ntidamente al sur y la gigantesca planicie a nuestro alrededor.
Grate hacia el poniente y qutate la ropa me pidi Dos. Hice lo que me mandaba sin preguntar la razn. Empec a sentir fro, pero ellos no parecan preocupados por mi bienestar. Mikhail se arrodill, y creo que comenz a rezar. Dos mir al cielo, hacia la tierra, hacia m, poniendo las manos en mi hombro, de la misma manera que yo haba hecho, sin saber, con el holands.
En nombre de la Seora, yo te consagro. Te consagro a la Tierra, que es la Seora. En nombre del caballo, yo te consagro. Te consagro al mundo, y le pido que te ayude a caminar. En nombre de la estepa, que es infinita, yo te consagro. Te consagro a la Sabidura infinita, y le pido que tu horizonte sea ms amplio que aquello que eres capaz de ver. Has escogido tu nombre, y ahora lo vas a pronunciar por primera vez.
En nombre de la estepa infinita, escojo un nombre respond, sin preguntar si me estaba comportando como exiga el ritual, pero guiado por el sonido del viento de las dunas.
Hace muchos siglos, un poeta describi la peregrinacin de un hombre, Ulises, para volver hasta una isla llamada taca, donde lo espera su amada. Ulises se enfrenta a muchos peligros, desde tempestades hasta tentaciones. En un determinado momento, cuando est en una cueva, se encuentra un monstruo con un nico ojo en la frente.
El monstruo le pregunta su nombre: Nadie, responde Ulises. Luchan, l consigue atravesar el nico ojo del monstruo con la espada y cierra la cueva con una roca. Sus compaeros oyen gritos y van a socorrerlo. Al ver que hay una roca en la entrada, le preguntan quien est con l. tNadie! tNadie!, contesta el monstruo. Los compaeros se van, ya que no hay ninguna amenaza para la comunidad, y Ulises puede seguir su camino hacia la mujer que lo espera.
sTu nombre es Ulises?
Mi nombre es Nadie.
Me temblaba el cuerpo, como si varias agujas estuviesen penetrando en mi piel.
Concntrate en el fro, hasta que pares de temblar. Deja que l ocupe todo tu pensamiento, hasta que no quede espacio para nada ms, hasta que se transforme en tu compaero y amigo. No intentes controlarlo. No pienses en el sol o ser mucho peor, porque sabrs que hay otras cosas, como el calor, y de esta manera el fro sentir que no es deseado ni querido.
Mis msculos se contraan y se distendan para producir energa, y de esta manera conseguir mantener mi organismo vivo. Pero hice lo que Dos me mandaba, porque confiaba en l, en su calma, en su ternura, en su autoridad. Dej que las agujas penetrasen en mi piel, que mis msculos se debatiesen, que mis dientes castaeteasen, mientras repeta mentalmente: No luchis; el fro es nuestro amigo. Los msculos no obedecieron, y as permanecimos durante quince minutos, hasta que perdieron fuerza, dejaron de sacudir mi cuerpo y not una especie de letargo; intent sentarme, pero Mikhail me agarr y me mantuvo de pie mientras Dos hablaba conmigo. Sus palabras parecan venir de muy lejos, de algn lugar donde la estepa encuentra el cielo:
S bienvenido, nmada que cruza la estepa. S bienvenido al lugar donde siempre decimos que el cielo es azul, aunque est gris, porque sabemos el color que hay ms all de las nubes. S bienvenido a la regin del tengri S bienvenido a m, que estoy aqu para recibirte y honrarte por tu bsqueda.
Mikhail se sent en el suelo y me pidi que bebiese algo que en seguida me calent el cuerpo. Dos me ayud a vestirme, bajamos las dunas que hablaban entre s, montamos y volvimos al campamento improvisado. Justo antes de que empezasen a cocinar, ca en un sueo profundo.
sQu es eso? sTodava no ha amanecido?
Ha amanecido hace rato: es simplemente una tempestad de arena, no te preocupes. Ponte las gafas oscuras, protgete los ojos.
sDnde est Dos?
Ha regresado a Almaty. Me conmovi la ceremonia de ayer: en verdad, no tena que hacerlo. Para ti debi de ser una prdida de tiempo y la posibilidad de coger una neumona. Espero que entiendas que fue su manera de demostrarte que eres bienvenido. Coge el aceite.
He dormido ms de lo que debera.
Slo son dos horas a caballo. Llegaremos all antes de que el sol est en lo alto del cielo.
Tengo que darme un bao. Tengo que cambiarme de ropa.
Imposible: ests en medio de la estepa. Pon el aceite en la tartera, pero antes ofrceselo a la Seora; es el producto ms valioso despus de la sal.
sQu es tengri?
La palabra significa el culto del cielo, una especie de religin sin religin. Por aqu pasaron los budistas, los hinduistas, los catlicos, los musulmanes, las sectas, las creencias, las supersticiones. Los nmadas se convertan para evitar la represin, pero seguan y siguen profesando slo la idea de que la Divinidad est en todos los lugares, todo el tiempo. No se puede sacar de la naturaleza y ponerla en libros o entre cuatro paredes. Desde que pis esta tierra, me siento mejor, como si realmente necesitase este alimento. Gracias por dejarme venir contigo.
Gracias por haberme presentado a Dos. Ayer, mientras me consagraba, sent que es una persona especial.
Aprendi con su abuelo, que aprendi de su padre, y as sucesivamente. El estilo de vida de los nmadas y la ausencia de una lengua escrita hasta el final del siglo XIX desarrollaron la tradicin del akyn, la persona que deba acordarse de todo y transmitir las historias. Dos es un akyn.
Sin embargo, cuando digo aprender, espero que no entiendas acumular conocimiento. Las historias tampoco tienen que ver con fechas, nombres o hechos reales. Son leyendas de hroes y heronas, animales y batallas, smbolos de la esencia del hombre, no slo de sus hechos. No es la historia de vencedores o vencidos, sino de gente que camina por el mundo, contempla la estepa y se deja tocar por la energa del amor. Echa el aceite ms despacio o salpicar por todos lados.
Me sent bendecido.
Me gustara sentirme de la misma manera. Ayer fui a visitar a mi madre a Almaty; me pregunt si estaba bien, si ganaba dinero. Le ment, le dije que estaba muy bien, que presentaba un espectculo teatral de gran xito en Pars. Hoy vuelvo a mi pueblo, parece que me fui ayer y que durante todo el tiempo que he estado fuera no he hecho nada importante. Hablo con los mendigos, ando con las tribus, celebro las reuniones en el restaurante, sy cul es el resultado? Ninguno. No soy como Dos, que aprendi de su abuelo. Slo tengo a la presencia para que me gue, y a veces pienso que no son ms que alucinaciones: tal vez lo que tenga sean realmente ataques epilpticos, y nada ms.
Hace un minuto me estabas agradeciendo que hubieras venido conmigo, y ahora parece que eso te hace infeliz. Decide qu es lo que sientes.
Siento las dos cosas, no tengo que decidir; puedo navegar entre mis paradojas, entre mis contradicciones.
Quiero decirte algo, Mikhail. Tambin he navegado entre muchas paradojas desde que te conoc. Empec odindote, pas a aceptarte, y a medida que segua tus pasos, esa aceptacin se convirti en respeto. Todava eres joven, y lo que sientes es absolutamente normal: impotencia. No s a cuntas personas habr afectado tu trabajo hasta ahora, pero te puedo asegurar una cosa: has cambiado mi vida.
Tu inters era slo encontrar a tu mujer.
Sigue sindolo. Pero me ha hecho atravesar ms que las estepas de Kazajstn: he caminado por mi pasado, he visto dnde me equivoqu, he visto dnde par, he visto el momento en el que perd a Esther, el momento que los indios mexicanos llaman el acomodador. He vivido cosas que jams imagin que podra experimentar a mi edad. Todo porque t estabas a mi lado y me guiabas, aun sin ser consciente de ello. sSabes qu ms? Creo que oyes voces. Creo que tuviste visiones cuando eras nio. Siempre he credo en muchas cosas, y ahora creo ms todava.
No eres la misma persona que conoc.
No. Espero que Esther se ponga contenta.
sT ests contento?
Claro.
Entonces eso es suficiente. Vamos a comer. Esperaremos a que la tempestad amaine y seguiremos adelante.
Enfrentmonos a la tempestad.
Est bien, como quieras. La tempestad no es una seal, es simplemente la consecuencia de la destruccin del mar de Aral.
La furia del viento est disminuyendo y los caballos parecen andar ms rpido. Entramos por una especie de valle y el paisaje cambia completamente: el horizonte infinito ha sido sustituido por rocas altas y sin vegetacin. Miro hacia la derecha y veo un arbusto lleno de cintas atadas.
tFue aqu! Fue aqu donde viste
No. El mo fue destruido.
sEntonces eso qu es?
Un sitio en el que debe de haber sucedido algo muy importante.
Desmonta, abre la mochila, saca una navaja, corta un trozo de la manga de su camisa y la ata a una de las ramas. Sus ojos cambian, puede ser que la presencia est a su lado, pero no quiero preguntar nada.
Hago lo mismo. Pido proteccin, ayuda, tambin siento una presencia a mi lado: mi sueo, mi largo viaje de vuelta hasta la mujer que amo.
Volvemos a montar. l no me habla de su peticin, y yo tampoco le comento la ma. Cinco minutos despus, aparece una pequea aldea, con sus casas blancas. Un hombre nos espera. Se dirige a Mikhail y habla con l en ruso. Ambos discuten durante un momento y luego el hombre se va.
sQu quera?
Me pidi que fuese a su casa, a curar a su hija. Nina debi de decir que yo llegaba hoy, y la gente mayor todava se acuerda de las visiones.
l parece inseguro. No hay nadie ms a la vista, debe de ser hora de trabajo o de descanso. Cruzamos la calle principal, que parece conducir a una casa blanca, en medio de un jardn.
Recuerda lo que te dije esta maana, Mikhail. Puede ser que simplemente seas alguien con epilepsia, que se niega a aceptar la enfermedad y que ha dejado que su inconsciente creara toda una historia al respecto. Pero tambin puede ser que tengas una misin en la Tierra: ensearle a la gente a olvidar su historia personal, a ser ms abierta al amor como energa pura, divina.
No te entiendo. Durante todos estos meses, desde que nos conocimos, slo has hablado de este momento, de encontrar a Esther. Y de repente, desde esta maana, pareces ms preocupado por m que por cualquier otra cosa. sEl ritual de Dos de anoche no habr tenido algn efecto en ti?
Estoy seguro de que s.
Quera decir: Siento pavor. Quiero pensar en todo, menos en lo que va a suceder dentro de unos minutos. Hoy soy la persona ms generosa sobre la faz de la Tierra, porque estoy cerca de mi objetivo. Tengo miedo de lo que me espera, entonces, mi manera de reaccionar es procurar servir a los dems, demostrarle a Dios que soy una buena persona, que merezco la bendicin tan duramente perseguida.
Mikhail desmonta y me pide que haga lo mismo.
Voy hasta la casa de ese hombre cuya hija est enferma; cuidar de tu caballo mientras t hablas con ella.
Seala la pequea casa blanca en medio de los rboles.
All.
Intento mantener el control a toda costa.
sQu est haciendo ella?
Como he dicho antes, aprende a hacer alfombras y a cambio da clases de francs. Por cierto, son alfombras muy complicadas, aunque de apariencia simple, como la propia estepa: los colorantes son de plantas que hay que cortar en el momento preciso, o pierden sus cualidades. Luego, se extiende lana de oveja en el suelo, se mezcla con agua caliente, se hacen hilos mientras la lana est mojada, y despus de muchos das, cuando finalmente el sol lo seca todo, empieza el trabajo de tejer.
Los adornos finales los hacen nios; la mano de los adultos es muy grande para los pequeos y delicados bordados.
Hace una pausa y luego prosigue:
Y no me vengas con tonteras sobre el trabajo infantil: es una tradicin que hay que respetar.
sCmo est?
No lo s. No hablo con ella desde hace seis meses, ms o menos.
Mikhail, eso es otra seal: las alfombras.
sAlfombras?
sRecuerdas que ayer, cuando Dos me pidi un nombre, le cont la historia de un guerrero que vuelve a una isla en busca de su amada? La isla se llama taca, la mujer se llama Penlope. Desde que Ulises se fue a la guerra, sa qu se dedica Penlope? tA tejer! Como l tarda ms de lo que esperaba, todas la noches ella deshace su trabajo y vuelve a tejerlo a la maana siguiente.
Los hombres quieren casarse con ella, pero ella suea con el regreso de aquel que ama. Finalmente, cuando se cansa de esperar y decide que ser la ltima vez que har su vestido, Ulises llega.
Lo que pasa es que el nombre de esta ciudad no es taca. Y ella no se llama Penlope.
Mikhail no ha entendido la historia, no vale la pena explicarle que yo simplemente estaba poniendo un ejemplo. Le doy mi caballo y camino a pie los cien metros que me separan de la que un da fue mi mujer, se convirti en Zahir y ahora vuelve a ser la amada que todos los hombres suean con encontrar cuando vuelven de la guerra o del trabajo.
Estoy hecho un asco. Tengo la ropa y la cara llenas de arena, y el cuerpo cubierto de sudor, aunque la temperatura sea muy baja.
Pienso en mi aspecto, la cosa ms superficial del mundo, como si hubiese hecho este largo camino hasta mi taca personal slo para lucir ropa nueva. En estos cien metros que faltan, tengo que hacer un esfuerzo, pensar en todo lo importante que sucedi mientras ella so yo? estaba fuera.
sQu debo decir cuando nos veamos? He pensado muchas veces en eso, cosas del tipo he esperado mucho tiempo este momento, o he entendido que estaba equivocado, he venido hasta aqu para decirte que te amo, o tambin ests ms guapa que nunca.
Me decido por hola. Como si ella nunca se hubiese marchado. Como si slo hubiera pasado un da, y no dos aos, nueve meses, once das y once horas.
Ella tiene que entender que he cambiado, mientras caminaba por los mismos sitios en los que estuvo ella, y que yo nunca supe, o por los que nunca he sentido inters. Haba visto el trozo de tela ensangrentada en la mano de un mendigo, de jvenes y seores que acudan a un restaurante en Pars, de un pintor, de mi mdico, de un chico que deca tener visiones y or voces. Mientras segua su pista, conoc a la mujer con la que me haba casado, y redescubr el sentido de mi vida, que haba cambiado tanto, y ahora cambiaba otra vez.
Aunque casado desde hace tanto tiempo, nunca conoc bien a mi mujer: yo haba creado una historia de amor igual que las que vea en las pelculas, lea en los libros, en las revistas o vea en los programas de televisin. En mi historia, el amor era algo que creca, llegaba a un determinado tamao, y a partir de ah, era simplemente una cuestin de mantenerlo vivo como una planta, regndolo de vez en cuando, cortando las hojas secas. Amor era tambin sinnimo de ternura, de seguridad, de prestigio, de plenitud, de xito. Amor se traduca en sonrisas, en palabras como te amo o me encanta cuando llegas a casa.
Pero las cosas eran ms complicadas que lo que yo pensaba: a veces, amaba a Esther perdidamente antes de cruzar una calle, y cuando llegaba a la acera del otro lado, ya me senta prisionero, triste por haberme comprometido con alguien, loco por marcharme de nuevo en busca de aventura. Y pensaba ya no la amo. Y cuando el amor volva con la misma intensidad que antes, tena dudas y me deca a m mismo creo que estoy acostumbrado.
Posiblemente, Esther tena los mismos pensamientos, y podra decirse a s misma: Qu tontera, somos felices, podemos pasar el resto de la vida as. Despus de todo haba ledo las mismas historias, visto las mismas pelculas, seguido las mismas series de televisin, y aunque ninguno de ellos dijese que el amor era mucho ms que un final feliz, spor qu no ser ms tolerante consigo misma? Si repitiese todas las maanas que estaba contenta con su vida, con toda seguridad acabara no slo creyndolo, sino haciendo que todo el mundo a nuestro alrededor tambin lo creyese.
Pero pensaba de diferente manera. Reaccionaba de diferente manera. Intent ensearme, pero yo no fui capaz de ver; tuve que perderla para entender que el sabor de las cosas recuperadas es la miel ms dulce que podemos probar. Ahora yo estaba all, caminando por la calle de una pequea ciudad, dormida, fra, recorriendo otra vez un camino por ella. El primer hilo de la red y el ms importante que me ataba todas las historias de amor son iguales se rompi cuando fui atropellado por una moto.
En el hospital, el amor habl conmigo: Yo soy el todo y la nada. Soy como el viento, y no soy capaz de entrar donde las ventanas y las puertas estn cerradas.
Le respond al amor: tPero yo estoy abierto para ti!
Y l me dijo: El viento est hecho de aire. En tu casa hay aire, pero est todo cerrado. Los muebles se van a llenar de polvo, la humedad acabar destruyendo los cuadros y manchando las paredes. T seguirs respirando, conocers una parte de m, pero yo no soy una parte, yo soy el Todo, y eso t no lo vas a conocer nunca.
Vi los muebles llenos de polvo, los cuadros pudrindose a causa de la humedad, no tena otra alternativa ms que abrir las ventanas y las puertas. Al hacerlo, el viento lo barri todo. Yo quera guardar mis memorias, proteger lo que crea haber conseguido con tanto esfuerzo, pero todo haba desaparecido, yo estaba vaco como la estepa.
Una vez ms entenda por qu Esther haba decidido venirse aqu: vaco como la estepa.
Y como estaba vaco, el viento que entr trajo cosas nuevas, ruidos que no haba odo, gente con la que jams haba hablado. Volv a sentir el mismo entusiasmo de antes porque me haba liberado de mi historia personal, haba destruido al acomodador, haba descubierto que era un hombre capaz de bendecir a los dems de la misma manera que los nmadas y los hechiceros de la estepa bendecan a sus semejantes. Descubr que era mucho mejor y mucho ms capaz de lo que yo mismo pensaba; la edad slo disminuye el ritmo de aquellos que nunca han tenido el coraje de andar con sus propios pasos.
Un da, por culpa de una mujer, hice una larga peregrinacin para encontrarme con mi sueo. Muchos aos despus, esa misma mujer me obligaba a andar de nuevo, esta vez para encontrarme con el hombre que se haba perdido en el camino.
Ahora pienso en todo, menos en cosas importantes: canto mentalmente una cancin, me pregunto a m mismo por qu no hay coches aparcados, noto que el zapato me lastima y que el reloj de pulsera todava marca la hora europea. Todo eso porque la mujer, mi mujer, mi gua y el amor de mi vida, ahora est tan slo a unos pasos de distancia; cualquier asunto me ayuda a huir de la realidad que tanto he buscado pero a la que tengo miedo de enfrentarme.
Me siento en uno de los peldaos de la escalera de la casa, fumo un cigarrillo. Pienso en volver a Francia; ya he llegado a donde quera, spor qu seguir adelante?
Me levanto, las piernas me tiemblan. En vez de emprender el camino de vuelta, me sacudo lo mejor posible la arena de la ropa y de la cara, pongo la mano en el pomo de la puerta y entro.
Aunque sepa que tal vez haya perdido para siempre a la mujer que amo, tengo que esforzarme para vivir todas las gracias que Dios me ha concedido hoy. La gracia no puede ser economizada. No hay un banco donde pueda depositarla para utilizarla de nuevo cuando est en paz conmigo mismo. Si no disfruto de estas bendiciones, las perder irremediablemente.
Dios sabe que somos artistas de la vida. Un da nos da un martillo para esculpir, otro da pinceles y tinta para pintar un cuadro, o papel y lpiz para escribir. Pero nunca ser capaz de usar martillos en telas, ni pinceles en esculturas. As que, a pesar de ser difcil, tengo que aceptar las pequeas bendiciones de hoy, que me parecen maldiciones porque sufro y el da es bonito, el sol brilla, los nios cantan en la calle. Slo as conseguir salir de mi dolor y reconstruir mi vida.
El sitio estaba inundado de luz. Ella levant los ojos cuando entr, sonri, y sigui leyendo Tiempo de romper, tiempo de coser para las mujeres y los nios que estaban sentados en el suelo, con telas de colores a su alrededor. Cada vez que Esther haca una pausa, ellos repetan el texto sin levantar los ojos del trabajo.
Sent un nudo en la garganta, me control para no llorar, y a partir de ah ya no sent nada ms. Simplemente me qued mirando aquella escena, escuchando mis palabras en sus labios, rodeado de colores, de luz, de gente totalmente concentrada en lo que estaba haciendo.
Y, despus de todo, como dice un sabio persa, el amor es una enfermedad de la cual nadie quiere librarse. El que ha sido atacado por ella no intenta restablecerse, y quien sufre no desea ser curado.
Esther cerr el libro. Ellos levantaron los ojos y me vieron.
Voy a pasear con el amigo que acaba de llegar le dijo al grupo. La clase de hoy ha acabado.
Todos rieron y me saludaron. Ella vino hasta m, me bes en la cara, me cogi por el brazo y salimos.
Hola dije.
Te estaba esperando me respondi ella. La abrac, apoy la cabeza en su hombro y empec a llorar. Ella acariciaba mi pelo y, por la manera de tocarme, yo iba comprendiendo lo que no quera comprender, aceptando lo que no quera aceptar.
He esperado de muchas maneras dijo ella, al ver que las lgrimas iban disminuyendo. Como la mujer desesperada que sabe que su marido jams comprendi sus pasos y que nunca vendr hasta aqu, por lo que tendr que coger un avin y volver, para marcharse otra vez en la prxima crisis, y volver, y marcharse, y volver
El viento haba disminuido de intensidad, los rboles escuchaban lo que ella me deca.
Esper como Penlope esperaba a Ulises, como Romeo esperaba a Julieta, como Beatriz esperaba a Dante para que la rescatase. El vaco de la estepa estaba lleno de tus recuerdos, de los momentos que pasamos juntos, de los pases que hemos visitado, de nuestras alegras, de nuestras peleas. Entonces, mir hacia atrs, hacia el camino que mis pasos haban dejado, y no te vi.
Sufr mucho. Entend que haba hecho un camino sin retorno, y cuando reaccionamos as, slo podemos seguir adelante. Fui a ver al nmada que haba conocido, le ped que me ensease a olvidar mi historia personal, que me abriese al amor que est presente en todos los lugares. Empec a aprender la tradicin tengri con l. Un da, mir hacia un lado y vi este amor reflejado en un par de ojos: un pintor llamado Dos.
Yo no dije nada.
Estaba muy dolida, no poda creer que fuese posible volver a amar otra vez. l no me dijo mucho, slo me ense a hablar ruso, y me contaba que en las estepas siempre usan la palabra azul para describir el cielo, aunque est gris, porque saben que encima de las nubes sigue siendo azul. Me cogi de la mano y me ayud a atravesar las nubes. Me ense a amar antes de amarlo. Me demostr que mi corazn estaba a mi servicio y al servicio de Dios, y no al servicio de los dems.
Dijo que mi pasado me acompaara siempre, pero que cuanto ms me liberase de los hechos y me concentrase slo en las emociones, entendera que en el presente hay siempre un espacio tan grande como la estepa para llenarlo con ms amor y ms alegra de vivir.
Finalmente, me explic que el sufrimiento nace cuando esperamos que los dems nos amen de la manera que imaginamos y no de la manera con la que el amor debe manifestarse: libre, sin control, guindonos con su fuerza, impidindonos parar.
Retir la cabeza de su hombro y la mir.
sY t lo amas?
Lo am.
sSigues amndolo?
sCrees que sera posible? sCrees que, si amara a otro hombre, al saber que ibas a llegar, todava estara aqu?
Creo que no. Creo que has pasado la maana esperando a que la puerta se abriese.
Entonces, spor qu me haces esas preguntas tan tontas?
Por inseguridad, pens. Pero era genial que hubiera intentado encontrar de nuevo el amor.
Estoy embarazada.
Fue como si el mundo se desplomase sobre mi cabeza, pero dur slo un segundo.
sDos?
No. Alguien que vino y se march.
Re, aunque tuviese el corazn encogido.
Al fin y al cabo, no hay mucho que hacer en este fin del mundo coment.
No es el fin del mundo respondi Esther, riendo tambin.
Pero tal vez sea el momento de volver a Pars. Me han llamado de tu trabajo para preguntar si saba dnde podan encontrarte. Queran que hicieses un reportaje acompaando a una patrulla de la OTAN por Afganistn. Tienes que responder que no puedes.
sPor qu no puedo?
tEsts embarazada! sQuieres que el beb empiece a recibir desde tan pronto las energas negativas de una guerra?
sEl beb? sCrees que me va a impedir trabajar? Y adems, spor qu ests preocupado? tNo es problema tuyo!
sNo? sNo fue gracias a m que viniste a parar aqu? sO te parece poco?
Ella sac del bolsillo de su vestido blanco un trozo de tela manchada de sangre y me lo dio con los ojos llenos de lgrimas.
Es para ti. Echaba de menos nuestras peleas.
Y despus de una pausa:
Pdele a Mikhail que consiga otro caballo.
Me levant, la agarr por los hombros y la bendije, de la misma manera que haba sido bendecido yo.
FIN DE 'EL ZAHIR'
Escrib El Zahir mientras haca mi propia peregrinacin por este mundo, entre enero y junio de 2004. Partes del libro fueron escritas en Pars, St. Martin (Francia), Madrid, Barcelona, msterdam (Holanda), en una carretera (Blgica), Almaty y en la estepa (Kazajstn).
Quiero agradecerles a mis editores franceses, Anne y Alain Carrire, que se hayan encargado de conseguir toda la informacin respecto a las leyes francesas citadas a lo largo del libro.
Le por primera vez la mencin al Banco de Favores en La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe. El libro que Esther ley, y que cuenta la historia de Fritz y Hans en Tokio, es Ishmael, de Daniel Quinn. El mstico que cita Marie, al referirse a la importancia de mantenernos atentos, es Kenan Rifai. La mayora de los dilogos de la tribu en Pars me fueron relatados por jvenes que forman parte de grupos semejantes. Algunos de ellos colgaron sus textos en internet, pero es imposible distinguir la autora.
Los versos que el personaje principal aprendi en su infancia y vuelve a recordar cuando est en el hospital (Cuando la indeseada de las gentes llegue) forman parte del poema Consoada, del brasileo Manuel Bandeira. Algunos de los comentarios de Marie, despus de la escena en la que el personaje principal va a recibir a la estacin de tren al actor, nacieron de una conversacin con Agneta Sjodin, actriz sueca. El concepto de olvidar la historia personal, aunque forma parte de muchas tradiciones iniciticas, est bien desarrollado en el libro Viaje a Ixtln, de Carlos Castaeda. La Ley de Jante fue desarrollada por el escritor dans Aksel Sandemose en la novela Un refugiado sobre sus lmites.
Dos personas que me honran mucho con su amistad, Dmitry Voskoboynikov y Evgenia Dotsuk, me facilitaron todos los pasos necesarios para visitar Kazajstn.
En Almaty pude conocer a Imangali Tasmagambetov, autor del libro The Centaurs of the Great Steppe y gran conocedor de la cultura local, que me dio una serie de datos importantes sobre la situacin poltica y cultural de Kazajstn, en el pasado y en la actualidad. Tambin le estoy agradecido al presidente de la repblica, Nursultan Nazarbaev, por la excelente acogida, y aprovecho para felicitarlo por no haber dado continuidad a las pruebas nucleares en su pas, aunque tuviese toda la tecnologa necesaria para hacerlo, y haber optado por eliminar todo su arsenal atmico.
Finalmente, les debo mucho de mi mgica experiencia en la estepa a tres personas que me acompaaron y que tuvieron mucha paciencia: Kaisar Alimkulov, Dos (Dosbol Kasymov), un pintor de gran talento en el cual me inspir para el personaje del mismo nombre, que aparece al final del libro, y Marie Nimirovskaya, al principio slo mi intrprete y poco tiempo despus, mi amiga.
Tambor brasileo de origen africano. (N. de la t.)
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