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DOCUMENTE SIMILARE |
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La dama duende Pedro Caldern de la Barca
PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA
DON MANUEL. DOÑA NGELA.
COSME, gracioso. ISABEL, criada.
DON JUAN. DOÑA BEATRIZ.
RODRIGO, criado. CLARA, criada.
DON LUIS. Criados.
Jornada I
Salen DON MANUEL y COSME de camino.
DON MANUEL - Por un hora no llegamos
a tiempo de ver las fiestas
con que Madrid generosa
hoy el bautismo celebra
del Infante Baltasar. 5
COSME - Como esas cosas se aciertan
o se yerran por un hora,
Y puesto que hemos perdido
por un hora tan gran fiesta,
no por un hora perdamos
la posada; que si llega 40
tarde Abindarrez, es ley
que haya de quedarse fuera;
y estoy rabiando por ver
este amigo que te espera,
como si fueras galn 45
al uso, con cama y mesa,
sin saber cmo o por dnde
tan grande dicha nos venga;
pues sin ser los dos torneos,
hoy a los dos nos sustenta. 50
DON MANUEL - Don Juan de Toledo es, Cosme,
el hombre que ms profesa
mi amistad, siendo los dos
envidia, ya que no afrenta,
de cuantos la Antiguedad 55
por tantos siglos celebra.
Los dos estudiamos juntos,
y pasando de las letras
a las armas, los dos fuimos
camaradas en la guerra; 60
fue mi alfrez, y despus, 65
sacando de una refriega
una penetrante herida,
le cur en mi cama mesma;
la vida, despus de Dios,
me debe; dejo las deudas 70
de menores intereses,
que entre nobles es bajeza
referirlas, que en haciendo
el beneficio, es discreta
accin olvidarse dl;
que no lo hace el que recuerda. 80
En fin, don Juan, obligado
de amistades y finezas,
viendo que su Majestad
con este gobierno premia
mis servicios, y que vengo 85
de paso a la Corte, intenta
hoy hospedarme en su casa,
por pagarme con las mesmas;
y aunque a Burgos me escribi
de casa y calle las seÑas, 90
no quise andar preguntando
a caballo dnde era,
y as dej en la posada
las mulas y las maletas.
Yendo hacia donde me dice, 95
vi las galas y libreas,
e informado de la causa,
quise, aunque de paso, verlas:
llegamos tarde en efeto,
porque
(Salen DOÑA NGELA y ISABEL en corto tapadas.)
DOÑA NGELA - Si como lo muestra 100
el traje, sois caballero
de obligaciones y prendas,
amparad a una mujer
que a valerse de vs llega;
honor y vida me importa, 105
que aquel hidalgo no sepa
quin soy, y que no me siga.
Estorbad por vida vuestra
a una mujer principal
una desdicha, una afrenta, 110
que podr ser que algn da
¡Adis, adis, que voy muerta!
(Vase.)
COSME - ¿Es dama o es torbellino?
DON MANUEL - ¡Hay tal suceso!
COSME - ¿Qu piensas hacer?
DON MANUEL - ¿Eso preguntas? 115
¿Cmo puede mi nobleza
excusarse de excusar
una desdicha, una afrenta?
Que segn muestra, sin duda
es su marido.
COSME - Y ¿qu intentas? 120
DON MANUEL - Detenerle con alguna
industria, mas si con ella
no puedo, ser forzoso
el valerme de la fuerza,
sin que l entienda la causa. 125
COSME - Si industria buscas, espera,
que a m se me ofrece una:
esta carta, que encomienda
es de un amigo, me valga.
(Sale DON LUIS y RODRIGO, su criado.)
DON LUIS - Yo tengo que conocerla, 130
no ms de por el cuidado
con que de m se recela.
RODRIGO - Sguela y sabrs quin es.
(Llega COSME, y retrase DON MANUEL.)
COSME - SeÑor, aunque con verguenza
llego, vuesarced me haga 135
tan gran merced, que me lea
lo que es esta carta dice.
DON LUIS - No voy ahora con flema.
COSME - (Detinele.)
Pues si flema solo os falta,
yo tengo cantidad della, 140
y podr partir con vs.
DON LUIS - Apartad.
DON MANUEL - ¡Oh qu derecha
es la calle!; an no se pierden
de vista.
COSME - Por vida vuestra.
DON LUIS - Vive Dios que sois pesado, 145
y os romper la cabeza
si mucho me hacis.
COSME - Por eso
os har poco.
DON LUIS - Paciencia
me falta para sufriros:
apartad de aqu.
(Rempjale.)
DON MANUEL - Ya es fuerza 150
llegar: acabe el valor
lo que empez la cautela.
(Llega.)
Caballero, este crïado
es mo, y no s qu pueda
haberos hoy ofendido, 155
para que de esa manera
le atropellis.
DON LUIS - No respondo
a la duda o a la queja,
porque nunca satisfice
a nadie. Adis.
DON MANUEL - Si tuviera 160
necesidad mi valor
de satisfaciones, crea
vuestra arrogancia de m,
que no me fuera sin ella.
Preguntar en qu os ofende, 165
En qu os agravia o molesta
merece ms cortesa,
y pues la Corte la enseÑa,
no la pongis en mal nombre,
aunque un forastero venga
a enseÑarla a los que tienen 170
obligacin de saberla.
DON LUIS - Quien pensare que no puedo
enseÑarla yo
DON MANUEL - La lengua
suspended, y hable el acero.
(Sacan las espadas.)
DON LUIS - Decs bien.
COSME - ¡Oh, quin tuviera 175
gana de reÑir!
RODRIGO - Sacad
la espada vs.
COSME - Es doncella,
y sin promesa de boda
no puedo sacarla.
(Sale DOÑA BEATRIZ, teniendo a DON JUAN, y CLARA, criada, y gente.)
DON JUAN - Suelta
Beatriz.
DOÑA BEATRIZ - No has de ir.
DON JUAN - Mira que es 180
con mi hermano la pendencia.
DOÑA BEATRIZ - ¡Ay de m, triste!
DON JUAN - A tu lado
estoy.
DON LUIS - Don Juan, tente, espera,
que ms que a darme valor,
a hacerme cobarde llegas. 185
Caballero forastero,
quien no excus la pendencia
solo, estando acompaÑado
bien se ve, que no la deja
por cobarde. Idos con Dios, 190
que no sabe mi nobleza
reÑir mal, y ms con quien
tanto bro y valor muestra.
Idos con Dios.
DON MANUEL - Yo os estimo
bizarra y gentileza; 195
pero si de m por dicha
algn escrpulo os queda,
me hallaris donde quisiereis.
DON LUIS - Norabuena.
DON MANUEL - Norabuena.
DON JUAN - ¡Qu es lo que miro y escucho! 200
¡Don Manuel!
DON MANUEL - ¡Don Juan!
DON JUAN - Suspensa
el alma no determina
qu hacer, cuando uno se encuentra
un hermano y un amigo
(que es lo mismo) en diferencia 205
tal, y hasta saber la causa
dudar.
DON LUIS - La causa es esta:
Defender a ese crïado
este caballero intenta,
que necio me ocasion 210
a hablarle mal; todo cesa
con esto.
DON JUAN - Pues siendo as,
corts me dars licencia
para que llegue a abrazarle
el noble husped que espera 215
nuestra casa, es el seÑor
don Manuel. Hermano, llega,
que dos que han reÑido iguales
desde aquel instante quedan
ms amigos, pues ya hicieron 220
de su valor experiencia.
Dadme los brazos.
DON MANUEL - Primero
que a vs os los d, me lleva
el valor que he visto en l,
a que al servicio me ofrezca 225
del seÑor don Luis.
DON LUIS - Yo soy
vuestro amigo, y ya me pesa
de no haberos conocido
pues vuestro valor pudiera
haberme informado.
DON MANUEL - El vuestro 230
escarmentado me deja:
una herida en esta mano
[he sacado].
DON LUIS - Ms quisiera
tenerla mil veces yo.
COSME - ¡Qu cortesana pendencia! 235
DON JUAN - ¿Herida? Ven a curaros.
t, don Luis, aqu te queda
hasta que tome su coche
doÑa Beatriz, que me espera,
y desta descortesa 240
me disculpars con ella.
Venid, seÑor, a mi casa,
mejor dijera a la vuestra,
donde os curis.
DON MANUEL - Que no es nada.
DON JUAN - Venid presto.
DON MANUEL - (Aparte.)
¡Qu tristeza 245
me ha dado, que me reciba
con sangre Madrid!
DON LUIS - (Aparte.)
¡Qu pena
tengo de no haber podido
saber qu dama era aquella!
COSME - Qu bien merecido tiene, 250
mi amo, lo que se lleva,
porque no se meta a ser
don Quijote de la legua.
(Vanse los tres, y llega DON LUIS a DOÑA BEATRIZ, que est aparte.)
DON LUIS - Ya la tormenta pas;
otra vez, seÑora, vuelva 255
a restituir las flores
que agora marchita y seca
de vuestra hermosura el hielo
de un desmayo.
DOÑA BEATRIZ - ¿Dnde queda
don Juan?
DON LUIS - Que le perdonis 260
os pide, porque le llevan
forzosas obligaciones,
y el cuidar con diligencia
de la salud de un amigo
que va herido.
DOÑA BEATRIZ - ¡Ay de m! ¡Muerta 265
estoy! ¿Es don Juan?
DON LUIS - SeÑora
no es don Juan, que no estuviera
estando herido mi hermano,
yo con tan grande paciencia;
no os asustis, que no es justo 270
que sin que l la herida tenga,
tengamos entre los dos,
yo el dolor, y vs la pena;
digo dolor, el de veros,
tan postrada, tan sujeta 275
a un pesar imaginado,
que hiere con mayor fuerza.
DOÑA BEATRIZ - SeÑor don Luis, ya sabis
que estimo vuestras finezas,
supuesto que lo merecen 280
por amorosas y vuestras;
pero no puedo pagarlas,
que eso han de hacer las estrellas 285
si lo que menos se halla
es hoy lo que ms se precia
en la Corte, agradeced
el desengaÑo, si quiera,
por ser cosa que se halla 290
con dificultad en ella,
quedad con Dios.
(Vase con su criada.)
DON LUIS - Id con Dios.
No hay accin que me suceda
bien, Rodrigo: si una dama
veo airosa y conocerla 295
solicito, me detienen
un necio y una pendencia,
que no s cul es peor;
si riÑo y mi hermano llega,
es mi enemigo su amigo; 300
si por disculpa me deja
de una dama, es una dama
que mil pesares me cuesta.
De suerte, que una tapada
me huye, un necio me atormenta, 305
un forastero me mata
y un hermano me le lleva
a ser mi husped a casa,
y otra dama me desprecia:
¡de malanda mi fortuna! 310
RODRIGO - Que de todas esas penas
que s la que sientes ms.
DON LUIS - No sabes.
RODRIGO - Que la que llegas
a sentir ms son los celos
de tu hermano y Beatriz bella. 315
DON LUIS - EngÑaste.
RODRIGO - Pues, ¿cul es?
DON LUIS - Si tengo de hablar de veras
(de ti solo me fïara)
lo que ms siento es que sea
mi hermano tan poco atento, 320
que llevar a casa quiera
un hombre mozo, teniendo,
Rodrigo, una hermana en ella,
viuda y moza y como sabes,
tan de secreto, que apenas 325
sabe el sol que vive en casa,
que Beatriz, prime della
solamente la visita.
RODRIGO - Ya s que su esposo era
administrador en puertos 330
de mar de unas reales rentas,
y qued debiendo al rey
grande cantidad de hacienda;
y ella a la Corte se vino
de secreto, donde intenta 335
escondida y retirada
componer mejor sus deudas;
y esto disculpa a tu hermano,
pues si mejor consideras
que su estado no le da 340
ni permiso, ni licencia
de que nadie la visite,
y que aunque su husped sea
DON MANUEL , no ha de saber,
que en casa, seÑor, se encierra 345
tal mujer: ¿qu inconveniente
hay en admitirle en ella?;
y ms habiendo tenido
tal recato y advertencia,
que para su cuarto ha dado 350
por otra calle la puerta,
y la que sala a la casa,
por desmentir la sospecha
de que el cuidado la haba
cerrado, o porque pudiera 355
con facilidad abrirse
otra vez, fabric en ella
una alacena de vidrios
labrada de tal manera,
que parece que jams 360
en tal parte ha habido puerta.
DON LUIS - ¿Ves con lo que me aseguras?
Pues con eso mismo intentas
darme muerte, pues ya dices
que no ha puesto por defensa 365
de su honor ms que unos vidrios,
que al primer golpe se quiebran.
(Vanse y salen DOÑA NGELA y ISABEL.)
DOÑA NGELA - Vulveme a dar Isabel
esas tocas, ¡pena esquiva!,
vuelve a amortajarme viva, 370
ya que mi suerte cruel
lo quiere as.
ISABEL - Toma presto,
porque si tu hermano viene,
y alguna sospecha tiene
no la confirme con esto, 375
de hallarte desta manera,
que hoy en Palacio te vio.
DOÑA NGELA - Vlgame el cielo, que yo
entre dos paredes muera,
donde apenas el sol sabe 380
quin soy, pues la pena ma
en el trmino del da
ni se contiene, ni cabe; 385
donde en efeto encerrada,
sin libertad he vivido,
porque enviud de un marido, 390
con dos hermanos casada;
y luego delito sea
sin que toque en liviandad,
depuesta la autoridad,
ir donde tapada vea 395
una fiesta en quien la fama,
para su aplauso inmortal,
con acentos de metal
a voces de bronce llama.
¡Suerte injusta! ¡Dura estrella! 400
ISABEL - SeÑora, no tiene duda,
de que mirndote viuda,
tan moza, bizarra y bella,
tus hermanos cuidadosos
te celen, porque este estado 405
es el ms ocasionado
a delitos amorosos;
y ms en la Corte hoy,
donde se han dado en usar
unas viuditas de azahar, 410
que al cielo mil gracias doy
cuando en las calles las veo
tan honestas, tan fruncidas,
tan beatas y aturdidas,
y en quedndose en manteo 415
es el mirarlas contento,
pues sin toca y devocin,
saltan ms a cualquier son,
que una pelota de viento;
y este discurso dejado 420
para otro tiempo, seÑora,
¿cmo no habemos agora
en el forastero hablado,
a quien tu honor encargaste,
y tu galn hoy hiciste? 425
DOÑA NGELA - Parece que me leste
el alma en eso que hablaste.
Cuidadosa me ha tenido,
no por l, sino por m,
porque despus cuando o 430
de las cuchilladas ruido,
me puse, mas son quimeras,
Isabel a imaginar,
que l haba de tomar
mi disgusto tan deveras, 435
que haba de sacar la espada
en mi defensa: yo fui
necia en empeÑarle as;
mas una mujer turbada,
¿qu mira o qu considera? 440
ISABEL - Yo no s si lo estorb,
mas s, que no nos sigui
tu hermano ms.
DOÑA NGELA - Oye, espera.
(Sale DON LUIS.)
DON LUIS - ngela.
DOÑA NGELA - Hermano y seÑor,
turbado y confuso vienes: 445
¿qu ha sucedido?, ¿qu tienes?
DON LUIS - Harto tengo, tengo honor.
DOÑA NGELA - (Aparte.)
¡Ay de m!, sin duda es,
que don Luis me conoci.
DON LUIS - Y as siento mucho yo, 450
que se estime en poco.
DOÑA NGELA - Pues,
¿has tenido algn disgusto?
DON LUIS - Lo peor es, cuando vengo
a verte, el disgusto tengo
que tuve, ngela.
ISABEL - ¿Otro susto? 455
DOÑA NGELA - Pues yo, ¿en qu te puedo dar,
hermano, disgusto? Advierte.
DON LUIS - T eres la causa, y el verte.
DOÑA NGELA - ¡Ay de m!
DON LUIS - ngela, estimar
tan poco de nuestro hermano 460
DOÑA NGELA - Eso s.
DON LUIS - Pues cuando vienes
con los disgustos que tienes,
cuidados te d: no en vano
el enojo que tena
con el husped me pag, 465
pues sin conocerle yo,
hoy le he herido en profeca.
DOÑA NGELA - ¿Pues cmo fue?
DON LUIS - Entr en la plaza
de Palacio, hermana, a pie
hasta el palenque, porque 470
toda la desembaraza
de coches y caballeros
la guarda; a un corro me fui
de amigos, adonde vi,
que alegres y lisonjeros 475
los tena una tapada,
a quien todos celebraron
lo que dijo, y alabaron
de entendida y sazonada.
Desde el punto que llegu 480
otra palabra no habl,
tanto, que a alguno oblig
a preguntarla por qu,
porque yo llegaba, haba
con tanto extremo callado. 485
Todo me puso en cuidado;
mir si la conoca
y no pude, porque ella
lo puso ms en taparse,
en esconderse y guardarse. 490
Viendo que no pude verla,
seguirla determin:
ella siempre atrs volva,
a ver si yo la segua,
cuyo gran cuidado fue 495
espuela de mi cuidado.
Yendo desta suerte pues,
lleg un hidalgo, que es
de nuestro husped crïado,
a decir que le leyese 500
una carta; respond
que iba de priesa, y cre
que detenerme quisiese
con este intento, porque
la mujer le habl al pasar; 505
y tanto dio en porfiar,
que le dije no se qu.
Lleg en aquella ocasin
en defensa del crïado
nuestro husped, muy soldado: 510
sacamos, en conclusin,
las espadas. Todo es esto,
pero ms pudiera ser.
DOÑA NGELA - ¡Miren la mala mujer
en qu ocasin te haba puesto! 515
Que hay mujeres tramoyeras.
Pondr que no conoca
quin eras, y que lo haca
solo porque la siguieras.
Por eso estoy harta yo 520
de decir, si bien te acuerdas,
que mires, que no te pierdas
por mujercillas que no
saben ms que aventurar
los hombres.
DON LUIS - ¿En qu has pasado 525
la tarde?
DOÑA NGELA - En casa me he estado
entretenida en llorar.
DON LUIS - ¿Hate nuestro hermano visto?
DOÑA NGELA - Desde esta maÑana no
ha entrado aqu.
DON LUIS - ¡Qu mal yo 530
estos descuidos resisto!
DOÑA NGELA - Pues deja los sentimientos,
que al fin sufrirle es mejor,
que es nuestro hermano mayor,
y nos da los alimentos. 535
DON LUIS - Si t ests tan consolada,
yo tambin; que yo por ti
lo senta, y porque as
veas no drseme nada,
a verle voy, y aun con l 540
har una galantera.
(Vase.)
ISABEL - ¿Qu dirs, seÑora ma,
despus del susto cruel,
de lo que en casa nos pasa?
Pues el que hoy ha defendido 545
tu vida, husped y herido,
le tienes dentro de casa.
DOÑA NGELA - Yo, Isabel, lo sospech
cuando de mi hermano o
la pendencia, y cuando vi, 550
que el herido el husped fue;
pero an bien no lo he credo,
porque cosa extraÑa fuera
que un hombre a Madrid viniera,
y hallase, recin venido, 555
una dama que rogase
que su vida defendiese;
un hermano que le hiriese,
y otro que le aposentase.
Fuera notable suceso, 560
y aunque todo puede ser,
no lo tengo de creer
sin verlo.
ISABEL - Y si para eso
te dispones, yo bien s
por dnde verle podrs, 565
y aun ms que verle.
DOÑA NGELA - T ests
loca: ¿cmo, si se ve
de mi cuarto tan distante
el suyo?
ISABEL - Parte hay por donde
este cuarto corresponde 570
al otro: esto no te espante.
DOÑA NGELA - No porque verlo deseo,
sino solo por saber,
dime, ¿cmo puede ser?,
que lo escucho y no lo creo. 575
ISABEL - ¿No has odo que labr
en la puerta una alacena
tu hermano?
DOÑA NGELA - Ya lo que ordena
tu ingenio he entendido yo:
dirs que, pues es de tabla, 580
algn agujero hagamos
por donde al husped veamos.
ISABEL - Ms que eso mi ingenio entabla.
DOÑA NGELA - Di.
ISABEL - Por cerrar y encubrir 585
la puesta que se tena
y que a este jardn sala,
y poder volverla a abrir,
hizo tu hermano poner
porttil una alacena;
esta, aunque de vidrios llena, 590
se puede muy bien mover.
Yo lo s bien porque cuando
la alacena aderec
la escalera la arrim,
y ella se fue desclavando 595
poco a poco, de manera,
que todo junto cay
y dimos en tierra yo,
alacena y escalera,
de suerte, que en falso agora 600
la tal alacena est,
y apartndose podr
cualquiera pasar, seÑora.
DOÑA NGELA - Esto no es determinar,
sino prevenir primero: 605
ves aqu, Isabel, que quiero
a esotro cuarto pasar;
he quitado la alacena;
por all, ¿no se podr
quitar tambin?
ISABEL - Claro est, 610
y para hacerla ms buena,
en falso se han de poner
dos clavos, para advertir,
que solo la sepa abrir
el que lo llega a saber. 615
DOÑA NGELA - Al crïado que viniere
por luz y por ropa, di
que vuelva a avisarte a ti,
si a caso el husped saliere
de casa, que segn creo, 620
no le obligar la herida
a hacer cama.
ISABEL - Y, por tu vida,
¿irs?
DOÑA NGELA - Un necio deseo
tengo de saber si es l
el que mi vida guard, 625
porque si le cuesto yo
sangre y cuidado, Isabel,
es bien mirar por su herida,
si es que segura de miedo
de ser conocida, puedo 630
ser con l agradecida.
Vamos, que tengo de ver
la alacena, y si pasar
puedo al cuarto, he de cuidar,
sin que l lo llegue a entender, 635
desde aqu de su regalo.
ISABEL - Notable cuento ser,
mas, ¿si lo cuenta?
DOÑA NGELA - No har;
que hombre cuyo esfuerzo igualo
a su gala y discrecin, 640
puesto que de todo ha hecho
noble experiencia en mi pecho
en la primera ocasin,
de valiente, en lo restado,
de galn, en lo lucido, 645
en el modo de entendido,
no me ha de causar cuidado,
que diga suceso igual;
que fuera notable mengua
que echara una mala lengua 650
tan buenas partes a mal.
(Vanse. Salen DON JUAN, DON MANUEL y un criado con luz.)
DON JUAN - Acostaos por vida ma.
DON MANUEL - Es tan poca la herida,
que antes don Juan sospecho,
que parece melindre el haber hecho 655
caso ninguno della.
DON JUAN -Harta ventura ha sido de mi estrella,
que no me consolara
jams, si este contento me costara
el pesar de teneros 660
en mi casa indispuesto, y el de veros
herido por la mano
(si bien no ha sido culpa) de mi hermano.
DON MANUEL - l es buen caballero,
y me tiene envidioso de su acero, 665
de su estilo admirado,
y he de ser muy su amigo y su crïado.
(Sale DON LUIS y un criado con un azafate cubierto, y en l un aderezo de espada.)
DON LUIS - Yo, seÑor, lo soy vuestro,
como en la pena que recibo muestro,
ofrecindoos mi vida; 670
y porque el instrumento de la herida
en mi poder no quede,
pues ya agradarme ni servirme puede,
bien como aquel crïado
que a su seÑor algn disgusto ha dado, 675
hoy de m le despido;
esta es, seÑor, la espada que os ha herido;
a vuestras plantas viene
a pediros perdn, si culpa tiene:
tome vuestra querella 680
con ella en m venganza, de m y della.
DON MANUEL - Sois valiente y discreto,
en todo me vencis; la espada acepto,
porque siempre a mi lado
me enseÑe a ser valiente; confïado 685
desde hoy vivir procuro,
porque, ¿de quin no vivir seguro
quien vuestro acero ciÑe generoso?;
que l solo me tuviera temeroso.
DON JUAN - Pues don Luis me ha enseÑado 690
a lo que estoy por husped obligado,
otro regalo quiero
que recibis de m.
DON MANUEL - Qu tarde espero
pagar tantos favores;
los dos os compets en darme honores. 695
(Sale COSME cargado de maletas y cojines.)
COSME - Docientos mil demonios
de su furia infernal den testimonios,
volvindose inclementes
docientas mil serpientes,
que asindome de un vuelo, 700
den conmigo de patas en el cielo,
del mandato oprimidos
de Dios, por justos juicios compelidos;
si vivir no quisiera sin injurias,
en Galicia o Asturias, 705
antes que en esta Corte.
DON MANUEL - Reporta.
COSME - El reportorio se reporte.
DON JUAN - ¿Qu dices?
COSME - Lo que digo:
que es traidor quien da paso a su enemigo.
DON LUIS - ¿Qu enemigo? Detente. 710
COSME - El agua de una fuente y otra fuente.
DON MANUEL - ¿De aqueso te inquietas?
COSME - Vena de cojines y maletas
por la calle cargado,
y en una zanja de una fuente he dado, 715
y as lo traigo todo,
como dice el refrn, puesto de lodo.
¿Quin esto en casa mete?
DON MANUEL - Vete de aqu, que ests borracho, vete.
COSME - Si borracho estuviera, 720
menos mi enojo con el agua fuera:
cuando en un libro leo de mil fuentes,
que vuelven varias cosas sus corrientes,
no me espanto, si aqu ver determino,
que nace el agua a convertirse en vino. 725
DON MANUEL - Si l empieza, en un aÑo
no acabar.
DON JUAN - l tiene humor extraÑo.
DON LUIS - Solo de ti querra
saber, si sabes leer (como este da
en el libro citado 730
muestras), ¿por qu pediste tan pesado,
que una carta te leyese?; ¿qu te apartas?
COSME - Porque s leer en libros y no en cartas.
DON LUIS - Est bien respondido.
DON MANUEL - Que no hagis caso dl por Dios os pido:735
ya le iris conociendo,
y sabris que es burln.
COSME - Hacer pretendo
de mis burlas alarde;
para alguna os convido.
DON MANUEL - Pues no es tarde,
porque me importa, hoy quiero 740
hacer una visita.
DON JUAN - Yo os espero
para cenar.
DON MANUEL - T, Cosme, esas maletas
abre, y saca la ropa, no las metas
hasta limpiarlas harto.
DON JUAN - Si quisieres cerrar, esta es del cuarto
la llave; que aunque tengo 745
llave maestra, por si a caso vengo
tarde, ms que las dos otra no tiene;
ni otra puerta tampoco, as conviene;
y en el cuarto la deja, y cada da
vendrn a aderezarle.
(Vanse y queda COSME.)
COSME - Hacienda ma, 750
ven ac que yo quiero
visitarte primero,
porque ver determino
cunto habemos sisado en el camino;
que como en las posadas 755
no se hilan las cuentas tan delgadas
hay mayor aparejo del provecho,
para meter la mano, no en mi pecho, 760
sino en la bolsa ajena.
(Abre una maleta y saca un bolsn.)
Top la propia, buena est, y rebuena,
pues aquesta jornada
subi doncella y se ape preÑada;
contarlo quiero, aunque es tiempo perdido, 765
porque yo, ¿qu borregos he vendido
a mi seÑor, para que mire y vea
si est cabal? Lo que ello fuere sea.
Su maleta es aquesta;
ropa quiero sacar, por si se acuesta 770
tan presto; que l mand que hiciese esto;
mas porque l lo mand, ¿se ha de hacer presto?;
por haberlo l mandado
antes no lo he de hacer, que soy crïado;
salirme un rato es justo 775
a rezar a una ermita. ¿Tendrs gusto
desto Cosme? Tendr. Pues Cosme, vamos,
que antes son nuestros gustos, que los amos.
(Vase.)
(Por una alacena, que estar hecha con anaqueles y vidrios en ella, quitndose con goznes, como que se desencaja, salen DOÑA NGELA y ISABEL)
ISABEL - Que est el cuarto solo, dijo
Rodrigo, porque el tal husped 780
y tus hermanos se fueron.
DOÑA NGELA - Por esto pude atreverme
a hacer solo esta experiencia.
ISABEL - ¿Ves que no hay inconveniente
para pasar hasta aqu? 785
DOÑA NGELA - Antes, Isabel, parece,
que todo cuanto previne
fue muy impertinente,
pues con ninguno topamos,
que la puerta fcilmente 790
se abre y se vuelve a cerrar,
sin ser posible que se eche
de ver.
ISABEL - ¿Y a qu hemos venido?
DOÑA NGELA - A volvernos solamente,
que para hacer sola una 795
travesura dos mujeres,
basta haberla imaginado;
porque al fin esto no tiene
ms fundamento, que haber
hablado en ello dos veces, 800
y estar yo determinada,
siendo verdad que es aqueste
caballero el que por m
se empeÑ osado y valiente,
como te he dicho, a mirar 805
por su regalo.
ISABEL - Aqu tiene
el que le trajo tu hermano,
y una espada en un bufete.
DOÑA NGELA - Ven ac; ¿mi escribana
trajeron aqu?
ISABEL - Dio en ese 810
desvaro mi seÑor;
dijo que aqu la pusiese
con recado de escribir
y mil libros diferentes.
DOÑA NGELA - En el suelo hay dos maletas. 815
ISABEL - Y abiertas, seÑora; ¿quieres
que veamos qu hay en ellas?
DOÑA NGELA - S, que quiero neciamente
mirar qu ropa y alhajas
trae.
ISABEL - Soldado y pretendiente, 820
vendr muy mal alhajado.
(Sacan todo cuanto van diciendo y todo lo esparcen por la sala.)
DOÑA NGELA - ¿Qu es eso?
ISABEL - Muchos papeles.
DOÑA NGELA - ¿Son de mujer?
ISABEL - No seÑora,
sino procesos que vienen
cosidos y pesan mucho. 825
DOÑA NGELA - Pues si fueran de mujeres
ellos fueran ms livianos,
mal en eso te detienes.
ISABEL - ¿Ropa blanca hay aqu alguna?
DOÑA NGELA - ¿Huele bien?
ISABEL - S, a limpia huele. 830
DOÑA NGELA - Ese es el mejor perfume.
ISABEL - Las tres calidades tiene,
de blanca, blanda y delgada;
mas, seÑora, ¿qu es aqueste
pellejo con unos hierros 835
de herramientas diferentes?
DOÑA NGELA - Muestra a ver. Hasta aqu cosa
de sacamuelas parece;
mas estas son tenacillas
y el alzador del copete 840
y los bigotes estotras.
ISABEL - Iten escobilla y peine;
oye, que ms prevenido,
no le faltar al tal husped
la horma de su zapato. 845
DOÑA NGELA - ¿Por qu?
ISABEL - Porque aqu la tiene.
DOÑA NGELA - ¿Hay ms?
ISABEL - S seÑora. Iten,
como a forma de billetes,
legajo segundo.
DOÑA NGELA - Muestra.
De mujer son y contienen 850
ms que papel; un retrato
est aqu.
ISABEL - ¿Qu te sorprende?
DOÑA NGELA - El verle; que una hermosura
hasta pintada divierte.
ISABEL - Parece que te ha pesado 855
de sacarlo.
DOÑA NGELA - ¡Qu necia eres!
No mires ms.
ISABEL - ¿Y qu intentas?
DOÑA NGELA - Dejarle escrito un billete;
toma el retrato.
(Pnese a escribir.)
ISABEL - Entretanto
la maleta del sirviente 860
he de ver. Esto es dinero;
slo hay cuartos insolentes,
que en la repblica donde
son los prncipes y reyes
los doblones y los reales, 865
estos cuarton son la plebe.
Una burla le he de hacer,
y ha de ser de aquesta suerte,
quitarle de aqu el dinero
al tal lacayo y ponerle 870
unos carbones; dirn:
¿Dnde demonios lo tiene
esta mujer?, no advirtiendo
que esto sucedi en noviembre
y que hay brasero en el cuarto. 875
DOÑA NGELA - Ya escrib; ¿qu te parece?
¿En dnde dejo el papel,
porque si mi hermano viene
no le vea?
ISABEL - As, debajo
de la toalla que tienen 880
las almohadas, que al quitarla
se ver forzosamente,
y no es parte que hasta entonces
se ha de andar.
DOÑA NGELA - Muy bien adviertes;
ponle all y ve recogiendo 885
todo esto.
ISABEL - Mira que tuercen
la llave ya.
DOÑA NGELA - Pues dejarlo
todo, est como estuviere,
y a escondernos. Isabel,
ven.
ISABEL - Alacena me fecit. 890
(Vanse por el alacena y queda como estaba; sale COSME.)
COSME - Ya que me he servido a m,
de barato quiero hacerle
a mi amo otro servicio;
mas, ¿quin nuestra hacienda vende,
que as hace almoneda della? 895
¡Vive Cristo, que parece
plazuela de la Cebada
su sala con nuestros bienes!
¿Quin est aqu? No est nadie,
por Dios; y si est, no quiere 900
responder; no me respondas,
que me huelgo de que eche
de ver, que soy enemigo
de respondones; con este
humor, sea bueno o sea malo 905
(si he de hablar discretamente)
estoy temblando de miedo;
pero como a m me deje
el revoltoso de alhajas,
libre mi dinero, llegue 910
y revuelva las maletas,
una y cuatrocientas veces.
Mas, ¿qu veo? Vive Dios
que en carbones lo convierte.
Duendecillo, duendecillo, 915
quien quiera que fuiste y eres,
el dinero que t das
en lo que mandares vuelve,
mas, lo que yo hurto, ¿por qu?
(Salen DON JUAN, DON LUIS y DON MANUEL.)
DON JUAN - ¿De qu das voces?
DON LUIS - ¿Qu tienes? 920
DON MANUEL - ¿Qu te ha sucedido? Habla.
COSME - Lindo desenfado es ese,
si tienes por inquilino,
seÑor, en tu casa un duende.
¿Para qu nos recibiste 925
en ella? Un instante breve
que falt de aqu, la ropa
de tal modo y de tal suerte
hall, que, toda esparcida,
una almoneda parece. 930
DON JUAN - ¿Falta algo?
COSME - No falta nada;
el dinero solamente
que en esta bolsa tena,
que era mo, me convierte
en carbones.
DON LUIS - S, ya entiendo. 935
DON MANUEL - ¡Qu necia burla previenes,
qu fra y qu sin donaire!
DON JUAN - ¡Qu mala y qu impertinente!
COSME - No es burla esta, vive Dios.
DON MANUEL - Calla, que ests como sueles. 940
COSME - Es verdad, mas suelo estar
en mi juicio algunas veces.
DON JUAN - Quedaos con Dios y acostaos,
don Manuel, sin que os desvele
el duende de la posada, 945
y aconsejalde que intente
otras burlas, al crïado.
(Vase.)
DON LUIS - No en vano sois tan valiente
como sois, si habis de andar
desnuda la espada siempre, 950
saliendo de los disgustos
en que este loco os pusiere.
(Vase.)
DON MANUEL - ¿Ves cul me tratan por ti?
Todos por loco me tienen
porque te sufro; a cualquiera 955
parte que voy, me suceden
mil desaires por tu causa.
COSME - Ya ests solo y no he de hacerte
burla mano a mano yo, 960
dos mil demonios me lleven
si no es verdad que sali,
y esto, fuese quien se fuese,
hizo este estrago.
DON MANUEL - ¿Con eso 965
ahora disculparte quieres
de la necedad? Recoge
esto que esparcido tienes
y entra a acostarme.
COSME - SeÑor,
en una galera reme. 970
DON MANUEL - Calla, calla, o vive Dios,
que la cabeza te quiebre.
COSME - Pesarame con extremo,
que lo tal me sucediese.
Ahora bien, va de envasar 975
otra vez los adherentes
de mis maletas. ¡Oh cielos,
quin la trompeta tuviese
del juicio de las alhajas,
porque a una voz solamente 980
viniesen todas!
DON MANUEL - Alumbra,
Cosme.
COSME - Pues, ¿qu te sucede?;
seÑor, ¿has hallado a caso
all dentro alguna gente?
DON MANUEL - Descubr la cama, Cosme, 985
para acostarme, y halleme
debajo de la toalla
de la cama este billete
cerrado, y ya el sobre escrito
me admira ms.
COSME - ¿A quin viene? 990
DON MANUEL - A m, mas en modo extraÑo.
COSME - ¿Cmo dice?
DON MANUEL - Me suspende.
(Lee.)
Nadie me abra, porque soy
de don Manuel solamente.
COSME - Plega a Dios que no me creas 995
por fuerza; no le abras, tente,
sin conjurarle primero.
DON MANUEL - Cosme, lo que me suspende
es la novedad, no el miedo;
que quien admira no teme. 1000
(Lee.)
Con cuidado me tiene vuestra salud, como a quien fue la
causa de su riesgo; y as agradecida y lastimada, os
suplico, me avisis della y os sirvis de m; que para
lo uno y lo otro habr ocasin, dejando la respuesta
donde hallasteis esta, advertido, que el secreto
importa, porque el da que lo sepa alguno de los amigos,
perder yo el honor y la vida.
COSME - ¡ExtraÑo caso!
DON MANUEL - ¿Qu extraÑo?
COSME - ¿Eso no te admira?
DON MANUEL - No,
antes con esto lleg
a mi vida el desengaÑo.
COSME - ¿Cmo?
DON MANUEL - Bien claro se ve, 1005
que aquella dama tapada,
que tan ciega y tan turbada
de don Luis huyendo fue,
era su dama; supuesto,
Cosme, que no puede ser, 1010
si es soltero, su mujer;
y dado por cierto esto,
¿qu dificultad tendr,
que en la casa de su amante
tenga ella mano bastante 1015
para entrar?
COSME - Muy bien est
pensado, mas mi temor
pasa adelante; confieso
que es su dama y el suceso
te doy por bueno, seÑor, 1020
pero ella, ¿cmo poda
desde la calle saber
lo que haba de suceder,
para tener este da
ya prevenido el papel? 1025
DON MANUEL - Despus de haberme pasado,
pudo drselo a un crïado.
COSME - Y aunque se le diera, ¿l
cmo aqu ha de haberle puesto?
Porque ninguno aqu entr 1030
desde que aqu qued yo.
DON MANUEL - Bien pudo ser antes esto.
COSME - S, mas hallar trabucadas
las maletas y la ropa
y el papel escrito, topa 1035
en ms.
DON MANUEL - Mira si cerradas
esas ventanas estn.
COSME - Y con aldabas y rejas.
DON MANUEL - Con mayor duda me dejas,
y mil sospechas me dan. 1040
COSME - ¿De qu?
DON MANUEL - No sabr explicarlo.
COSME - En efeto, ¿qu has de hacer?
DON MANUEL - Escribir y responder
pretendo hasta averiguarlo,
con estilo que parezca 1045
que no ha hallado en mi valor,
ni admiracin ni temor;
que no dudo que se ofrezca
una ocasin en que demos,
viendo que papeles hay, 1050
con quien los lleva y los tray.
COSME - ¿Y de aquesto no daremos
cuenta a los huspedes?
DON MANUEL - No,
porque no tengo de hacer
mal alguno a una mujer 1055
que as de m se fïo.
COSME - Luego ya ofendes a quien
su galn piensas.
DON MANUEL - No tal,
pues sin hacerla a ella mal,
puedo yo proceder bien. 1060
COSME - No, seÑor; ms hay aqu
de lo que a ti te parece:
con cada discurso crece
mi sospecha.
DON MANUEL - ¿Cmo as?
COSME - Ves aqu que van y vienen 1065
papeles, y que jams,
aunque lo examines ms,
ciertos desengaÑos tienen:
¿qu creers?
DON MANUEL - Que ingenio y arte
hay para entrar y salir, 1070
para cerrar, para abrir,
y que el cuarto tiene parte
por donde. Y en duda tal
el juicio podr perder,
pero no, Cosme, creer 1075
cosa sobre natural.
COSME - ¿No hay duendes?
DON MANUEL - Nadie los vio.
COSME - ¿Familiares?
DON MANUEL - Son quimeras.
COSME - ¿Brujas?
DON MANUEL - Menos.
COSME - ¿Hechiceras?
DON MANUEL - ¡Qu error!
COSME - ¿Hay scubos?
DON MANUEL - No. 1080
COSME - ¿Encantadoras?
DON MANUEL - Tampoco.
COSME - ¿Mgicos?
DON MANUEL - Es necedad.
COSME - ¿Nigromantes?
DON MANUEL - Liviandad.
COSME - ¿Energmenos?
DON MANUEL - ¡Qu loco!
COSME - ¡Vive Dios que te cog! 1085
¿Diablos?
DON MANUEL - Sin poder notorio.
COSME - ¿Hay almas de purgatorio?
DON MANUEL - ¿Que me enamoren a m?
¿Hay ms necia bobera?
Djame, que ests cansado. 1090
COSME - En fin, ¿qu has determinado?
DON MANUEL - Asistir de noche y da
con cuidados singulares;
aqu el desengaÑo fundo,
no creas que hay en el mundo, 1095
ni duendes ni familiares.
COSME - Pues yo en efeto presumo
que algn demonio los tray;
que esto, y ms, habr donde hay
quien tome tabaco en humo. 1100
(Vanse.)
Jornada II
Salen DOÑA NGELA, DOÑA BEATRIZ y ISABEL.
DOÑA BEATRIZ - Notables cosas me cuentas.
DOÑA NGELA - No te parezcan notables
hasta que sepas el fin.
¿En qu quedamos?
DOÑA BEATRIZ - Quedaste
en que por el alacena 5
hasta su cuarto pasaste,
que es tan difcil de verse
como fue de abrirse fcil;
que le escribiste un papel,
y que al otro da hallaste 10
la respuesta.
DOÑA NGELA - Digo, pues,
que tan corts y galante
estilo no vi jams,
mezclando entre lo admirable
del suceso lo gracioso, 15
imitando los andantes
caballeros, a quien pasan
aventuras semejantes.
El papel, Beatriz, es este;
holgareme que te agrade. 20
(Lee DOÑA NGELA.)
Fermosa dueÑa, cualquiera que vs seis la condolida
deste afanado caballero, y asaz piadosa minoris sus
cuitas, ruego vs me queris facer sabidor del folln
mezquino, o pagano malandrn, que en este encanto vos
amancilla, para que segunda vegada en vueso nombre, sano
ya de las pasadas feridas, entre en descomunal batalla,
maguer que finque en ella, que non es la vida de ms
proo que la muerte, tenudo a su deber un caballero. El
Dador de la Luz vos mampare, e a m non olvide. El
Caballero de la Dama Duende.
DOÑA BEATRIZ - ¡Buen estilo, por mi vida!;
y a propsito el lenguaje
del encanto y la aventura.
DOÑA NGELA - Cuando esper que con graves
admiraciones viniera 25
el papel, vi semejante
desenfado, cuyo estilo
quise llevar adelante,
y respondiendo as,
pas
ISABEL - Detente, no pases, 30
que viene don Juan, tu hermano.
DOÑA NGELA - Vendr muy firme y amante
a agradecerse la dicha
de verte, Beatriz, y hablarte
en su casa.
DOÑA BEATRIZ - No me pesa, 35
si hemos de decir verdades.
(Sale DON JUAN.)
DON JUAN - No hay mal que por bien no venga,
dicen adagios vulgares,
y en m se ve, pues que vienen
por mis bienes vuestros males. 40
He sabido, Beatriz bella,
que un pesar que vuestro padre
con vs tuvo, a nuestra casa
sin gusto y contento os trae.
Psame que hayan de ser 45
lisonjeros y agradables,
como para vs mis gustos,
para m vuestros pesares.
Pues es fuerza que no sienta
desdichas que han sido parte 50
de veros, porque hoy amor
diversos efetos hace,
en vs de pena, y en m
de gloria, bien como el spid,
de quien, si sale el veneno, 55
tambin la triaca sale.
Vs seis muy bien venida,
que aunque es corto el hospedaje,
bien se podr hallar un sol
en compaÑa de un ngel. 60
DOÑA BEATRIZ - Psames y parabienes
tan cortsmente mezclasteis,
que no s a qu responderos;
disgustada con mi padre
vengo, la culpa tuvisteis, 65
pues aunque el galn no sabe,
sabe que por el balcn
habl anoche, y mientras pase
el enojo, con mi prima
quiere que est, porque hace 70
de su virtud confïanza.
Solo os dir, y esto baste,
que los disgustos estimo,
porque tambin en m cause
amor diversos efetos, 75
bien como el sol cuando esparce
bellos rayos, que una flor
se marchita y otra nace.
Hiere el amor en mi pecho,
y es solo un rayo bastante 80
a que se muera el pesar
y nazca el gusto de hallarme
en vuestra casa, que ha sido
una esfera de diamante,
hermosa envidia de un sol 85
y capaz dosel de un ngel.
DOÑA NGELA - Bien se ve que de ganancia
hoy andis los dos amantes,
pues que me dais de barato
tantos favores.
DON JUAN - ¿No sabes, 90
hermana, lo que he pensado?
Que t, solo por vengarte
del cuidado que te da
mi husped, cuerda buscaste
huspeda, que a m me ponga 95
en cuidado semejante.
DOÑA NGELA - Dices bien, y yo lo he hecho
solo porque la regales.
DON JUAN - Yo me doy por muy contento
de la venganza.
DOÑA BEATRIZ - ¿Qu haces, 100
don Juan?, ¿dnde vas?
DON JUAN - Beatriz,
a servirte; que dejarte
solo a ti por ti pudiera.
DOÑA NGELA - Djale ir.
DON JUAN - Dios os guarde.
(Vase.)
DOÑA NGELA - S, cuidado con su husped 105
me dio, y cuidado tan grande,
que apenas s de mi vida,
y l de la suya no sabe.
Vindote a ti con el mismo
cuidado, he de desquitarme, 110
porque de husped a husped
estemos los dos iguales.
DOÑA BEATRIZ - El deseo de saber
tu suceso, fuera parte
solamente a no sentir 115
su ausencia.
DOÑA NGELA - Por no cansarte:
papeles suyos y mos
fueron y vinieron tales
(los suyos digo) que pueden
admitirse y celebrarse, 120
porque mezclando las veras
y las burlas, no vi iguales
discursos.
DOÑA BEATRIZ - Y l en efeto,
¿qu es a lo que se persuade?
DOÑA NGELA - A que debo de ser dama 125
de don Luis, juntando partes
de haberme escondido dl
y de tener otra llave
del cuarto.
DOÑA BEATRIZ - Sola una cosa
dificultad se me hace. 130
DOÑA NGELA - Di cul es.
DOÑA BEATRIZ - ¿Cmo este hombre,
viendo que hay quien lleva y trae
papeles, no te ha espiado,
y te ha cogido en el lance?
DOÑA NGELA - No est eso por prevenir, 135
porque tengo a sus umbrales
un hombre yo, que me avisa
de quin entra y de quin sale
y as no pasa Isabel,
hasta saber que no hay nadie. 140
Que ya ha sucedido, amiga,
un da entero quedarse
un crïado para verlo,
y haberle salido en balde
la diligencia y cuidado; 145
y porque no se me pase
de la memoria, Isabel,
llvate aquel azafate
en siendo tiempo.
DOÑA BEATRIZ - Otra duda:
¿cmo es posible que alabes 150
de tan entendido, un hombre
que no ha dado en casos tales
en el secreto comn
de la alacena?
DOÑA NGELA - ¿Ahora sabes
lo del huevo de Juanelo, 155
que los ingenios ms grandes
trabajaron en hacer
que en un bufete de jaspe
se tuviese en pie, y Juanelo
con solo llegar y darle 160
un golpecillo, le tuvo?
Las grandes dificultades
hasta saberse lo son,
que sabido, todo es fcil.
DOÑA BEATRIZ - Otra pregunta.
DOÑA NGELA - ¿Di cul? 165
DOÑA BEATRIZ - De tan locos disparates,
¿qu piensas sacar?
DOÑA NGELA - No s.
Dijrate que mostrarme
agradecida y pasar
mis penas y soledades, 170
si ya no fuera ms que esto,
porque necia y ignorante
he llegado a tener celos
de ver que el retrato guarde
de una dama, y aun estoy 175
dispuesta a entrar y tomarle
en la primera ocasin,
y no s cmo declare
que estoy ya determinada
a que me vea y me hable. 180
DOÑA BEATRIZ - ¿Descubierta por quien eres?
DOÑA NGELA - ¡Jess, el cielo me guarde!
Ni l, pienso yo, que a un amigo
y husped, traicin tan grande
hiciera; pues a pensar 185
que soy dama suya, hace
escribirme temeroso,
corts, turbado y cobarde;
y en efeto, yo no tengo
de ponerme a ese desaire. 190
DOÑA BEATRIZ - Pues, ¿cmo ha de verte?
DOÑA NGELA - Escucha
y sabrs la ms notable
traza, sin que yo al peligro
de verme en su cuarto pase,
y l venga sin saber dnde. 195
ISABEL - Pon otro hermano a la margen,
que viene don Luis.
DOÑA NGELA - Despus
lo sabrs.
DOÑA BEATRIZ - ¡Qu desiguales
son los influjos!, ¡que el cielo,
en igual mrito y partes, 200
ponga tantas diferencias
y tantas distancias halle,
que, con un mismo deseo,
uno obligue y otro canse!
Vamos de aqu, que no quiero 205
que don Luis llegue a hablarme.
(Quirese ir y sale DON LUIS.)
DON LUIS - ¿Por qu os ausentis as?
DOÑA BEATRIZ - Solo porque vs llegasteis.
DON LUIS - La luz ms hermosa y pura
de quien el sol la aprendi, 210
¿huye porque llegue yo?,
¿soy la noche por ventura?
Pues perdone tu hermosura,
si atrevido y descorts
en detenerte me ves, 215
que yo en esta contingencia
no quiero pedir licencia,
porque t no me la des;
que estimando tu rigor,
no quiere la suerte ma, 220
que aun esto que es cortesa
tenga nombre de favor;
ya s que mi loco amor
en tus desprecios no alcanza
un tomo de esperanza, 225
pero yo, viendo tan fuerte
rigor, tengo de quererte
por solo tomar venganza;
mayor gloria me dars
cuando ms pena me ofrezcas, 230
pues cuando ms me aborrezcas
tengo de quererte ms;
si desto quejosa ests,
porque con solo un querer
los dos vengamos a ser, 235
entre el placer y el pesar,
extremos, aprende a amar
o ensÑame a aborrecer.
EnsÑame t rigores,
yo te enseÑar finezas; 240
ensÑame t asperezas,
yo te enseÑar favores;
t desprecios, y yo amores;
t olvido, y yo firme fe;
aunque es mejor, porque d 245
gloria al amor, siendo dios,
que olvides t por los dos,
que yo por los dos querr.
DOÑA BEATRIZ - Tan cortsmente os quejis,
que aunque agradecer quisiera 250
vuestras penas, no lo hiciera
solo porque las digis.
DON LUIS - Como tan mal me tratis,
el idioma del desdn
aprend.
DOÑA BEATRIZ - Pues ese es bien 255
que sigis; que en caso tal,
har soledad el mal
a quien le dice tan bien.
DON LUIS - (Detinela.)
Oye, si a caso te vengas,
y padezcamos los dos. 260
DOÑA BEATRIZ - No he de escucharos. Por Dios,
amiga, que le detengas.
(Vase.)
DOÑA NGELA - ¡Que tan poco valor tengas,
que esto quiera or y ver!
DON LUIS - ¡Ay, hermana!, ¿qu he de hacer? 265
DOÑA NGELA - Dar tus penas al olvido,
que querer aborrecido,
es morir y no querer.
(Vase con ISABEL.)
DON LUIS - Quejoso, ¿cmo podr
olvidarla?; que es error. 270
Dila que me haga un favor,
y obligado olvidar.
Ofendido no, porque
el ms prudente, el ms sabio
da su sentimiento al labio; 275
si olvidarse el favor suele,
es porque el favor no duele
de la suerte que el agravio.
(Sale RODRIGO.)
RODRIGO - ¿De dnde vienes?
DON LUIS - No s.
RODRIGO - Triste parece que ests: 280
¿la causa no me dirs?
DON LUIS - Con doÑa Beatriz habl.
RODRIGO - No digas ms, ya se ve
en ti lo que respondi;
pero, ¿dnde est, que yo 285
no la he visto?
DON LUIS - La tirana
es huspeda de mi hermana
unos das, porque no
me falte un enfado as
de un husped; que cada da 290
mis hermanos a porfa
se conjuran contra m,
pues cualquiera tiene aqu
uno que pesar me de:
de don Manuel, ya se ve, 295
y de Beatriz, pues los cielos
me traen a casa mis celos,
porque sin ellos no est.
RODRIGO - Mira que don Manuel puede
orte, que viene all. 300
(Sale DON MANUEL.)
DON MANUEL - Solo en el mundo por m
tan gran prodigio sucede;
¿qu har, cielos, con que quede
desengaÑado y saber
de una vez, si esta mujer 305
de don Luis dama ha sido
o cmo mano ha tenido,
y cautela, para hacer
tantos engaÑos?
DON LUIS - SeÑor
don Manuel.
DON MANUEL - SeÑor don Luis. 310
DON LUIS - ¿De dnde bueno vens?
DON MANUEL - De Palacio.
DON LUIS - Grande error
el mo fue en preguntar,
a quien pretensiones tiene,
dnde va ni dnde viene, 315
porque es fuerza que ha de dar
cualquiera lnea en Palacio,
como centro de su esfera.
DON MANUEL - Si solo a Palacio fuera
estuviera ms de espacio; 320
pero mi afn inmortal
mayor trmino ha pedido:
su Majestad ha salido
esta tarde al Escurial,
y es fuerza esta noche ir 325
con mis despachos all,
que de importancia ser.
DON LUIS - Si ayudaros a servir
puedo en algo, ya sabis,
que soy en cualquier suceso, 330
vuestro.
DON MANUEL - Las manos os beso
por la merced que me hacis.
DON LUIS - Ved que no es lisonja esto.
DON MANUEL - Ya veo que es voluntad
de mi aumento.
DON LUIS - As es verdad, 335
(Aparte.)
porque negocies ms presto.
DON MANUEL - Pero a un galn cortesano,
tanto como vs, no es justo
divertirle de su gusto;
porque yo tengo por llano 340
que estaris entretenido,
y gran desacuerdo fuera
que ausentaros pretendiera.
DON LUIS - Aunque hubirades odo
lo que con Rodrigo hablaba 345
no respondierais as.
DON MANUEL - Luego, ¿bien he dicho?
DON LUIS - S,
que aunque es verdad que lloraba
de una hermosura el rigor,
a la firme voluntad 350
le hace tanta soledad
el desdn como el favor.
DON MANUEL - ¡Qu desvalido os pintis!
DON LUIS - Amo una grande hermosura,
sin estrella y sin ventura. 355
DON MANUEL - ¿Conmigo disimulis
agora?
DON LUIS - ¡Pluguiera al cielo!,
mas tan infeliz nac,
que huye esta beldad de m,
como de la noche el velo 360
de la hermosa luz del da
a cuyos rayos me quemo.
¿Queris ver con cunto extremo
es la triste suerte ma?
Pues porque no la siguiera, 365
amante y celoso yo,
a una persona pidi
que mis pasos detuviera;
ved si hay rigores ms fieros,
pues todos suelen buscar 370
terceros para alcanzar,
y ella, ¿huye por terceros?
(Vase l y RODRIGO.)
DON MANUEL - ¿Qu ms se ha de declarar?
Mujer que su vista huy
y a otra persona pidi 375
que le llegase a estorbar,
por m lo dice, y por ella;
ya por lo menos venc
una duda, pues ya vi,
que aunque es verdad que es aquella, 380
no es su dama, porque l
despreciado no viviera
si en su casa la tuviera;
ya es mi duda ms cruel:
si no es su dama, ni vive 385
en su casa, ¿cmo as
escribe y responde?; aqu
muere un engaÑo y concibe
otro engaÑo, ¿qu he de hacer?;
que soy en mis opiniones 390
confusin de confusiones:
¡vlgate Dios por mujer!
(Sale COSME.)
COSME - SeÑor, ¿qu hay de duende?, ¿a caso
hasle visto por aqu?
Que de saber que no est 395
all, me holgar.
DON MANUEL - Habla paso.
COSME - Que tengo mucho que hacer
en nuestro cuarto, y no puedo
entrar.
DON MANUEL - Pues, ¿qu tienes?
COSME - Miedo.
DON MANUEL - ¿Miedo un hombre ha de tener? 400
COSME - No le ha de tener, seÑor,
pero ve aqu que le tiene,
porque al suceso conviene.
DON MANUEL - Deja aquese necio humor,
y lleva luz, porque tengo 405
de disponer de escribir,
y esta noche he de salir
de Madrid.
COSME - A eso me atengo,
pues, ¿dices con eso aqu
que tienes miedo al suceso? 410
DON MANUEL - Antes te he dicho con eso
que no hago caso de ti:
pues de otras cosas me acuerdo
que son diferentes, cuando
en estas me ests hablando; 415
el tiempo en efeto pierdo;
en tanto que me despido
de don Juan, ten luz.
(Vase.)
COSME - S har;
luz al duende llevar,
que es hora que sea servido 420
y no est a escuras; aqu
ha de haber una cerilla;
en aquella lamparilla
que est murmurando all,
encenderla agora puedo. 425
¡Oh qu prevenido soy!
Y entre estas y estotras voy
titiritando de miedo.
(Vase y sale ISABEL por la alacena con un azafate cubierto.)
ISABEL - Fuera estn, que as el crïado
me lo dijo; ahora es tiempo 430
de poner este azafate
de ropa blanca en el puesto
seÑalado. ¡Ay de m triste!,
que como es de noche, tengo
con la grande obscuridad 435
de m misma asombro y miedo;
¡vlgame Dios, que temblando
estoy! El duende primero
soy que se encomienda a Dios.
No hallo el bufete; ¿qu es esto?; 440
con la turbacin y espanto
perd de la sala el tiento;
no s dnde estoy, ni hallo
la mesa; ¡qu he de hacer, cielos!
Si no acertase a salir 445
y me hallasen aqu dentro,
dbamos con todo el caso
al traste. Gran temor tengo;
y ms agora, que abrir
la puerta del cuarto siento 450
y trae luz el que la abre;
aqu dio fin el suceso,
que ya, ni puedo esconderme,
ni volver a salir puedo.
(Sale COSME con luz.)
COSME - Duende mi seÑor, si acaso 455
obligan los rendimientos
a los duendes bien nacidos,
humildemente le ruego
que no se cuerde de m
en sus muchos embelecos, 460
y esto por cuatro razones:
la primera, yo me entiendo;
(Va andando y ISABEL detrs dl, huyendo de que no la vea.)
la segunda, usted lo sabe;
la tercera, por aquello
de que al buen entendedor; 465
la cuarta, por estos versos:
SeÑor Dama Duende
dulase de m,
que soy niÑo y solo,
y nunca en tal me vi. 470
ISABEL - Ya con la luz he cobrado
el tino del aposento,
y l no me ha visto; si aqu
se la mato, ser cierto
que mientras la va a encender 475
salir a mi cuarto puedo;
que cuando sienta el ruido,
no me ver por lo menos;
y a dos daÑos, el menor.
COSME - ¡Qu gran msico es el miedo! 480
ISABEL - Esto ha de ser desta suerte.
(Dale un porrazo y mtale la luz.)
COSME - ¡Verbo caro fiteor Deo,
que me han muerto!
ISABEL - Ahora podr
escaparme.
(Al querer huir ISABEL, sale DON MANUEL.)
DON MANUEL - ¿Qu es aquesto?
Cosme, ¿cmo ests sin luz? 485
COSME - Como a los dos nos ha muerto
la luz el duende de un soplo;
y a m de un golpe.
DON MANUEL - Tu miedo
te har creer esas cosas.
COSME - Bien a mi costa las creo. 490
ISABEL - ¡Oh si la puerta topase!
DON MANUEL - ¿Quin est aqu?
(Topa ISABEL con DON MANUEL, y l la tiene del azafate.)
ISABEL - Peor es esto,
que con el amo he encontrado.
DON MANUEL - Trae luz, Cosme, que ya tengo
a quien es.
COSME - Pues no le sueltes. 495
DON MANUEL - No har; ve por ella presto.
COSME - Tenle bien.
(Vase.)
ISABEL - Del azafate
asi, en sus manos le dejo;
hall la alacena. Adis.
(Vase, y l tiene el azafate.)
DON MANUEL - Quien quiera que es, se est quedo 500
hasta que traigan la luz,
porque si no, ¡vive el cielo!,
que le d de puÑaladas.
Pero solo abrazo el viento,
y topo solo una cosa 505
de ropa y de poco peso;
¿qu ser?; ¡vlgame Dios!,
que en ms confusin me ha puesto.
(Sale COSME con luz.)
COSME - Tngase el duende a la luz;
pues, ¿qu es dl?, ¿no estaba preso?, 510
¿qu se hizo?, ¿dnde est?,
¿qu es esto seÑor?
DON MANUEL - No acierto
a responder; esta ropa
me ha dejado y se fue huyendo.
COSME - ¿Y qu dices deste lance?; 515
aun bien, que agora t mismo
dijiste que le tenas,
y se te fue por el viento.
DON MANUEL - Dir que aquesta persona,
que con arte y con ingenio 520
entra y sale aqu, esta noche
estaba encerrada dentro;
que para poder salir
te mat la luz, y luego
me dej a m el azafate, 525
y se me ha escapado huyendo.
COSME - ¿Por dnde?
DON MANUEL - Por esa puerta.
COSME - Harasme que pierda el seso;
vive Dios que yo le vi
a los ltimos reflejos 530
que la pavesa dej
de la luz que me haba muerto.
DON MANUEL - ¿Qu forma tena?
COSME - Era un fraile
tamaÑito, y tena puesto
un cucurucho tamaÑo, 535
que por estas seÑas creo
que era duende capuchino.
DON MANUEL - ¡Qu de cosas hace el miedo!
Alumbra aqu y lo que trujo
el frailecito veremos; 540
ten este azafate t.
COSME - ¿Yo azafates del infierno?
DON MANUEL - Tenle pues.
COSME - Tengo las manos
sucias, seÑor, con el sebo
de la vela, y manchar 545
el tafetn que cubierto
le tiene; mejor ser
que le pongas en el suelo.
DON MANUEL - Ropa blanca es y un papel;
veamos si el fraile es discreto: 550
(Lee.)
En el poco tiempo que ha que vivs en esta casa, no se
ha podido hacer ms ropa; como se fuere haciendo se ir
llevando. A lo que decs del amigo persuadido a que soy
dama de don Luis, os aseguro que no solo no lo soy, pero
que no puedo serlo y esto dejo para la vista, que ser
presto. Dios os guarde.
Bautizado est este duende,
pues de Dios se acuerda.
COSME - ¿Veslo,
cmo hay duende religioso?
DON MANUEL - Muy tarde es; ve componiendo
las maletas y cojines, 555
y en una bolsa pon estos
(Dale unos papeles.)
papeles, que son el todo
a que vamos; que yo intento
en tanto dejar respuesta
a mi duende.
(Pnelos sobre una silla y DON MANUEL escribe.)
COSME - Aqu los quiero, 560
para que no se me olviden,
y estn a mano, ponerlos,
mientras me detengo un rato
solamente a decir esto:
¿has credo ya que hay duendes? 565
DON MANUEL - ¡Qu disparate tan necio!
COSME - ¿Esto es disparate? ¿Ves
t mismo tantos efetos,
como venirse a tus manos
un regalo por el viento, 570
y an dudas? Pero bien haces,
si a ti te va bien con eso;
mas djame a m, que yo,
que peor partido tengo,
lo crea.
DON MANUEL - ¿De qu manera? 575
COSME - Desta manera lo pruebo:
si nos revuelven la ropa,
te res mucho de verlo,
y yo soy quien la compone,
que no es trabajo pequeÑo. 580
Si a ti te dejan papeles,
y te llevan dos conceptos,
a m me dejan carbones,
y se llevan mi dinero.
Si traen dulces, t te huelgas 585
como un padre de comerlos,
y yo ayuno como un puto,
pues ni los toco ni veo.
Si a ti te dan las camisas,
las valonas y paÑuelos, 590
a m los sustos me dan
de escucharlo y de saberlo.
Si cuando los dos venimos
aqu, casi a un mismo tiempo,
te dan a ti un azafate 595
tan aseado y compuesto,
a m me da un mojicn,
en aquestos pestorejos,
tan descomunal y grande
que me hace escupir los sesos. 600
Para ti solo, seÑor,
es el gusto y el provecho;
para m el susto y el daÑo;
y tiene el duende, en efeto,
para ti mano de lana, 605
para mi mano de hierro.
Pues djame que lo crea,
que se apura el sufrimiento
queriendo negarle a un hombre
lo que est pasando y viendo. 610
DON MANUEL - Haz las maletas y vamos,
que all en el cuarto te espero
de don Juan.
COSME - Pues, ¿qu hay que hacer,
si all vestido de negro
has de andar, y esto se hace 615
con tomar un herreruelo?
DON MANUEL - Deja cerrado y la llave
lleva, que si en este tiempo
hiciere falta, otra tiene
don Juan. Confuso me ausento 620
por no llevar ya sabido
esto, que ha de ser tan presto;
pero uno importa al honor
de mi casa y de mi aumento,
y otro solamente a un gusto; 625
y as entre los dos extremos,
donde el honor es lo ms,
todo lo dems es menos.
(Vanse.)
(Salen DOÑA NGELA, DOÑA BEATRIZ y ISABEL.)
DOÑA NGELA - ¿Eso te ha sucedido?
ISABEL - Ya todo el embeleco vi perdido, 630
porque si all me viera,
fuerza, seÑora, fuera
el descubrirse todo;
pero en efeto me escap del modo
que te dije.
DOÑA NGELA - Fue extraÑo 635
suceso.
DOÑA BEATRIZ - Y ha de dar fuerza al engaÑo,
sin haber visto gente,
ver que d un azafate y que se ausente.
DOÑA NGELA - Si tras desto consigo
que me vea del modo que te digo, 640
no dudo de que pierda
el juicio.
DOÑA BEATRIZ - La atencin ms grave y cuerda
es fuerza que se espante,
ngela, con suceso semejante;
porque querer llamarle, 645
sin saber dnde viene, y que se halle
luego con una dama,
tan hermosa, tan rica y de tal fama,
sin que sepa quin es, ni dnde vive,
(que esto es lo que tu ingenio te apercibe) 650
y haya, tapado y ciego,
de volver a salir y dudar luego,
¿a quin no ha de admirar?
DOÑA NGELA - Todo advertido
est ya, y por estar t aqu no ha sido
hoy la noche primera 655
que ha de venir a verme.
DOÑA BEATRIZ - ¿No supiera
yo callar el suceso
de tu amor?
DOÑA NGELA - Que no, prima, no es por eso,
sino que estando en casa
t, como a mis hermanos les abrasa 660
tu amor, no salen della,
adorando los rayos de tu estrella,
y fuera aventurarme,
no ausentndose ellos, empeÑarme.
(Sale DON LUIS al paÑo.)
DON LUIS - ¡Oh cielos!, ¡quin pudiera 665
disimular su afecto!, ¡quin pusiera
lmite al pensamiento,
freno a la voz y ley al sentimiento!
Pero ya que conmigo
tan poco puedo, que esto no consigo, 670
desde aqu he de ensayarme
a vencer mi pasin y reportarme.
DOÑA BEATRIZ - Yo dir de qu suerte
se podr disponer, para no hacerte
mal tercio, y para hallarme 675
aqu; porque sintiera el ausentarme,
sin que el efeto viera
que deseo.
DOÑA NGELA - Pues di, ¿de qu manera?
DON LUIS - ¿Qu es lo que las dos tratan,
que de su mismo aliento se recatan? 680
DOÑA BEATRIZ - Las dos publicaremos
que mi padre envi por m, y haremos
la deshecha con modos,
que tenindome ya por ida todos,
vuelva a quedarme en casa. 685
DON LUIS - ¿Qu es esto, ¡cielos!, que en mi agravio pasa?
DOÑA BEATRIZ - Y oculta con secreto,
sin estorbos podr ver el efeto
DON LUIS - ¿Qu es esto, cielo injusto?
DOÑA BEATRIZ - que ha de ser para m de tanto gusto. 690
DOÑA NGELA - Y luego, ¿qu diremos
de verte aqu otra vez?
DOÑA BEATRIZ - Pues, ¿no tendremos
(¡qu mal eso te admira!)
ingenio para hacer otra mentira?
DON LUIS - S tendris. ¿Que esto escucho? 695
Con nuevas penas y tormentos lucho.
DOÑA BEATRIZ - Con esto, sin testigos y en secreto,
deste notable amor ver el efeto;
pues, estando escondida
yo, y estando la casa recogida, 700
sin escndalo arguyo
que pasar pueda de su cuarto al tuyo.
DON LUIS - Bien claramente infiero
(cobarde vivo, y atrevido muero)
su intencin; ms dichoso 705
mi hermano la merece: estoy celoso.
A darle se prefiere
la ocasin que desea, y as, quiere
que de su cuarto pase
sin que nadie lo sepa, y yo me abrase; 710
y porque sin testigos
se logren (¡oh enemigos!)
mintiendo mi sospecha,
quiere hacer conmigo la deshecha;
pues si esto es as, cielo, 715
para el estorbo de su amor apelo;
y cuando est escondida,
buscando otra ocasin, con atrevida
resolucin ver toda la casa
hasta hallarla; que el fuego que me abrasa 720
ya no tiene otro medio
que el estorbar: es ltimo remedio
de un celoso. ¡Valedme, santos cielos,
que abrasado de amor muero de celos!
(Vase.)
DOÑA NGELA - Est bien prevenido, 725
y maÑana diremos que te has ido.
(Sale DON JUAN.)
DON JUAN - Hermana; Beatriz, bella.
DOÑA BEATRIZ - Ya te echbamos menos.
DON JUAN - Si mi estrella
tantas dichas mejora,
que me eche menos vuestro sol, seÑora, 730
de m mismo, envidioso,
tendr mi mismo bien por sospechoso;
que posible no ha sido
que os haya merecido
mi amor ese cuidado, 735
y as, de m envidioso y envidiado,
tendr en tan dulce abismo,
yo, lstima y envidia de m mismo.
DOÑA BEATRIZ - Contradecir no quiero
argumento, don Juan, tan lisonjero; 740
que quien ha dilatado
tanto el venirme a ver y me ha olvidado,
¿quin duda que estara
bien divertido? S, y all tendra
envidia a su ventura, 745
y lstima perdiendo la hermosura
que tanto le divierte;
luego claro se prueba desta suerte,
con cierto silogismo,
la lstima y envidia de s mismo. 750
DON JUAN - Si no fuera ofenderme, y ofenderos,
intentara, Beatriz, satisfaceros
con deciros que he estado
con don Manuel, mi husped, ocupado
agora en su partida, 755
porque se fue esta noche.
DOÑA NGELA - ¡Ay de mi vida!
DON JUAN - ¿De qu, hermana, es el susto?
DOÑA NGELA - Sobresalta un placer como un disgusto.
DON JUAN - Psame que no sea
placer cumplido el que tu pecho vea, 760
pues volver maÑana.
DOÑA NGELA - Vuelva a vivir una esperanza vana.
(Aparte.)
Ya yo me haba espantado,
que tan de paso nos vena el enfado,
que fue siempre importuno. 765
DON JUAN - Yo no sospecho que te d ninguno,
sino que t y don Luis mostris disgusto,
por ser cosa en que yo he tenido gusto.
DOÑA NGELA - No quiero responderte,
aunque tengo bien qu; y es por no hacerte 770
mal juego, siendo agora
tercero de tu amor, pues nadie ignora
que ejerce amor las flores de fullero
mano a mano, mejor que con tercero.
Vente, Isabel, conmigo, 775
que aquesta noche misma a traer me obligo
el retrato, pues puedo
pasar con ms espacio y menos miedo;
tenme t prevenida
una luz y en qu pueda ir escondida, 780
porque no ha de tener, contra mi fama,
quien me escribe, retrato de otra dama.
(Vanse.)
DOÑA BEATRIZ - No creo que te debo
tantas finezas.
DON JUAN - Los quilates pruebo
en su fe (porque es mucha) 785
en un discurso.
DOÑA BEATRIZ - Dile.
DON JUAN - Atiende, escucha.
Bella Beatriz, mi fe es tan verdadera,
mi amor tan firme, mi aficin tan rara,
que aunque yo no quererte deseara,
contra mi mismo afecto te quisiera. 790
Estmate mi vida de manera
que, a poder olvidarte, te olvidara,
porque despus por eleccin te amara;
fuera gusto mi amor, y no ley fuera.
Quien quiere a una mujer, porque no puede 795
olvidarla, no obliga con quererla,
pues nada el albedro la concede.
Yo no puedo olvidarte, Beatriz bella,
y siento el ver que tan ufana quede
con la vitoria de tu amor mi estrella. 800
DOÑA BEATRIZ - Si la eleccin se debe al albedro,
y la fuerza al impulso de una estrella,
voluntad ms segura ser aquella
que no viva sujeta a un desvaro.
Y as de tus finezas desconfo, 805
pues mi fe, que imposible atropella,
si viera a mi albedro andar sin ella,
negara, vive el cielo, que era mo.
Pues aquel breve instante que gastara
en olvidar para volver a amarte, 810
sintiera que mi afecto me faltara.
Y hulgome de ver que no soy parte
para olvidarte, pues que no te amara
el rato que tratara de olvidarte.
(Vanse, y sale DON MANUEL tras COSME, que viene huyendo.)
DON MANUEL - Vive Dios, si no mirara 815
COSME - Por eso miras.
DON MANUEL - que fuera
infamia ma, que hiciera
un desatino.
COSME - Repara
en que te he servido bien,
y un descuido no est en mano 820
de un catlico cristiano.
DON MANUEL - ¿Quin ha de sufrirte, quin,
si lo que ms import,
y lo que ms te he encargado,
es lo que ms se ha olvidado? 825
COSME - Pues por eso se olvid,
por ser lo que me importaba,
que si importante no fuera,
en olvidarse, ¿qu hiciera?
Viven los cielos, que estaba 830
tan cuidadoso en traer
los papeles, que por eso
los puse aparte, y confieso
que el cuidado vino a ser
el mismo que me daÑ; 835
pues si aparte no estuvieran,
con los dems se vinieran.
DON MANUEL - Harto es que se te acord
en la mitad del camino.
COSME - Un gran cuidado llevaba, 840
sin saber que le causaba,
que le juzgu a desatino,
hasta que en el caso di,
y supe que era el cuidado
el habrseme olvidado 845
los papeles.
DON MANUEL - Di que all
el mozo espere, teniendo
las mulas, porque tambin
llegar con ruido no es bien,
despertando a quien durmiendo 850
est ya; pues puedo entrar,
supuesto que llave tengo,
y el despacho por quien vengo,
sin ser sentido, sacar.
COSME - Ya el mozo queda advertido; 855
mas considera, seÑor,
que sin luz es grande error
querer hallarlos, y ,el ruido,
excusarse no es posible,
porque, si luz no nos dan, 860
en el cuarto de don Juan,
¿cmo hemos de ver?
DON MANUEL - Terrible
es tu enfado; ¿agora quieres
que le alborote y le llame?;
pues, ¿no sabrs, dime, infame, 865
que causa de todo eres,
por el tiento, dnde fue
donde quedaron?
COSME - No es esa
la duda; que yo a la mesa
donde s que los dej, 870
ir a ciegas.
DON MANUEL - Abre presto.
COSME - Lo que a mi temor responde,
es que no sabr yo adnde
el duende los habr puesto;
porque, ¿qu cosa he dejado, 875
que haya vuelto a hallarla yo
en la parte que qued?
DON MANUEL - Si los hubiere mudado,
luz entonces pediremos,
pero hasta verlo, no es bien 880
que alborotemos a quien
buen hospedaje debemos.
(Vanse, y salen por la alacena DOÑA NGELA - y ISABEL.)
DOÑA NGELA - Isabel, pues recogida
est la casa, y es dueÑo
de los sentidos el sueÑo, 885
ladrn de la media vida,
y s que el husped se ha ido,
robarle el retrato quiero,
que vi en el lance primero.
ISABEL - Entra quedo y no hagas ruido. 890
DOÑA NGELA - Cierra t por all fuera,
y hasta venirme a avisar
no saldr yo, por no dar
en ms riesgo.
ISABEL - Aqu me espera.
(Vase ISABEL, cierra la alacena, y salen como a escuras DON MANUEL y COSME.)
COSME - Ya est abierto.
DON MANUEL - Pisa quedo, 895
que si aqu sienten rumor,
ser alboroto mayor.
COSME - ¿Creerasme que tengo miedo?
Este duende bien pudiera
tenernos luz encendida. 900
DOÑA NGELA - La luz que truje escondida,
porque de aquesta manera
no se viese, es tiempo ya
de descubrir.
(Ellos estn apartados, y ella saca una luz de una linterna que trae
cubierta.)
COSME - Nunca ha andado
el duende tan bien mandado; 905
¡qu presto la luz nos da!
Considera agora aqu
si te quiere bien el duende,
pues que para ti la enciende
y la apaga para m. 910
DON MANUEL - ¡Vlgame el cielo!, ya es
esto sobre natural;
que traer con prisa tal
luz, no es obra humana.
COSME - ¿Ves
cmo a confesar veniste 915
que es verdad?
DON MANUEL - De mrmol soy,
por volverme atrs estoy.
COSME - Mortal eres, ya temiste.
DOÑA NGELA - Hacia aqu la mesa veo,
y con papeles est. 920
COSME - Hacia la mesa se va.
DON MANUEL - Vive Dios, que dudo y creo
una admiracin tan nueva.
COSME - ¿Ves cmo nos va guïando
lo que venimos buscando, 925
sin que veamos quin la lleva?
(Saca la luz de la linterna, pnela en un candelero que habr en la
mesa, y toma una silla, y sintase de espaldas a los dos.)
DOÑA NGELA - Pongo aqu la luz y agora
la escribana ver.
DON MANUEL - Aguarda, que a los reflejos
de la luz todo se ve, 930
y no vi en toda mi vida
tan soberana mujer.
¡Vlgame el cielo!, ¿qu es esto?
Hidras, a mi parecer,
son los prodigios, pues de uno 935
nacen mil; ¡cielos!, ¿qu har?
COSME - De espacio lo va tomando,
silla arrastra.
DON MANUEL - Imagen es
de la ms rara beldad
que el soberano pincel 940
ha obrado.
COSME - As es verdad,
porque solo la hizo l.
DON MANUEL - Ms que la luz resplandecen
sus ojos.
COSME - Lo cierto es,
que son sus ojos luceros 945
del cielo de Lucifer.
DON MANUEL - Cada cabello es un rayo
del sol.
COSME - Hurtronlos dl.
DON MANUEL - Una estrella es cada rizo.
COSME - S ser; porque tambin 950
se las trujeron ac,
o una parte de las tres.
DON MANUEL - No vi ms rara hermosura.
COSME - No dijeras eso a fe,
si el pie la vieras, porque estos 955
son malditos por el pie.
DON MANUEL - Un asombro de belleza,
un ngel hermoso es.
COSME - Es verdad, pero patudo.
DON MANUEL - ¿Qu es esto que querr hacer 960
con mis papeles?
COSME - Yo apuesto,
que querr mirar y ver
los que buscas, porque aqu
tengamos menos que hacer,
que es duende muy servicial. 965
DON MANUEL - ¡Vlgame el cielo!, ¿qu har?
Nunca me he visto cobarde
sino sola aquesta vez.
COSME - Yo s, muchas.
DON MANUEL - Y, calzado
de prisin de hielo el pie, 970
tengo el cabello erizado,
y cada suspiro es
para mi pecho un puÑal,
para mi cuello un cordel;
mas, ¿yo he de tener temor? 975
¡Vive el cielo, que he de ver
si s vencer un encanto!
(Llega y sela.)
ngel, demonio o mujer,
a fe que no has de librarte
de mis manos esta vez. 980
DOÑA NGELA - ¡Ay infelice de m!,
fingida su ausencia fue:
ms ha sabido que yo
COSME - De parte de Dios (aqu es
Troya del diablo) nos di 985
DOÑA NGELA - mas yo disimular.
COSME - ¿Quin eres, y qu nos quieres?
DOÑA NGELA - Generoso don Manuel
Enrquez, a quien est
guardado un inmenso bien, 990
no me toques, no me llegues,
que llegars a perder
la mayor dicha que el cielo
te previno por merced
del hado, que te apadrina 995
por decretos de su ley.
Yo te escrib aquesta tarde,
en el ltimo papel,
que nos veramos presto,
y anteviendo aquesto fue; 1000
y, pues cumpl mi palabra,
supuesto que ya me ves
en la ms humana forma
que he podido elegir: ve
en paz, y djame aqu, 1005
porque an cumplido no es
el tiempo en que mis sucesos
has de alcanzar y saber;
maÑana los sabrs todos,
y mira que a nadie des 1010
parte desto, si no quieres
una gran suerte perder.
Ve en paz.
COSME - Pues que con la paz
nos convida, seÑor, ¿qu
esperamos?
DON MANUEL - ¡Vive Dios, 1015
que corrido de temer
vanos asombros estoy!
Y puesto que no los cree
mi valor, he de apurar
todo el caso de una vez. 1020
Mujer, quien quiera que seas,
(que no tengo de creer
que eres otra cosa nunca)
vive Dios, que he de saber
quin eres, cmo has entrado 1025
aqu, con qu fin y a qu.
Sin esperar a maÑana,
esta dicha gozar.
Si demonio, por demonio,
y si mujer, por mujer, 1030
que a mi esfuerzo no le da
que recelar ni temer
tu amenaza, cuando fueras
demonio, aunque yo bien s
que teniendo cuerpo t, 1035
demonio no puede ser,
sino mujer.
COSME - Todo es uno.
DOÑA NGELA - No me toques, que a perder
echas una dicha.
COSME - Dice
el seÑor diablo muy bien; 1040
no la toques, pues no ha sido
harpa, lad, ni rabel.
DON MANUEL - Si eres espritu, agora
con la espada lo ver,
pues aunque te hiera aqu, 1045
no ha de poderte ofender.
DOÑA NGELA - ¡Ay de m!, detn la espada,
sangriento, el brazo, detn,
que no es bien que des la muerte
a una infelice mujer. 1050
Yo confieso que lo fui,
y aunque es delito el querer,
no delito que merezca
morir mal, por querer bien.
No manches pues, no desdores, 1055
con mi sangre el rosicler
de ese acero.
DON MANUEL - ¿Di quin eres?
DOÑA NGELA - Fuerza el decirlo ha de ser,
porque no puedo llevar
tan al fin como pens 1060
este amor, este deseo,
esta verdad y esta fe.
Pero estamos a peligro,
si nos oyen o nos ven,
de la muerte, porque soy 1065
mucho ms de lo que ves;
y as, es fuerza por quitar
estorbos que puede haber:
cerrad, seÑor, esa puerta,
y aun la del portal tambin, 1070
porque no puedan ver luz,
si a caso vienen a ver
quin anda aqu.
DON MANUEL - Alumbra, Cosme,
cerremos las puertas. ¿Ves
cmo es mujer y no duende? 1075
COSME - ¿Yo no lo dije tambin?
(Vanse los dos.)
DOÑA NGELA - Cerrada estoy por defuera;
ya, cielos, fuerza ha de ser
decir la verdad, supuesto
que me ha cerrado Isabel 1080
y que el husped me ha cogido
aqu.
(Sale ISABEL a la alacena.)
ISABEL - ¡Ce, seÑora, ce!,
tu hermano por ti pregunta.
DOÑA NGELA - Bien sucede, echa el cancel
de la alacena; ¡ay amor, 1085
la duda se queda en pie!
(Vanse y cierran la alacena, y vuelven a salir DON MANUEL y COSME.)
DON MANUEL - Ya estn cerradas las puertas:
proseguid, seÑora, haced
relacin. Pero ¿qu es esto?,
¿dnde est?
COSME - Pues yo qu s. 1090
DON MANUEL - ¿Si se ha entrado en el alcoba?
Ve delante.
COSME - Yendo a pie
es, seÑor, descortesa
ir yo delante.
DON MANUEL - Ver
todo el cuarto. Suelta, digo. 1095
(Tome la luz.)
COSME - Digo que suelto.
DON MANUEL - Cruel
es mi suerte.
COSME - Aun bien que agora
por la puerta no se fue.
DON MANUEL - Pues, ¿por dnde pudo irse?
COSME - Eso no alcanzo yo. Ves, 1100
siempre te lo he dicho yo,
cmo es diablo y no mujer.
DON MANUEL - Vive Dios que he de mirar
todo este cuarto, hasta ver
si debajo de los cuadros 1105
rota est alguna pared;
si encubren estas alfombras
alguna cueva y tambin
las bovedillas del techo.
COSME - Solamente aqu se ve 1110
esta alacena.
DON MANUEL - Por ella
no hay que dudar ni temer,
siempre compuesta de vidrios.
A mirar lo dems ven.
COSME - Yo no soy nada mirn. 1115
DON MANUEL - Pues no tengo de creer
que es fantstica su forma,
puesto que lleg a temer
la muerte.
COSME - Tambin lleg
a adivinar y saber, 1120
que a solo verla esta noche
habamos de volver.
DON MANUEL - Como sombra se mostr,
fantstica su luz fue,
pero como cosa humana 1125
se dej tocar y ver;
como mortal se temi,
recel como mujer,
como ilusin se deshizo,
como fantasma se fue. 1130
Si doy la tienda al discurso,
no s, vive Dios, no s,
ni qu tengo de dudar,
ni qu tengo de creer.
COSME - Yo s.
DON MANUEL - ¿Qu?
COSME - Que es mujer diablo. 1135
Pues que novedad no es,
pues la mujer es demonio
todo el aÑo, que una vez
por desquitarse de tantas
sea el demonio mujer. 1140
(Vanse.)
Jornada III
Sale DON MANUEL como a escuras, guindole ISABEL.
ISABEL - Esprame en esta sala,
luego saldr a verte aqu
mi seÑora.
(Vase como cerrando.)
DON MANUEL - No est mala
la tramoya. ¿Cerr? S.
¿Qu pena a mi pena iguala? 5
Yo volv del Escorial,
y este encanto peregrino,
este pasmo celestial,
que a traerme la luz vino
y me deja en duda igual, 10
me tiene escrito un papel,
diciendo muy tierna en l:
Si os atrevis a venir
a verme, habis de salir
esta noche, con aquel 15
crïado que os acompaÑa;
dos hombres esperarn
en el cementerio (extraÑa
parte) de San Sebastin,
y una silla. Y no me engaÑa, 20
en ella entr y discurr
hasta que el tino perd,
y al fin a un portal de horror,
lleno de sombra y temor,
solo y a escuras sal. 25
Aqu lleg una mujer
(al or y al parecer)
y a escuras y por el tiento,
de aposento en aposento,
sin or, hablar, ni ver, 30
me guio. Pero ya veo
luz; por el resquicio es
de una puerta. Tu deseo
lograste, amor, pues ya ves
la dama; aventuras leo. 35
(Acecha.)
¡Qu casa tan alhajada!
¡Qu mujeres tan lucidas!
¡Qu sala tan adornada!
¡Qu damas tan bien prendidas!
¡Qu beldad tan extremada! 40
(Salen todas las mujeres con toallas y conservas y agua y, haciendo
reverencia todas, sale DOÑA NGELA ricamente vestida.)
DOÑA NGELA - Pues presumen que eres ida
a tu casa mis hermanos,
quedndote aqu escondida,
los recelos sern vanos:
porque una vez recogida, 45
ya no habr que temer nada.
DOÑA BEATRIZ - ¿Y qu ha de ser mi papel?
DOÑA NGELA - Agora el de mi crïada,
luego el de ver, retirada,
lo que me pasa con l. 50
¿Estaris muy disgustado
de esperarme?
DON MANUEL - No seÑora,
que quien espera al Aurora,
bien sabe que su cuidado
en las sombras sepultado 55
de la noche obscura y fra
ha de tener; y as, haca
gusto el pensar que pasaba,
pues cuanto ms le alargaba,
tanto ms llamaba al da, 60
si bien no era menester
pasar noche tan obscura,
si el sol de vuestra hermosura
me haba de amanecer;
que para resplandecer 65
vs, soberano arrebol,
la sombra ni el tornasol
de la noche no os haba
de estorbar; que sois el da
que amanece sin el sol. 70
Huye la noche, seÑora,
y pasa a la dulce salva
que ilumina, mas no dora;
despus el alba, la aurora,
de rayos y luz escasa, 75
dora, mas no abrasa. Pasa
la aurora, y tras su arrebol
pasa el sol, y solo el sol,
dora, ilumina y abrasa.
El Alba, para brillar, 80
quiso a la noche seguir;
la Aurora, para lucir,
al Alba quiso imitar;
el Sol, deidad singular,
a la Aurora desafa; 85
vs al Sol; luego la fra
noche no era menester,
si podis amanecer
sol del sol despus del da.
DOÑA NGELA - Aunque agradecer debiera 90
discurso tan cortesano,
quejarme quiero (no en vano)
de ofensa tan lisonjera;
pues no siendo esta la esfera,
a cuyo noble ardimiento 95
fatigas padece el viento,
sino un albergue piadoso,
os viene a hacer sospechoso
el mismo encarecimiento.
No soy alba, pues la risa 100
me falta en contento tanto;
ni aurora, pues que mi llanto
de mi dolor no os avisa.
No soy sol, pues no divisa
mi luz la verdad que adoro; 105
y as lo que soy ignoro,
que solo s que no soy
alba, aurora o sol, pues hoy,
ni alumbro, ro, ni lloro.
Y as os ruego que digis, 110
seÑor don Manuel, de m,
que una mujer soy y fui,
a quien vs solo obligis
al extremo que miris.
DON MANUEL - Muy poco debe de ser; 115
pues aunque me llego a ver
aqu, os pudiera arguir,
que tengo ms que sentir,
seÑora, que agradecer,
y as me doy por sentido. 120
DOÑA NGELA - ¿Vs de m sentido?
DON MANUEL - S,
pues que no fïais de m
quin sois.
DOÑA NGELA - Solamente os pido,
que eso no mandis; que ha sido
imposible de contar. 125
Si queris venirme a hablar,
con condicin ha de ser
que no la habis de saber,
ni lo habis de preguntar;
porque para con vs hoy 130
una enigma a ser me ofrezco,
que ni soy lo que parezco,
ni parezco lo que soy.
Mientras encubierta estoy
podris verme y podr veros; 135
porque si a satisfaceros
llegis, y quien soy sabis,
vs quererme no querris,
aunque yo quiera quereros.
Pincel que lo muerto informa, 140
tal vez un cuadro previene,
que una forma a una luz tiene,
y a otra luz tiene otra forma.
Amor, que es pintor, conforma
dos luces, que en m tenis; 145
si hoy aquesta luz me veis,
y por eso me estimis,
cuando a otra luz me veis,
quiz me aborreceris.
Lo que deciros me importa 150
es en cuanto haber credo
que de don Luis dama he sido;
y esta sospecha reporta
mi juramento, y la acorta.
DON MANUEL - Pues, ¿qu, seÑora, os moviera 155
a encubriros dl?
DOÑA NGELA - Pudiera
ser tan principal mujer,
que tuviera qu perder
si don Luis me conociera.
DON MANUEL - Pues, decidme solamente, 160
¿cmo a mi casa pasis?
DOÑA NGELA - Ni eso es tiempo que sepis,
que es el mismo inconveniente.
DOÑA BEATRIZ - Aqu entro yo lindamente.
Ya el agua y dulce est aqu; 165
Vuecelencia mire si
(Lleguen todas con toallas, vidrio y algunas cajas.)
DOÑA NGELA - ¡Qu error y qu impertinencia!
Necia, ¿quin es Excelencia?
¿Quieres engaÑar as
al seÑor don Manuel, 170
para que con eso crea
que yo gran seÑora sea?
DOÑA BEATRIZ - Advierte
DON MANUEL - De mi cruel
duda sal con aquel
descuido; agora he credo, 175
que una gran seÑora ha sido,
que, por serlo, se encubri,
y que con el oro vio
su secreto conseguido.
(Llama dentro DON JUAN y trbanse todas.)
DON JUAN - Abre aqu, abre esta puerta. 180
DOÑA NGELA - ¡Ay cielos!, ¿qu ruido es este?
ISABEL - Yo soy muerta.
DOÑA BEATRIZ - Helada estoy
DON MANUEL - ¿An no casan mis crueles
fortunas? ¡Vlgame el cielo!
DOÑA NGELA - SeÑor, mi esposo es aqueste. 185
DON MANUEL - ¿Qu he de hacer?
DOÑA NGELA - Fuerza es que os vais
a esconderos a un retrete;
Isabel, llvale t,
hasta que oculto le dejes
en aquel cuarto que sabes 190
apartado, ya me entiendes.
ISABEL - Vamos presto.
(Vase.)
DON JUAN - ¿No acabis
de abrir la puerta?
DON MANUEL - Valedme
cielos, que vida y honor
van jugadas a una suerte. 195
(Vase.)
DON JUAN - La puerta echar en el suelo.
DOÑA NGELA - Retrate t, pues puedes,
en esa cuadra, Beatriz;
no te hallen aqu.
(Sale DON JUAN.)
¿Qu quieres
a estas horas en mi cuarto, 200
que as a alborotarnos vienes?
DON JUAN - Respndeme t primero,
ngela, ¿qu traje es ese?
DOÑA NGELA - De mis penas y tristezas
es causa el mirarme siempre 205
llena de luto, y vestirme,
por ver si hay con qu me alegre,
estas galas.
DON JUAN - No lo dudo;
que tristezas de mujeres
bien con galas se remedian, 210
bien con joyas convalecen,
si bien me parece que es
un cuidado impertinente.
DOÑA NGELA - ¿Qu importa que as me vista,
donde nadie llegue a verme? 215
DON JUAN - Dime, ¿volviose Beatriz
a su casa?
DOÑA NGELA - Y cuerdamente
su padre, por mejor medio,
en paz su enojo convierte.
DON JUAN - Yo no quise saber ms, 220
para ir a ver si pudiese
verla y hablarla esta noche.
Qudate con Dios, y advierte
que ya no es tuyo ese traje.
(Vase.)
DOÑA NGELA - Vaya Dios contigo, y vete. 225
(Sale DOÑA BEATRIZ.)
Cierra esa puerta, Beatriz.
DOÑA BEATRIZ - Bien hemos salido deste
susto; a buscarme tu hermano
va.
DOÑA NGELA - Ya hasta que se sosiegue
ms la casa, y don Manuel 230
vuelva de su cuarto a verme,
para ser menos sentidas,
entremos a este retrete.
DOÑA BEATRIZ - Si esto te sucede, bien
te llaman la Dama Duende. 235
(Salen por el alacena DON MANUEL y ISABEL.)
ISABEL - Aqu has de quedarte; y mira
que no hagas ruido, que pueden
sentirte.
DON MANUEL - Un mrmol ser.
ISABEL - Quieran los cielos que acierte
acertar, que estoy turbada. 240
(Vase.)
DON MANUEL - ¡Oh, a cunto, cielos, se atreve
quien se atreve a entrar en parte
donde ni alcanza ni entiende
qu daÑos se le aperciben,
qu riesgos se le previenen! 245
Venme aqu, a m, en una casa
que dueÑo tan notable tiene
(de Excelencia por lo menos)
lleno de asombros crueles,
y tan lejos de la ma. 250
Pero, ¿qu es esto? Parece
que a esta parte alguna puerta
abren; s, y ha entrado gente.
(Sale COSME.)
COSME - Gracias a Dios que esta noche
entrar podr libremente 255
en mi aposento, sin miedo,
aunque sin luz salga y entre;
porque el duende mi seÑor,
puesto que a mi amo tiene,
¿para qu me quiere a m? 260
Pero para algo me quiere.
(Topa con DON MANUEL.)
¿Quin va?, ¿quin es?
DON MANUEL - Calle, digo,
quien quiera que es, si no quiere
que le mate a puÑaladas.
COSME - No hablar ms que un pariente 265
pobre en la casa del rico.
DON MANUEL - Crïado sin duda es este,
que a caso ha entrado hasta aqu;
dl informarme conviene
dnde estoy. Di, ¿qu casa 270
es esta y qu dueÑo tiene?
COSME - SeÑor, el dueÑo y la casa
son el diablo que me lleve,
porque aqu vive una dama,
que llaman la Dama Duende, 275
que es un demonio en figura
de mujer.
DON MANUEL - Y t, ¿quin eres?
COSME - Soy un fmulo o crïado,
soy un sbdito, un sirviente,
que sin qu, ni para qu, 280
estos encantos padece.
DON MANUEL - Y, ¿quin es tu amo?
COSME - Es
un loco, un impertinente,
un tonto, un simple, un menguado,
que por tal dama se pierde. 285
DON MANUEL - Y ¿es su nombre?
COSME - Don Manuel
Enrquez.
DON MANUEL - ¡Jess mil veces!
COSME - Yo Cosme Catiboratos
me llamo.
DON MANUEL - Cosme, ¿t eres?
Pues, ¿cmo has entrado aqu? 290
Tu seÑor soy; dime, ¿vienes
siguindome tras la silla?,
¿entraste tras m a esconderte
tambin en este aposento?
COSME - ¡Lindo desenfado es ese! 295
Dime, ¿cmo ests aqu?,
¿no te fuiste muy valiente
solo donde te esperaban?;
pues, ¿cmo tan presto vuelves?
Y, ¿cmo, en fin, has entrado 300
aqu, trayendo yo siempre
la llave de aqueste cuarto?
DON MANUEL - Pues dime, ¿qu cuarto es este?
COSME - El tuyo o el del demonio.
DON MANUEL - ¡Viven los cielos que mientes!, 305
porque lejos de mi casa,
y en casa bien diferente
estaba en aqueste instante.
COSME - Pues cosas sern del duende,
sin duda, porque te he dicho 310
la verdad pura.
DON MANUEL - T quieres
que pierda el juicio.
COSME - ¿Hay ms
de desengaÑarte? Vete
por esa puerta y saldrs
al portal, a donde puedes 315
desengaÑarte.
DON MANUEL - Bien dices;
ir a examinarle y verle.
(Vase.)
COSME - SeÑores, ¿cundo saldremos
de tanto embuste aparente?
(Sale ISABEL por la alacena.)
ISABEL - Volviose a salir don Juan; 320
y porque a saber no llegue
don Manuel a dnde est,
sacarle de aqu conviene.
Ce, seÑor, ce.
COSME - Esto es peor;
ceticas son estas ces. 325
ISABEL - Ya mi seÑor recogido
queda.
COSME - (Aparte.)
¿Qu seÑor es este?
(Sale DON MANUEL.)
DON MANUEL - Este es mi cuarto en efeto.
ISABEL - ¿Eres t?
COSME - S, yo soy.
ISABEL - Vente 330
conmigo.
DON MANUEL - T dices bien.
ISABEL - No hay que temer; nada esperes.
COSME - SeÑor, que el duende me lleva.
(Llvale ISABEL.)
DON MANUEL - ¿No sabremos finalmente
de dnde nace este engaÑo? 335
¿No respondes? ¡Qu necio eres!
¡Cosme, Cosme! Vive el cielo,
que toco con las paredes;
¿yo no hablaba aqu con l?,
¿dnde se desaparece 340
tan presto?, ¿no estaba aqu?
Yo he de perder dignamente
el juicio, mas, pues es fuerza
que aqu otro cualquiera entre,
he de averiguar por dnde; 345
porque tengo de esconderme
en esta alcoba, y estar
esperando atentamente,
hasta averiguar quin es
esta hermosa Dama Duende. 350
(Vase y salen todas las mujeres, una con luces y otra con algunas cajas y otra con un vidrio de agua.)
DOÑA NGELA - Pues a buscarte ha salido
mi hermano, y pues Isabel
a su mismo cuarto ha ido
a traer a don Manuel,
est todo apercebido: 355
halle, cuando llegue aqu,
la colacin prevenida;
todas le esperad as.
DOÑA BEATRIZ - No he visto en toda mi vida
igual cuento.
DOÑA NGELA - ¿Viene?
CRIADA - S, 360
que ya siento sus pisadas.
(Sale ISABEL trayendo a COSME de la mano.)
COSME - Triste de m, ¿dnde voy?
Ya estas son burlas pesadas;
mas no, pues mirando estoy
bellezas tan extremadas. 365
¿Yo soy Cosme o Amads?
¿Soy Cosmico o Belians?
ISABEL - Ya viene aqu. Mas, ¿qu veo?
¡SeÑor!
COSME - Ya mi engaÑo creo,
pues tengo el alma en un tris. 370
DOÑA NGELA - ¿Qu es esto, Isabel?
ISABEL - SeÑora,
donde a don Manuel dej,
volviendo por l agora
a su crïado encontr.
DOÑA BEATRIZ - Mal tu descuido se dora. 375
ISABEL - Est sin luz.
DOÑA NGELA - ¡Ay de m!
Todo est ya declarado.
DOÑA BEATRIZ - Ms vale engaÑarle as:
Cosme.
COSME - Damiana.
DOÑA BEATRIZ - A este lado
llegad.
COSME - Bien estoy aqu. 380
DOÑA NGELA - Llegad, no tengis temor.
COSME - ¿Un hombre de mi valor,
temor?
DOÑA NGELA - Pues, ¿qu es no llegar?
COSME - (Aparte y llguese a ellas.)
Ya no se puede excusar,
en llegando al pundonor; 385
respeto no puede ser,
sin ser espanto ni miedo,
porque al mismo Lucifer
temerle muy poco puedo;
en hbito de mujer 390
alguna vez lo intent,
y para el ardid que fragua,
cota y nagua se visti
(que esto de cotilla y nagua
el demonio lo invent) 395
en forma de una doncella,
aseada, rica y bella,
a un pastor se apareci,
y l, as como la vio,
se encendi en amores della; 400
goz a la diabla y despus
con su forma horrible y fea
le dijo a voces: ¿No ves,
msero de ti, cul sea
desde el copete a los pies 405
la hermosura que has amado?
Desespera, pues has sido
agresor de tal pecado.
Y l, menos arrepentido
que antes de haberla gozado, 410
le dijo: Si pretendiste,
¡oh sombra fingida y vana!,
que desesperase un triste,
vente por ac maÑana
en la forma que trujiste; 415
verasme amante y corts,
no menos que antes, despus,
y aguardarte en testimonio
de que aun horrible no es
en traje de hembra un demonio. 420
DOÑA NGELA - Volved en vs, y tomad
una conserva y bebed,
que los sustos causan sed.
COSME - Yo no la tengo.
DOÑA BEATRIZ - Llegad;
que habis de volver, mirad, 425
docientas leguas de aqu.
COSME - Cielos, ¿qu oigo?
DOÑA NGELA - ¿Llaman?
DOÑA BEATRIZ - S.
ISABEL - ¡Hay tormento ms cruel!
DOÑA NGELA - ¡Ay de m triste!
DON LUIS - (Dentro.)
Isabel.
DOÑA BEATRIZ - ¡Vlgame el cielo!
DON LUIS - (Dentro.)
Abre aqu. 430
DOÑA NGELA - Para cada susto tengo
un hermano.
ISABEL - Trance fuerte.
DOÑA BEATRIZ - Yo me escondo.
(Vase.)
COSME - Este, sin duda,
es el verdadero duende.
ISABEL - Vente conmigo
COSME - S har. 435
(Vanse.)
(Sale DON LUIS.)
DOÑA NGELA - ¿Qu es lo que en mi cuarto quieres?
DON LUIS - Pesares mos me traen
a estorbar otros placeres:
vi ya tarde en ese cuarto
una silla, donde vuelve 440
Beatriz, y vi que mi hermano
entr.
DOÑA NGELA - Y en fin, ¿qu pretendes?
DON LUIS - Como pisa sobre el mo,
me pareci que haba gente,
y para desengaÑarme, 445
solo he de mirarle y verle.
(Alza una antepuerta y topa con BEATRIZ.)
Beatriz, ¿aqu ests?
DOÑA BEATRIZ - Aqu
estoy; que hube de volverme,
porque al disgusto volvi
mi padre, enojado siempre. 450
DON LUIS - Turbadas estis las dos;
¿qu notable estrago es este
de platos, dulces y vidrios?
DOÑA NGELA - ¿Para qu informarte quieres
de lo que, en estando a solas, 455
se entretienen las mujeres?
(Hacen ruido en la alacena ISABEL y COSME.)
DON LUIS - Y aquel ruido, ¿qu es?
DOÑA NGELA - Yo muero.
DON LUIS - Vive Dios que all anda gente;
ya no puede ser mi hermano
quien se guarda desta suerte. 460
(Aparta la alacena para entrar con luz.)
¡Ay de m, cielos piadosos!;
que queriendo neciamente
estorbar aqu los celos
que amor en mi pecho enciende,
celos de honor averiguo; 465
luz tomar, aunque impudente,
pues todo se halla con luz,
y el honor con luz se pierde.
(Vase.)
DOÑA NGELA - ¡Ay Beatriz, perdidas somos
si le topa!
DOÑA BEATRIZ - Si le tiene 470
en su cuarto ya Isabel,
en vano dudas y temes,
pues te asegura el secreto
de la alacena.
DOÑA NGELA - ¿Y si fuese
tal mi desdicha, que all 475
con la turbacin no hubiese
cerrado bien Isabel,
y l entrase all?
DOÑA BEATRIZ - Ponerte
en salvo ser importante.
DOÑA NGELA - De tu padre ir a valerme, 480
como l se vali de m,
porque trocada la suerte,
si a ti te trujo un pesar,
a m otro pesar me lleve.
(Salen por el alacena ISABEL y COSME y por otra parte DON MANUEL.)
ISABEL - Entra presto.
(Vase.)
DON MANUEL - Ya otra vez 485
en la cuadra siento gente.
(Sale DON LUIS con luz.)
DON LUIS - Yo vi un hombre, ¡vive Dios!
COSME - Malo es esto.
DON LUIS - ¿Cmo tienen
desviada esta alacena?
COSME - Ya se ve luz; un bufete 490
que he topado aqu me valga.
(Escndese.)
DON MANUEL - Esto ha de ser desta suerte.
(Echa mano.)
DON LUIS - ¿Don Manuel?
DON MANUEL - Don Luis, ¿qu es esto?,
¿quin vio confusin ms fuerte?
COSME - ¡Oigan por dnde se entr!; 495
decirlo quise mil veces.
DON LUIS - Mal caballero, villano,
traidor, fementido husped,
que al honor de quien te estima,
te ampara, te favorece, 500
sin recato te aventuras
y sin decoro te atreves,
esgrime ese infame acero.
DON MANUEL - Solo para defenderme
le esgrimir, tan confuso 505
de orte, escucharte y verte,
de orme, verme y escucharme,
que aunque a matarme te ofreces,
no podrs, porque mi vida,
hecha a prueba de crueles 510
fortunas, es inmortal;
ni podrs, aunque lo intentes,
darme la muerte, supuesto
que el dolor no me da muerte;
que, aunque eres valiente t, 515
es el dolor ms valiente.
DON LUIS - No con razones me venzas,
sino con obras.
DON MANUEL - Detente
solo hasta pensar si puedo,
don Luis, satisfacerte. 520
DON LUIS - ¿Qu satisfaciones hay,
si as agraviarme pretendes?
Si en el cuarto de esta fiera,
por ese cuarto que tienes,
entras, ¿hay satisfaciones 525
a tanto agravio?
DON MANUEL - Mil veces
rompa esa espada mi pecho,
don Luis, si eternamente
supe desta puerta o supe
que paso a otro cuarto tiene. 530
DON LUIS - Pues, ¿qu haces aqu encerrado
sin luz?
DON MANUEL - ¿Qu he de responderle?
Un crïado espero.
DON LUIS - Cuando
yo te he visto esconder, ¿quieres
que mientan mis ojos?
DON MANUEL - S, 535
que ellos engaÑos padecen
ms que otro sentido.
DON LUIS - Y cuando
los ojos mientan, ¿pretendes
que tambin mienta el odo?
DON MANUEL - Tambin.
DON LUIS - Todos al fin mienten; 540
t solo dices verdad,
y eres t solo el que
DON MANUEL - Tente,
porque aun antes que lo digas,
que lo imagines y pienses,
te habr quitado la vida; 545
y ya arrestada la suerte,
primero soy yo, perdonen
de amistad honrosas leyes.
Y pues ya es fuerza reÑir,
riÑamos como se debe: 550
parte entre los dos la luz,
que nos alumbre igualmente.
Cierra despus esa puerta
por donde entraste imprudente,
mientras que yo cierro estotra, 555
y agora en el suelo se eche
la llave, para que salga
el que con la vida quede.
DON LUIS - Yo cerrar la alacena
por aqu con un bufete, 560
porque no puedan abrirla
por all, cuando lo intenten.
(Topa con COSME.)
COSME - Descubriose la tramoya.
DON LUIS - ¿Quin est aqu?
DON MANUEL - Dura suerte
es la ma.
COSME - No est nadie. 565
DON LUIS - Dime, don Manuel, ¿es este
el crïado que esperabas?
DON MANUEL - ¡Ya no es tiempo de hablar esto!
Yo s que tengo razn;
creed de m lo que quisiereis, 570
que con la espada en la mano
solo ha de vivir quien vence.
DON LUIS - Ea pues, reÑid los dos,
¿qu esperis?
DON MANUEL - Mucho me ofendes,
si eso presumes de m; 575
pensando estoy qu ha de hacerse
del crïado; porque echarle,
es envïar quien lo cuente,
y tenerle aqu, ventaja,
pues es cierto ha de ponerse 580
a mi lado.
COSME - No har tal,
si es ese el inconveniente.
DON LUIS - Puerta tiene aquesa alcoba,
y como en ella se cierre,
quedaremos ms iguales. 585
DON MANUEL - Dices bien, entra a esconderte.
COSME - Para que yo riÑa, haced
diligencias tan urgentes;
que para que yo no riÑa,
cuidado escusado es ese. 590
(Vase.)
DON MANUEL - Ya estamos solos los dos.
(RiÑen.)
DON LUIS - Pues nuestro duelo comience.
DON MANUEL - No vi ms templado pulso.
(Desguarncese la espada.)
DON LUIS - No vi pujanza ms fuerte;
sin armas estoy; mi espada 595
se desarma y desguarnece.
DON MANUEL - No es defecto de valor;
de la fortuna accidente.
S, busca otra espada, pues.
DON LUIS - Eres corts y valiente. 600
(Aparte.)
Fortuna, ¿qu debo hacer
en una ocasin tan fuerte,
pues, cuando el honor me quita,
me da la vida y me vence?
Yo he de buscar ocasin 605
verdadera, o aparente,
para que pueda en tal duda
pensar lo que debe hacerse.
DON MANUEL - ¿No vas por la espada?
DON LUIS - S;
y como a que venga esperes, 610
presto volver con ella.
DON MANUEL - Presto o tarde, aqu estoy siempre.
DON LUIS - A Dios don Manuel, que os guarde.
(Vase.)
DON MANUEL - A Dios, que con bien os lleve.
Cierro la puerta, y la llave 615
quito porque no se eche
de ver que est gente aqu.
¡Qu confusos pareceres
mi pensamiento combaten
y mi discurso revuelven! 620
¡Qu bien predije que haba
puerta que paso la hiciese,
y que era de don Luis dama!
Todo en efeto sucede
como yo lo imagin; 625
mas, ¿cundo desdichas mienten?
(Asmase COSME en lo alto.)
COSME - ¡Ah seÑor!, por vida tuya,
que lo que solo estuvieres
me eches all, porque temo
que venga a buscarme el duende 630
con sus dares y tomares,
con sus dimes y diretes,
en un retrete que apenas
se divisan las paredes.
DON MANUEL - Yo te abrir, porque estoy 635
tan rendido a los desdenes
del discurso, que no hay
cosa que ms me atormente.
(Vase, y salen DON JUAN y DOÑA NGELA con manto y sin chapines.)
DON JUAN - Aqu quedars en tanto
que me informe y me aconseje 640
de la causa que a estas horas
te ha sacado desta suerte
de casa; porque no quiero
que en tu cuarto, ingrata, entres,
por informarme sin ti 645
de lo que a ti te sucede.
(Aparte.)
De don Manuel en el cuarto
la dejo, y por si l viniere,
pondr a la puerta un crïado
que le diga que no entre. 650
(Vase.)
DOÑA NGELA - ¡Ay infelice de m!,
unas a otras suceden
mis desdichas; ¡muerta soy!
(Salen DON MANUEL y COSME.)
COSME - Salgamos presto.
DON MANUEL - ¿Qu temes?
COSME - Que es demonio esta mujer, 655
y que aun all no me deje.
DON MANUEL - Si ya sabemos quin es,
y en una puerta un bufete,
y en otra la llave est:
¿por dnde quieres que entre? 660
COSME - Por donde se le antojare.
DON MANUEL - Necio ests.
COSME - ¡Jess mil veces!
DON MANUEL - ¿Por qu es eso?
COSME - El verbi gratia
encaja aqu lindamente.
DON MANUEL - ¿Eres ilusin o sombra, 665
mujer que a matarme vienes?
Pues, ¿cmo has entrado aqu?
DOÑA NGELA - Don Manuel.
DON MANUEL - Di.
DOÑA NGELA - Escucha, atiende.
Llam don Luis turbado,
entr atrevido, reportose osado, 670
prevnose prudente,
pens discreto y resisti valiente;
mir la casa ciego,
recorriola advertido, hallote, y luego
ruido de cuchilladas 675
habl, siendo las lenguas las espadas.
Yo, viendo que era fuerza
que dos hombres cerrados, a quien fuerza
su valor y su agravio,
retrico el acero, mudo el labio, 680
no acaban de otra suerte
que con solo una vida y una muerte,
sin ser vida ni alma,
mi casa dejo, y a la obscura calma
de la tiniebla fra, 685
plida imagen de la dicha ma,
a caminar empiezo;
aqu yerro, aqu caigo, aqu tropiezo
y, torpes mis sentidos,
prisin hallan de seda mis vestidos; 690
sola, triste y turbada,
llego de mi discurso mal guïada
al umbral de una esfera
que fue mi crcel, cuando ser debiera
mi puerto o mi sagrado, 695
(mas, ¿dnde le ha de hallar un desdichado?);
estaba a sus umbrales
(como eslabona el cielo nuestros males)
don Juan, don Juan mi hermano
(que ya resisto, ya defiendo en vano 700
decir quin soy, supuesto
que el haberlo callado nos ha puesto
en riesgo tan extraÑo).
(¿Quin creer que el callar me ha hecho daÑo,
siendo mujer? Y es cierto, 705
siendo mujer, que por callar me he muerto).
En fin, l esperando
a esta puerta estaba, ¡ay cielo!, cuando
yo a sus umbrales llego,
hecha volcn de nieve, alpe de fuego; 710
l, a la luz escasa
con que la luna mansamente abrasa,
vio brillar los adornos de mi pecho,
(no es la primer traicin que nos ha hecho)
y escuch de las ropas el ruido, 715
(no es la primera que nos han vendido);
pens que era su dama,
y lleg mariposa de su llama
para abrasarse en ella,
y hallome a m por sombra de su estrella. 720
¿Quin de un galn creyera
que buscando sus celos conociera
tan contrarios los cielos,
que ya se contentara con sus celos?
Quiso hablarme y no pudo, 725
que siempre ha sido el sentimiento mudo;
en fin en tristes voces,
que mal formadas aneg veloces
desde la lengua al labio,
la causa solicita de su agravio. 730
Yo responderle intento,
ya he dicho cmo es mudo el sentimiento,
y aunque quise no pude,
que mal al miedo la razn acude,
si bien busqu colores a mi culpa; 735
mas cuando anda a buscarse la disculpa,
o tarde o nunca llega;
ms el delito afirma que le niega.
Ven -dijo- hermana fiera,
de nuestro antiguo honor mancha primera; 740
dejarete encerrada
donde segura ests, y retirada,
hasta que cuerdo y sabio
de la ocasin me informe de mi agravio.
Entr donde los cielos 745
mejoraron con verte mis desvelos.
Por haberte querido,
fingida sombra de mi casa he sido;
por haberte estimado,
sepulcro vivo fui de mi cuidado; 750
porque no te quisiera,
quien el respeto a tu valor perdiera;
porque no te estimara,
quien su traicin dijera cara a cara.
Mi intento fue el quererte, 755
mi fin amarte, mi temor perderte,
mi miedo asegurarte,
mi vida obedecerte, mi alma amarte,
mi deseo servirte
y mi llanto, en efeto, persuadirte 760
que mi daÑo repares,
que me valgas, me ayudes y me ampares.
DON MANUEL - Hidras parecen las desdichas mas,
al renacer de sus cenizas fras.
¿Qu har en tan ciego abismo, 765
humano laberinto de m mismo?
Hermana es de don Luis, cuando crea
que era dama; si tanto, ¡ay Dios!, senta
ofenderle en el gusto,
¿qu ser en el honor? ¡Tormento justo! 770
Su hermana es; si pretendo
librarla y con mi sangre la defiendo,
remitiendo a mi acero su disculpa,
es ya mayor mi culpa,
pues es decir que he sido 775
traidor y que a su casa he ofendido,
pues en ella me halla;
pues querer disculparme con culparla,
es decir que ella tiene
la culpa, y a mi honor no le conviene. 780
Pues, ¿qu es lo que pretendo?
Si es hacerme traidor, si la defiendo;
si la dejo, villano;
si la guardo, mal husped; inhumano,
si a su hermano la entrego; 785
soy mal amigo, si a aguardarla llego;
ingrato, si la libro, a un noble trato,
y si la dejo, a un noble amor, ingrato.
Pues de cualquier manera
mal puesto he de quedar, matando muera. 790
No receles, seÑora;
noble soy y conmigo ests ahora.
COSME - La puerta abren.
DON MANUEL - Nada temas,
pues que mi valor te guarda.
DOÑA NGELA - Mi hermano es.
DON MANUEL - Segura ests; 795
ponte luego a mis espaldas.
(Sale DON LUIS.)
DON LUIS - Ya vuelvo. Pero, ¿qu miro?
¡Traidora!
(Amenzala.)
DON MANUEL - Tened la espada,
seÑor don Luis. Yo os he estado
esperando en esta sala 800
desde que os fuisteis, y aqu
(sin saber cmo) esta dama
entr, que es hermana vuestra,
(segn dice); que palabra
os doy como caballero 805
que no la conozco; y basta
decir que engaÑado pude,
sin saber a quin, hablarla.
Yo la he de poner en salvo,
a riesgo de vida y alma, 810
de suerte que nuestro duelo,
que haba a puerta cerrada
de acabarse entre los dos,
a ser escndalo pasa.
En habindola librado, 815
yo volver a la demanda
de nuestra pendencia y, pues
en quien sustenta su fama,
espada y honor han sido
armas de ms importancia, 820
dejadme ir vs por honor,
pues yo os dej ir por espada.
DON LUIS - Yo fui por ella, mas solo
para volver a postrarla
a vuestros pies; y cumpliendo 825
con la obligacin pasada
en que entonces me pusisteis,
pues que me dais nueva causa,
puedo ya reÑir de nuevo.
Esa mujer es mi hermana: 830
no la ha de llevar ninguno
a mis ojos, de su casa,
sin ser su marido; as,
si os empeÑis a llevarla,
con la mano podr ser, 835
pues con aquesa palabra
podis llevarla y volver,
si queris, a la demanda.
DON MANUEL - Volver; pero advertido
de tu prudencia y constancia, 840
a solo echarme a esos pies.
DON LUIS - Alza del suelo, levanta.
DON MANUEL - Y para cumplir mejor
con la obligacin jurada,
a tu hermana doy la mano. 845
(Salen por una puerta DOÑA BEATRIZ y ISABEL, y por otra DON JUAN.)
DON JUAN - Si solo el padrino falta,
aqu estoy yo; que viniendo
a donde dej a mi hermana,
el oros me detuvo
no salir a las desgracias, 850
como he salido a los gustos.
DOÑA BEATRIZ - Y pues con ellos se acaban,
no se acaban sin terceros.
DON JUAN - Pues, ¿t, Beatriz, en mi casa?
DOÑA BEATRIZ - Nunca sal della; luego 855
te podr decir la causa.
DON JUAN - Logremos esta ocasin,
pues tan a voces nos llama.
COSME - Gracias a Dios, que ya el duende
se declar. Dime, ¿estaba 860
borracho?
DON MANUEL - Si no lo ests,
hoy con Isabel te casas.
COSME - Para estarlo fuera eso,
mas no puedo.
ISABEL - ¿Por qu causa?
COSME - Por no malograr el tiempo 865
que en estas cosas se gasta,
pudindolo aprovechar
en pedir de nuestras faltas
perdn; humilde el autor
os le pide a vuestras plantas. 870
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