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SITUACIN ACTUAL DE LA FECUNDIDAD EN ESPAÑA: ANLISIS DESCRIPTIVO Y PROPUESTAS DE MEJORA

sociologa



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SITUACIN ACTUAL  DE LA FECUNDIDAD EN ESPAÑA: ANLISIS DESCRIPTIVO Y PROPUESTAS DE MEJORA



Abstract: The fertility in Spain is such one of the most important problems for the Spanish economy. The fertility rate has failed until levels witch doesnt guarantee the generational replacement, although, in the last years it seems that have been corrected but it isnt enough. This reality  is according with the data on fertility that launch our European neighbours, as Poland, Czech Republic and Ireland, those who beside our country, show falls in their fertility rates under the average of the European Union. In some cases its argued the incorporation of the women to the labour market like the main course of this social reality, however, the true is that the low of the fertility has occurred such in working women as in those who doesnt work out of home.

Key words: Fertility, public policies, working women, children, births.

I. Introduccin

En este trabajo se pretenden vislumbrar las causas reales por las que las mujeres han dejado de tener hijos ya que el nmero total de hijos que tienen es significativamente menor que en dcadas pasadas y, sobre todo, el por qu las mujeres tienen un nmero de hijos significativamente inferior de lo que exponen como nmero ideal de descendientes.

Frente a esta realidad, los poderes pblicos no pueden ser neutrales y debe tener en consideracin que si las mujeres, segn revela la Encuesta de Fecundidad realizada en EspaÑa en 1999, tienen menos hijos de lo que les gustara, y en, alrededor del 50% de las razones, apuntan de forma directa o indirecta, motivos econmicos, desde las instancias pblicas deberan adoptarse soluciones eficaces que atajaran parte del problema.

Es indudable que la decisin de tener o no hijos entra en la esfera personal de los cnyuges pero de lo que no cabe duda es que la evolucin de la natalidad tiene consecuencias importantes para la sociedad, por lo que los poderes pblicos, respetando la libertad de los progenitores, deben arbitrar medidas pblicas para que aquellos que quieran tener ms hijos de lo que el entorno social y econmico les permite, eliminen esas trabas y accedan a la maternidad de forma libre. Las Administraciones pblicas deberan evaluar los costes de oportunidad de tener un hijo para compensar a aquellos que lo soliciten esta prdida de utilidad, no siempre traducida en trminos econmicos, a travs de diferentes medidas que posteriormente se vern.

A lo largo de la historia han existido mltiples razonamientos que pretendan justificar la realidad de la fecundidad en los distintos pases. As las teoras explicativas de la evolucin de la fecundidad tratan de dar argumentos tanto desde un punto de vista sociolgico como desde una perspectiva econmica. Esta ltima tendencia distingue cuatro momentos en los que se pueden identificar realidades caractersticas de la fecundidad.

Muchas de teoras sociolgicas arraigadas con gran fuerza en algunos sectores de la sociedad han hecho un flaco favor al desarrollo de la fecundidad al presentar este fenmeno como un obstculo al desarrollo personal o profesional de la madre o como un impedimento a la autorrealizacin. Con el paso del tiempo se ha visto que el desarrollo profesional de una mujer no es incompatible con la maternidad pero las consecuencias del convencimiento de la veracidad de las mismas ha contribuido de manera sobresaliente a una drstica reduccin de las tasas de fecundidad. Por lo que no pueden darse explicaciones tan simplistas a la cada de la fecundidad argumentando que la masiva incorporacin de la mujer al mercado laboral es la causa de la cada de la natalidad. Es ms cercano a la realidad el considerar que un cambio en los hbitos de vida es lo que ha motivado esta circunstancia. Una sociedad en la que han cambiado las prioridades, para la que la maternidad no es un valor bsico y en la que la familia adopta roles de inestabilidad, quizs sean causas ms reales que justifican el descenso de la natalidad.

A lo largo de las pginas siguientes se describen las realidades espaÑola y europea en lo que a fertilidad se refiere. En el cuarto captulo se presentan las principales conclusiones a las que se ha llegado tras un pequeÑo estudio de campo en el que se ha querido conocer las causas que argumentan las espaÑolas para justificar la cada en las tasas de fecundidad. Adems se plantean algunas propuestas que podran adoptarse para mejorar esta situacin. Finalmente en el apartado de anexos se recogen los principales resultados cuantitativos del estudio de campo y se propone una encuesta ms concisa que, si se lleva a cabo, podra arrojar alguna luz sobre los motivos por los que las espaÑolas tienen muchos menos hijos que aÑos atrs.

II.      Anlisis de las tasas de fecundidad en EspaÑa

A juicio de Preston las razones por las que las jvenes actuales no desean tener hijos, pueden responder a tres tipos de causas:

Motivos econmicos: Tanto los costes monetarios comos los costes de oportunidad de tener un hijo. Los costes monetarios son evidentes; educacin, alimentacin, vestido, , mientras que los costes de oportunidad, mucho ms subjetivos, vienen reflejados por todo lo que la mujer tiene que dejar de hacer a cambio de la maternidad, y sobre todo, la valoracin que la mujer da a lo que abandona por tener un hijo y si se ve o no compensado con la satisfaccin que le reporta tener un hijo ms.

La generalizacin en la utilizacin de tcnicas artificiales de anticoncepcin en los pases europeos desarrollados.

Modificacin en el sistema de valores de la sociedad, pues ha sufrido un cambio sustancial. Entre estos, hay que seÑalar un fuerte individualismo que impregna toda la sociedad.

En la actualidad se hace gran nfasis en las dos primeras causas, olvidando el tercer grupo de motivos por los que la natalidad ha descendido en los ltimos aÑos. Es cierto que las causas econmicas son argumentadas por un gran nmero de mujeres, al igual que revelan la generalizacin de la utilizacin de mtodos anticonceptivos pero los anlisis de fecundidad olvidan el tercer factor, de especial importancia y ms difcil de solucionar ya que se debe a cambios en la mentalidad de los ciudadanos, difcilmente modificables en el corto plazo.

A. Situacin estadstica de la fecundidad en EspaÑa

En este apartado se pasa revista por los principales datos directa o indirectamente relacionados con las tasas de natalidad en EspaÑa. Tratando de facilitar un horizonte temporal, se han tomado los datos publicados por Eurostat sobre cada una de las variables en 1975, 1980, 1990, 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004. Se han elegido estos aÑos para conocer tanto la evolucin seguida en los treinta ltimos aÑos del siglo XX, como para poder hacer alguna previsin de la posible tendencia que seguir nuestro pas en los prximos aÑos.

Al igual que nuestros vecinos europeos, en EspaÑa la natalidad se desplom y entre 1978 y 1994,  los nacimientos experimentaron un descenso del 42%. Esta cada toc fondo en los primeros aÑos noventa y parece que a lo largo de los primeros aÑos de la nueva centuria ha experimentado un repunte tan leve, que no deja lugar para el optimismo. Esta situacin es plenamente compatible con un aumento de la poblacin que revela el padrn a lo largo de distintos aÑos.

Tasa bruta de natalidad. Tabla 1

(NiÑos nacidos por cada 1.000 habitantes)

Total Nacional

Fuente: Instituto Nacional de Estadstica.

En EspaÑa en 1975 el nmero de nacimientos por cada mil habitantes era de casi 20 (18,76), situndose en la actualidad en 10,65. Es decir, en treinta aÑos la tasa de natalidad ha cado casi un 50%. Como se dijo en el apartado correspondiente el caso de EspaÑa, merece mencin especial ya que en el momento actual se sita en la media europea ligeramente por encima o por debajo segn se tomen cifras de la Europa de los 15 (10,7) o de la Europa de los 25 (10,5), pero en 1975 EspaÑa se situaba muy por encima de la media comunitaria (13,6 Europa 15 o 14,4 Europa 25). Este importante descenso de la natalidad se puede deber a factores muy diversos que a lo largo de las pginas siguientes trataremos de descubrir.

Si se conjugan los datos de natalidad con el ratio nmero de hijos por mujer, se puede comprobar cmo este ltimo ha experimentado una cada an mayor. Esto responde a una circunstancia concreta y es que en EspaÑa el baby-boom se produjo con un retraso de diez aÑos respecto a lo acontecido en los pases europeos, por esto se conjuga un aumento en las tasas de natalidad con un descenso en el ndice de fertilidad, pues son ms las mujeres que estn en edad frtil y acceden a la maternidad, aunque tienen un menor nmero de hijos por mujer.

As, en 1975 EspaÑa se encontraba por encima de la media Europea (2,02 Europa 25 y 1,96 Europa 15) con 2,803 niÑos por mujer en edad frtil. Este indicador comenz una tendencia descendente a partir de 1976 y a lo largo de los aÑos noventa experiment la cada ms importante, situndose en 1996 el ndice sinttico de fecundidad en 1,16. Se mantuvo esta tendencia hasta 1998, fecha en la que experiment un punto de inflexin, consiguiendo as que a lo largo de los primeros aÑos del siglo XXI la tendencia fuera creciente. Sin embargo, este repunte no ha sido suficiente como para alcanzar la media comunitaria (1,50 o 1,52 en la Europa de los quince), lo que hace suponer que nuestro pas sigue la misma pauta de comportamiento que el resto de Europa aunque con una mayor intensidad.

Indicador de fecundidad. Tabla 2

Total nacional

*) A partir del aÑo 2002 los clculos se han realizado con cifras de poblacin proyectadas y, por tanto, susceptibles de ser revisadas. Los nacimientos provisionales estn clasificados por lugar de inscripcin.

Fuente: I.N.E.

Junto con la cada de las tasas de fecundidad debe resaltarse el fenmeno del retraso en la edad de las madres en el momento de tener su primer hijo. Si se observa el siguiente cuadro puede verse cmo el intervalo de 25 a 29 aÑos era la edad en la que mayoritariamente las mujeres tenan hijos en los aÑos 1975, 1980 y 1990. Este intervalo se ha visto desplazado cinco aÑos ms a partir del aÑo 2000, fecha a partir de la cual las mujeres tienen sus hijos mayoritariamente entre los 30 y 34 aÑos. La edad media de la maternidad en 1975 era de 28,8 aÑos, edad que fue descendiendo a 28,2 en 1980. Se produjo un retraso en la edad media de maternidad a lo largo de la dcada de los ochenta hasta alcanzar 28,6 en 1988. Este proceso se aceler en 1999 hasta 30,7 aÑos.

Por otra parte, cabe destacar que en los dos ltimos aÑos de los que disponemos de datos; 2003 y 2004 han experimentado un crecimiento importante el nmero de hijos nacidos de madres cuya edad se sita entre los 35 y los 39 aÑos, de cada 1.000 mujeres, 50,10 tienen un hijo con esta edad. Esto todava es ms alarmante ya que de confirmarse esta tendencia en los prximos aÑos asistiremos a un desplazamiento de la edad de la primera maternidad cinco aÑos ms tarde.

Tasas de fecundidad por grupos de edad Tabla 3

(por 1.000 mujeres)

15-19 aÑos

20-24 aÑos

25-29 aÑos

30-34 aÑos

35-39 aÑos

40-44 aÑos

45-49 aÑos

A partir del aÑo 2002 los clculos se han realizado con cifras de poblacin proyectadas. Fuente: I.N.E.

Con la intencin de tener una pequeÑa estimacin de la evolucin de la fecundidad en los prximos aÑos, puede predecirse que, al igual que en la actualidad, continuar la tasa de fecundidad descendiendo para edades inferiores a treinta aÑos, y se mantendr e incluso aumentarn los ndices de fecundidad de las mujeres cuyas edades estn entre 31 y 40 aÑos.

Estos datos estn en consonancia con la realidad europea, donde se reconoce que las mujeres posponen de manera importante su maternidad, y an ms, la edad de la primer maternidad se posterga hasta ms all de los treinta aÑos. Es lo que ocurre en EspaÑa en 2004, ya que se sita casi en 31 aÑos la edad media de la madre que tiene su primer hijo, cuando en 1975 esta media se situaba en 28,80.

Edad media de la primera maternidad

Tabla 4

Total nacional

A partir del aÑo 2002 los clculos se han realizado con cifras de poblacin proyectadas y, por tanto, susceptible de ser revisadas.  Fuente: I.N.E.

En EspaÑa el fenmeno migratorio ha influido de forma considerable en la situacin de la fecundidad y, aunque, como algunos proponen, no puede ser la solucin a los problemas de natalidad que nuestro pas presenta, merece especial reflexin la procedencia geogrfica de las madres, pues indudablemente aunque el fenmeno migratorio no puede solucionar en exclusiva los problemas econmicos derivados de las bajas tasas de natalidad, lo cierto es que los nacimientos de madres extranjeras, por seguir una tendencia contraria a la espaÑola puede modificar el rumbo de las tasas de fecundidad.

Segn la Encuesta de Fecundidad realizada por el I.N.E. en 1999 de un total de 10.165.237 mujeres, el mayor nmero de nacimientos de madre extranjera proceden de mujeres africanas, ya que de un total de 1.172.110 mujeres que tienen tres o ms hijos, 5.496 son de aquel continente, seguidas muy de cerca de las latinoamericanas. Y no es que el nmero de mujeres que viven en EspaÑa de estas nacionalidades sea significativamente mayor a otras sino que esta circunstancia se da porque la tasa de fecundidad de africanas y latinas es mucho mayor que para otras nacionalidades.

Estos datos probablemente en la actualidad hayan aumentado de manera considerable ya que, al igual que en el resto de Europa, las ltimas leyes de regularizacin de inmigrantes han hecho que afloren datos de extranjeros que ya vivan en EspaÑa pero que eran opacos a las cifras oficiales. A la espera de los datos de la Encuesta de Fecundidad de 2003 estas son las nicas cifras con las que podemos trabajar El calendario de fecundidad de las mujeres extranjeras difiere notablemente del de la poblacin general. Sus edades de maternidad son ms tempranas y para algunas nacionalidades las tasas de fecundidad son superiores a las nacionales.

Nacimientos de madre extranjera Tabla 5

(Mujeres 15-49 aÑos por pas nacionalidad, nmero de hijos nacidos vivos)

Total

Ninguno

Uno

Dos

Tres y ms

Media

Total

EspaÑa

Unin Europea

Africa

America Central y del Sur

Otros pases

Fuente: Encuesta de Fecundidad 1999.

Otro factor que incide de manera importante en el ratio nmero de hijos por mujer es el ndice de nupcialidad, ya que, aunque la tendencia es que el nmero de matrimonios disminuya, an la tendencia de las mujeres de forma mayoritaria, es tener los hijos dentro del matrimonio.

Entre 1978 y 1982 el ndice Sinttico de Primera Nupcialidad[1] se redujo en ms de 30 puntos, experimentando un leve repunte a partir de 1985. El abandono del matrimonio va ligado a la proliferacin de las uniones consensuadas, sin que stas hayan sustituido al matrimonio a pesar de haber experimentado un crecimiento importante en los ltimos aÑos. Por lo que el nmero de nacimientos fuera del matrimonio, es decir de madre no casada han experimentado un importante crecimiento.

Nacidos de madre no casada Tabla 6

(por cada 100 nacidos)

Total nacional

Fuente: INE

Como se ve en 1975 de cada 100 nacidos slo 2,03 eran de madre no casada, mantenindose en niveles ligeramente superiores durante la dcada de los ochenta y noventa. Sin embargo, el nmero de nacidos de madre no casada desde comienzos del siglo XX han aumentado de manera importante, situndose en 2004 esta cifra en 25,08 el nmero de hijos nacidos de madre no casada por cada 100 nacidos.

Como se ve, todo apunta a que las tasas de fecundidad no se recuperarn en breve, ya que nada indica que la tendencia seguida por las europeas vaya a modificarse de manera drstica. Adems, el aumento del nmero de divorcios, la reduccin del ndice de nupcialidad, el aumento del nmero de uniones consensuadas y la proliferacin de nacimientos fuera del matrimonio, son sntomas de que la proteccin efectiva de familia no constituye el centro de la sociedad y por lo tanto, cada vez se fragmentarn un mayor nmero de familias por lo que el nmero de nacimientos no tiene por qu aumentar.

No obstante, no es suficiente una mera descripcin de los hechos, se hace necesario conocer las causas aducidas por las mujeres como razn para no tener hijos o para alumbrar menos niÑos de lo que les hubiera gustado. Para ello, en las siguientes pginas se hace referencia al anlisis realizado por el Instituto Nacional de Estadstica en el que se trata de conocer las razones que llevan a las mujeres a reducir y posponer su maternidad.

B. POLTICAS PBLICAS DE FAMILIA EN ESPAÑA: ALGUNAS PROPUESTAS.

Por todo esto los poderes pblicos no pueden ser neutrales frente a las polticas de familia. Las Administraciones pblicas, en todos los mbitos territoriales, debe implicarse en una autntica poltica familiar, y no slo establecer medidas que fomenten la insercin laboral de la mujeres, que faciliten la conciliacin entre vida personal y profesional o que promocionen la igualdad de trato e impidan la no discriminacin.

Las autnticas polticas pblicas familiares deben proteger y fomentar la estabilidad social, econmica y emocional de la familia y deben ir dirigidas a facilitar la maternidad de aquellas mujeres que deseen aumentar el nmero de hijos sin que esta opcin sea un impedimento para su promocin laboral. Sin injerencias en la vida personal los poderes pblicos deben abarcar una dimensin ms amplia en materia de familia que simplemente favorecer las circunstancias que han venido llevndose a cabo.

Indudablemente la decisin de tener o no hijos es algo que pertenece a la esfera de la vida ntima de la pareja, sin que deba haber injerencias de cualquier ndole. Ahora bien, esto no quiere decir que si, la decisin de tener hijos o de tener un hijo ms, repercute, como lo hace, positivamente en el bienestar de la sociedad actual y de las generaciones futuras, los poderes pblicos se mantengan al margen si tratar de paliar los obstculos con los que los progenitores se encuentren en el momento en el que tienen un hijo.

En ocasiones las polticas de proteccin de la familia tendrn un marcado carcter econmico, en otros casos sern necesarias medidas de proteccin social pero una asignatura pendiente es la educacin y en casi todos los casos este parmetro se olvida.

Si el entorno en el que crece y se desarrolla un niÑo es mediocre, hedonista y en el que se huye de todo lo que supone esfuerzo difcilmente esa persona en el momento en el que le toque constituir una familia estar dispuesto a soportar los sacrificios que una familia numerosa implica, y an ms, si el entorno en el que ha crecido es patolgicamente hedonista, es muy probable que no est dispuesto a realizar alguna de las concesiones imprescindibles para poder acceder a la maternidad/paternidad. Por lo tanto, fomentar una cultura de esfuerzo, de sacrificio, en la que para conseguir algo es imprescindible renunciar a algo y un entorno en lo que no slo importa lo material, son premisas imprescindibles para que la maternidad y paternidad adquieran las dimensiones sociales que le corresponden.

Otro aspecto importante es el fomento de la madurez tanto desde la familia como desde las instituciones educativas. Hay situaciones llamativas en las que hombres y mujeres con una supuesta madurez, por la edad que han alcanzado, se comportan como adolescentes que no comprenden que es necesario renunciar a algo para conseguir otra cosa. Si esto no se tiene arraigado la paternidad supondr un conflicto difcil de superar. Si a los hijos o a los alumnos se les facilita todo hasta el extremo de que no tengan que renunciar a nada para conseguir el objetivo que se plantean, en el momento en el que se convierten en padres, cuando la realidad implica necesariamente renuncias, no slo no estn dispuestos a ellas sino que la experiencia por la que han pasado es subjetivamente tan dramtica, que no estn dispuestos a repetirla.

Por todo esto, los poderes pblicos no deben olvidar la educacin integral como elemento base para llegar a solucionar los problemas de la fecundidad europea. Las polticas de familia deben ser medidas integrales que comprendan todas las dimensiones del ser humano, y por tanto no debe descuidarse ningn aspecto que en el medio o largo plazo pueda contribuir a la mejora de la natalidad.

Como se deca en la introduccin de este trabajo algunas teoras explicativas de la evolucin de la fecundidad han hecho un flaco favor a la natalidad, ya que han planteado como antagnicas la posibilidad de alcanzar crecimiento y desarrollo econmico con la maternidad. Estas teoras han calado principalmente en algunos sectores de la sociedad que se han encargado de fomentar los controles de natalidad de manera indiscriminada y, aunque no se pueda responsabilizar de manera exclusiva a estas teoras de la situacin que hoy vivimos, la realidad apunta que en su momento, comienzos de los setenta, ejercieron una influencia muy notable en muchas de las mujeres que en aquel momento estaban en edad frtil. A la vuelta de treinta aÑos, cuando estas polticas han quedado trasnochadas, es impensable hablar de crecimiento econmico sin que nazcan niÑos y sin embargo, d la sensacin de que los poderes pblicos, an compartiendo este argumento no se emplean a fondo en la mejora de las condiciones de vida de manera que la natalidad aumente.

Como se decan antes, la familia tiene un papel insustituible en la tarea de formacin y en ella se generan economas externas de las que la sociedad se beneficia, ya que se lleva a cabo una labor de formacin sin que medie compensacin econmica a cambio y de la que en un futuro ms o menos inmediato la sociedad se beneficiar. Pero adems, la familia aporta valor aÑadido al individuo en la medida en que le permite crecer y desarrollarse en un entorno estable en el que se aprenden valores de tolerancia, respeto, proteccin del dbil, generosidad, , principios de los que la sociedad se puede ver beneficiada sin que a la familia se le compense por ello.

ste es un primer argumento por el que los poderes pblicos debe velar por proteger econmica y socialmente a la familia, no slo arbitrando medidas que faciliten la conciliacin entre vida laboral y familiar sino que contribuyan a dar la estabilidad y armona necesarios en la vida de las personas como para que estos valores se sigan infundiendo en el seno familiar.

Un problema aÑadido en el caso espaÑol es que las polticas familiares son competencia de las Comunidades Autnomas, limitndose el Estado central a mantener un mnimo absolutamente insuficiente, con las desigualdades que esta incorrecta cesin supone.

Si desde la Administracin central no se arbitra una poltica familiar de mnimos, homognea en todo el territorio espaÑol, difcilmente podremos hablar de una autntica poltica de familia. Las desigualdades territoriales que hoy en da se dan en EspaÑa se debe a que desde el Estado central no se diseÑa una verdadera poltica de familia y se deja al libre albedro de las Comunidades Autnomas, a su propia responsabilidad, generosidad y prioridades de polticas pblicas.

III.   ESTUDIO DE CAMPO SOBRE LAS RAZONES DE LA FERTILIDAD ESPAÑOLA

Se ha querido tomar el pulso de la sociedad espaÑola de comienzos del siglo XXI para averiguar las causas apuntadas por las jvenes espaÑolas en el momento de decidir si quieren o no tener hijos, y determinar el nmero de hijos que componen su familia.

Para ello se han pasado 365 encuestas a mujeres espaÑolas, residentes en la zona centro de EspaÑa en edad frtil.

A. PRINCIPALES RESULTADOS.

Influencia de la situacin econmica sobre la actitud frente a la maternidad

Uno de los temas subjetivos y difcilmente objetivizables es el argumento de la insuficiencia de recursos econmicos como causa para tener menos hijos de los deseados o incluso para no tener hijos.

Las mujeres que se sitan en un intervalo familiar de renta entre menos de 12.000 euros y 36.000 consideran, con una prctica unanimidad que la falta de recursos econmicos ha supuesto un impedimento a la hora de tener hijos o ampliar la familia. Simultneamente, afirman la mayora de ellas que existe una carencia importante de ayudas pblicas, aunque esto no es exclusivo de las personas que se encuentran en este escaln de renta, precisamente los poderes pblicos deberan ser conscientes de las demandas solicitadas por este grupo de personas.

Por otra parte, algunas de las mujeres entrevistadas aducen sta como causa para tener menos hijos de los deseados cuando sus ingresos superan los 48.000 euros e incluso los 60.000 euros. Por esto es complicado marcar un margen de ingresos mnimos, ya que las circunstancias sociales y personales son tan diversas como realidades podemos encontrarnos.

Es digno de mencin que los problemas econmicos son la causa ms argumentada por las mujeres ms jvenes, las que se encuentran en los intervalos de edad entre 25-30 y 31-35 para no tener hijos, con independencia de su nivel de ingresos. Es preocupante que algunas mujeres argumenten esta causa no slo para no tener ms hijos, sino para no tener ninguno. Un alto porcentaje de las mujeres en este intervalo de edad no han tenido todava ningn hijo aduciendo que los problemas econmicos se lo impiden. Esta circunstancia, unida al argumento que posteriormente veremos, de vivienda pequeÑa, son las razones apuntadas como mayoritarias para no tener hijos o para postergar la edad de la primera maternidad.

En consonancia con esto, el 57% de las mujeres preguntadas consideran que su buena situacin econmica no ha influido en su decisin de tener hijos, frente a un 29% que considera que si ha tenido hijos ha sido gracias a su holgura econmica.

Ante esta situacin caben dos reflexiones. Por una parte, la necesidad de que los poderes pblicos se impliquen en la solucin de este problema, y que desde todas las Administraciones pblicas responsables; supranacional, estatal, autonmica y local, deben hacer un esfuerzo real para que aquellos que se encuentran en situaciones econmicas que les dificultan la maternidad, sean apoyados.

La segunda cuestin es ms difcil de combatir, ya que la consideracin de un nivel de renta suficiente para tener un hijo puede no ser objetivamente determinado. Es decir, la escala de valores de las personas tienen mucho que decir en este aspecto, pues en mltiples ocasiones se priorizan las cosas por encima de las personas. En ocasiones se ponen en el mismo plano un hijo y unas vacaciones, una casa ms grande o el cambio de coche, cuando son realidades incomparables.

Se debera llevar a cabo un estudio de campo en el que a travs de entrevistas personales y con mucha sutileza se llegue a conocer si se anteponen la adquisicin de ciertos bienes; casa, coche, vacaciones, al momento de tener un hijo. Es decir, da la sensacin, a la vista de los datos, que un nutrido grupo de mujeres priorizan su situacin econmica y profesional por encima de la maternidad y, conocer la escala de valores de las espaÑolas en edad frtil es algo imprescindible para saber la verdadera raz de la cada de la fecundidad en los pases occidentales. Sin embargo, es muy difcil conocer esto a travs de una simple encuesta, ser necesario completarlo con una serie de entrevistas personales que completen el estudio en las que las mujeres expongan honestamente las preferencias que anteponen a la maternidad.

En todas las encuestas oficiales se hace referencia a problemas de conciliacin, utilizacin de mtodos anticonceptivos, pero nunca se pregunta por la escala de valores que las mujeres tienen. En esta encuesta, como luego se ver, algunas mujeres argumentan como causa del descenso de las tasas de fecundidad, el haber postergado su maternidad porque no han encontrado el momento oportuno. Se sabe que las mujeres han empezado a emplear de manera generalizada mtodos anticonceptivos no naturales, intentando dar ste como argumento simplista del descenso de la natalidad, pero es necesario conocer el por qu de la utilizacin generalizada de los mismos cuando en pocas pasadas se conocan y no se empleaban de manera masificada.

- Problemas que suscita la maternidad: Propios o ajenos

En los ltimos tiempos la incorporacin de la mujer al mercado laboral ha experimentado un crecimiento vertiginoso, no slo en EspaÑa sino en todo el mundo occidental. No obstante, aunque cuantitativamente este fenmeno es mucho mayor en los ltimos aÑos que en pocas pasadas, lo cierto es que desde la Revolucin industrial la mujer ha tratado de conciliar su trabajo domstico con las tareas desarrolladas fuera del hogar. En aquella poca la dureza con la que se llevaban a cabo las tareas domsticas nada tienen que ver con la comodidad actual y sin embargo, hoy en da se plantean en muchos casos como irreconciliables el desarrollo profesional y las tareas domsticas y la maternidad.

Frente aquellas voces ancestrales, hay que decir que tanto el trabajo profesional fuera del hogar como las labores domsticas pueden servir al desarrollo personal y profesional de la mujer y, con independencia de las motivaciones; necesidades econmicas, desarrollo profesional o simplemente una decisin propia, la sociedad; Administraciones pblicas, empresas privadas, , deben tener presente que las polticas que contribuyan a favorecer la conciliacin entre vida personal y profesional, es un beneficio que redundar en el bienestar de toda la sociedad. Las mujeres argumentan de forma mayoritaria, problemas de conciliacin entre vida laboral y personal como la principal causa para o bien posponer la maternidad o incluso para no tener hijos.

Sin perjuicio de que la principal ayuda no la reciben del exterior, ya que responden que los asuntos domsticos los resuelve la mujer en el 31% de los casos, la pareja en el 35% de las veces y para un 21% de las mujeres preguntadas la ayuda la recibe fundamentalmente de su madre, no son dignos de mencin los casos en los que la ayuda procede del padre de la mujer o de los suegros.

Esta situacin plantea una cuestin adicional y es que si se pretenden solucionar los problemas de conciliacin con la ayuda de los progenitores, en el momento en el que las mujeres, hoy jvenes, alcancen la edad de tener nietos difcilmente podrn colaborar a solucionarles los problemas que en su momento les surjan a sus hijos, pues han sido incapaces de conciliar su propia vida familiar con su desarrollo profesional.

El 61% de las mujeres entrevistadas consideran que la maternidad es un obstculo tanto para encontrar un trabajo como para mejorar o ascender en el que ya tienen. Adems, el 53% de las mujeres afirman no haber tenido ms hijos de los deseados o en el momento en el que hubieran querido porque su dedicacin profesional se lo impeda, frente a un 47% de ellas que salvaron el obstculo profesional para enfrentarse a la maternidad. Sera necesario analizar si esto es cierto o simplemente es una percepcin subjetiva, ya que cuando se les pregunta a las mujeres que han tenido hijos, si se les han respetado sus derechos laborales en lo que a maternidad se refiere, la inmensa mayora de ellas respondieron afirmativamente. En este punto los poderes pblicos tienen mucho que hacer pues si la legislacin salvaguarda los derechos tanto de la madre como del hijo, que tiene derecho a ser educado por sus padres, a disfrutar los primeros das de su vida de la proteccin de su madre, , est prcticamente garantizado que acaben generalizando la proteccin jurdica de las familias, ya que aunque en contadas ocasiones se violen algunos de los derechos reconocidos legalmente, siempre estar presente el peso de la ley para que se proteja jurdicamente a la familia.

Se les pregunt a las mujeres por las causas por las que haban decidido no tener hijos. Para el 33% de las mujeres sus estudios se lo dificultaban, para un 20% de ellas, sus parejas no queran, mientras que los problemas de salud fueran argumentados por un 36% de las mujeres.

Las cuestiones econmicas fueron mayoritariamente apuntadas como razones para no tener hijos. En concreto, frente a un 70% de las mujeres que consideraban que los problemas econmicos no les impeda tener hijos, el 30% lo apuntaba como principal razn. El 32% de las mujeres consideraron que la insuficiencia de recursos econmicos les impeda tener hijos, frente a un 68% de mujeres que consideraban que la insuficiencia de recursos econmicos no les impeda tener hijos.

Por otra parte, se cuestion si haban tenido el nmero de hijos que les hubiera gustado y el 52% de las mujeres contestaron que no, frente a un 41% que afirm haber tenido el nmero de hijos deseados. Es revelador que ms del 50% de las mujeres preguntadas hubieran tenido menos hijos de lo que les habra gustado. La decisin de tener o no hijos es lo suficientemente seria como para no verse presionada por condicionantes sociales, econmicos, psicolgicos, ya que es un camino sin marcha atrs. Es decir, es cierto que en el tiempo conviven el momento en el que las mujeres estn en edad frtil con una serie de necesidades econmicas que con el tiempo se superan y con el punto lgido de competitividad laboral, pero no menos cierto es que si se anteponen aspectos profesionales y econmicos a la maternidad, se entra en un camino que no tiene marcha atrs sin solucin. Por esto en este punto la sociedad tiene mucho que decir y el tratar de erradicar mentalidades materialistas es un obstculo importante en el que pocos se atreven a incidir.

Entre las causas apuntadas para tener menos hijos de los deseados, obviando los problemas de salud que, de forma directa o indirecta fueron argumentados por 25 mujeres, la principal causa es de origen econmico. As 90 mujeres aducen problemas de conciliacin entre vida laboral y familiar, 35 argumentaban tener una vivienda excesivamente pequeÑa, insuficiencia de recursos econmicos era apuntado por 35 mujeres y 20 crean que sus superiores laborales se habran opuesto.

Es digno de mencin que despus de los problemas de conciliacin, la razn ms aducida como causa para reducir el nmero de hijos deseados es no encontrar el momento oportuno. Setenta de las mujeres que respondieron a esta pregunta afirmaron no tener ms hijos de los que les habra gustado por no haber encontrado el momento adecuado.

Es preciso aclarar que algunas mujeres apuntaban varias causas simultneamente como razones que les haban impedido tener menos hijos de los deseados.

A aquellas que aseguraban ser madres de un nmero de hijos menor de los deseados, se les pregunt sobre su disposicin a la adopcin y/o someterse a algn mtodo de reproduccin asistida. As, el 41% de las mujeres no estaran dispuestas a adoptar, 150 mujeres en trminos absolutos, frente a un 23% quienes se presentaron proclives a la adopcin. Las mujeres encuestadas son mucho menos reacias a someterse a mtodos de reproduccin asistida. El 46% de las fminas estaran dispuestas a ello, frente a un 18% que no se sometera a mtodos de reproduccin asistida para tener los hijos que biolgicamente no hubieran podido tener.

- Problemas de conciliacin entre vida laboral y personal.

A la vista de los resultados anteriores, las dificultades para conciliar trabajo extradomstico con vida profesional se argumenta como una de las principales causas para posponer la maternidad e incluso para dejar de tener hijos o para tener menos hijos de los deseados.

Por esto se les pregunt a las mujeres algunos aspectos relacionados con su trabajo y su familia. El 46% de ellas crean que su horario laboral facilita la conciliacin entre estos dos aspectos de su vida, frente a un 47% de ellas que afirmaron tener problemas de conciliacin. El 37% de las entrevistadas afirmaban compatibilizar su horario de trabajo con la atencin a sus hijos, frente a un 34% que se dedicaba en exclusiva a una u otra actividad a lo largo del da, sin poder compatibilizar ambas actividades. sta era la razn mayoritariamente apuntada para no tener hijos, el 76% de las mujeres que no compagina trabajo y familia afirmaba que sta era la causa para reducir su nmero de descendientes, frente a un 24% a quienes no les afectaba.

El cuidado de los hijos como exclusivo de las madres es otro aspecto que, en ocasiones es apuntado por las mujeres para reducir sus tasas de fecundidad.Cuando a las mujeres se les pregunta por el cuidado de los hijos, el 39% afirma que recae exclusivamente sobre ellas mientras el 34% de las mujeres considera que su pareja comparte con ellas el cuidado de los descendientes. Sin embargo, el 53% de las mujeres afirma que habran tenido ms hijos si su pareja hubiera prestado una mayor colaboracin. De estos resultados se desprende que el cuidado y la atencin a los hijos todava recae mayoritariamente sobre las madres ms que sobre los padres. Las tareas domsticas son compartidas cada vez ms entre los dos miembros de la pareja y, sin embargo, la atencin de los hijos recae principalmente sobre las madres.

Ampliando la pregunta al mbito domstico, el 70% de las mujeres afirma que su pareja comparte las tareas domsticas con ella y slo un 6% no est satisfecha con el grado de colaboracin, un 64% cree que podran hacer ms y un 30% est plenamente satisfecha con el grado de colaboracin de su pareja. Cabe decir que en esta faceta los hombres han evolucionado ya que el grado de complementariedad en el mbito domstico es mayor que en tiempos anteriores y supera al grado de colaboracin con los hijos.

Por ltimo se pregunt por los posibles problemas laborales que la maternidad les podra haber entraÑado y para un 60% de las mujeres eran inexistentes frente a un 22% de ellas que se encontraron con ciertas trabas. Sin embargo, se hicieron preguntas concretas sobre si se les haban respetado derechos bsicos como permiso maternal, lactancia, y en las respuestas hubo prctica unanimidad al afirmar que todos ellos se les respetaron. Estas contestaciones son lgicas con la situacin legal en la que estamos. Existen determinados derechos bsicos como los permisos de maternidad o lactancia, la ausencia por emergencia o enfermedad familiar, que estn plenamente reconocidos legalmente, por lo que slo en contadas ocasiones pueden aparecer problemas laborales en esta aspecto. Por lo que es muy importante que, sin imposiciones absurdas que interfieran en la faceta personal, desde los poderes pblicos deben salvaguardarse los derechos esenciales e imprescindibles de proteccin jurdica de la familia.

- Influencia de las creencias religiosas

Existe prctica unanimidad al contestar las mujeres que sus creencias religiosas no influyen en el momento de decidir tener hijos. Para el 92% de las mujeres sus creencias religiosas no influyen sobre la maternidad, frente a un 8% que estima que las creencias religiosas influyen en su decisin de ser madre.

Este dato choca con los datos europeos sobre la evolucin de la fecundidad en pases con tradicin eminentemente catlica como son Irlanda, Polonia y EspaÑa. En estos pases, como se vio en el apartado correspondiente, excepto en el caso de Irlanda, las tasas de fertilidad han cado por debajo de la media de la Unin Europea, esta realidad ha ido unida a una menor praxis religiosa. En esta encuesta no se ha podido vislumbrar si la no influencia de las creencias religiosas se debe a que efectivamente la decisin es independiente de las creencias, es decir, las creencias religiosas van por unos derroteros distintos a las decisiones de maternidad o simplemente es que stas no existen y en consecuencia no influye. Es mucho ms probable que la contestacin est en consonancia con esta ltima razn, las creencias religiosas cada vez son ms inexistentes y en consecuencia no afectan a la vida personal.

Frente a esto, la Encuesta de Fecundidad elaborada por el I.N.E. en 1999 afirmaba que las creencias religiosas influyen en la fecundidad. De manera que las mujeres que profesan alguna religin son las que en trmino medio tienen ms hijos, frente a las no creyentes cuya maternidad media no llega a un hijo.

- Otros aspectos

- Suficiencia de la baja maternal

De las mujeres encuestadas el 88% de ellas estimaban que el perodo estipulado como baja maternal no es suficiente, frente a un 11% de las mujeres que afirmaba que era un perodo vlido como para que madre e hijo se adapten. Hay que puntualizar que la mayora de las mujeres que se pronunciaron a favor de la suficiencia del perodo de maternidad establecido en la actualidad eran mujeres que no tenan hijos. La realidad demuestra que desde el punto de vista afectivo a lo largo del perodo maternal se producen una serie de cambios que necesitan tiempo para ser asimilados. El desarrollo psicoafectivo del recin nacido requiere que tenga una madre disponible, ese primer vnculo es decisivo. Mediante este perodo se desarrollan conductas de apego, de sentimientos mutuos y vnculos emocionales difcilmente sustituibles. La mayora de las mujeres apuntan no slo que el perodo de permiso maternal no es suficiente sino que suelen afirmar que debera ampliarse de 16 semanas a seis meses para que se consolidaran los lazos entre la madre y el recin llegado.

- Cree que aumentara el nmero de hijos si la maternidad estuviera socialmente ms reconocida.

Una vez analizados los problemas que las mujeres argumentan como causa para tener menos hijos que en otro momento histrico y menos que los deseados, se les pregunt si consideraran que aumentara el nmero de hijos si la maternidad estuviera socialmente ms reconocida. Es indudable que la sociedad debera tomar conciencia firme y seria de la importancia de la familia como institucin principal de la sociedad para fomentar el crecimiento y la educacin de las nuevas generaciones.

Un 50% de las mujeres entrevistadas estiman que si la maternidad estuviera ms reconocida podra aumentar la maternidad, frente a un 47% de ellas que consideran que no aumentara el nmero de hijos aunque la maternidad estuviera socialmente ms reconocida. Lo cierto es que cuando alguna conducta se pone de moda, un nmero grande de personas siguen esa tendencia, as que si la sociedad consiguiera poner de moda la maternidad es muy probable que el nmero de hijos aumentara a pesar de las mltiples dificultades con las que las madres y padres pudieran encontrarse, aunque solo fuera por mimetismo.

El hombre, en genrico, es un ser social por naturaleza por lo que todo lo que en su entorno suceda le afectar y si la tendencia seguida por sus iguales es no tener hijos, hasta que no se perciban de manera palpable los perjuicios de la carencia de la natalidad no se plantear la necesidad de solucionar el problema. Sin embargo, hay que decir que los problemas derivados de la falta de niÑos en una sociedad no se solucionan en unos meses o en pocos aÑos sino que hemos podido echar a perder una generacin completa por no haber solucionado el problema a tiempo, por lo que se hace urgente que se lleva a cabo una verdadera poltica estatal de familia.

Se les pregunt tambin a las 365 mujeres encuestadas si consideran que la maternidad es un elemento necesario para ser considerada socialmente. El 91% de ellas contestaron que no era preciso, frente a un 8% que estim que era una condicin necesaria para conseguir un grado importante de aceptacin social. De este 8% algunas de ellas eran mujeres que no tenan hijos y la causa era una incapacidad fsica, por lo que quizs su respuesta estara mediatizada por su situacin personal. Por lo tanto, prcticamente el 100% creen que no es necesaria la maternidad para ser aceptada socialmente.

Esta respuesta puede deberse a varias causas; podra ser que al estar la maternidad socialmente poco valorada, es muy poco lo que aÑade a la mujer el tener un hijo ms, o bien podra deberse a un comportamiento muy tpico de la sociedad actual y es que a las nuevas generaciones les importa muy poco el parecer de los dems, es decir, cada persona acta segn considera sin tener en cuenta la opinin social de su entorno.

El reconocimiento a la dignidad de la mujer debe ser independiente de su situacin y de su realidad y entorno. Ahora bien, si este dato se contrasta con la pregunta que se les hizo sobre si los hijos son o no un beneficio social, los resultados son dignos de reflexin.

El 31% de las mujeres contestaron que los hijos no son un beneficio social, si bien es cierto que un 63% de ellas consideraron que si lo es. Debera ser objeto de otra investigacin el analizar si las mujeres que contestaron que los hijos no son un beneficio social lo contestaron porque estiman que los hijos aportan poco o nada a la sociedad o porque estiman que los hijos son un aspecto de la intimidad de la familia, son algo de su propiedad y, poco o nada pueden aportar a una sociedad, olvidando el horizonte temporal que una persona tiene y sobre todo la repercusin social que tienen las externalidades positivas de las que la sociedad se lucra como consecuencia de la inversin en capital humano que se realiza en el seno familiar.

- Ayudas pblicas suficientes

Respecto a las ayudas pblicas el 88% de las mujeres entrevistadas coinciden al contestar que las ayudas europeas son mucho ms generosas que las espaÑolas, y el 96% de las mujeres afirman que las ayudas que nuestro pas ofrece a la maternidad son insuficientes.

Siendo necesarias unas ayudas pblicas ms generosas, que ayuden a solucionar parte de los problemas a aquellos que as lo manifiestan, stas quedarn estriles si no se completan con polticas educativas que encumbren el valor de la maternidad, protejan la estabilidad de la familia y arrinconen el hedonismo que en ocasiones se opone a la maternidad.

IV.   CONCLUSIONES Y PROPUESTAS

La decisin de tener o no hijos es algo que pertenece a la intimidad de la pareja pero que tiene consecuencias sociales de gran importancia. Dejando al margen la dimensin econmica de los hijos, lo cierto es que el nmero de descendientes que una familia tiene trasciende del mbito interno y adquiere una dimensin social importantsima.

En los ltimos veinte aÑos hemos asistido a una cada en las tasas de natalidad de considerable envergadura, difcilmente recuperables en el corto plazo y de las que ya se estn empezando a atisbar las posibles consecuencias nocivas. Se hace especial nfasis en la repercusin econmica que puede tener; falta de mano de obra, incapacidad de sostener un sistema pensiones de reparto, problemas de asistencia del dependiente, envejecimiento de poblacin, Esta preocupacin est calando en la sociedad, donde existe un grado de sensibilizacin importante con los problemas que suscita la conciliacin entre vida personal y profesional.

A pesar de que, como se vio en su momento, muchas empresas continan creyendo que los problemas de conciliacin les son ajenos y debe solucionarlos el empleado, lo cierto es que existe una opinin mayoritaria en la sociedad segn la cual todos los rganos decisivos en la sociedad; gobierno, comunidades autnomas y empresas deben implicarse en la solucin del problema.

Los estudios de campo realizados por algunas escuelas de negocios revelan que los empleados aducen mayoritariamente como problemas de conciliacin entre vida laboral y personal; incompatibilidad horaria entre su trabajo y los estudios de sus hijos, la lejana entre su hogar y su oficina, las presiones recibidas por sus superiores y/o compaÑeros o la falta de polticas que les ayuden a conciliar trabajo y familia. Frente a esto, los directores de recursos humanos argumentan como principal causa de que sus empleados no concilien trabajo y familia radica en una mala organizacin del tiempo por parte de sus empleados. Sin perjuicio de que en ocasiones las dificultades de conciliacin entre vida personal y profesional sea una simple falta de orden, lo cierto es que mientras la realidad se perciba de forma tan dispar, difcilmente pueden esperarse soluciones eficaces en el corto plazo.

A la vista de la realidad descrita en este trabajo los problemas de conciliacin deben ser una prioridad para la sociedad actual, ya que dados los datos sobre el envejecimiento de la poblacin, los conflictos de trabajo y familia estarn presentes en un porcentaje altsimo de los hogares pues son problemas que aparecen no slo en las familias con hijos pequeÑos a su cargo sino todos aquellos de los que depende algn familiar, as como aquellos que sin tener familiares dependientes desean simplemente tener tiempo libre. Por esto, ya que la demanda social es muy amplia, deberan existir un inters real por darle una solucin efectiva.

Sin embargo, y despus de analizar todos los datos anteriores, a pesar de ser las dificultades de conciliacin la causa mayoritariamente apuntada por la que las mujeres tienen menos hijos de los deseados, lo cierto es que debe de haber motivos distintos por los que las tasas de fecundidad se han desplomado en los ltimos veinte aÑos. En la actualidad se ha generalizado tener pocos hijos y lo socialmente llamativo es conformar una familia en la que haya ms de cinco miembros. Es cierto que esto responde a unas errneas polticas liberalizadoras de la mujer, como se vio en la introduccin, que pretendan desligarla de cualquier vnculo que no fuera s misma. Pero en la actualidad, hasta desde posiciones muy radicales, se reconoce que estas teoras responden a un feminismo trasnochado que ha hecho un flaco favor a la sociedad y, sin embargo, las conductas que propugnaban no slo no se rechazan sino que siguen plenamente vigentes.

Si se generaliza el tener pocos hijos, es decir, est de moda que las familias no las constituyan ms de cuatro miembros, o si el vaco que deja el no tener un hijo se llena con otras cosas como el trabajo profesional o el xito social, por citar algn ejemplo, difcilmente se modificarn las conductas. Es necesario hacer un esfuerzo por fomentar la educacin en principios y valores que sean algo ms que el xito conseguido con poco esfuerzo o un materialismo que conduce a cosificar todo lo que nos rodea. Por otra parte, el reconocimiento social de la labor educadora que la familia realiza y las externalidades positivas que se derivan de la buena educacin recibida en el seno de una familia estable es algo que an no ha calado en la sociedad y por lo que slo se vinculan las polticas de proteccin a la familia con medidas para facilitar la conciliacin entre vida laboral y familiar de la mujer, olvidando el imprescindible papel del hombre, o con polticas de no discriminacin en la insercin laboral de la mujer que, siendo necesarias, no son medidas de proteccin de la familia.

Como se ha visto en pginas anteriores, la conciliacin entre vida laboral y familiar es un argumento apuntado por un gran nmero de mujeres para no tener hijos o para tener menos de los deseados, por lo que tanto desde los poderes pblicos como desde la empresa privada deben ponerse en marcha programas que solucionen este problema, de manera que no pueda presentarse como una de las principales causas del descenso de la natalidad.

Sin quitarle importancia al tema de la conciliacin, pues en muchos casos existe y es real, lo cierto es que en un gran nmero de casos los aducidos problemas de conciliacin no son ms que dificultades provenientes de falta de orden de la propia vida o de una incorrecta cultura de empresa en la que prevalece el tiempo de estancia por encima de los objetivos conseguidos. En un gran nmero de casos los problemas de conciliacin se solucionaran con medidas de coste cero, como puede ser adelantar las reuniones a primera hora de la maÑana o una poltica de luces apagadas, por citar algunos ejemplos. Por lo tanto estamos hablando de modificar costumbres y culturas que han conducido a conductas errneas. La sociedad ya reclama estas medidas y los poderes pblicos parecen estar sensibilizados con el tema, especialmente con el fomento de ayudas de coste cero, por lo que no hay razn para que se ralentice tanto la puesta en marcha, de forma generalizada, de ayudas que desobstaculicen la conciliacin familiar.

En el caso de la mujer, los problemas de conciliacin se agravan, ya que su realidad revela que en el tiempo conviven la edad frtil con los aÑos en los que se alcanza el despegue profesional e, indudablemente es muy difcil conjugar ambas realidades. La etapa en la que las mujeres se plantean tener hijos, entre los treinta y los cuarenta es la fase en la que se estn fraguando las bases para conseguir un desarrollo profesional en el futuro y es el momento en el que la competitividad laboral alcanza su punto lgido. Esta situacin hace que muchas mujeres posterguen la maternidad a un momento posterior, anteponiendo intereses profesionales a familiares, dando lugar a un notable descenso de la fecundidad.

Podra plantearse como solucin, tratar de adelantar la edad de maternidad entre los veintitrs y treinta aÑos pero con la actual situacin laboral con la que los jvenes se encuentran; dificultades de acceso al mercado laboral, encarecimiento de la vivienda, insuficiencia de recursos econmicos y, sobre todo una inmadurez que les impide asumir responsabilidades, difcilmente puede preverse que las jvenes pretendan adelantar su edad de convertirse en madres.

No sera justo argumentar la incorporacin de la mujer al mercado laboral y los problemas de conciliacin que de ello se deriva como nica causa de la cada de la natalidad pues, muchos aÑos atrs, aunque no de forma masiva, la mujer conjugaba trabajo y familia y, en mltiples casos tena un nmero considerable de hijos. Pero adems, es que hoy en da el descenso en las tasas de fecundidad no muestra caminos divergentes entre las mujeres que trabajan fuera del hogar y las que exclusivamente se dedican al trabajo domstico, por lo que la principal causa del descenso de la natalidad debe de ser otra. Sin embargo, si slo se arbitran polticas que centradas en aspectos econmicos, las polticas familiares quedarn incompletas y probablemente los problemas de natalidad no se solucionarn.

Del anlisis anterior se desprende que en primer lugar es necesario llevar a cabo medidas de corte econmico que faciliten la maternidad pero stas quedaran incompletas si no se hiciera un esfuerzo por encumbrar la maternidad y la familia, y no presentarla como una lacra o un obstculo para el ascenso profesional. Por todo esto se plantean una serie de medidas que, de llevarse a cabo contribuiran a modificar la actual situacin de la natalidad en los pases occidentales.

A.      Medidas de tipo econmico.

Como marco introductoria, hay que decir que en justicia, desde la sociedad se le debera devolver parte de lo que la familia aporta. En el seno del hogar se generan economas externas de las que la sociedad se beneficia, por lo tanto, est plenamente justificado que sea la sociedad quien compense econmicamente parte, la totalidad es imposible, de lo que el individuo aprende en el seno familiar. Por esto, cualquier transferencia que desde los poderes pblicos se realice a las familias no slo est plenamente justificada sino que no es ms que estricta justicia.

Un segundo aspecto que hay que aclarar es que las polticas de familia no deben ser polticas exclusivas de mujer y por lo tanto las ayudas econmicas no deben ir dirigidas solamente a la mujer sino a la familia. Hay que distinguir aquellas medidas que pretenden fomentar la insercin laboral de la mujer o la no discriminacin, con polticas estrictamente de familia. Los miembros de la familia que se beneficien de las ayudas econmicas en un determinado momento sern los hijos, en otra circunstancia las mujeres y, si lo que se pretende es un modelo de corresponsabilidad del varn, a nadie deben escandalizar medidas econmicas de las que el hombre, como cualquier otro miembro de la familia se beneficie.

Si hablamos de medidas concretas, dirigidas especialmente a los que acaban de conformar una familia, es necesario mencionar el abaratamiento de la vivienda, por otra parte, tan reclamado por los jvenes. En este punto los poderes pblicos tienen mucho que decir ya que es competencia suya facilitar crditos blandos y potenciar que se pongan en el mercado las circunstancias favorables para que el joven acceda a una vivienda digna donde pueda conformar una familia, no slo donde pueda vivir, sino donde pueda continuar viviendo cuando haya formado una familia, en la que haya espacio suficiente y las condiciones de habitabilidad sean dignas para que varios miembros puedan convivir. No se trata de facilitar techos sino de que sean autnticos hogares. El fomentar viviendas extraordinariamente pequeÑas no hace ms que ayudar a que los jvenes posterguen el momento de convertirse en padres, fomentando el individualismo que tanto daÑo ha hecho a la estabilidad de la familia.

Polticas activas de empleo dirigidas tanto a mujeres como a jvenes. La estabilidad laboral es algo imprescindible para que los espaÑoles se decidan a conformar una familia por esto, al igual que desde las instituciones comunitarias se insta a los poderes pblicos a la no discriminacin laboral de hombres y mujeres, se debera hacer algo similar con los jvenes, si bien, complementndolas con medidas educativas que ms adelante se vern.

B.Medidas de conciliacin entre vida laboral y profesional.

El papel de la familia es insustituible, por lo que no pueden ser soluciones eficaces la ampliacin de horarios escolares coincidentes con los laborales. Ms bien, la solucin debera ser al contrario; adaptar la disponibilidad laboral al horario escolar, en la medida de lo posible. Modificar la mentalidad espaÑola de eternas jornadas laborales ser un camino muy largo de conseguir aunque imprescindible para familiarizar las empresas.

Pero las empresas necesitan incentivos econmicsos para acometer reformas ya que los empresarios persiguen la maximizacin de sus beneficios, por eso, desde los poderes pblicos debera haber un impulso econmico importante para que las empresas arbitraran medidas que faciliten a sus empleados la conciliacin. Los incentivos econmicos por parte de las administraciones pblicas dirigidos a empresarios, especialmente pequeÑos y medianos empresarios, es otra de las asignaturas pendientes en materia de conciliacin.

A.Medidas sociales.

Estas pautas, de mucho ms calado social, se conseguirn con mucho esfuerzo y despus de varios aÑos en los que esta mentalidad haya sido asimilada por la sociedad, pero si  se olvida esta faceta, no estaramos construyendo autnticas polticas de familia.

Valoracin social de la familia.

La familia desempeÑa un papel crucial en el desarrollo integral de la persona, por lo tanto, fomentar la valoracin social de la familia es de capital importancia para crear una cultura familiar.

La estabilidad familiar es algo imprescindible para que entre los hijos puedan arraigarse costumbres y aprenderse valores como la tolerancia, generosidad, responsabilidad, responsabilidad en el trabajo, Por esto, desde todas las instancias debe fomentarse la estabilidad emocional de los miembros de la familia para que sta no se resquebraje.

Educacin.

La inversin en capital humano es algo imprescindible en todas las facetas de la vida social, pero en el caso de la familia es de prioritaria importancia.

Fomentar el esfuerzo y tratar de erradicar de la mente de los jvenes la cultura del pelotazo, de tan hondo calado social es imprescindible para relanzar la fecundidad. Una juventud acostumbrada a no tener metas y habituada a conseguir sus objetivos sin esforzarse es difcilmente compatible con la maternidad/paternidad.

En este empeÑo por fomentar la educacin debe tratar de difundirse el valor que tienen todos aquellos que no son productivos desde el punto de vista econmico; niÑos, ancianos, enfermos, En este punto es importante empezar a cambiar la terminologa y empezar a hablar de responsabilidades en lugar de cargas familiares, cuando nos referimos a estos colectivos improductivos.

Invertir en formacin, de manera que los jvenes salgan al mercado siendo profesionales con un cierto grado de cualificacin.

EnseÑar a disfrutar del ocio

Desde las instituciones pblicas se debe fomentar la madurez, las leyes deben contribuir a que los adolescentes sepan hacer un uso responsable de su libertad. Leyes en las que hasta los 18 aÑos uno no es mayor de edad y, sin embargo con 13 pueden elegir su pareja sexual, son normas contradictorias segn las cuales para determinadas conductas son mayores y para otras menores. Es necesario educar en responsabilidad y madurez. Flaco favor ha hecho una Ley del Menor en la que parece que cualquier aberracin que pueda realizar un menor queda impune, ya que un menor acostumbrado a esto, difcilmente asimilar que en el momento de su mayora se le aplicar una ley mucho ms restrictiva.

Medidas jurdicas.

La legislacin en materia de familia tiene mucho que decir, y al igual que en el momento en el que se generalizar ciertos derechos laborales, stos son inquebrantables, una poltica de familia, protectora de la familia desde todos los mbitos, no slo el laboral, conseguir muchos xitos. Si la legislacin en materia de familia tiene como trasfondo desvirtuar la importancia de la permanencia y estabilidad del matrimonio y todo lo que de ello se deriva, no estamos construyendo una autntica poltica de familia. Por esto si bien, socialmente se reconoce que el aumento del nmero de divorcios es espectacular y las uniones consensuadas crecen en una progresin desconocida hasta el momento, respetando la libertad individual y sobre todo, protegiendo la dignidad de la persona, deben arbitrarse reformas del Cdigo civil que como trasfondo tengan en cuenta la importancia de la estabilidad del vnculo matrimonial para que en el seno de la familia se den las caractersticas que hacen que el individuo aporte a la sociedad un valor aÑadido generado en el seno de su familia.

Implicacin del varn.

En la actualidad est prcticamente generalizada la idea de que el hombre debe colaborar en las tareas domsticas, como as se ha podido comprobar en el estudio. Pero sin embargo, tal implicacin no es tan fuerte en el caso de los hijos. Es necesario fomentar que el varn se implique en la educacin de los hijos. No slo ampliando el perodo de permiso parental en el caso de nacimiento sino tratando de responsabilizar al hombre de su faceta de padre, de tal forma que se elimine el efecto negativo que sobre el mercado laboral tiene el ser madre, y por el contrario, el efecto positivo que para la empresa supone un hombre con descendientes a su cargo. La asignatura pendiente del siglo XXI es el padre ausente.

Con este trabajo se ha pretendido poner de manifiesto la actual situacin de la familia espaÑola en lo que a fecundidad se refiere y aportar un pequeÑo grano de arena a las posibles alternativas que solucionen esta situacin.

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Se construye mediante las sumas de las tasas especficas de primera nupcialidad segn el sexo y aÑo.



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